Como sabemos, entrenar más no siempre es mejor. Una planificación bien programada y ejecutada debe incluir los tiempos correctos de recuperación entre cada sesión. Esto permitirá no solo una mejora en nuestra performance deportiva, sino también evitar lesiones y problemas de salud. Pero esto no siempre ocurre y muchos runners suelen caer en el llamado "sobreentrenamiento", que trae consigo frustraciones físicas y emocionales.
Por todo esto, es fundamental tener un control sobre las actividades que realizamos en los entrenamientos, y cómo reacciona y se adapta nuestro cuerpo frente a ellas. Una forma sencilla de hacerlo es chequeando nuestro ritmo cardíaco, monitoreando periódicamente la relación de pulsaciones por minuto, tanto en reposo como en actividad. Pero, ¿cómo calculamos estos números? Uno de los métodos es aplicando esta simple fórmula.
Pulsaciones óptimas = 208 – (tu edad x 0,7)
Por ejemplo, para una persona de 30 años los cálculos serían así: 208 – (30 x 0,7) = 187 pulsaciones por minuto máximas que debes alcanzar para mantener tu corazón sano.
Pero este dato no es lo único, ya que si te levantas a la mañana siguiente del entrenamiento y tu ritmo cardíaco está en reposo por encima de lo normal, significa que no te has recuperado aún del esfuerzo anterior. Tu ritmo en reposo debe ser un indicador claro para evitar las consecuencias del sobreentrenamiento.
Como siempre, ante cualquier duda consulta a un especialista.
¿Planificas adecuadamente tus entrenamientos?