<
>

Tanto Clásico para que Barcelona y Real Madrid salieran con nada

El Barça no pudo y el Real Madrid no supo en un partido de la máxima que fue de mínimos, decepcionante para los locales porque hacía mucho tiempo que no se veían tan sometidos por el máximo rival y decepcionante para los merengues porque todo su dominio y mando fue estéril.

Pudieron dar un golpe sobre la mesa y se conformaron con un empate que se podrá vender como tan bueno como recibieron sus rivales… Pero que, a fin de cuentas, les tuvo que saber, por fuerza, a poco.

El Clásico que debió disfrutarse en octubre acabó por ser la nada en diciembre.

Colofón a una jornada de movilizaciones que motivó un despliegue de seguridad nunca visto y provocó que hubiera aficionados que debido a los controles llegaron tarde a su localidad, los incidentes de orden público explotaron en los aledaños del Camp Nou cuando el partido ya había comenzado, no influyeron en el juego, más allá de un pequeño parón al comienzo de la segunda mitad por el lanzamiento de globos, y dejaron que el fútbol tomase el protagonismo…

¿Protagonismo? Si acaso fue del Madrid, que quiso, combinó, jugó, tocó y solo falló en el remate final, perdonando mucho en la primera mitad y dejando sobrevivir a un Barça que apenas si funcionó a trompicones, a golpes de rabia, de salidas a la contra habiendo olvidado ese juego de combinación que le hizo grande y que en los Clásicos siempre, en los últimos años, le colocó un peldaño por encima de este Madrid con el que pareció cambiarse los papeles. La Liga sigue igual pero con la sensación de que algo ha podido cambiar en lo que a los dos favoritos se refiere.

El Barça ya sufre mucho, demasiado, cuando el rival le presiona en la salida de balón. No se encuentra cómodo con él cuando le agobian y busca a Messi como única solución de continuidad, contemplándose en ocasiones a De Jong como un convidado de piedra cuando probablemente debería ser la piedra angular en el sistema.

El Clásico no dejó nada para el recuerdo. Quizá sí para el análisis. Un análisis que, visto lo visto, empuja al Madrid y frena al Barça. O eso parece.

De lo otro, de las manifestaciones, de las protestas y del miedo poco se supo hasta el final, cuando por megafonía, debido a los problemas que habían en la zona sur de los aledaños del estadio, se pidió a la hinchada que se marchase por el gol norte. Sin ánimo y con decepción se vació el Camp Nou. Sin más.