Se hacen llamar "haitijuanense", el resultado del fenómeno migratorio, provocado por la precaria situación económica y política de su país de origen.
El “Pequeño Haití” es una barranca, con caminos de terracería y casas de madera, en Tijuana, México. Ahí hay un grupo de hijos del país caribeño que enfrenta a México en la Copa Oro 2023, en espera de cruzar a los Estados Unidos o que han decidido quedarse del lado sur del Río Bravo a iniciar una nueva vida.
“Tijuana es la comunidad con más haitianos en México, en 2016, se tuvieron que quedar aquí, porque se endurecieron las reglas para cruzar a los Estados Unidos. Muchos ya se fueron, pero otros se quedan, tienen sus puestos en la plaza de la tecnología, otros se asociaron como comerciantes de Tijuana, otros con empresarios y pusieron sus restaurantes de comida haitiana. Otros se casaron con mexicanas y tienen sus familias”, cuenta el pastor Gustavo Banda, uno de los principales protectores de la comunidad haitiana, en entrevista con ESPN.
Los habitantes del “Pequeño Haití”, se hacen llamar "haitijuanense", el resultado del fenómeno migratorio, provocado por la precaria situación económica y política de su país de origen. El futbol es un respiro, en medio de una espera interminable y/o la dificultad de comenzar una vida lejos de su terruño.
“Son muy buenos, cuando llegaron los haitianos, nos fuimos a jugar a las canchas y tenían una gran condición física. Después hicieron su equipo y han ganado todo, en su país no hay apoyo. La economía de Haití está deshecha”, cuenta el pastor Banda “Hubo un momento que en Tijuana hubo cinco mil haitianos, pero ahorita se piensa que hay dos mil 500 viviendo aquí, el resto es población flotante, que llega y se va”.
A las 19:00 en punto del jueves, en el “Pequeño Haití”, se encenderá un televisor para sintonizar el juego entre México y el país caribeño, de la Copa Oro 2023. Ahí regresan los colores rojo y azul al pecho de los haitijuanenses, porque la patria llama, y por 90 minutos sólo importará el futbol, como pasó en las semifinales en la edición 2019 del torneo.
“Ese día que jueguen, vamos a poner el televisor, para que todos juntos lo podamos ver. Me acuerdo de un partido entre México y Haití, ellos estaban enojados, porque México ganó con ayuda del árbitro. Fue un juego difícil, que apenas le ganamos a los haitianos. Yo era el único mexicano y todos me veían feo, me decían ‘fue un robo’”.