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Lakers en aprietos sin Nick Young

La temporada que se avecina para los Los Ángeles Lakers refleja un conflicto entre la realidad de un equipo que está más cerca de la lotería del draft que de los playoffs y las aspiraciones de referentes veteranos como Kobe Bryant y Nick Young.

Young, justamente, sufrió una rotura del ligamento colateral en el dedo gordo de la mano derecha que no podría llegar en un peor momento para el conjunto angelino.

La lesión en cuestión marginará al alero de 29 años de las canchas por entre seis y ocho semanas, lo que significa que su oportunidad de generar cierto ritmo y entendimiento junto a Kobe Bryant tras disputar apenas seis juegos con él la temporada pasada debido a la lesión que marginó a Kobe por el resto de la campaña lo ha pasado de largo.

Además, 'Swaggy P' necesita aclimatarse a ser titular. Él jamás ha jugado más de 40 partidos como parte del quinteto inicial en una temporada y solo disputó nueve la temporada pasada.

Young claramente es considerado uno de los pilares del futuro de los Lakers si nos basamos en el contrato por cuatro años y $21.5 millones de dólares que él firmó en julio de este año. Él es el tercer jugador más talentoso de los Lakers después de Kobe y Carlos Boozer, y hasta se podría decir que él supera a un Boozer en declive.

La idea parece ser que la capacidad innata de Young como anotador que floreció con un promedio de 17.9 puntos (el mayor de su carrera) durante 64 juegos la temporada pasada se potencie todavía más ante las marcas que un Kobe saludable va a arrastrar, y que luego él mantenga al ataque a flote cuando la estrella de los Lakers esté en el banco de suplentes.

En comparación, su hipotético reemplazante Wesley Johnson promedió apenas 9,1 puntos por encuentro jugando la misma cantidad de minutos que Young la temporada pasada. O sea, ahora Kobe y Boozer tienen todavía más responsabilidades ofensivas a los 36 y 32 años respectivamente mientras el recambio del equipo se queda rengo.

Young se vera marginado de la acción hasta por lo menos mediados de noviembre, y el problema con eso es que los dirigidos por Byron Scott no se pueden dar el lujo de verse en desventaja en ningún momento de la temporada regular. Es más, un arranque exitoso es prácticamente una necesidad vital para ellos y la ausencia de cualquier jugador titular por un tiempo prolongado no contribuye a esa causa.

Mientras que en la Conferencia Este cualquiera puede mantenerse a flote con una marca semi respetable y clasificar a la postemporada con entre 38 y 40 victorias, en el Oeste el requisito mínimo para obtener el octavo y último cupo fueron 49 triunfos. Eso significa que los Lakers deben ganar por lo menos 22 partidos más que en su campaña 2013-14 que los vio salir anteúltimos en su conferencia.

12 de sus primeros 17 compromisos en la temporada regular entre el 28 de octubre y el 30 de noviembre son contra equipos que clasificaron a los playoffs la temporada pasada, y otros dos son contra los formidables Phoenix Suns que ganaron 48 juegos durante su última campaña.

10 de esos 17 choques serán en el Staples Center, así que por lo menos la localía debería poder atenuar un poco a la dificultad de lo que podría ser ese mes sin Young en la cancha.

El desafío cuesta arriba ya ha comenzado para los Lakers, un equipo al que no le sobra nada a esta altura excepto fe.