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Costas, un símbolo de Racing que sueña con ganar la Sudamericana

Deja la voz en cada indicación. Vive los partidos como un hincha más. Grita los goles con todo el cuerpo. También con el alma. El sentimiento de Gustavo Costas por Racing es gigante. Y este sábado 23 de noviembre tiene la oportunidad de cumplir un objetivo soñado: ganar un título internacional como director técnico de la Academia. Ya lo consiguió como jugador del club de su corazón. La final de la CONMEBOL Sudamericana contra Cruzeiro, que se disputará en Asunción y se podrá ver por Disney+, puede marcar la llegada de Costas a lo más alto del escalafón de ídolos de Racing.

Costas lo tenía claro desde el día en el que asumió en su tercer ciclo como entrenador de Racing: quería devolver al club al primer plano internacional. "No hay que competir más en las Copas, hay que ganarlas. A Racing lo veo para pelear, para lograr cosas importantes. Eso es lo que quiere la gente: dar el salto que nos falta, que es lograr algo a nivel internacional, porque la última vez fue cuando jugaba yo y ya pasó bastante tiempo de eso", dijo en la conferencia de prensa en la que lo presentaron en el cargo.

Esa última vez fue en 1988, cuando Racing ganó la primera Supercopa Sudamericana. Costas era uno de los referentes del equipo que dirigía Alfio 'Coco' Basile, el DT que marcó la carrera de aquel recio marcador central.

Fue mascota del histórico Equipo de José, es el jugador con más presencias en Racing en la era profesional con 337 partidos disputados y fue entrenador en dos momentos muy complicados del club: en 1999-2000 y en 2007. Costas, jugador de la Academia en dos períodos (1981-1989 y 1992-1996), fue capitán, es ídolo y símbolo de Racing.

"Ya apagué muchos incendios acá y salí quemado, no quería que me trajeran para eso. Ojalá pueda lograr con Racing cosas importantes, es el sueño de mi vida", se ilusionaba el DT en el comienzo de esta etapa, en una entrevista para SportsCenter. Y soltó una declaración de amor, tan conocida como necesaria: "Desde que nací me inyectaron esta droga: soy de Racing. Es una alegría estar en casa de nuevo, me llena de emociones. El que me conoce, sabe lo feliz que estoy. Voy a dejar todo".

Pasó menos de un año desde el inicio del camino con aquella marcada búsqueda de gloria internacional a este presente en el que solo resta un paso, el más importante. "Las finales no se juegan, se ganan", aseguró Costas instantes después de concretar la llegada de su equipo al juego decisivo de la Sudamericana. El director técnico no tiene dudas de que ante Cruzeiro, ese rival que atraviesa momentos cumbres de la historia de Racing, hay un solo resultado posible.

El DT y el hincha fanático conviven un una sola persona, sin una búsqueda de equilibrio: todo el peso de la balanza para el mismo lado, la pasión por Racing. "Les canto las canciones a los jugadores. Les dije que tienen que soñar con la Copa, donde sea que estén: con la novia, con la familia, tienen que pensar en la Copa. Este sueño no nos lo puede quitar nadie", enfatizó en una emotiva entrevista con la Confederación Sudamericana de Fútbol.

Costas sabe lo que sienten los hinchas de la Academia.Lo supo explicar con un preciso "en Racing somos distintos a todos". Pero no quedó solo en palabras. Cuando se enteró de la historia de una fanático que estaba yendo a dedo a Paraguay, sin entrada, el DT le aseguró que le conseguiría el acceso al partido. Y cumplió.

Racing y Costas, otra vez contra Cruzeiro

El partido de ida de la final de la Supercopa Sudamericana de 1988 entre Racing y Cruzeiro, en el Estadio Presidente Perón, estaba empatado 1-1 por los goles de Robson para el conjunto brasileño y Walter Fernández, de penal, para el local. En los instantes finales, cuando la pelota pesaba y los espacios no aparecían, Costas, ese zaguero que algunos consideraban limitado, abrió la puerta del triunfo con un pase de taco para Walter Fernández, quien desbordó y habilitó a Miguel Ángel Colombatti para que el número 10 definiera con maestría. Victoria 2-1 para el equipo de Basile. Faltaba viajar a Belo Horizonte, pero ese triunfo era un gran paso hacia la gloria.

El 1-1 en Brasil, con el gol de Omar Catalán que prácticamente liquidó la serie, aunque luego empataría Robson, sentenció la historia. Racing levantaba una copa internacional 21 años después de las conquistas en la Libertadores y la Intercontinental de 1967. En las primeras, Costas era un nene de 6 años que había sido mascota del equipo dirigido por Juan José Pizzuti. En la siguiente, jugador fundamental de la defensa.

Todavía la Academia no volvió a conseguir un trofeo internacional, entre otras cosas porque en 1992 Cruzeiro se tomó revancha y se impuso en la final de la Supercopa. El destino los volvió a poner cara a cara en la final de la CONMEBOL Sudamericana 2024. Racing y Costas tienen la oportunidad de volver a consagrarse ante un rival con el que los une la historia.

Costas, tras los pasos de Basile

Admira a Pep Guardiola, le encanta el Cholo Simeone -otro hincha de Racing y elogioso de su trabajo- y lo comparan con José Mourinho por haber ganado títulos en cuatro países diferentes. Pero su guia en el camino como entrenador es otro. "Soy de la escuela de Basile: me gusta estar cerca del jugador, conversar con él, aunque si debo pegar un grito, lo pego sin problemas", dijo Costas en una entrevista con El Gráfico.

Basile no solo fue el director técnico de Costas en la Supercopa que Racing obtuvo en 1988, sino que fue el último que se consagró campeón en el club como jugador y como técnico.

La lista es corta, tiene apenas cinco integrantes: Armando Reyes, José Della Torre, Saúl Ongaro, Juan José Pizzuti y Alfio Basile. Gustavo Costas desea ser el sexto.

Los ciclos de Costas como DT de Racing

Lo peor que le tocó vivir deportivamente en Racing fue el descenso en 1983. Si bien era jugador del club, lo vio desde la tribuna porque estaba lesionado, con un yeso desde el pie hasta la cintura por la rotura de un tendón rotuliano. Volvió a jugar en la B y fue el capitán del equipo que consiguió el ascenso en 1985.

Sin embargo, los problemas institucionales fueron aún peores. Liliana Ripoll, autoridad del club durante el Concurso preventivo por la quiebra que había solicitado el presidente Daniel Lalín, pronunció una frase histórica en marzo de 1999: "Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir". El caos posterior fue incontrolable. En ese contexto, y sin el aval del presidente del club, entre la síndica y el juez designaron a Costas como director técnico en reemplazo de Ángel Cappa. Gustavo asumió su primer trabajo como entrenador en dupla con Humbetto 'Bocha' Maschio. Trabajaron durante tres torneos locales y la Copa Mercosur de 1999. El amor por Racing fue más fuerte que las constantes complicaciones que tuvieron para desarrollar su tarea.

El segundo ciclo de Costas fue en 2007, ya con el club gerenciado desde diciembre de 2000 y hasta el año siguiente. Ese arribo fue ya con una trayectoria exitosa en Perú y Paraguay. El vínculo con el gerenciador Fernando De Tomaso nunca fue bueno, el DT solo cobró el sueldo del primer mes y los resultados no lo ayudaron. Tras su breve paso, volvió a trabajar en otros países de Sudamérica: Perú, Paraguay, Ecuador y Colombia. Y en todos consiguió títulos.

La tercera etapa lo tomó por sorpresa. Costas ya no esperaba volver a Racing. Tomó la oportunidad con ilusión porque era la primera con un contexto favorable. El desempeño del equipo y los resultados obtenidos confirman la acertada decisión de los dirigentes.

"Estuvimos juntos cuando se encadenaron en Villa del Parque, cuando iban a rematar la sede. Estuvimos juntos el día que empezó el campeonato y no jugamos, cuando llenamos la cancha. Estuvimos juntos en el Congreso cuando tenía que salir la Ley de que Racing era patrimonio nacional y no se podía, en la Casa Rosada... Y yo pienso que ahora es el momento de estar juntos para poder lograr lo que más queremos", recordó Gustavo, ese hincha que convive en un solo cuerpo con el entrenador.

Costas ama a Racing. Vive por Racing. Goza .y sufre por Racing.

Costas, un símbolo de Racing que sueña con volver a alcanzar la gloria en su club.