EAST RUTHERFORD, N.J. -- En la casa de diversiones que puede ser la NFL, en dónde nada en realidad es como aparenta, habrán partidos como la improbable y sorpresiva victoria de los New York Jets por 20-13 sobre los Pittsburgh Steelers el domingo en el MetLife Stadium.
El safety de los Jets, Jaiquawn Jarrett, en un rol titular contra el quarterback más caliente en el planeta para que el entrenador en jefe Rex Ryan pudiera enviarle un mensaje al novato Calvin Pryor, abruptamente terminó con la racha sublime de Ben Roethlisberger. Jarrett interceptó dos pases de Roethlisberger, cuya línea final de 343 yardas por aire y un porcentaje de pases completo de 69.8 parecía estar artificialmente inflada luego que los Steelers perdieron por décima ocasión en sus últimos 18 partidos contra equipos con un récord perdedor.
Una ex selección de segunda ronda sobre quien los Philadelphia Eagles se rindieron tras una temporada, Jarrett entró al partido sin haber interceptado a nadie en su carrera. Roethlisberger, quien había lanzado 12 pases para touchdown en sus últimos dos partidos, solo había sido interceptado tres veces antes de la Semana 10. Naturalmente, Jarrett, quien también tuvo la primera captura de su carrera y recuperó su primer balón suelto, fue el que paró a Roethlisberger y una ofensiva de los Steelers que había promediado 41.3 puntos en sus últimos tres partidos.
Pero este partido fue menos sobre Jarrett aprovechando una oportunidad luego de impresionar a Ryan durante las prácticas la semana pasada y más sobre Roethlisberger y los Steelers tirando por la borda una gran oportunidad. Los Steelers tenían vía libre hacia un 8-3 (asumiendo que derrotarán a los Titans en 2-7) y la cima de la AFC Norte entrando a su semana libre. Ahora tienen marca de 6-4 y están empate en el sótano de la división.
"Duele", dijo Roethlisberger.
El juego desbalanceado de Roethlisberger es la razón principal por la cual el viaje en avión de vuelta a Pittsburgh debió haber sido uno silencioso. Estaba fuera de sus cabales casi todo el partido, especialmente en el tercer parcial, cuando aguantó el balón por demasiado tiempo para ser capturado. Más temprano en el partido, lanzó su peor pase de toda la temporada.
Los Steelers lograron tres primer downs en su primera posesión después del receso, construyendo sobre el gol de campo de 53 yardas de Shaun Suisham al expirar el tiempo de la primera mitad. Tras llegar a la yarda 40 de los Jets, Roethlisberger pensó que era una buena idea lanzar un pase a Markus Wheaton mientras el ala abierta de 5 pies 11 pulgadas y 182 libras estaba en cobertura triple en el medio de terreno. Era como tratar de estaciones un camión de carga en un garaje para un automóvil.
"Le puse demasiado aire", dijo Roethlisberger. "Mal tiro de mi parte".
Mala decisión también.
Lo que hace eso más inverosímil es que Roethlisberger dijo que los Steelers estaban tirando por debajo de la defensa temprano porque los Jets (2-8) estaban quitándole la opción del tiro largo. Ni pensar que los Jets tenían de titulares a dos esquineros suplentes y que los Steelers, tan calientes como estaban, debieron haber dictado cómo jugarían su ofensiva, no de la otra manera.
Pero, por otro lado, la extraña estrategia caía perfectamente en un día que tuvo poco sentido para los Steelers.
"Viviremos para pelear mañana", dijo Roethlisberger, quien dejó entrever que los entrenadores de los Steelers también tenían espacio para mejorar.
Eso fue lo mejor que pudo decir tras un sorprendente regreso a la realidad.
El entrenador de los Steelers Mike Tomlin tampoco estaba más explicativo que Roethlisberger luego de que su equipo perdiera la batalla de los intercambios contra los Jets, quien hasta el domingo era el equipo menos oportunista de ls NFL. Los Jets entraron al partido con un diferencial de -15 en cambios de posesión. Pero aún así, lograron quitarle el balón a los Steelers cuatro veces -- el ala abierta del Pro Bowl Antonio Brown perdió dos balones sueltos -- y los Steelers no pudieron quitarle el ovoide a los Jets.
Si, fue otro día en la casa de diversiones.