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La evolución de Cavani: invertía nueve horas tirando al arco, mejorando controles y desmarques

El hombre lo recibió con 20 años en Italia. Enseguida notó cosas que le llamaron la atención. No tenía que pedirle compromiso defensivo como a otros delanteros. Y percibió que tenía un perfil muy particular. Distinto al resto.

Pero lo que más le sorprendió, fue su apego al trabajo. Stefano Colantuono era el técnico del Palermo cuando Edinson Cavani desembarcó en el club en el año 2007.

Después de dos años de convivencia, el DT no dudó en afirmar: “He entrenado a jugadores muy buenos a lo largo de mi carrera, pero ninguno tenía la voluntad de superarse de Cavani, ninguno”.

La evolución de Edinson Cavani ha sido progresiva y producto de una mentalidad que apuntó siempre a la perfección.

Desde su arribo a Italia, cuando tenía apenas 20 años, se preocupó por aprender.

Colantuono reveló en el libro Cavani el Matador, como fueron aquellos inicios de Edi en el fútbol italiano.

“Cavani era capaz de salir de su posición descentrada y atravesar el terreno de juego, convertirse en delantero y entrar en la zona de gol. Eso posibilitaba aprovechar los espacios detrás de los defensas centrales concentrados en Amauri y atraídos por los desmarques de Miccoli. En las fases en las que no teníamos la posesión del balón debía volver a la línea de los mediocampistas a recuperar su posicionamiento como jugador descentrado. Para que te hagas una idea, le hacía jugar como Mandzukic en la Juventus en los últimos seis meses de la temporada anterior”.

El DT reveló que las condiciones físicas de Cavani generaban preocupación en los rivales.

“Edinson asustaba a algunos laterales, aunque no como los extremos tradicionales. No subían demasiado porque también tenían que seguir a Cavani. Antes de atreverse a atacar, el lateral derecho contrario se lo pensaba dos veces porque sabía que después tendría que correr detrás de Cavani. Y correr detrás de Cavani es muy difícil”.

Federico Balzaretti, que fue su compañero en el club, reveló que: “Fallaba muchas ocasiones, muchas. Era un poco torpe”.

Fue así que ambos se empezaron a quedar todos los días, después del entrenamiento, a realizar ejercicios para mejorar.

“Nos quedamos para trabajar juntos. Yo le enviaba centros y él hacía los remates de cara a la portería, una situación que se daba a menudo en los partidos. Pero también se quedaba muchas veces solo, en la sala, en el terreno de juego, para mejorar sus tiros a puerta. Es muy maniático”, rememoró el italiano en el libro.

Su extécnico Colantuono, brindó detalles tácticos sobre lo que era Cavani.

“Tiene un perfil muy particular. No es un centrodelantero clásico como Ibrahimovic o Higuaín, que juegue de espaldas al arco para proteger el balón y permitir que lleguen sus compañeros. Cavani tiene características completamente diferentes. Cuando debutamos en la pretemporada, en verano de 2008, lo hice jugar arriba. Jugamos con un 4-3-3 y él jugaba de centrodelantero, tal como me había pedido expresamente: “Míster, quiero jugar en el eje porque es donde me siento mejor”. No le daba consignas muy estrictas, esperaba que hiciera lo que sabía hacer. Creo que Edi se convierte en un jugador imposible de parar cuando está frente al arco y no de espaldas. Si consigue estar de cara, atacar en los espacios y entrar en el área, es un jugador muy hábil”.

Y concluyó diciendo: “He entrenado a jugadores muy buenos a lo largo de mi carrera, pero ninguno tenía la voluntad de superarse de Cavani, ninguno. Él estaba siempre trabajando, trabajando, trabajando. Llegaba primero y siempre quería irse último, tras haber pasado tiempo ejercitándose solo después de los entrenamientos colectivos. Generalmente en Italia, los viernes se dedican a un entrenamiento mixto, poco intenso, ese día él invertía nueve horas en practicar tiros a puerta, mejorar sus controles y ensayas desmarques”.

Cuando llegó a la Selección de Uruguay, el técnico de entonces, Oscar Tabárez, le fue asignando otros roles por entender que hacía cosas que no podía hacer otro integrante del plantel.

“Es un jugador muy importante, asegura equilibrios que no son tan seguros con otros futbolistas en el mismo esquema. Cavani tiene claro que principal objetivo es dejar todo en la cancha y es un jugador que se entrega al máximo. Cavani es una cosa y los demás delanteros son otra. Hay cosas que puede cumplir Cavani a nivel defensivo que otros jugadores no las pueden hacer por características”, afirmó Tabárez.

En el Mundial de 2014, el Maestro le pidió otra tarea sacrificada: la de tener que presionar a los volantes de salida de Italia e Inglaterra, nada más ni nada menos que Andrea Pirlo y Steve Gerrard.

“Yo invito a que vean la actuación de Cavani en el partido con Inglaterra en el Mundial de Brasil; es uno de los mejores partidos de Cavani que vi desde que lo conozco. Cumplió una función táctica importantísima en la limitación del poderío del equipo rival, borró a Gerrard de la cancha o, mejor dicho, no dejándolo hacer. Cuando se aproximó al área, puso una pelota de gol. Cuando se adelantó en el campo, no la tocó él pero obligó a Gerrard a cabecear para atrás. Fue clave. Esos jugadores démelos en la cancha, ojalá, con la posibilidad de ponerlos en la zona del campo donde más influyen; pero eso no significa borrar de un saque la chance de que en algún momento puedan cumplir otra función”.

Con el paso del tiempo los entrenadores lo fueron ubicando más arriba, pero, como dijo su primer entrenador en Europa, Edi no puede con su genio y mantiene su espíritu solidario de brindar una mano defensiva. Forma parte de su ADN.

Tras brillar en Europa durante más de 15 años, "El Matador" vuelve a Sudamérica para jugar en un gigante como Boca Juniors. Es un nuevo desafío. No llegá de paseo. No se lo permitiría jamás. Edi va con la misma mentalidad ganadora de siempre y con un objetivo claro: seguir haciendo goles y hacer vibrar a La Bombonera.