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No queremos dar lástima, pero ya no podemos con esta situación...

Algunos jugadores de Veracruz acumulan hasta seis meses sin cobrar su sueldo y los adeudos también se presentan en fuerzas básicas. Imago7

VERACRUZ -- Es un día lluvioso en el puerto de Veracruz. A pesar de la tensión que se vive por la falta de pagos desde hace tres meses, un joven jugador asiste al entrenamiento para cumplir su labor como futbolista.

El entrenamiento es a las 8 de la mañana, no tiene coche para transportarse, por lo que debe de tomar un taxi que le cobra 150 pesos el viaje hasta la práctica del equipo. El esfuerzo es el mismo, aunque con la sensación interior de un abandono directivo que no había sentido en su corta experiencia como jugador profesional. La unión es lo único que sabe que quizá los pueda ayudar.

La alimentación trata de no descuidarla para rendir en la cancha. Es hora de desayunar, más tarde pensará en cómo ahorrar en la comida y la cena, cada peso es necesario.

Después del entrenamiento es tiempo de descansar. Toma un taxi de regreso al cuarto con un baño en el que vive, al que se mudó después no poder pagar el departamento que rentaba.

Sus ahorros son ya muy pocos, sus papás lo ayudan cuando ya no puede pagar sus gastos semanales que ascienden a 4,500 pesos.

Él es sólo un caso del primer equipo que se replica en las categorías inferiores y femeniles, donde la situación es peor. Para su fortuna es soltero y no tiene que ver por la colegiatura de sus hijos, ni la manutención de su familia, como han tenido que batallar otros de sus compañeros.

“No queremos dar lástima ni nada, pero ya no podemos con esta situación, es muy difícil seguir adelante, sólo queremos que nos paguen nuestro sueldo para vivir dignamente”, reflexiona el jugador de los Tiburones Rojos del Veracruz.

El viernes la protesta es no jugar ante Tigres, pero aún albergan la esperanza de que la solución llegue antes de la hora de juego, cuando les paguen los sueldos de meses atrasados. Tienen claro que no es por falta de amor al deporte, sino por la dignidad que han ido perdiendo como personas.