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Las anécdotas que marcaron el proceso Tabárez en la Selección Uruguaya

Edinson Cavani es el ídolo de los nietos de Tabárez. EFE

Que un entrenador de la trayectoria de Oscar Washington Tabárez se pare delante de un adolescente que inicia su sueño con la Celeste y se ofrezca a llamarlo todos los días para que no se duerma y no pierda clases en el liceo, no es un hecho común.

El maestro lo hizo con Gonzalo Barreto y marcó uno de los puntos de referencia de su trabajo. Fue más allá del campo de juego y la pelotita. El técnico de la Celeste fue protagonista de innumerables anécdotas que marcaron su largo recorrido con la Selección Uruguaya, como la pelota que les regaló Páez Vilaró y fue cábala en el Mundial de 2010, su enojo cuando perdió un libro y su gusto por un grupo de los nuevos tiempos como la Vela Puerca, banda de la cual toma mensajes de la letra José Sabía.

Las notas bajas de Gonzalo Barreto
Gonzalo Barreto, jugador surgido de Danubio y con pasado en Lazio entre otros clubes, llegó al Complejo Celeste siendo un pichón para formar parte de la selección Sub 15. Cierto día la mamá del chico sorprendió al técnico Fabián Coito avisando: “Mire que si un día Gonzalo no va más es porque yo le pongo el freno al fútbol porque me está abandonando el estudio”. El chico, proveniente de Treinta y Tres, vivía con su hermano y como le gustaba dormir la mayor parte de las veces se quedaba dormido.

Al día siguiente de la charla, el cuerpo técnico llegó al entrenamiento y llamó a Gonzalo. El chico fue a la sala y se encontró con que estaba el técnico de la Selección Mayor, Oscar Tabárez. “Hablamos con Gonzalo y le preguntamos qué pasaba, cuáles eran los motivos por los cuales faltaba a los estudios, y nos dijo que estaba cansado”, contó Coito en el libro Maestro, el legado de Tabárez (Ediciones B Jorge Señorans y Luis Inzaurralde).

Tabárez miró al chiquilín y lo sorprendió al tomar la palabra: “¿Vos querés que nosotros te llamemos todas las mañanas para despertarte?”. A lo que Gonzalo respondió que no era necesario. Tan insólito como real. Tabárez dejaba de lado su trayectoria y el hecho de ser el DT de la Selección Mayor para ofrecerse a llamar a un chico que recién arrancaba para que no faltara a estudiar.

No fue necesario. Barreto se empezó a levantar a hora y terminó el año.

Se inspira con la música de la Vela
Un detalle que pocos saben del maestro es que es hincha de la banda La Vela Puerca y reveló que se inspira con muchos de sus temas. “Nunca fui a un concierto de ellos, pero soy hincha de La Vela Puerca. Escribió una letra, “José sabía”, y yo saqué algunas frases de ahí como eso de que cayó para levantarse de nuevo, porque eso pasa en el fútbol”.

Y en otra parte habla del placer de ganar y perder. Otra cosa, hay una estrofa que dice: ‘cuando todo parece jodido es cuando hay que poner’, y en los partidos o después de una derrota se trata de esto. Y como (José) era un alcohólico dicen: ‘alguna ayuda le vamo' a encontrar’ y esa es la ayuda que le busca un futbolista a un compañero”, reveló Tabárez en una entrevista de diciembre de 2017 en Del Sol FM.

El talismán de la pelota de Páez Vilaró
Año 2010. Uruguay se aprestaba a viajar a Sudáfrica, primera cita mundialista desde el retorno de Tabárez a la Celeste. Al complejo de entrenamiento llegó una encomienda. El DT se encontró con una carta escrita a mano por Carlos Páez Vilaró: “25/jun/2010 Querido maestro Tabárez. ¡Con usted la bandera uruguaya está bien defendida! Un fuerte abrazo y toda la suerte. Aquí le envío un talismán para su primera práctica en suelo africano”.

El talismán no era otra cosa que una pelota con el sol de la bandera uruguaya. El Maestro llamó a Páez Vilaró al que agradeció el gesto y le expresó que la pelota rodaría en cada cancha donde les tocara jugar. El ritual se cumplió desde el debut en Ciudad del Cabo. Minguta, el utilero de la Celeste, llevaba la pelota junto con las otras y era la primera que salía de la bolsa. Los jugadores la tomaban y hacían jueguito con ella. El equipo fue superando etapas hasta llegar a las semifinales con Holanda. Pero un día ocurrió lo inesperado...

El equipo pronto para salir a entrenar previo al partido con los holandeses y Minguta que se arrima al maestro y le dice por lo bajo: “Oscar, desapareció la pelota de Páez Vilaró”. Se podrán imaginar que la buscaron por mar y tierra. Pero no apareció. Se la robaron. Uruguay perdió con Holanda.

El penal del Pelado Cáceres
Un hecho que quedó perpetuado en la memoria de los uruguayos fue la definición por penales contra Argentina en los cuartos de final de la Copa América 2011. Uruguay aguantó el partido y el tiempo extra con 10 desde los 37 minutos por la expulsión de Diego Pérez. Y se fue a los penales. Uruguay ganó con las atajadas de Fernando Muslera y un último remate bien ejecutado por Martín Cáceres.

Tiempo después, en los espacios que el entrenador habilita para que la familia concurra al Complejo Celeste a visitar a los jugadores, Tabárez se encontró con el padre de Cáceres. “Ese día conocí al papá de Martín cuando vino y me dijo: ‘¿Cómo puede usted hacerle tirar un penal a mi hijo?’. El hombre me reveló que era su primer penal y tenía terror de que lo errara”.

La charla de Lugano que lo emocionó
Hay pequeños espacios que Tabárez deja reservados para los futbolistas. A modo de ejemplo: no entra al vestuario a tomar mate, lo considera un lugar de los jugadores. Y otro detalle es que, previo a salir a la cancha, deja solos a los jugadores. En la Copa América de 2011 los jugadores le habían dejado al cocinero Aldo Cauteruccio cámaras para filmar y tomar fotos. Dos meses después de ganar la Copa, el cocinero de la Celeste le mostró al Maestro la charla que brindó Lugano en el túnel antes de salir a jugar la final con Paraguay.

Tabárez reveló que se emocionó cuando lo observó. ¿Qué dijo Lugano? “Hoy no nos cabe nada’, gritaba y repetía, ‘hoy no nos cabe nada’ y explicaba por qué, porque después de andar todo el camino, era imposible que nos ganaran. Y eso no viene de un discurso que se le ocurrió. Es de todo lo que se hizo y todo lo que interactuó con los compañeros”, expresó el entrenador.

El liderazgo de Bengoechea
En una charla que brindó en el auditorio del World Trade Center, Tabárez reveló una anécdota que tiene como protagonista a Pablo Javier Bengoechea y su rol de líder. “Yo tengo un trabajo donde junto a todos los futbolistas les doy una hoja en blanco con tres números y les pido que pongan a los compañeros que más prefieren por orden de preferencia. Criterio libre, compañero de equipo, de viaje, de habitación, y del otro lado poner el nombre. Se le dan garantías de que nadie va a revelar su voto. Eligen y eso se traspasa a una plancha y ahí se ve quiénes son más aceptados, quiénes son los menos y quiénes son los rechazados”.

El entrenador agregó que: “Me acuerdo que en Wanderers, que fue un equipo donde apliqué varios de estos trabajos, aplicamos el primer sociograma casi al inicio de la temporada. Esos nombres se van poniendo en círculo concéntricos, en el centro se ponen los líderes y los que tienen menos votos a la periferia y los que no tienen votos van afuera del círculo y eso es importante para el entrenador porque tiene que saber por qué y cómo los integra. Y ahí afuera estaba un futbolista que era nuevo en el equipo, venía del interior, y el otro que tenía sus problemas pero siempre hay que darle la chance. Uno fue importante, pasó a ser líder: es Pablo Bengoechea. Es poco frecuente eso. El otro, que no lo voy a nombrar, no estuvo más en el fútbol”.

Bauzá y el enojo del maestro
El expresidente de la AUF, Sebastián Bauzá, reveló en el libro Maestro, el legado de Tabárez, una anécdota que vivió con el entrenador de Uruguay: “Me acuerdo un día que viajamos a jugar un partido a Francia y el maestro se olvidó en el avión de un libro que estaba leyendo. ¡Pah…!”, recordó entre risas Bauzá.

Resulta que una vez en el hotel fueron a comer y el maestro no hablaba. Bauzá no sabía el motivo por el cual el entrenador se encontraba molesto. Y se rompía la cabeza pensando ‘que le pasa a este tipo’. No sabía con que le podía salir. Repasaba en su memoria pero no encontraba motivos para el enojo del DT. Todo transcurría con normalidad: el vuelo salió en hora, en el hotel no pasaba nada, estaban todos los jugadores convocados. Y en determinado momento el presidente de la AUF no aguantó más y preguntó: “¿Maestro qué le pasa?”. A lo que Tabárez lo miró y le respondió: “Dejé el libro en el avión”. Y Bauzá, para aflojar la tensión, le dijo: “Maestro… el libro lo vamos a recuperar”.

Cavani, el ídolo de los nietos del maestro
El Maestro Tabárez reveló que sus nietos son fanáticos de Edinson Cavani y que ambos tienen la camiseta del Matador. En una entrevista en Del Sol FM, en diciembre de 2017, el técnico contó: “Leandro y Facundo tienen el número 21 de Cavani. Una vez Melissa (su hija) me dijo, lo que menos soy es cholula, pero quiero tener un recuerdo. Entonces en los espacios que habilitamos para visitas de los familiares venían y se sacaban fotos con Palito, Suárez, con el Cacha, pero Facundo no. No participaba. Leandro y Sofía sí, pero él no. Y cuando vino Cavani, que estaba en otro lugar con su familia, él lo vio, y ahí sí se sacó una foto y luego se puso a jugar al fútbol con él. Él tiene pasión con Cavani. Edi es una persona exquisita en todos esos aspectos de relacionarse con los niños. El día de su cumpleaños le mandó un mensaje a Facundo”.