No quiero desilusionarlos, no quiero acabar con sus esperanzas, pero lo que viene con Lionel Messi y el Barcelona, no se parece en lo más mínimo a “The Last Dance”.
Entiendo que tenemos el recuerdo fresco después de que gran parte del mundo vio casi simultáneamente hace unos meses -aunque varios ya sentimos que fue hace años-, el gran documental de Michael Jordan; entiendo también que nos encanta buscar -y forzar- comparaciones pero, lo siento, en esta ocasión no puede ir por ahí.
Como aspecto común, uno de los más grandes de la historia de su deporte vivirá la última temporada con el equipo que ganó todo -a menos que Messi nos vuelva a cambiar la historia-. Pero además de eso y del rencor hacia el directivo que arma al equipo, no veo otra cosa común.
Chicago Bulls llegaba después de ganar dos títulos de manera consecutiva, el Barcelona viene de una de las peores humillaciones que ha tenido que soportar. Michael Jordan tenía a su fiel escudero en el equipo, es cierto con la posibilidad de partir, pero ahí estaba; Messi perdió a Luis Suárez y antes, mucho antes perdió a los otros dos que entendían, que interpretaban como él, ni hablar del entrenador.
Mientras que su majestad tuvo a su lado al gran Phil Jackson, a Lionel Messi le traen a otro técnico para arrancar de cero un proyecto que se ha caracterizado por fichar caro, fichar mal y depender de lo que el argentino pueda corregirles.
Michael Jordan tenía a disposición lo que él entendía era lo mejor para ponerle broche de oro a su carrera con los Bulls, Messi definitivamente no lo tiene.
No es "The Last Dance", porque tuvo un final además feliz, lo único que nos daba tristeza de la historia de los Bulls, es que no siguió por más tiempo. Este Barcelona se viene deshaciendo desde hace tiempo y forzar la estadía terminó siendo como cuando una pareja sabe que debe terminar la relación pero la costumbre termina imponiéndose.
No hagas que se quede alguien que tiene ganas de irse; a la mala varios hemos aprendido esa lección.
Hablando de cosas malas, Josep Bartomeu no quería quedar en la historia como el hombre que además de perder durante su presidencia 8 a 2 con el Bayern Múnich, perdió al mejor jugador que ha vestido de blaugrana. No lo retiene por otra razón que no sea la de salvarse del juicio histórico en el que el veredicto queda claro que sería en su contra, y porque pese a lo mal que pueda armar a la plantilla, la 'Pulga' por amor propio terminará remediando muchas tardes que tendrían que ir en su contra. No lo quiere, lo necesita y eso me temo nunca es sano.
Será un año interesante, en el que interpretaremos cada palabra de Messi, cada silencio, cada ademán, cada conferencia de prensa -que por cierto son cada vez menos comunes-. Si hay foto de la cena de navidad, la vamos a analizar '¿Viste como no lo ve a los ojos en el saludo?' '¿No te parece mucha casualidad que uno está de un lado, y el otro del otro lado del salón?'.
Cada partido malo de Messi será interpretado como un hartazgo de quedarse donde no quería estar y cada triunfo será al mismo tiempo un recordatorio a Josep Bartomeu que, sin el argentino, la vida será mucho más complicada.
En diez días la historia ha dado muchas vueltas; me rehuso a pensar que hasta aquí han llegado los giros. El 2021 se ha convertido en nuestras mentes en el refugio de todo lo negativo que el 2020 nos trajo.
En el 2021 el mundo parece, aunque no lo conocemos, un mejor lugar -o al menos no puede ser peor que el año que estamos viviendo, ¿verdad?
En el 2021 sonará la nota final del que para muchos es el último baile…yo creo que más bien vendrá el punto final de una historia que habrá durado 12 meses más de lo que debió.