Tras perder la final de la Liga 1 2023 ante Universitario en Matute, Alianza Lima se trazó el objetivo de volver a ser campeón nacional en el año del centenario de su máximo rival.
Para ello, la dirigencia de Alianza renovó totalmente el plantel y sumó 12 refuerzos a comienzos de año, sobresaliendo las llegadas de Kevin Serna, Sebastián Rodríguez, Catriel Cabellos, Cecilio Waterman, Adrián Arregui, Juan Pablo Freytes, Renzo Garcés, Jhamir D'Arrigo y Jeriel de Santis.
Ante la salida de Mauricio Larriera, se apostó por Alejandro Restrepo, un técnico que venía de ser campeón con el Deportivo Pereira de su país y de alcanzar los cuartos de final de la CONMEBOL Libertadores.
La dirección deportiva sumó refuerzos para la idea de juego del entrenador colombiano y la apuesta que parecía promisoria no resultó.
Alianza Lima sufrió otra derrota en el clásico ante Universitario, posteriormente enlazó tres caídas consecutivas y sus opciones de ganar el Apertura se volvieron pocas.
En la CONMEBOL Libertadores le fue mejor más allá de que acabara finalmente como último de su grupo. El tema fue que no supo aprovechar sus ocasiones en distintos partidos, llegó a ilusionarse con clasificar a octavos de final tras estar dos veces adelante en el marcador ante Fluminense en el Maracaná, pero la posterior derrota por 3-2 lo dejó afuera de todo.
Los amistosos durante el receso no mejoraron la imagen del Alianza de Restrepo, pero el equipo arrancó el Clausura con dos triunfos seguidos. Sin embargo, la dolorosa derrota en el clásico ante Universitario desencadenó en la salida del DT.
Sin Restrepo y con una plantilla conformada a su medida, la dirigencia primero pensó en Cristian Díaz. Bruno Marioni, director de fútbol del club, lo hizo renunciar a su club, firmar contrato y hasta mandarle los pasajes para su llegada a Perú. Pero la presión del hincha pudo más y finalmente se desistió de la contratación del DT argentino, lo que provocó que Díaz le entable un juicio al conjunto victoriano.
Finalmente, la directiva apostó por Mariano Soso, un viejo conocido del fútbol peruano y cuya idea de juego podía compaginar con la plantilla victoriana. Para el segundo semestre del año, además, se sumaron cinco refuerzos, siendo la vuelta de Paolo Guerrero el fichaje más rimbombante.
Sin embargo, el ciclo arrancó con dos empates, pero la irregularidad de los otros candidatos le permitió alcanzar la punta y soñar con el título. Con Soso, Alianza mejoró defensivamente, más allá de posteriormente caer 1-0 ante Atlético Grau y solo igualar como local ante Melgar.
Alianza Lima llegó vivo y con opciones a la última fecha del Clausura: necesitaba que Universitario no le gane a Chankas CYC en Andahuaylas y ellos ganarle a Cusco FC en Matute. Lo primero se cumplió. Lo segundo, increíblemente, no sucedió. Para colmo, la derrota por 1-2 no solo lo dejó sin título, sino que provocó que acabe como cuarto del acumulado y deba jugar la CONMEBOL Libertadores desde la Fase 1.
De ilusionarse con malograrle la fiesta a Universitario, Alianza pasó a no ganar ningún torneo corto, perder los dos clásicos del año, no imponerse en ningún partido importante de la temporada y a tener que jugar la etapa más complicada para cualquier club peruano en la Libertadores.
Un año más, Alianza Lima hizo gala de su enorme poderío económico, pero a diferencia de años anteriores, no le bastó. La mala planificación la terminó pagando caro y ahora deberá reconstruirse para una temporada que asoma como un reto enorme para el conjunto victoriano.