Lugares desérticos, autopistas en medio del desierto y extremos controles de seguridad. Estar cerca de la Selección uruguaya es toda una odisea.
Aquello que antes se arreglaba mostrando un simple carné de la AUF, que habilitaba a ingresar a un entrenamiento y pararse al borde del campo de juego, se terminó.
Hoy todo se rige bajo estrictas normas de seguridad. Llegar a tener contacto con los protagonistas, como pasaba antes que apenas terminaban los entrenamientos se hablaba con los jugadores en pleno campo de juego, forma parte del pasado.
Para que tengan una idea, por estos tiempos es muy difícil que los jugadores bajen de sus habitaciones en los hoteles y se muestren por el lobby del hotel donde se concentran.
De hecho, cuando los futbolistas celestes llegaron al Park Hyatt Hotel de Abu Dhabi, la mayoría ingresó por puertas secundarias y no por la principal.
La forma de llegar al entrenamiento de Uruguay es en auto, a través de autopistas donde se atraviesan zonas desérticas.
Para ingresar a ver el movimiento del equipo de Diego Alonso, los periodistas se deben acreditar el día previo con la cédula de identidad y la tarjeta de acreditación que otorga la FIFA, donde está establecido el medio al cual representan y el país.
Una vez acreditados, el día de la práctica se debe salir temprano porque hay que hacer una larga fila donde los periodistas son identificados y sometidos a controles de seguridad, antes de ser habilitados a ingresar al estadio.
Como ocurrió en Brasil 2014 y Rusia 2018, en la mayor parte de los entrenamientos, los medios son autorizados a filmar o tomar fotos en los primeros minutos del movimiento. Una vez finalizado el mismo, se los invita a retirarse del lugar.
En caso de estar prevista alguna conferencia, se lleva a los periodistas al lugar donde hablarán los jugadores que están pocos minutos a disposición de los medios. Son los tiempos que corren.