Independiente Santa Fe perdió 2-1 contra River Plate en el Monumental por la quinta fecha del Grupo D de Conmebol Libertadores. Se vio inferior ante un rival diezmado en el plantel y que improvisó a un mediocampista como arquero.
Cayó muy pronto en las trampas de un partido desnaturalizado. La ansiedad por afrontar las ventajas que dio el local azotado por la pandemia, le jugó en contra a Santa Fe que en los primeros cinco minutos recibió dos goles.
Con los nervios desbordados, profundizó la debilidad de una defensa aparatosa y sin coordinación para referenciar delanteros o para despejar envíos sin riesgo, a los que transformó en opciones para anotar.
Con el 2-0, River controló el partido sin la necesidad de la posesión. Los juveniles honraron el escudo con mucha actitud y fútbol sobrio. El método Marcelo Gallardo también tiene corazón para resolver situaciones adversas.
El equipo cardenal nunca encontró soluciones. Ni siquiera generó faltas cerca del área para lastimar con la pelota quieta, la herramienta con la que recuperó la gloria. Un remate de 40 metros sin mayor exigencia para el improvisado portero Enzo Pérez fue una de sus únicas expresiones de rebeldía.
En el segundo tiempo insistió más. El técnico Harold Rivera sacudió con el ingreso de Kelvin Osorio y hubo más vértigo en ataque. El mediocampista descontó en una arremetida a los 72’. Fue la manifestación más valiosa de amor propio para un equipo que concibió la pelota como una tortura. No pudo dar pases acertados y la entrada de Sherman Cárdenas tampoco lo acercó al juego colectivo.
Eliminado y colero del Grupo D con dos puntos, Santa Fe terminará esta Libertadores la semana que viene contra Junior en Ambato, Ecuador. Tampoco podrá aspirar a uno de los cupos a la Sudamericana pues el conjunto barranquillero ya tiene seis unidades.