Fernando Piñar ha jugado con Guanacasteca y ahora forma parte del Liberia donde trabaja para convertirse en figura
Fernando Piñar tiene dos pasiones, una es el fútbol y la otra es la monta de toros, actividad que tuvo que poner en pausa desde que llegó a convertirse en jugador de la primera división con Guanacasteca y actualmente con Liberia.
El defensa es oriundo de Pozo de Agua de Nicoya, comunidad en la que creció muy de cerca de actividades ganaderas y fue ahí donde surgió su amor por este tipo de animales y las actividades alrededor de ellos, pero fue cuando tenía diez años que se subió a un toro y descubrió esta pasión.
“De niño montaba toretes de 300 kilos, pero ya una profesión es más de 600 kilosEn el barrio varios señores tenían animales de monta y me decían que les probara a los animales,a mi mamá no le gustaba, pero yo lo veía casi como una profesión porque sentía que se me estaba pasando el tiempo de ser futbolista”, contó en entrevista con ESPN.
La monta de toros es considerado un deporte, sin embargo, Fernando Piñar reconoce que pese a que le ponía mucho empeño, los premios no eran algo que fueran exorbitantes.
“Es algo que uno trae en la sangre, es algo que a uno le apasiona porque en una monta de toros lo que se puede ganar son 25 mil colones”, indicó el zaguero de 21 años.
Sin embargo, reconoce que tiene más de tres años de no practicar este deporte y es que desde que Guanacasteca le fichó, supo que no podía exponerse a alguna lesión que puede provocar la caída de un toro.
“La última vez que monté fue hace como tres años antes de entrar a segunda división co Guanacasteca. Desde pequeño me gustaba y al final ya no lo estaba tomando como un vacilón, lo tomaba como una profesión y es que tuve muchos fracasos en el fútbol porque estuve en equipos pero por la economía nunca pude estar estable con los equipos y al final me salió la oportunidad con Guanacasteca”, añadió.
Sin dinero
Los recursos no abundaban en la casa de Fernando, que vio como su mamá Vivian Piñar hizo muchos esfuerzos para que él lograra cumplir su sueño de ser futbolista.
“Es difícil la verdad porque mi mamá siempre trabajaba para ayudarme más en la etapa en la que comencé a jugar fútbol y ella hacía un esfuerzo grande para comprarme los tacos, ella trabajaba de cocinera en la escuela del barrio y para ella era difícil, quizá no tuve un padre, pero ella fue padre y madre para mí”, explicó.
El no contar con el dinero necesario para subsistir en otros lugares hizo que no pudiera estar en ningún equipo y es que lo intentó en Alajuelense en 2017, pero cuando se quedó sin dinero tuvo que devolverse luego de un mes de entrenar bajo el mando de Carlos Castro y luego tuvo un primer acercamiento con la Asociación Deportiva Guanacasteca, pero nuevamente el dinero no le permitió continuar.
Pero, el capítulo con los nicoyanos no estaba cerrado y en 2020 fue fichado para jugar en la Liga de Ascenso y al menos con lo que le pagaban podría cubrir los gastos.
“Personas se acercaron a mí y me dijeron que había pruebas en Guanacasteca y de ahí me agarré para presentarme a hacer las pruebas y en ese entonces estaba Minor Díaz entonces el profe me llamó para que me presentara a entrenar con segunda división y ahí fue donde me involucré ganando unos 50 mil colones y de ahí fui trascendiendo”, mencionó.
Fernando Piñar agradece el esfuerzo de las personas a su alrededor que lo ayudaron a convertirse en profesional en el fútbol y ahora este enamorado de los animales sueña con seguir creciendo con objetivos más importantes con el Municipal Liberia y en algún momento se plantea estudiar veterinaria.
“He aprendido mucho en estos tiempos porque he madurado, he sabido aprovechar las oportunidades y veo las oportunidades que se me están dando para salir adelante. Siempre me he considerado un joven humilde que le gusta trabajar en la cancha y creo que soy bendecido por Dios. Hoy soy un profesional”, sentenció.
Eso sí, la monta de toros seguirá en pausa, pues todavía tiene mucho que dar en el fútbol, pero en algún momento cuando en el futuro cuando ya haya cumplido sus metas en el deporte, podría volvérsele a ver en algún redondel.