De un 'Scudetto' histórico, la ilusión de la Champions y ser la revelación europea ha pasado a ser un equipo plano, sufridor y alejado de su mejor versión
El italiano Aurelio De Laurentiis, presidente del Napoli, reconoció este miércoles que la situación actual del combinado que dirige, séptimo y fuera de puestos europeos, con dudas justo antes de los octavos de final de Champions League ante el Barcelona, es toda culpa suya.
"Todo lo que está pasando es culpa mía, os lo dije en diciembre. Y hoy os lo explico", comenzó el directivo en la rueda de prensa que convocó este miércoles de manera inesperada en Castel Volturno, la ciudad deportiva del equipo.
"He asumido la responsabilidad porque soy el club, tengo que asumir los honores y las cargas de este cargo. Yo digo siempre 'aconsejadme', pero luego hago lo que me da la gana", puntualizó.
De un 'Scudetto' histórico, la ilusión de la Champions League y ser la revelación europea de la temporada pasada ha pasado a ser un equipo plano, sufridor y alejado de su mejor versión. Ese es el Napoli esta campaña, que sin Luciano Spalletti como entrenador no es el mismo equipo.
La marcha del técnico, actual seleccionador italiano, fue uno de los temas más tratados por De Laurentiis, que aseguró pudo haberle mantenido en el cargo por una cláusula pero que no se mantuvo firme en su posición.
"Nosotros (Napoli) somos como una familia. Después de un 'Scudetto', tener ahora la cultura de la duda hace daño", añadió.
"Hice el contrato de Spalletti bien, como el de Benítez. Con ambos existía la opción de un año más para y tenía derecho a ejecutarla hasta el 31 de mayo o el 30 de junio de 2023, no recuerdo exactamente la fecha", explicó De Laurentiis.
"¿Qué pasó? En marzo empezamos a bajar el nivel como equipo. La gran estrella había sido 'Kvara' y desde marzo hasta noviembre no volvió a marcar. Le di confianza a Spalletti porque después de un primer año en el que le hice una limpieza de personajes (jugadores) que no estaban a favor del club, en el segundo año decidió dormir en la ciudad deportiva", apuntó.
"Me siento muy mal por dejar escapar la 'Champions'. Esperaba poder ganarla o jugar al menos la final. Si el Inter estuvo a punto de conseguirlo, que estaba a 20 puntos en Serie A... Si hubiésemos ganado la Champions League, me habrían aceptado para el Mundial de Clubes, que vale 100 millones", dijo.
"Pero volviendo al tema Spalletti... el 18 de abril (tras la eliminación de 'Champions') le dije que estaba con él para subirle la moral. Envié legalmente el ejercicio de la opción para la próxima temporada. Nunca hubiera creído en la cena del 12 de mayo que él planteara la idea de tomarse un año sabático y descansar", reveló.
"Quería encontrar la manera de retener a Spalletti de forma legal y amistosa. Tenía la duda de que Gravina (presidente de la Federación Italiana) se hubiera puesto en contacto con él... Error mío, y me culpo a mí mismo. Debería haber mantenido mi puño firme", azotó.
El presidente no cree que él sea el problema del resto de cosas porque sin su figura el Nápoles no evolucionaría: "No, no creo que lo sea. Si yo no estuviera, no se construiría el estadio del Napoli, ni el centro deportivo como el del Manchester City. Tengo mi propio dinero para garantizarlo, necesito que las leyes no sean tan restrictivas y no ayuden tanto a los que quieren invertir".
Además, comentó su encontronazo con el francés Rudi García, al que despidió en noviembre.
Bajé al vestuario a decirle que era un error jugar así. Me dijo 'déjame a mí'. O le decía que se fuera a la mierda o me callaba. Un día en el descanso le dije: ¿Qué coño haces? ¿Quieres que te despida?", comentó.
"En mi opinión, ganar el 'Scudetto' en un club que no está acostumbrado es un acontecimiento extraordinario. Para volver a ganarlo quizá tardemos tres años. Hace falta compromiso, las inversiones adecuadas y saber que tenemos 19 aspirantes", sentenció.