"Esto es Racing" es una expresión arraigada a lo más profundo del ser de cada persona que profesa un amor incondicional por la camiseta celeste y blanca. Aplica para lo bueno y para lo malo, para lo esperado y para la inverosímil.
"Esto es Racing" puede sonar a argumentación carente de profundidad y algunas veces conformista. Lo cierto es que por más que se intente encontrar las palabras adecuadas, resulta verdaderamente difícil explicar un fenómeno semejante.
Racing es pasar constantemente de la cima al fondo del mar, en un abrir y cerrar de ojos. Aunque también es un ejemplo de resiliencia. Caer y levantarse una y otra vez. No rendirse. Volver a empezar. Un canto a la fe donde pesa más el corazón que la razón. Quizás sea el reflejo más aproximado de "argentinidad".
Es un sube y baja de emociones, siempre con el sufrimiento como factor preponderante. Racing es tango. “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir…”, como reza “Naranjo en Flor” de Homero y Virgilio Exposito. Tanto lo positivo como lo negativo se vive con intensidad. ¿Se consigue algo más argentino que eso?
El amateurismo, El Equipo de José y la quiebra
Fundado el 25 de marzo de 1903, se convirtió en "El Primer Grande". En su época dorada durante el amateurismo consiguió 7 titulos consecutivos (1913-1919) y por su excelso juego y sus brillantes futbolistas se ganó el apodo de La Academia. Fiel a sus vaivenes, debió esperar 24 años para conseguir otra Liga en 1949, ya en el profesionalismo, y esa temporada comenzó a construir el primer tricampeonato del futbol argentino.
El Equipo de José (Pizzuti) fue el mito, el sueño aspiracional. A la vez, eran los héroes de carne y hueso a los que se podía ver hasta hace poco tiempo en los alrededores del Cilindro de Avellaneda. Esa gesta, en la que se conquistó un brillante campeonato local en 1966, América y el mundo en 1967 (otra vez siendo pionero en el país), le dio paso a su etapa más crítica.
El doloroso descenso de 1983, en el año en el que el rival de toda la vida dio la vuelta olímpica, la cancha convertida en depósito de papas, las dos temporadas en la B generando una revolución de público, la ansiada vuelta a Primera y la necesidad económica de alquilarle su equipo profesional a Argentino de Mendoza para pagar deudas fueron solo algunos de los hechos que marcaron esos años en los que el país comenzaba a dejar atrás su historia más oscura provocada por la dictadura militar para empezar a transitar su vida en democracia. Y como Racing está acostumbrado a caer y levantarse, gritó campeón de la primera Supercopa Sudamericana 1988 dirigido por Alfio Basile, gloria del Equipo de José.
Para los que nacieron entre fines de los 60, los 70, 80 y 90, ser hincha de La Academia era motivo de burla en el colegio. Porque más allá de esa aislada alegría internacional, en el peor de los casos, los menos afortunados debieron aguardar 35 años para gritar campeón del torneo local en 2001. Muchos creían que el zapatazo del Chango Cárdenas, en la final ante Celtic que le dio la Copa Intercontinental, alguna vez se iba a ir afuera de tanto repetirse.
El club tuvo que organizar un amistoso frente a Universidad de Chile porque no tenía agua caliente en el vestuario ni plata para comprar un calefón. Llegó la quiebra en 1998. Los hinchas tuvieron que incorporar términos como "síndico", "pasivo", "clausura", "liquidación" e "intervención" a su diccionario. Sin embargo, nunca desapareció el orgullo de ser de Racing. Al contrario, las malas lo potenciaron.
La muestra más cabal fue lo sucedido en 1999. La frase de la síndico Liliana Ripoll fue una puñalada al corazón: “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”. Unas horas después, el 7 de marzo, más de 30 mil almas coparon el Cilindro. Pero no había partido porque la Justicia le prohibió jugar contra Talleres. Aquel acto de amor puro se transformó oficialmente en el “Día del Hincha de Racing”.
La resistencia fue mucho más grande. Manifestaciones frente a la AFA, la Casa Rosada y en el Congreso. Gente encadenada a la sede para evitar el remate. Justamente en esos días de angustia murió Tita Mattiussi, “la madre de Racing”, la hija del canchero que vivió en el estadio y se encargó de la pensión de las Inferiores. En su honor, se le puso su nombre al predio de entrenamiento construido por los propios hinchas. Porque Racing es familia.
Con el gerenciamiento llegó el inolvidable Apertura 2001, con el “paso a paso” de Mostaza Merlo que rompió el maleficio y terminó en estatua. Aquel 27 de diciembre, en pleno estallido de un país que llegó a tener 5 personas distintas a cargo del Ejecutivo en 13 días, La Academia dio la vuelta olímpica frente a Vélez en Liniers y también llenó su estadio, donde se siguió aquel 1-1 en pantalla gigante.
El “Racing Positivo” que intenta torcer la historia
En sus contrastes de siempre, la institución volvió a caminar al borde de la cornisa en la Promoción 2008 contra Belgrano de Córdoba, que sorteó con mucho sufrimiento. La vuelta en 2014 de Diego Milito, el surgido de Inferiores que se coronó en 2001 y brilló en Europa, no solo aportó experiencia y goles, sino que trajo un valor agregado: el Racing Positivo. En la última década, se hizo más costumbre que utopía ganarle el clásico a Independiente. Lisandro López también regresó para ser campeón en 2019. Con sus matices, el ciclo de Fernando Gago también sumó otras dos estrellas: el Trofeo de Campeones y la Supercopa Internacional 2022 ante Boca.
Racing es mucho más que lo estrictamente futbolístico. Es la herencia familiar que se transmite de generación en generación: "Soy de Racing de pendejo, le doy gracias a mi viejo...". Es una manera de ser, una forma distinta de sentir el fútbol. Es un fiel reflejo de Argentina. Racing somos todos.
Racing soy yo, a los 7 años en 1988, viendo el gol de Omar Catalán y la consagración en la Supercopa ante Cruzeiro a los gritos y saltos en una cama matrimonial, una noche de pizza.
Racing es mi hijo, con 7 años en 2024, instalado en Asunción a la espera de poder presenciar su primera final en la CONMEBOL Sudamericana, otra vez frente a Cruzeiro. ¿Qué significa Racing para vos? “El corazón de mi vida”, fue su instantánea y genuina respuesta.
“Esto es Racing”. Sinónimo de aguante y sentido de pertenencia. Familia, amor y sentimiento. Por más esfuerzo que se haga en describirlo, seguirá siendo siempre una pasión inexplicable.