BARCELONA -- Lionel Messi se reencontrará con Gerardo Martino en el Inter Miami CF. Diez años después de su breve, convulsa y, al final, decepcionante etapa conjunta en el Barcelona, el astro argentino volverá a ser dirigido por su compatriota, al que también tuvo como entrenador durante su gestión en la selección de Argentina, entre 2014 y 2016.
Visto en perspectiva y observado desde la lejanía, el reto para el Tata en Miami se aventura monumental. Toma las riendas del segundo peor equipo de la MLS, que solo ha ganado 5 de sus 18 partidos en el torneo y recibirá el sábado a Austin FC tras haber perdido sus últimos siete compromisos consecutivamente.
Con 16 jornadas por delante, las tres primeras sin la participación de Messi, confiar en la clasificación del Inter para el Play-off se aventura harto improbable, centrando más el objetivo en la Leagues Cup que otorgue un billete para la Liga de Campeones de la Concacaf 2024, torneo en el que se enfrentará a Atlanta United FC y Cruz Azul, rival ante el que se anuncia el debut de Messi.
Para entonces, el 21 de julio, Martino habrá comenzado a tomar el pulso a su nuevo equipo en la que será su segunda aventura en la MLS, cinco años después de proclamarse campeón al frente de Atlanta y tras su paso por la Selección de México hasta el Mundial de Qatar.
ENTRE LA ADMIRACIÓN Y LA EXIGENCIA
¿Qué puede esperarse del reencuentro entre Leo y el Tata? ¿Por qué Messi apoyó la contratación de Martino después de aquella amarga experiencia en Barcelona? Son preguntas de difícil resolución.
El 10 admitió que en su elección de Miami había ciertas ganas de "salir un poco del foco", entendiéndose esa afirmación como un descenso de exigencia personal en cuanto a la competitividad del campeonato... Pero no es Messi un deportista (lo ha dejado patente durante toda su carrera) acostumbrado a perder y menos aún a no pelear con todo por ganar. A partir de aquí puede darse por hecho que el Inter Miami de Leo será un equipo bastante distinto al de ahora...
Pero queda por resolver, conocer y descubrir, en qué desembocará, profesionalmente, la admiración que siempre reconoció sentir Gerardo Martino por su compatriota. En Barcelona, en el Barça, cerraron en falso una aventura breve que comenzó con la conquista de la Supercopa de España y acabó con la decepción de perder el título de Liga en casa y frente al Atlético de Madrid en la última fecha, lo que condujo a la renuncia inmediata del técnico.
Entre una cosa y otra la imagen de aquel equipo azulgrana, el del primer curso de Neymar en el Camp Nou previo a la llegada de Luis Suárez, mutó de la exigencia a una complacencia de fatales consecuencias finales. Enlazó ocho victorias de inicio en LaLiga y veinte partidos sin derrota (16 victorias y 4 empates) hasta caer en Amsterdam en noviembre de 2013 frente al Ajax (2-1).
Para entonces ya habían aparecido las primeras críticas alrededor del equipo por su cambio de paradigma, por llegar a ceder la posesión en algún partido (ocurrió tras ganar 0-4 al Rayo Vallecano provocando la hilaridad del mismo Martino) y unas extrañas, curiosas, declaraciones del entrenador en las que afirmaba que para el Barça era positivo que Leo interviniera poco en el juego azulgrana.
El Tata, cuya relación con los demás pesos pesados del vestuario nunca fue óptima (habrá que ver cual será ahora con Sergio Busquets), llegó a dejarle claro a Messi su mando en el club, "Sé que si usted llama al presidente me echa... Pero no hace falta que me lo demuestre todos los días", y suavizó el nivel de exigencia en el trabajo diario que había llegado a imponer Pep Guardiola y que ya se había comenzado a flexibilizar en la etapa inmediatamente anterior de Tito Vilanova.
El entrenador argentino cedió al poder de los futbolistas y la pérdida de exigencia física y futbolística fue notándose, y acelerándose, en la segunda mitad de aquella temporada 2013-14, viniéndose abajo el equipo a partir del mes de abril, cuando el Barça, siendo eliminado por el Atlético en los cuartos de final de la Champions y perdiendo la final de Copa ante el Real Madrid, solo fue capaz de ganar tres de los siete últimos partidos de Liga, enlazando dos empates finales ante Getafe y Elche que precedieron al fiasco definitivo contra el conjunto del Cholo Simeone.
Los resultados, y la imagen, demostraron que la apuesta de Sandro Rosell por Gerardo Martino en el verano de 2013, eligiéndole con el beneplácito del astro y, se sospecha también muy directamente, su padre Jorge no funcionó en un Barça al que revolucionó después Luis Enrique recuperando una exigencia en el trabajo diario que se había perdido.
Ahora, nueve años después de separar sus caminos en el Barcelona y seis después de que el entrenador dejó la selección de Argentina, el Tata Martino y Leo Messi vivirán en Miami su segunda experiencia conjunta con clubes. Falta por ver si el resultado mejora lo vivido en Barcelona. O no...