BUENOS AIRES -- "Stábile fue el único que guapeó en la final". Las palabras de su compañero Francisco Varallo ilustran a la perfección todo lo que significó el delantero de Huracán para el Seleccionado de Argentina en el primer campeonato del mundo. No sólo fue el máximo goleador, sino el corazón de un equipo que estuvo a punto de alcanzar la gloria.
El futbolista de Huracán jugó su primer partido mundialista frente a México, en la segunda presentación de la Albiceleste después del debut triunfal contra Francia. Stábile fue la figura de su equipo y a los 17 minutos de juego ya había anotado dos tantos. Luego, marcó un tercero sobre el final y Argentina goleó 6-3 en el flamante estadio Centenario.
Contra Chile volvió a demostrar toda su potencia en el comienzo mismo del juego y a los 14 minutos ya tenía otras dos anotaciones en su cuenta personal. En ese partido, el combinado argentino sufrió la hostilidad del público local y Roberto Cherro estuvo a punto de retirarse: "En estas condiciones no juego más. A mi me gusta el fútbol, no la guerra", le dijo al árbitro. Sin embargo, el cotejo finalizó sin mayores dificultades.
La gran virtud de Stábile en el Mundial fue la misma que mostró en Huracán desde su debut en 1924 y en sus veinte años de carrera: la velocidad. "El filtrador" se ganó ese apodo por su capacidad para llegar adonde otros no llegan, por su rapidez para desmarcarse y estar siempre disponible.
En las semifinales el rival fue el casi desconocido combinado de Estados Unidos y Argentina no tuvo problemas para alcanzar la gran final del torneo. Con dos goles del gran artillero en el segundo tiempo, la Albiceleste batió por 6-1 a su adversario e hizo posible la final rioplatense esperada por todos.
Después de la visita de Carlos Gardel a ambas delegaciones, la final comenzó con una polémica entre los dos conjuntos adversarios. Ambos equipos querían jugar con su propio balón y entonces se decidió disputar la primera parte con una pelota visitante y la segunda con una local. Con ese balón Guillermo Stábile marcó su octavo gol del campeonato, que fue el 2-1 parcial de su equipo.
En el segundo tiempo Uruguay demostró su gran poderío y le convirtió tres tantos más a Argentina para ganarle 4-2 y quedarse con la Copa del Mundo. A pesar de ese revés, el primer máximo artillero de los campeonatos mundiales cerró el torneo de la forma que mejor sabe: marcando goles.
Aquellos ocho goles convertidos situaron a Stábile como el máximo goleador argentino en Mundiales hasta 1998, cuando Gabriel Batistuta lo superó. Luego, fue el entrenador que más tiempo dirigió a la Albiceleste: 18 años entre 1941 y 1959. Sin dudas, el nombre de Guillermo Stábile es sinónimo de Selección nacional.