Uruguay, próximo rival de la Selección Colombia por las Eliminatorias al Mundial de Catar 2022, guarda una relación especial con Yerry Mina. Le marcó un gol y se afirmó como el titular de la defensa.
Antes del carisma con el que conquistó a la afición colombiana, Mina debutó en Barranquilla ante una delantera temible. Sumaba unos cuantos partidos en Palmeiras y dos con la tricolor por la Copa América Centenario.
Con 22 años enfrentó a Edison Cavani y Luis Suárez en una cancha pesada con barro y agua. Yerry Mina pasó la prueba. Convenció a José Pekerman para confiarle el puesto en la mitad de una Eliminatoria con zozobra, resuelta recién en la última jornada.
En la primera pelota que tocó ese 11 de octubre de 2016 en el estadio Metropolitano espantó los nervios. Anticipó en el medio y estuvo correcto en las coberturas cuando Santiago Arias atacó. Le dio seguridad a Oscar Murillo, el más experimentado.
Hizo su mejor aporte con el partido 1-2 abajo a seis minutos del final. Salió del medio con el balón dominado y cedió para Juan Guillermo Cuadrado por la derecha. Anticipó que podría pasar algo, llegó desde atrás para vencer a los uruguayos en su ley. Empató de cabeza.
Le mostró al país su personalidad, su fortaleza en el juego aéreo y el baile que mejor define su ánimo.
Pasaron cuatro años, tres goles en un Mundial, un título en Brasil, un paso fugaz por Barcelona, tres temporadas de Premier con Everton. Además, otros 21 partidos con la Selección Colombia por la que se desvive.
La celeste está de vuelta con Cavani, Suárez; en Barranquilla, a las 3:30. Demasiadas señales para pensar que puede volver como figura.