A pesar de los avances sociales que ha vivido el país caribeño, todavía se mantiene como tabú referirse a temas relacionados con miembros de la comunidad LGBT+ dentro del deporte.
República Dominicana es un país cuya evolución social se encuentra en pañales. A pesar de haber obtenido su independencia en 1844, las circunstancias históricas impidieron que hasta la caída del régimen del dictador Rafel Leónidas Trujillo en la década de 1960, iniciara algún semblante de vida democrática.
Como consecuencia, criterios como la igualdad, los derechos humanos, el respeto por la dignidad humana, la libertad de cultos y creencias o la aceptación de la diversidad no se han podido desarrollar en la misma forma que en otros países, en especial los del llamado “Primer Mundo”.
En medio de todo esto ha tenido que desarrollar la Comunidad LGBT+ en el país y a pesar de que tuvieron que luchar duras batallas sociales, en especial por la forma en que la sociedad les juzgaba (y algunos miembros todavía lo hacen), poco a poco se han ido abriendo los espacios necesarios para que sus miembros sean incluidos y respetados.
Sin embargo, todavía hay mucho camino que recorrer con respecto a la inclusión de los miembros de la Comunidad LGBT+ en varios escenarios, siendo uno de los más afectados, el deporte.
En el país no se han hecho estudios o investigaciones que reflejen el número real de dominicanos que se identifican como miembros de la Comunidad LGBT+, pero es un secreto a voces que múltiples selecciones deportivas cuentan con varios integrantes entre sus filas. Las preferencias o identificación sexual de los individuos no parecen afectar en nada su relación con sus compañeros de equipo o entrenadores, pero sí parece causar complicaciones hacia el exterior.
En un intento por comprender la situación de los atletas dominicanos que pertenecen a la Comunidad LGBT+ en detalle, ESPN Digital tocó la puerta de múltiples deportistas en varias disciplinas, profesionales, semiprofesionales y amateur; en todos los casos la respuesta fue la misma: no hay comodidad para hablar sobre el tema con el exterior y prefieren no dar respuestas o entrevistas que pudiesen llevar a que alguien fuera de sus equipos los reconozca.
La sensación que se percibe al abordarles sobre el tema es que existe temor por posibles represalias en contra de estos y que no puedan continuar practicando su disciplina, en especial entre aquellos que pertenecen a combinados profesionales.
Es importante destacar que no existe registro de programas deportivos estatales o privados orientados a sensibilizar sobre la cultura LGBT+ o a su inclusión dentro del deporte en República Dominicana, por lo que existe un total silencio por parte de las autoridades con respecto a la situación.
En República Dominicana todavía no existe un caso de un atleta que se haya pronunciado de manera abierta y pública como parte de la Comunidad LGBT+. El secretismo existe en el deporte dominicano y lo hace porque todavía hay sectores en la sociedad que ven las preferencias sexuales "no tradicionales" (como les llaman) de otros con malos ojos.
El deporte es un espacio para mejorar la salud en todos los ámbitos, para compartir con compañeros, para crecer y en muchos casos, para representar con orgullo la bandera de un país. La República Dominicana ciertamente ha mostrado avances cuando se refiere a la igualdad entre personas, sin importar la preferencia o identificación sexual, pero queda mucho trabajo por hacer y el deporte en el país no escapa de esta realidad.