Ter Stegen volvió a erigirse como el salvador del Barcelona que, gracias a su excelencia, sobrevivió frente a la Real Sociedad.
Marc-André Ter Stegen fue criticado, en voz baja, la pasada jornada, por entenderse que pudo hacer algo más en el primer gol de Bellingham. En voz baja, y sin estridencias, porque Ter Stegen, a fin de cuentas, está volviendo a erigirse como el salvador del Barcelona. Y así ocurrió en Anoeta, donde el campeón sobrevivió gracias a su excelencia.
Tres remates con sabor de gol en la primera mitad y otros dos en la segunda salvó el portero alemán para mantener en pie a un equipo desconocido y entregado a la peor de las imágenes posibles. De hecho, incluso fue él quien sacó el balón con más criterio desde atrás. Cuando la Real Sociedad presionó cerca de su área y sus compañeros no eran capaces de combinar con eficiencia, ahí estaba el pie firme y suave de Ter Stegen para encontrar un desmarque en la banda o un jugador libre en el centro del campo.
Sin sus paradas no habría existido el milagro de Araújo. Pero con sus paradas, y el milagro final del uruguayo, el Barça evitó un ridículo absoluto.
Robert Lewandowski Los dos primeros goles oficiales del polaco como jugador del Barça los marcó en la segunda jornada de la Liga 2022-23, en Anoeta, y ante esta misma Real Sociedad. Fue el inicio de un idilio que, en el campeonato nacional, duró todo el curso y que explicó, a través de su capacidad anotadora, el éxito final.
Hoy, al cabo de un año, Lewandowski no es el mismo y de regreso al mismo escenario de San Sebastián, una semana después de reaparecer, su papel fue, como en el Clásico, tan insulso como triste.
No remató ni una sola vez con peligro a la portería de Álex Remiro, no supo encontrar la posición en el área, no ganó duelos ni combinó como se esperaría.