Barcelona tuvo un mes y medio excepcional encadenando seis victorias y aprovechando los pinchazos del Real Madrid para neutralizar una desventaja de cinco puntos y sacarle cuatro a los de Xabi Alonso.
No es novedad que cuando en Madrid o en Barcelona explota una gran crisis, la situación de uno de los dos grandes contrasta con la del eterno rival.
La derrota ante el Celta ha hecho estallar por los aires el proyecto de Xabi Alonso en el banquillo del Real Madrid y, mientras la cúpula discute la continuidad del técnico mientras Pep Guardiola y su City amenazan con dar la puntilla, en Barcelona se ha declarado el estado de máxima felicidad.
El Clásico fue un parteaguas
Y no es para menos. El Barça salía del Clásico derrotado y a cinco puntos de un Madrid que se disparaba como líder de La Liga. Y las cosas han cambiado en tiempo récord desde aquel partido disputado en el Bernabéu el 26 de octubre.
De hecho, aquellos fueron los últimos puntos que el Barça dejó escapar en Liga. Desde entonces, seis triunfos consecutivos para sumar un 18/18 que le permite ahora gobernar la tabla.
Contrasta eso con la dinámica madridista, que tras El Clásico doblegó al Valencia antes de hundirse: son una victoria, tres empates y una derrota en los últimos cinco partidos para el Madrid. O lo que es lo mismo: 9 puntos de los últimos 18 que hubo en juego para ceder una distancia considerable y ponerse a remolque del Barça en la carrera por LaLiga.
Más allá de la crisis blanca, el equipo de Flick no solo ha mejorado en resultado, sino que también ha dado un gran paso adelante en juego y sensaciones gracias a un cúmulo de situaciones que le han impulsado a otro nivel:
Regresaron Pedri, Raphinha y otros lesionados
La plaga de lesiones había afectado mucho al Barça desde el inicio de temporada. Muchos de los hombres importantes fueron cayendo con el paso de las jornadas y Flick ha podido recuperar muchos de los jugadores clave en los últimos partidos.
La vuelta de Pedri y de Raphinha ha permitido que el Barça sentara de nuevo los estándares que le hicieron grande el año pasado y que no se entienden sin dos hombres imprescindibles para el juego azulgrana, que también ha podido recuperar
la seguridad que da Joan Garcia bajo palos y que ha tenido buenas versiones de Fermín López y Dani Olmo, alternándose en la media punta cuando los problemas físicos se lo permiten.
Lamine Yamal retomó el paso
Otro de los grandes culpables de la mejoría del Barça no es otor que Lamine Yamal. Con sus problemas de pubalgia cada vez más en segundo plano, el ‘10’ ha ido ganando peso en los partidos y se acerca cada vez más a aquella versión imparable que mostró el año pasado.
Jugador del mes de la liga en noviembre, en La Cartuja abandonó por primera vez el costado para ser el mediapunta del Barça y, junto a Pedri, hacer un destrozo de época a la defensa bética. Veremos si Flick le devuelve a la derecha o si no fue un experimento puntual y le da continuidad a la idea.
Ferran y Lewandowski responden
Flick defiende la idea que no gana quien no encaja, sino quien marca más goles que el otro.
No hay un equipo entre los 10 primeros de la tabla que hayan concedido más goles que el Barça (20). Eso sí, tampoco hay otro que haya anotado más (47), mejorando incluso la cifra registrada a estas alturas la temporada pasada (45).
Y esto no sé entiende sin sus dos hombres-gol. Lewandowski y Ferran Torres siguen resolviendo partidos en su pugna para asegurar su hueco en el once inicial del Barça. Ante el Celta, en Balaídos, hat-trick del polaco. En Sevilla, hat-trick de Ferran para tumbar al Betis.
Nueva pareja de centrales
La salida de Íñigo Martínez, las dudas con Christensen y la petición de Araujo de tomarse un tiempo indefinido para superar sus problemas personales han hecho que Flick tenga que inventar una fórmula que parece que ha llegado para quedarse.
Ante el Alavés, en el retorno al Camp Nou, vimos por primera vez como Gerard Martin, teórico lateral zurdo, ocupaba la posición de central izquierdo haciendo pareja con Pau Cubarsí.
El catalán no solamente no ha desentonado, sino que ha respondido a las mil maravillas tanto sin balón como en las facetas de construcción del juego, convirtiéndose en uno de los jugadores con más pases progresivos del equipo en los partidos que ha jugado en el costado izquierdo del eje de la defensa.
Aumento de intensidad
Aunque nada de esto serviría si el Barça no estuviera enchufado a los partidos tal y como está demostrando. Tras un periodo donde se veía a un equipo fatigado, a veces mal colocado y que llegaba siempre una décima tarde a los duelos, los de Flick han recuperado la chispa y la intensidad máxima del año pasado.
Imponiendo un ritmo difícilmente asumible para los rivales, también parece evidente que el equipo está más fresco que a inicios de curso y que la mejora tampoco se entendería si el físico no acompañara este salto de nivel.
