Voley, Preolímpico femenino: Perú, de ser orgullo nacional a una debacle sin fin

Con un horizonte, oscuro por donde se lo mire, Perú afrontará el Preolímpico de Tokio en el que también jugará la Selección Argentina y será televisado por Star Plus.

En la década de 1980, mientras Argentina sorprendía con la Generación de los Bronces del vóley masculino, la selección femenina de Perú disfrutaba de un éxito mayor que el de la Albiceleste. A los podios de los Mundiales de Lima 1982 (subcampeona) y Praga 1986 (tercera), la Bicolor los coronó con una espectacular medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988: estuvo 2-0 al frente en la finalísima, pero finalmente perdió 2-3 con una potencia estelar como la Unión Soviética.

Desde 1964 hasta 1993, las peruanas ganaron 12 de los 15 Sudamericanos, empequeñeciendo al gigante Brasil. Eran colosales. En 2023, días antes del Preolímpico de Tokio, el prestigio peruano está hecho trizas. Astillado en mil pedazos.

La máxima aspiración en tierras niponas será no sufrir derrotas aplastantes en cada juego. Ganar al menos un partido parece una utopía. A fines de agosto último, sufrieron la mayor humillación de su historia: no pudieron siquiera ganarle a Chile y terminaron últimas en el Sudamericano disputado en la ciudad brasileña de Recife. En su época de esplendor, el equipo de vóleibol femenino solo tuvo la sombra de la selección masculina de fútbol. Aunque los tiempos cambiaron, su eco no desapareció.

Después del fútbol, que suele ser el rey en todo el planeta, el vóley es el deporte más practicado y más popular en Perú. Y recibe un gran apoyo del Estado. Naturalmente, el tropiezo en Brasil fue un auténtico escándalo: desde la creación del Sudamericano, en 1951, hasta 2019, la Bicolor siempre se había subido al podio, a excepción de 2001, cuando no participó. En 2021 había sido cuarta. En 2023 tocó fondo. “Tú no puedes ser jugadora de vóley sin ser atleta. Tienen más de 5 kilos de sobrepeso: ¿cómo van a saltar? Antes de subir a un podio, el campeonato se gana entrenando, en la cancha todos los días”, planteó Cecilia Tait, una de las estrellas más fulgurantes de Seúl 1988. “Con todo respeto, que se vayan a su casa”, añadió la exjugadora en una entrevista realizada por la periodista Raquel Rodríguez Stolar, de “Sobre la Net”. En El Comercio, “la Zurda de Oro” aseguró “estar de luto” por el último puesto sudamericano. “No es momento de apagar incendios; hay que empezar todo desde cero”, dijo en esa entrevista.

De la cima al último escalón El incendio fue tal que el entrenador del equipo, el español Francisco “Paco” Hervás, renunció a su cargo al terminar la participación en el Sudamericano. “La Junta Directiva de la Federación Peruana de Vóleibol ha decidido aceptar esta renuncia pero, debido a la proximidad del siguiente compromiso del equipo nacional asumido por la FPV ante la FIVB, ha pedido al profesor Hervás que dirija al grupo en este último torneo del año, quien ha aceptado dicha responsabilidad, finalizando ahí su relación laboral con nuestra Federación”, explicó la FPV en un comunicado.

Con ese horizonte, oscuro por donde se lo mire, Perú afrontará el Preolímpico de Tokio en el que también jugará la Selección Argentina y será televisado por Star Plus. En los años ochenta, varias peruanas jugaban en las mejores ligas del mundo. Tait y Gaby Pérez del Solar llegaron al Salón de la Fama. Rosa García fue abanderada de su país en Sydney 2000. García y Natalia Málaga disputaron cuatro Juegos. Desde México 1968, con un debut promisorio, en el que ocupó el cuarto puesto, Perú sumó siete participaciones olímpicas. En el siglo pasado, está dicho, el prestigio era inocultable. De todo aquello, en este 2023 solo quedan recuerdos. En el siglo 21, el seleccionado femenino participó apenas de tres de los grandes eventos: los Juegos de Sydney 2000 y los Mundiales 2006 y 2010. Lleva 13 años de sequía absoluta.

Una montaña de problemas “Entre los problemas más graves está el dirigencial. La mayoría de los dirigentes peruanos no están preparados. Siguen pensando que Man Bok Park es el mejor entrenador del mundo y ese vóleibol nos va a sacar de esta debacle”, dice la periodista Raquel Rodríguez Stolar en diálogo con ESPN.

Se refiere al surcoreano que dirigió al equipo en cinco de sus siete participaciones olímpicas y falleció en 2019 en Lima. Rodríguez Stolar asegura que la gestión de Gino Vegas, presidente de la FPV, es nefasta, pero también enumera errores y manejos equivocados que llevaron al vóleibol peruano a situarse frente a un precipicio. De hecho, los sacudones de directivos y entrenadores se hicieron moneda corriente.

Años atrás, Diana Gonzáles le dejó la presidencia de la FPV a Pilar Gonzáles y ésta planteó una drástica reducción de sueldo al brasileño Luizomar de Moura, quien había sido contratado como seleccionador en 2017. La cuestión terminó con un juicio. Luego asumió Carlos Aparicio y más tarde contrataron a Hervás, el español que había llevado a Regatas Lima a lo más alto de la Liga peruana.

En los últimos días de 2020, Gino Vegas llegó a la presidencia de una FPV endeudada y en crisis permanente. “Hervás empezó bastante bien, pero los problemas dirigenciales lo fueron sepultando. Y también mostró incapacidad para mantener un plantel en años consecutivos. Por distintos motivos, se fueron alejando Vanessa Palacios, Zoila La Rosa o Clarivett Yllescas. Y nunca convocó a Carla Rueda. ¡Y no es que en Perú nos sobren jugadoras! Se ha visto sobrepasado”, detalla Rodríguez Stolar.

En ese listado de alejamientos también aparece Ángela Leyva, quien jugó en las ligas de Turquía, Brasil, Rusia y Francia. La jugadora dijo no haber sido convocada y la FPV mostró ante la prensa unos mensajes de WhatsApp con la citación. Ácida, Tait aseguró que ni en las novelas turcas ocurre todo lo que sucedió con ese caso. “Si una jugadora tiene miedo de que su prestigio baje, porque el equipo que ella va a tener que integrar es malo, que lo diga y no esté. Si Ángela está lesionada o cansada, tampoco le podemos obligar”, dijo Tait en “Sobre la Net”.