Este lunes se cumplen 13 años del inicio de la era de Diego Simeone al Atlético de Madrid, una relación exitosa y que marcará la historia rojiblanca
MADRID -- Si a Diego Pablo Simeone le dicen en 2011 que iba a durar trece años en el Atlético de Madrid no se lo hubiera creído. Y si, además, le dicen que iba a ganar tantos títulos, tampoco. El legado del Cholo es historia viva de un club, el Atleti, que le ha hecho portador del corazón, del escudo y del sentimiento colchonero.
Y es que nadie esperaba estos logros. Menos en un club como el Atlético de Madrid que durante tantos años fue una trituradora de entrenadores. El mismo Simeone aterrizó el 23 de diciembre de 2011 después de que en apenas dos años por el Vicente Calderón pasaran Javier Aguirre, Abel Resino, Gregorio Manzano y Quique Sánchez Flores.
Simeone llegó, tal y como dos fuentes informan a ESPN, con la intención de detener la hemorragia de resultados por entonces, pero también con el objetivo de dar un paso hacia adelante para que el Atleti ganara en tranquilidad institucional. De aquella eran habituales las manifestaciones demostrando la ruptura entre la afición y la, todavía, directiva. Una ruptura que sigue existiendo pero que se ha mitigado con los años debido a los grandes resultados del equipo de Simeone.
Los comienzos no fueron fáciles, pero echando la mirada hacia atrás ya se puede decir que Simeone es el entrenador más importante de la historia rojiblanca: dos Ligas, dos Europa League, dos Supercopas de Europa y una Copa del Rey son palabras mayores en un futbol en el que los gigantes no paran de aumentar la diferencia con el resto.
Y es ahí donde el Atleti y, en particular, Simeone se han hecho fuertes. El club necesitaba una estabilidad deportiva en la que apoyar su proyecto económico. Desde la llegada del argentino, el Atleti siempre se ha clasificado para la Champions League, asegurando una dotación económica anual que ha permitido a los colchoneros mantener su estatus europeo. Con altibajos, porque esto tampoco ha sido fácil, pero ahí siguen otro año más.
Simeone también se ha erigido en un descubridor y pulidor de talento. Con mucha calma, ha ido formando a canteranos como Koke o Pablo Barrios, a los que ha ido combinando con otros jóvenes que, a nivel internacional, han dado un rendimiento tremendo. Y aquí no solo hablamos de Julián Álvarez, que ya venía formado de River Plate y del Manchester CIity, sino de otros casos como los de Yannick Carrasco, Antoine Griezmann, Arda Turan, Filipe Luis, Lucas y Theo Hernández o Rodri.
De una forma u otra, estos y más casos han pasado por las manos de un Simeone que les ha imprimido un carácter competitivo innato para convertirse en los cracks que son (o han sido). En otros casos ha sido el encargado de formar al jugador para que de lo mejor de él, como son los casos de Diego Costa o Falcao.
Está claro que en la retina de muchos aficionados quedarán las dos finales de Champions League perdidas a manos del Real Madrid. Es una deuda histórica con el club que el propio Cholo tendrá que llevar durante su vida, porque si alguien lleva tan adentro aquellas dos derrotas ése es Simeone por la pasión e ilusión que tenía por entonces.
A pesar de acariciar los dos títulos, un trabajador del club también pide que se comparen “presupuestos, inversión y trayectoria en ese tipo de lides para que la forma no impida ver el fondo de lo que realmente consiguió el Cholo aquellos años”.
Simeone no ha podido con todo en estos años. Ha habido altibajos notables, pero con una regularidad que todos los entrenadores del mundo avalan. Puede que algún crítico responda que ha tenido algún “lunar” como João Félix. Sin embargo, el portugués no puso de su parte a pesar de la insistencia del argentino en darle opciones para crecer. Ni en el Barça, ni en sus dos etapas en el Chelsea ha conseguido romper la baraja. ¿Culpa también de Simeone? Muchos lo acusaban de no saber pulir al internacional luso, pero fue el propio jugador el que le ha dado la razón al entrenador con su pobre rendimiento.
A pregunta de ESPN, uno de los últimos en llegar, Conor Gallagher, responde que Simeone “es el primer entrenador que me ha tratado como un hombre, otorgándome las responsabilidades que otros no me dieron”.
Otro jugador comenta off the récord que “Simeone nos exige, pero también nos da. Es de los pocos entrenadores que, en mi trayectoria, te dice lo que va a pasar y acierta. Eso es una ventaja para todos”.
Esto prueba que el legado no es solo a nivel de resultados públicos, sino también de gestión interna. Pocos han sido los casos de futbolistas que han salido por la puerta de atrás y culpan al Cholo de su situación. Muy pocos.
Después de trece años se puede decir con toda seguridad que Simeone es uno de los mejores entrenadores de la historia del futbol y el mejor entrenador que ha tenido el Atleti. Ha mejorado al club, le ha dado estabilidad y la entidad ha crecido de la mano de un mistérica que te gana en las distancias cortas por su pasión por el fútbol y por el club al que tanto ama. En el Metropolitano nadie le pone en duda y sólo hay palabras de agradecimiento a un legado que perdurará hasta el infinito.