Impacto inmediato. La llegada de Jorge Carrascal a Flamengo en agosto fue ese movimiento que terminó de empujar a un equipo ya poderoso hacia la cima del continente. Cuatro meses después, el volante colombiano es campeón de la CONMEBOL Libertadores tras la victoria del ‘Mengão’ sobre Palmeiras en la final, un título que además convierte al club carioca en el único equipo brasileño en ganar cuatro veces la Copa. En su momento, Carrascal lo dijo sin rodeos: “No dudé ni dos segundos en venir. Era un sueño jugar en la liga brasileña por mi estilo de juego. Creo que tomé la mejor decisión de mi carrera”. Hoy, el fútbol le da la razón.
El aporte del cartagenero fue mucho más que simbólico. Jugó cinco partidos en esta Libertadores con Flamengo, incluida la final, y fue clave en el camino que llevó al equipo de Filipe Luís hasta la consagración. Su momento más determinante llegó en la semifinal ante Racing, cuando marcó el gol del 1-0 en el Maracaná, tanto que selló la serie y metió al ‘Mengão’ en la final. Aquella noche, su entrenador fue directo: “Carrascal da libertad al equipo, limpia jugadas, tiene una visión excelente y conecta con sus compañeros. Es un jugador decisivo”.
También dejó su huella en los cuartos de final ante Estudiantes, una serie que se definió desde el punto penal. Carrascal tomó la responsabilidad y ejecutó con personalidad: remate de “no look” al palo derecho de Fernando Muslera, gol clave para que Flamengo siguiera con vida en el torneo. Fue otra muestra de temple en escenarios de máxima presión.
Su rendimiento en el Brasileirao y en la Libertadores también despertó elogios dentro del camerino. Uno de ellos llegó por boca de Saúl Ñíguez, quien no escatimó palabras hacia el colombiano: “Cuando James decida hacerse a un lado, Colombia quedará en muy buenas manos con Carrascal. Es un pedazo de jugador y tiene un técnico como Filipe Luís que lo va a potenciar para que pueda ser más regular”.
Hoy, con la medalla de campeón de América colgada en el pecho, el nombre de Jorge Carrascal toma todavía más peso en el radar de la Selección Colombia. En menos de cuatro meses se ganó su lugar en uno de los clubes más grandes del continente, un tiempo que es casi el mismo que falta para que comience la Copa del Mundo. Flamengo encontró en él una pieza decisiva. Y Carrascal, por fin, ya puede decirlo con todas las letras: es rey de América.
