El español venció de punta a punta en su primer fin de semana oficial como piloto del equipo Ducati de fábrica y retornó a lo más alto de la tabla después de 93 carreras.
¿Cuántas cosas habrás pasado por la cabeza de Marc Márquez en los últimos 1931 días? En esos tiempos oscuros y difíciles, de cuatro operaciones en ese brazo derecho que no quería sanar y que lo dejó afuera de toda la temporada 2020. El calvario se extendió hasta 2022, el hexacampeón de MotoGP no tenía paz. Su férrea mentalidad pudo mantener en pie una carrera deportiva que parecía condenada por el físico. Pero el español no se achicó jamás. Para colmo, cada vez que intentaba volver se encontraba con una Honda que se ensañaba en escupirlo por el aire cada vez que podía. Los Mundiales pasaban, las carreras se acumulaban y Márquez no encontraba la forma de volver a ser el que había sido. Hasta que en 2024 metió un volantazo: dejó las huestes del Ala y se mudó a Ducati bajo el techo de Gresini. Resignó dinero (mucho) por el solo hecho de intentarlo una vez más. Quería volver a lo más alto.
Y volvió a sentirse competitivo, ganó carreras se subió al podio y terminó el año en el tercer lugar de la tabla. La sonrisa característica de Márquez volvió, estaba oculta en la oscuridad de su flagelo. Y su andar llevó a los popes de Ducati a hacer a un lado a Jorge Martín, quien había hecho sobrados méritos para tener un sillín en una máquina roja oficial, y cerrar filas con el catalán. Y llegó el debut con la Ducati oficial en el GP de Tailandia, primera cita de 2025. El arranque fue con pole position y, un rato después, se despachó con un triunfo de punta a punta en el sprint, a lo Márquez, al viejo Márquez.
El triunfo que consiguió el español en la carrera corta de este sábado lo depositó en la cima del Mundial, un lugar que no ostentaba desde hacía 1931 días, desde el cierre de la temporada 2019 en Valencia, año en el que sumó su sexto título. Che, parece cosa de Mandinga. Porque hacía 1931 días que no estaba en la punta, sí, en el medio de la cifra está el 93. ¿Cuántas carreras pasaron desde aquella de Cheste? Sí, 93, su número, el que lo acompañó toda la vida. Creer o reventar diría alguna abuela.
Marc controló el sprint desde el pique. No le dio ninguna chance a nadie. Su hermano Álex largó segundo, pero tuvo que aguantar el embate de Pecco Bagnaia, el compañero de Marc, para mantener la posición. Poco y nada paro en las 13 vueltas que duró la competencia: una caída de Jack Miller, el sobrepaso de Pedro Acosta a Brad Binder, su compañero de KTM, y nada más. Pero lo importante estaba adelante. Márquez ganó a lo Márquez. Y volvió a la cima del Mundial después de poco más de cinco años.
“Fui consistente con la moto, vi que había una aventaja y traté de mantenerla. Es fantástico empezar el viaje con Ducati de este modo, pero lo más importante es la carrera larga y espero, de mínima, estar en el podio”, dijo Marc. Este domingo tratará de hacer doblete y vencer en la competencia que más puntos reparte y que esa vuelta a lo más alto, después de 1931 días, 93 carreras, cuatro operaciones y una enorme cantidad de caídas, se extienda, al menos, hasta la visita a la Argentina.
