El hexacampeón de la máxima categoría del Mundial voló en Motorland y se aseguró el primer cajón de partida para el sprint y la carrera larga de la octava fecha del Mundial.
Está claro que Marc Márquez está en otra historia en el GP de Aragón, octava fecha del Mundial de MotoGP. El nivel superlativo y abrumador del español con su Ducati oficial es absoluto y dio una muestra más en la clasificación al quedarse con la pole position, con nuevo récord para el trazado de Motorland (1m45s704).
Antes de llegar al circuito emplazado en el nordeste de España se sabía que el hexacampeón de MotoGP era el gran candidato, por antecedentes (es el máximo ganador en la pista con seis éxitos en la categoría mayor) y por presente (lidera el Mundial). Pero el ritmo que mostró el viernes en ensayos y la velocidad a una vuelta realmente dejaron a todos fuera de combate.
Solo su hermano, Álex, con la Ducati del Gresini, trató de convertirse en una amenaza. Y por un momento le sacó el 1 en la clasificación al mayor de los Márquez. Pero Marc abrió un giro más y, a pesar de estar a un pelín de irse al piso por un corcoveo que le hizo su Desmosedici, le alcanzó para superar a Álex y por ¡260 milésimas!
Franco Morbidelli, de la escudería de Valentino Rossi, se metió tercero para completar la primera hilera de largada a pura Ducati. El italiano se ubicó a 280 milésima, muy cerca de Álex, pero lejos de Marc. El cuarto, definitivamente está en otra categoría: Pecco Bagnaia, compañero de Marc, ocupó el lugar a 603 milésimas de la punta.
El fin de semana está planteado. Marc Márquez mostró en los ensayos un ritmo de carrera infernal. De no mediar nada raro, el líder del torneo debería mostrarse aún más abrumador en las dos carreras. Pero, claro, el catalán de Cervera abrió el paraguas el jueves, en la atención a la prensa: “Hay circuitos en los que sé que soy candidato, pero no hay que confiarse. En Austin quedó demostrado”, dijo, haciendo referencia a que en Texas también se siente súper cómodo, pero en la última visita terminó en el piso cuando mandaba con comodidad. El resto de la parrilla guarda ese dato casi como la única esperanza para pensar en superarlo.
