Racing completará este sábado su propio viaje de peregrinación hacia la gloria. Una odisea de casi cuatro décadas en la que pasó de todo. De aquel grito de gloria frente a Cruzeiro por la Supercopa Sudamericana en 1988 al cruce que llegará en Asunción contra el mismo rival en la final de la CONMEBOL Sudamericana.
Del Gustavo Costas defensor al Gustavo Costas entrenador. Un lapsus de tiempo entre dos puntas de hilo que se conectan. Un aura que transporta en el tiempo a una hinchada enamorada de una idea. De un propósito. De un club, hecho de sufrimiento extremo y de alegrías multitudinarias. Racing es, en definitiva, un club simbólico. La representación cabal de un país al que le pasaron miles de cosas, que conoció la lona innumerables veces, pero que siempre encontró el resquicio para perseguir la luz y ponerse de pie.
¿Por dónde empezar para definir este trayecto plagado de espinas? De aquel mítico equipo de Alfio Basile, hincha confeso de Racing, surgieron aristas para explicar un proceso que tuvo esperanza, éxito y también neblina constante, hasta desatarse una tormenta que duró años. Un diluvio universal que pudo terminarlo todo. Racing no solo ganó aquella Supercopa Sudamericana de 1988: también se llevó la Supercopa Interamericana contra el Club Sport Herediano de Costa Rica y tres años después volvió a jugar la Supercopa Sudamericana, nuevamente ante Cruzeiro, pero esta vez la perdió.
La debacle albiceleste tuvo, en principio, dos controvertidos cursos presidenciales: el de Juan De Stéfano entre 1987 y 1995, y el de Osvaldo Otero entre 1995 y 1998. En esos once años hubo fútbol, claro. Todavía se recuerda la magia de Claudio 'El Turco' García, la chilena inolvidable de Juan Manuel Fleitas, el porte de Claudio Úbeda, el tándem de Claudio Quiroz y Pablo Michelini en el medio, y las corridas de Claudio 'El Piojo' López. Pero lo que más abundó fueron escándalos económicos. Deudas. Desvíos de fondos. Racing pasó a deberle a cada santo una vela y fue conocido en el ambiente del fútbol como la sucursal nacional de la desgracia. No solo no ganaba, sino que además padecía la crisis más importante de su historia. Así no se podía seguir.
Y entonces, pasó algo.
Daniel Lalín, el redoblante y un escándalo que recorrió el mundo
Racing se construyó, se solidificó y se consolidó con su gente. Es algo así como un patrimonio nacional, en las buenas y en las malas también. Lalín, contador y empresario, tomó la presidencia luego de la salida de Otero. La medida que desató el caos fue solicitar la quiebra con continuidad del club. La administración de Racing la tomó el juez del Concurso preventivo, quien nombró una síndico, quien a partir de ese momento fue la autoridad del club.
Liliana Ripoll era el nombre de la síndico. En marzo de 1999, Ripoll interpretó mal un fallo de la Cámara de La Plata y dijo una frase que quedó para la historia: "Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir".
Se produjo, entonces, un caos en Avellaneda. Los hinchas se concentraron en los alrededores de la institución y cortaron la Avenida Mitre. Lalín se presentó en la sede, le habló a la multitud a sus pies desde un estrado y afirmó que todo lo publicado por los diarios era una mentira de la síndico. Un redoblante voló desde el público e impactó en la cara de Lalín: le rompió sus lentes y le cortó la cara. La imagen recorrió el mundo.
Pese al acto de violencia, el entonces presidente de Racing le prometió a los hinchas que el club no solo no dejaría de existir sino que pagaría todas sus deudas. Y con el correr del tiempo, previo a su salida, Racing empezó a ajustar cuentas.
En lo deportivo, Lalín armó un equipo que tuvo grandes figuras sumadas a las que ya estaban en el club. Se recuerda, entre otros, a Gastón Sessa en el arco, a Rubén Capria en la creación y a Marcelo Delgado en ataque.
El comienzo de la recuperación
El 7 de marzo de 1999, los hinchas de Racing se autoconvocaron para pedir la Ley de Fideicomiso que permitía, palabras más, palabras menos, salvar el club. El 29 de diciembre de 2000, Fernando Marín, con Blanquiceleste S.A., se hizo cargo del club en un proyecto de una década para sanear las arcas de la institución. Y entonces, llegó la gloria con Reinaldo 'Mostaza' Merlo y el mítico 'Paso a Paso'.
En el medio de la crisis política más grande de la historia de Argentina, los hinchas de Racing festejaban el título tras tres décadas de frustraciones en continuado. Fue el Torneo Apertura 2001. La Academia sumó 42 puntos, con 12 victorias, seis empates y solo una derrota. Un equipo inolvidable para el imaginario Racinguista. Nadie sabía que tan solo siete años después, el club albiceleste, con una campaña decepcionante, se vio obligado a jugar la Promoción para no descender ante Belgrano. Fue triunfo 2-1, volver a respirar y ahora sí, despegar para nunca más volver a sufrir.
Pasó, entonces, la presidencia de Rodolfo Molina y Gastón Cogorno. Corría el año 2014.
Era el momento de Víctor Blanco.
El renacer de la Academia y la estabilización como grande del fútbol argentino
Diego Cocca. Junio de 2014. Llegó al club tras una de las peores campañas de la historia y terminó ganando el Torneo de Transición 2014. Bajo su mandato, Racing cortó una sequía de 13 años sin títulos y clasificó a la CONMEBOL Libertadores. Fue el comienzo de una etapa mágica de la Academia, que se solidificó con Diego Milito como director deportivo y una seguidilla de técnicos que se nutrieron de su proyecto de formación, estructura, desarrollo y vínculos internacionales. Su paso por el fútbol europeo no había sido en vano.
Bajo la gestión del Príncipe, Eduardo 'Chacho' Coudet condujo a Racing a ganar el título del Torneo de Primera División 2018-19. Logró el objetivo una fecha antes de finalizado el certamen y obtuvo así el decimoctavo campeonato de Racing, noveno en el profesionalismo. Con Lisandro López como gran figura, la Academia potenció jugadores jóvenes, siendo Lautaro Martínez, hoy estrella del Inter y campeón del mundo con Argentina, una de sus joyas de exportación mejor valuadas.
En la presidencia de Blanco, y con Milito de director deportivo, Racing ganó también el Trofeo de Campeones 2018-19. Para 2021, Milito dio un paso al costado pero la Academia, con luz verde y un proyecto valioso en curso, siguió conquistando cosas. Se llevó el Trofeo de Campeones 2022 y la Supercopa Internacional 2022 disputada contra Boca Juniors en Abu Dhabi, con Fernando Gago, hoy DT del Xeneize, como entrenador.
El viaje de peregrinación hacia la gloria
El círculo se completa. La travesía de 36 años, con la Supercopa 1988 como punto de partida, encuentra su final de trazo. Ahí está de nuevo Racing, entre los protagonistas del continente, listo para escribir historia grande. Para engrandecer sus vitrinas. Allí está de nuevo Costas en modo símbolo, en aquellos años como jugador, hoy como entrenador. En él descansa el legado de tantos que hicieron grande a la Academia: Juan José 'Tito' Pizzuti, Norberto Anido, Roque Avallay. El Chango Cardenas, Oreste Corbatta, Roberto Perfumo, Alfio Basile. Ruben Paz, Toti Iglesias, Juan Barbas. Quique Wolff. El Turco García, el Piojo López y Licha López. Diego Milito y Lautaro Martínez.
Solo algunos representantes de un club que trasciende generaciones. De una hinchada única, fiel, conmovedora, que ha soportado y avanzado a través de los tiempos. La peregrinación está a centímetros del final.
Queda claro que a la gloria no se llega por un camino de rosas. Sufrir, llorar, reír y gozar. Todo junto. La Academia, una vez más, quiere volver a gritar campeón en América.
Ni ayer ni mañana: es ahora.
Tarda en llegar, pero al final, hay recompensa.