Fútbol Americano
Graham Hunter y Sid Lowe 3y

Real Madrid vs. Barcelona: Messi y Ramos han definido el Clásico. ¿Será el último de ambos?

Este sábado se producirá el segundo y último choque de la temporada 2020-21 entre los dos eternos rivales del fútbol español: Real Madrid y Barcelona. El Madrid lleva la ventaja en el duelo directo tras su convincente triunfo 3-1 de noviembre pasado; no obstante, el Barça se mantiene invicto en La Liga de España desde el 5 de diciembre y lleva la delantera en la pelea por el título; todo un cambio para una plantilla en crisis a principios de temporada, con un Lionel Messi deseoso por dejar el club y una nómina desorganizada a su alrededor.

Es uno de los enfrentamientos más importantes del fútbol mundial y su edición del sábado nos presenta dos grandes tramas para tener en cuenta. Los expertos de ESPN analizan el Clásico.


Barcelona: Disfruten de Messi, si es que ha llegado el fin

En estos momentos, casi parece una certeza en este 2021 que Lionel Messi se siente revitalizado, contento, con un compromiso renovado con el Barcelona de forma evangélica: casi con la misma certeza que sentíamos durante el mes de agosto de que el argentino se iría del FC Barcelona a toda costa; actualmente el argentino parece revitalizado, contento, con un compromiso renovado de forma evangélica; llegando casi al punto que, en mayo o junio próximo, éste anunciará su permanencia en el Camp Nou bajo un nuevo contrato. Pero esa es la cuestión.

Hace pocos meses, parecía una certeza al 100%, escrita sobre piedra, que todo estaba roto, que Messi estaba harto hasta la coronilla de estar rodeado por tanta mediocridad y falsedad. A pesar de ello, aquí nos encontramos. Un salto mortal de 180 grados con triple presión para levantarse del hielo con el fin de cambiar de actitud; y ahora, todo lo que se requiere es lo que cualquier persona que labora en ventas reconocerá como el aspecto más difícil del proceso: cerrar el trato.

Por dichas razones, es obligatorio resaltar el Clásico de este fin de semana diciendo que SI se llegara a producir otro salto atrás; si de alguna forma, el Barcelona molestara a Messi debido a su ineptitud para fichar nuevos talentos, gracias a su incapacidad para ofrecerle la remuneración que él se merece durante los próximos dos o tres años (muchísimos síes y peros); si llega una oferta por parte del Manchester City o PSG con algo especial, pues ésta sería su última oportunidad de enfrentarse al Real Madrid vistiendo la camiseta blaugrana.

Sea cual sea el lado en el que nos encontremos a la hora del Clásico, incluso para nosotros los neutrales, ésta es una idea que llama a la reflexión. Dieciséis años disfrutando de Messi contra el Madrid, de magia a la carta, que han pasado frente a nosotros como las hermosas imágenes del campo por la ventana de un tren a alta velocidad. Preciosas e indelebles en nuestra conciencia, pero que se van, demasiado pronto.

Por el bien de este enfrentamiento, por el fomento de La Liga de España e, indudablemente, por el beneficio del FC Barcelona, que se encuentra fundamentalmente comprometido en retener a su genio formado en sus canteras, aspiremos que, ganando o empatando, veamos al ágil, danzante e intrigante rosarino deslizándose y regateando por las canchas del Camp Nou y el Santiago Bernabéu muchas otras veces, en Clásicos españoles dignos de ser considerados como clásicos del fútbol.

Pero, de no ser así, ¿con qué nos quedamos? Ha sido algo titánico: es la única palabra que sirve para describirlo. Probablemente, no hace falta decir que Messi no se ha enfrentado tantas veces a ningún otro rival como lo ha hecho contra el Real Madrid: Uno de los dos clubes que merodeaba, esperanzado, cuando en 2001/02 se agriaban las negociaciones entre los notoriamente torpes y lentos directivos del Barça y Jorge Messi.

Sí, justo cuando la Real Federación Española de Fútbol hacía movimientos tentativos para descubrir si Messi quería jugar con La Roja en vez de la selección de Argentina (a él le espantaba la idea); el Madrid estaba preparado y listo para dar el golpe cuando, finalmente, un par de hombres vinculados con el Camp Nou se despertaron dándose cuenta que tenían que conseguir, por cualquier medio, una forma de retener a este chico de 13 años cuyo enorme talento superaba con creces a su diminuta estatura.

Una vez lo consiguieron, el Madrid se convirtió en un animal de presa. Desde su debut en el Clásico, en una aguda y picante tarde de noviembre en la capital española hace casi dieciséis años; hasta este fin de semana, en un vacío, pero a pesar de ello, simbólico estadio Alfredo Di Stéfano dentro del magnífico complejo de entrenamientos del Madrid en Valdebebas; si la Casa Blanca no existiera, Messi tendría que inventarla.

"Siempre dije que soy argentino, pero también me siento muy catalán", expresó recientemente en una entrevista con un diario deportivo de Barcelona. Y lo demostró.

Estuve presente en su debut contra el Madrid, sentado al lado de mi amigo John Alexander, cuyo boleto en la sección reservada para amigos y familiares de los jugadores del Real Madrid tenía estampada la frase "De Zinedine Zidane". Había eludido mis obligaciones laborales y sólo estaba allí para degustar el partido, sin saber que se produciría un "cameo" inteligente y lleno de confianza; el cual, a pesar de haber sido opacado por los dos brillantes goles de Ronaldinho para la victoria de 3-0 de aquella noche, perduraría por mucho tiempo, mucho después de la fecha de caducidad del brasileño.

Esa noche, Messi fue un duendecillo travieso. No le importó un ápice el escenario, ni el aullido de los madridistas. No se desalentó ante los horribles abusos racistas sufridos por Samuel Eto'o y Ronaldinho aquella noche, ni tampoco los jugadores del Madrid fueron capaces de someterle. Dos Clásicos después, las semillas sembradas aquella noche florecieron con un "hat-trick" en el Camp Nou, cuando un Barcelona con diez hombres en la cancha (gracias a la tarjeta roja con la que fue sancionado Oleguer Presas) firmó el empate 3-3 con un Madrid estruendosamente poderoso e inspirado por Ruud van Nistelrooy.

Las historias, las imágenes continúan. Y siguen. Pero, al menos esta vez, las estadísticas cuentan una historia precisa.

Antes de producirse las eras de Xavi Hernández, Iniesta, Guardiola el director técnico, Puyol, Piqué, Messi, Ronaldinho, Eto'o, Busquets, Neymar y Luis Suárez, no era que el Barcelona no pudiera imponerse al Real Madrid; sino que no lo hacía tan frecuentemente. La balanza histórica del Clásico se inclinaba fuertemente a favor de los merengues..

Ya no más. Las estadísticas del enfrentamiento son tan apretadas como los sellos de los orificios de un submarino. El conteo de trofeos, particularmente en La Liga y Champions League, ha hecho metamorfosis. E independientemente de todo el talento brillante que he mencionado, y de una docena adicional de figuras de reparto esenciales y excepcionales, el elemento catalizador numero uno, por amplio margen, ha sido Messi. Y, ¿por qué no, si es un genio? Razón por la cual, con miras a este fin de semana, analizar las estadísticas de Messi en el Clásico es un ejercicio algo extraño.

Tal como lo he mencionado antes, él y el Madrid son como Sherlock Holmes y el profesor Moriarty, Superman y Lex Luthor, el Correcaminos y el Coyote, Tom y Jerry. (Por favor tomen en cuenta que la definición de quién es el héroe y quién el villano depende totalmente del club de sus amores… ¡los roles son totalmente intercambiables!) Este argentino de 33 años, nacido aproximadamente a seis mil quinientas millas de distancia de Madrid, se ha impuesto en este enfrentamiento como nadie. Ningún otro jugador, incluyendo su compatriota argentino con cuyo nombre fue bautizado el estadio donde se jugará este fin de semana, ha marcado más goles cuando Real Madrid y FC Barcelona se ven las caras. Nunca.

Sus estadísticas generales son las siguientes: 44 partidos disputados, 19 victorias, 11 empates, 14 derrotas, 26 goles anotados, 14 asistencias, 11 sanciones.

¿Qué opinan de esas cifras? ¿Menos impresionantes de lo que recordaban? ¿Impresionantes, porque se producen contra uno de los mejores, más ambiciosos y más 'ganadores' clubes de la historia del fútbol? ¿Qué piensan ustedes?

Uno de los datos más destacados, según admito, es que de una forma u otra, el Madrid lo ha medido cada vez mejor en temporadas recientes. Contra los Blancos, Messi 'apenas' ha convertido cinco tantos en sus últimos 17 choques, sin romper el arco en un Clásico en tres años; pasando cuatro campañas desde la última vez en la que Messi marcó en un Clásico jugado en ámbito de liga y en el que su equipo salió victorioso.

Umm. Interesante, ¿no?

Lo anterior está relacionado con el hecho de que seis de las catorce derrotas que ha sufrido Messi contra el Madrid (o sea, casi la mitad) se han producido en esos 17 cotejos más recientes en los que solo ha logrado marcar cinco tantos. (Por cierto, Karim Benzema ha marcado la idéntica cifra de cinco goles en sus últimos 19 Clásicos disputados, lo que menciono con la única intención de dar contexto a la ligera sequía de Messi). Puede que esta pequeña maravilla sea la figura más dominante en la historia de un enfrentamiento hermoso, peligroso y volátil en lo cultural; sin embargo, ¡su porcentaje de triunfos es menor al 50%!

De los 23 clubes rivales restantes a los que a Messi se ha enfrentado al menos en 10 ocasiones, su promedio de victorias suele ser muy superior, acercándose en la mayoría de los casos al 80%. Messi no suma dobles dígitos de partidos perdidos contra NINGÚN otro club o selección rival. El siguiente equipo más cercano es el Atleti, contra el que ha caído en 8 de 42 encuentros disputados, venciendo en 24. Messi tampoco acumula una cifra mayor de cartones amarillos (11) contra otro oponente.

A mi criterio, creo que ésta es una imagen que sirve de fiel reflejo de cómo este talento hercúleo ha golpeado al Madrid como un huracán, frecuentemente dejando a técnicos y jugadores rivales hechos trizas; pero, poco a poco, se ha ido relegando hasta quedar en un nivel cercano al de una pequeña tormenta, a medida que el Madrid ha armado sus defensivas, se ha preparado mejor, ha comenzado a entender qué esperar. Y, en mi opinión, no solo se trata del envejecimiento de Messi o del declive de la plantilla barcelonista. Vayan nuestros elogios al Real Madrid por conseguir la respuesta al enigma de: '¿Cómo resolver un problema como La Pulga?'

Podemos firmar y sellar el hecho que el '10' del Barcelona, quien acaba de convertirse en el jugador con más apariciones en la historia del club, está obsesionado con ganar el doblete de Liga y Copa del Rey esta temporada, con la intención de acompañar todos sus logros históricos. Mejor que nadie, sabe bien que, a pesar de su renovado apetito por la vida en el Camp Nou, el trato que sella su permanencia nunca es definitivo hasta tanto se definan los términos y se haya secado la tinta de un oneroso contrato.

La idea de otra temporada sin trofeos, aún peor si ésta llega a ser su última campaña en Cataluña, le resulta absolutamente aborrecible. ¿Vieron sus saltos de alegría evangélica cuando el Sevilla cayó derrotado en la semifinal de Copa del Rey disputada el mes pasado en el Camp Nou? ¿O el enorme salto enloquecido de emoción a los brazos de Ousmane Dembélé cuando el francés marcó un tanto en el ultimo minuto contra el Valladolid en partido celebrado en el feudo culé el pasado lunes?

El Clásico de este sábado, como parte de la ruta que podría llevar a Messi a alzar su undécimo título de Liga española, lo tendrá tan tenso, hambriento, lleno de adrenalina competitiva; como cualquier partido que ha jugado desde aquella ida de semifinal de Champions League en 2011 en el que hizo la actuación más emblemática de toda su carrera.

Este partido tiene como trasfondo el hecho que el Madrid ganó, con precisión quirúrgica y todo merecimiento, el pasado otoño en el Camp Nou; que el Madrid es campéon defensor; que el Madrid es dueño del enfrentamiento directo en la presente campaña, lo que les convertiría en campeones de forma automática si ambos clubes terminan igualados en puntos, y llega con el trasfondo de relatos que hablan de un Messi con bajo nivel y carente de agudeza contra el Valladolid, luego de haber pasado aproximadamente dos semanas sin jugar partidos competitivos debido a la Fecha FIFA.

No se trata de un hecho matemático; pero persisten las sospechas de que, al menos que el Barcelona pueda salir airoso en esta prueba contra su rival favorito (y el de Messi), el título de liga está fuera del alcance de los blaugranas. Es un hecho que, a partir de diciembre pasado, el Barcelona de Ronald Koeman ha jugado de forma intermitente el fútbol más emocionante, más eléctrico e inteligente de esta extraña campaña de La Liga de España. ¿Podrán traducir ese nivel en un resultado de consecuencias sísmicas a la hora de la verdad?

Pero, independientemente de que ésta sea la última justa de Messi contra su eterno rival, y considerando que uno de sus principales atormentadores, Sergio Ramos, no va a jugar, ¿será que los instintos intrínsecamente voraces del argentino nos harán presenciar una clase maestra en el Clásico, en la que atormentará al Real Madrid con el juego majestuoso de sus viejos tiempos?

Es otro Clásico en la Era Messi. Intrigante, intenso, imperdible. Pero, ojalá, no tengamos que decir "Adiós, maestro ..." -- Graham Hunter


Real Madrid: También se trata de Sergio Ramos, rival de toda la vida de Messi

¿Saben quién no extrañará a Lionel Messi si termina dejando el Barcelona? El Real Madrid. Oh, esperen, realmente eso no es cierto. O al menos, no del todo.

En la historia del Clásico, que no siempre ha sido denominado Clásico español, sólo Alfredo Di Stéfano y quizás Johan Cruyff han logrado hazañas similares en su lucha por inclinar la balanza de poder a favor de uno de estos grandiosos rivales históricos. Y Cruyff tuvo dos oportunidades para hacerlo.

De marcar un gol este fin de semana, o de marcarlo en cualquier fin de semana de aquí al final de temporada, ésta será la decimotercera campaña consecutiva en la que Messi suma al menos 30 goles. Ningún otro jugador ha disfrutado de un ciclo tan prolongado de éxitos. Ni siquiera el propio Di Stéfano, ni de cerca. Ningún club ha dominado La Liga y la Copa del Rey como lo ha hecho el Barcelona de la mano de Messi.

Él ha ganado diez títulos de liga. Y, por supuesto, ésos son diez títulos de liga que el Real Madrid no ganó, en una época (no podemos olvidarlo) en la que han contado con la presencia de algunos de los mejores jugadores del mundo.

Sólo hay que mirar las estadísticas que Graham mencionó anteriormente. O escuchen a Sergio Ramos, capitán del Madrid. "Sin Leo, habríamos ganado más", dijo.

Simple, pero cierto.

Ramos lo sabe muy bien, conoce el peligro. Ha sentido el dolor. Messi también lo ha sentido, de forma bastante literal. Recordemos aquella noche de 2010, cuando el Barcelona ganaba 5-0 y lo último que hizo Ramos fue correr y patearlo para que Messi rodara por el suelo. No fue un quite sino más bien una agresión, tan premeditada que Eduardo Iturralde González, quien fungió como árbitro de ese partido, pudo verla venir. "Fue una de esas incursiones que puedes ''oler'", recuerda el colegiado. "Le vi correr hacia Messi y pensé: 'le va a pegar'".

Y así fue.

Podríamos creer que Ramos quería deshacerse de Messi. Sin embargo, cuando todo parecía indicar que el argentino haría maletas este verano, Ramos insistió que no había necesidad de que Messi se fuera. "Nos gustaría que se quedara", dijo Ramos. "Leo hace mejor a La Liga española y a su equipo, hace más bonitos los clásicos".

Podríamos creer que Ramos quería deshacerse de Messi. Sin embargo, cuando todo parecía indicar que el argentino haría maletas este verano, Ramos insistió que no había necesidad de que Messi se fuera. "Nos gustaría que se quedara", dijo Ramos. "Leo hace mejor a La Liga española y a su equipo, hace más bonitos los clásicos".

El capitán madridista llegó al extremo de responder a Diego Armando Maradona cuando el fallecido "Pelusa" criticó a Messi, diciendo que el capitán ganador de la Copa del Mundo de 1986 se encontraba a "años luz" por detrás de su compatriota. Ramos ha dicho que estaría "100%" de acuerdo con la idea de una tentativa incorporación de Messi al Madrid si éste tuviera que dejar el Barcelona. Hasta le alojaría en su casa si el gesto fuera útil para concretar el fichaje.

Muy bien Sergio, buen intento. A pesar de las declaraciones, es cierto que la partida de Messi restaría algo a este enfrentamiento. Lo que también sería verdad en caso de la salida de Ramos.

Y ese es el otro elemento presente. El capitán del Real Madrid se encuentra lesionado y será baja para el encuentro del sábado; aunque estará presente en Valdebebas como siempre, con su voz resonando fuertemente. Si Messi jugará el que podría ser su último Clásico, es probable que Ramos ya lo haya hecho. Su contrato expirará tras la conclusión de la temporada. Y aunque siempre existe la sensación de que no existe otra posibilidad distinta a que él y el club lleguen a un acuerdo para su permanencia en el Madrid ("Lo mejor para el club es que Ramos se quede; como amigo de Ramos, lo mejor para Ramos es que se quede también", afirmó el defensor blanco Nacho esta semana), el hecho es que aún no ha concretado su renovación y la relación con el club no pasa por su mejor momento.

¿Entonces, quizás podría jugar con el Barcelona? Etcétera, etcétera.

Sin Messi, el Madrid habría ganado más. Pero afrontan este compromiso, conscientes de que no se pueden dar el lujo de perder. Esa es la mala noticia. También es la buena.

A continuación, dos listas:

- Liverpool, Atalanta (en dos ocasiones), Atlético, Sevilla, Inter, Barcelona.

- Y Alcoyano, Levante, Shakhtar (dos veces), Alavés, Cádiz.

¿Saben cuál es la lista de partidos en los que se ha impuesto el Madrid y la de los encuentros en los que ha caído?

Muy bien, saben cuál es cuál. Pero eso dice algo muy importante. Al igual que el hecho de que no lograron vencer al Elche o al Osasuna al mismo tiempo que no perdieron con equipos grandes. Y, sin embargo, ganan cuando importa de verdad. Ganaron contra los equipos de mayor jerarquía. Como siempre parecen hacerlo.

El año pasado, Zidane estaba a punto de ser cesanteado a finales de otoño y principios de invierno. A pesar de ello, alzó el título de Liga. Este año pasó lo mismo: en diciembre, todo indicaba la salida de Zizou. Apenas le quedaban "horas" en el banquillo del Bernabéu, según afirmaba el diario El Mundo. El Madrid había ganado menos de la mitad de sus encuentros, se enfrentaba a la posibilidad de quedar eliminado en fase de grupos de Champions por primera vez en su historia, y tenía una semana importantísima por delante. Sevilla, Borussia Monchengladbach y Atlético de Madrid.

Ganó los tres partidos.

También debe ganar este. Y, como siempre, con la obligación llega la oportunidad.

El Madrid llega a este encuentro aferrado a sus esperanzas de ganar la liga, algo que hace apenas tres o cuatro semanas parecía imposible. Al igual que el Barcelona. Durante gran parte de la campaña, eso no parecía factible para ambos equipos. El Atleti les llevaba demasiada ventaja. Actualmente, la brecha es corta: un punto para el Barcelona, tres de desventaja para el Madrid. El Atlético abrió la puerta y se topó con el lobo. Dos lobos malos, con dientes afilados.

Ninguno de estos equipos se encuentra en su mejor nivel y a pesar de ello, persiste la sensación de que el ganador terminará el fin de semana como gran favorito para llevarse el título. El Madrid solo ha perdido uno de 19 encuentros de liga. El Barça no ha conocido la derrota en sus últimos 19 compromisos. Por su parte, el Atleti solo suma tres victorias en sus ocho partidos más recientes. Es inmenso, pero siempre lo es. Podría ser decisivo, aunque casi siempre también lo es.

Y podría ser la última ocasión en la que veamos a alguno de estos hombres: Messi en la cancha, Ramos en las tribunas. Y pueden garantizar (garantizar con toda certeza) que Ramos buscará al rosarino tras la conclusión del encuentro. Es inevitable creer que volverán, no podemos evitar desearlo. Pensar en el hecho de que todas las palabras acá escritas no valen nada (sí, lo siento, pero cuanto más cambian las cosas más siguen igual y todo eso) y que, con algo de suerte, podremos volverles a ver el próximo año. Porque, cuando eventualmente se vayan, con ellos se irá toda una generación.

Los hinchas del Madrid extrañarán a Sergio Ramos. Y quizás ellos, al igual que él, también echen de menos a Messi.

Bueno, más o menos. -- Sid Lowe

^ Al Inicio ^