Chiefs y Ravens impresionaron; Steelers y Texans no tanto. ¿Qué más aprendimos esta Navidad en la NFL?
La plataforma especializada en películas y series, Netflix, que empieza a tentar las aguas de los eventos deportivos en vivo, se estrenó este Día de Navidad como casa para partidos de la NFL con un doble platillo de playoffs adelantados que, desafortunadamente, cayó en jueves.
El día atípico para encuentros de NFL puede gustar a muchos, porque permite evitar que tantos partidos se encimen en un domingo cualquiera, pero para los jugadores son una pesadilla: romper con la rutina nunca es recomendable, y de por sí a los jugadores les molesta jugar en jueves por la noche.
Dejando de lado las cuestiones de logística, los dos partidos de esta Navidad nos dejaron algunas observaciones importantes respecto a los Kansas City Chiefs, Pittsburgh Steelers, Baltimore Ravens y Houston Texans:
Los Chiefs son más peligrosos de lo que aparentaban
Seguro, Kansas City sigue sin poder alcanzar los 30 puntos en un partido de esta temporada, pero probablemente acabamos de ver la mejor exhibición de los Chiefs en lo que va de la campaña regular.
Mahomes no mostró estragos de su reciente lesión, y la defensiva fue capaz de sumar cinco capturas a pesar de la ausencia de Chris Jones. Travis Kelce volvió a ser realmente peligroso en campo abierto, y el novato Xavier Worthy volvió a ser factor en el juego aéreo largo.
No hubo necesidad de un gol de campo bloqueado al rival, o de una milagrosa patada de Harrison Butker. Los Chiefs dominaron de principio a fin, a domicilio, a un oponente que, según algunos, estaba para hacer ruido en playoffs (más de eso, en un momento).
Con el primer puesto en la siembra de la AFC en la bolsa, Kansas City repentinamente retoma la forma de sus equipos campeones de años recientes, y Arrowhead vuelve a ser la imponente fortaleza, casi infranqueable, que nadie querrá visitar.
No estamos viendo la mejor versión posible de este equipo, todavía, pero la flecha apunta hacia arriba en el momento adecuado.
Pittsburgh vuelve a padecer
Russell Wilson volvió a tener números bastante mundanos, pero los Steelers se mantuvieron firmes con él. Pero, Pittsburgh sufre en un montón de líneas, no solo la de quarterback.
El juego terrestre es mediocre, en el mejor de los casos, y la defensiva requiere ayuda.
Lo más preocupante, sin embargo, debe ser los rivales ante quienes han caído en estas últimas semanas: Philadelphia Eagles, Baltimore Ravens y Chiefs. Buenos, todos ellos son equipos de playoffs con altas expectativas, ¿No es así? Precisamente. ¿Contra qué calibre de equipos creen que se van a encontrar los Steelers en enero?
Y ahora, pregunta seria: ¿estamos seguros al 100 por ciento que este cuadro no sería más competitivo con Justin Fields en los controles?
Derrick Henry, la diferencia en Baltimore
Los Ravens decidieron montarse sobre la locomotora que es el jersey N° 22 de su backfield, y de allí no parar hasta el pitzao final. Henry no decepcionó. Acarreó el ovoide 27 veces para 147 yardas con un touchdown en menos de un juego completo de labor.
Escuchen, este equipo sigue siendo de Lamar Jackson. Sus números son infinitamente superiores a los del año pasado, cuando fue nombrado Jugador Más Valioso de la NFL por segunda ocasión, quedándose a un voto de volver a conquistar el galardón unánimemente.
Pero, la mayor diferencia ofensiva entre estos Ravens y la edición pasada es Henry. Los Ravens fueron uno de los mejores clubes por tierra el año pasado, pero todo gracias a Jackson. La tripleta de J.K. Dobbins, Gus Edwards y Justice Hill realmente no asustaba a nadie, y los equipos de hecho preferían que alguno de ellos llevara el ovoide.
No es así con Henry.
Si eres un coordinador defensivo y tienes a Baltimore enfrente, ¿cómo preparas un plan de juego defensivo terrestres para Henry, y otro para Jackson?
Y, encima de eso, ¿cómo preparas un plan de juego defensivo para frenar a Jackson por aire?
La dimensión que agrega Henry pone a Baltimore en otro nivel, a pesar de que, en términos de talento de plantilla, este equipo no es mejor que el del 2023.
Ahora, los Ravens solo necesitan ganar su partido final de la campaña para repetir como monarcas del Norte de la AFC, gracias en buena medida a los tres partidos en fila de los Steelers. ¿Quién tiene ganas de viajar a Baltimore en Ronda de Comodines?
Houston, tenemos un problema
Está claro que los Texans son el campeón divisional más débil en la AFC, y están en competencia con equipo salga del Sur de la Nacional por el más débil de toda la NFL.
También, está claro que las lesiones a su grupo de receptores abiertos los tienen, prácticamente, tratando de pelear con una mano atada a la espalda.
Pero, el mayor problema de Houston está en la posición de quarterback, donde C.J. Stroud ha sufrido una regresión objetiva y palpable con respecto a su año de novato.
Seguro, preferiría seguirle mandando pases a Stefon Diggs y Tank Dell, seguramente, pero Stroud está jugando con uno o dos grados de confianza por debajo de lo que hizo en el 2023, cuando fue una de las revelaciones de la campaña.
Parte de la campaña Cenicienta de los Texans tuvo que ver con ese altísimo nivel de confianza de Stroud, y la creencia de que este club podía meter en problemas a quien fuera. Eso se ha esfumado.
Los Texans son ahora el prototipo del equipo que jugará un partido de playoffs y será eliminado inmediatamente. Sigue siendo un trabajo muy bueno del head coach DeMeco Ryans, si es el caso, pero está claro que los Texans necesitan más ayuda, particularmente en lo que toca al desarrollo de Stroud.