Por segundo año consecutivo ha vuelto la danza de los millones a las Grandes Ligas.

Si en el invierno pasado, entre Mike Trout, Bryce Harper y Manny Machado se comprometieron 1,058 millones de dólares, esta vez entre siete peloteros ya se han invertido 1,154 millones.

A diferencia del año pasado, en esta ocasión el mercado se ha movido bastante rápido, sin esa angustiante espera con la que Harper y Machado tuvieron paralizados muchos negocios que dependían de sus respectivas firmas.

Gerrit Cole ($324 millones), Stephen Strasburg (245), Anthony Rendón (245), Zack Wheeler (118), Madison Bumgarner (85), Yasmani Grandal (73) y Mike Moustakas (64), son los peces gordos que se han llevado los mayores contratos.

Demasiado dinero, dirán algunos. Y sí, son muchos dólares que a los fanáticos les preocupan -con o sin razón- por lo que puedan significar en los precios que deberán pagar en los estadios.

Eso es lo de menos. La cuestión es que mientras algunos de estos contratos son altamente riesgosos, no sólo por las cifras involucradas, sino por la extensión en tiempo, algunos de ellos pueden ser redituables en títulos para las franquicias, mientras que otros son, a primera vista, dinero botado por nada.

Cole tendrá 38 años cuando termine su pacto de nueve campañas con los New York Yankees y lo más probable es que para ese entonces su efectividad esté al nivel de un simple mortal.

Los Yankees lo saben, pero si en ese lapso el mejor serpentinero del 2019 es capaz de darle a la franquicia al menos dos títulos de Serie Mundial, ya la inversión estará pagada.

Strasburg es un caso similar. Los Washington Nationals estaban obligados a hacer una gran inversión en uno de sus jugadores emblemáticos para tratar de defender con éxito -o al menos con decoro- su corona.

Esto le permitirá a Washington mantener su rotación junto a Max Scherzer, Patrick Corbin y el venezolano Aníbal Sánchez, aunque es imperativo para la gerencia seguir hurgando en el mercado para reforzar la ofensiva que perdió a Rendón, uno de sus pilares fundamentales.

Lo mismo pasa con Wheeler. Los Philadelphia Phillies siguen metiéndole dinero a la plantilla y hasta ahora han fracasado estrepitosamente.

Esos 118 millones no guardan proporción con los números mostrados hasta ahora por el lanzador a lo largo de su carrera, con 44-35 y efectividad de 3.77 en cinco temporadas y ninguna de ellas con 200 o más entradas.

Pero Wheeler estuvo saludable sus dos últimas con los New York Mets y los Phillies confían en que justo ahora entre en el pico de su rendimiento, para ayudar al equipo a rememorar las épocas gloriosas de Jimmy Rollins, Chase Utley, Cole Hamels, Jamie Moyer y Pat Burrell.

El cubano Grandal y Moustakas son piezas que van encajando en los rompecabezas de los Chicago White Sox y los Cincinnati Reds, respectivamente, equipos que han terminado sus procesos de reconstrucción y parecen listos para dar un salto en el 2020.

Pero los casos de Rendón, con Los Angeles Angels, y Bumgarner, con los Arizona Diamondbacks, carecen, a primera vista, de todo sentido.

Los Angels pueden ser mejores con el aporte que hará el antesalista por el cual pagaron $245 millones. Por supuesto. Cualquier equipo que tenga a Rendón será mejor que antes de tenerlo. Pero esa no es la interrogante a responder.

La pregunta es si esta nueva adición es lo que necesita el equipo para salir a competir en la dura división Oeste de la Liga Americana.

La respuesta es un no rotundo. Entre Rendón y Mike Trout, el dueño, Arte Moreno, ha comprometido 663 millones de dólares, pero ha olvidado reforzar el área de los lanzadores.

Sin pitcheo no hay paraíso. Tanto dinero invertido en tres hombres (no hay que olvidar los $240 millones de Albert Pujols, a quien le faltan por cobrar 59 millones hasta el 2021), ha hecho imposible cubrir otras áreas y "el otro equipo de Los Angeles" tiene más huecos que un queso suizo.

Y Bumgarner tampoco parece ser el hombre que cambie la suerte de los Arizona Diamondbacks.

No se entiende mucho la estrategia de un equipo que en un año sale de su mejor bateador (Paul Goldschmidt) y su mejor pitcher (Zack Greinke) y luego suelta $85 millones por un lanzador que si bien está más que probado en los grandes momentos, genera demasiadas dudas sobre su futuro.

El zurdo MadBum tiene 30 años, seis menos que Greinke, pero en las últimas tres campañas con los San Francisco Giants su salud no lo acompañó y sus números cayeron estruendosamente.

Entre el 2017, 2018 y 2019, Bumgarner tuvo récord de 19-25 y efectividad de 3.58 en 448.1 entradas de trabajo.

Luego de que entre el 2013 y 2016 tuviera cuatro años con efectividad inferior a las tres carreras limpias por cada nueve entradas, sus promedios fueron en ascenso, a ritmo de 3.32 en el 2017 hasta 3.90 en el 2019.

Este último año volvió a estar saludable y logró lanzar 207.2 entradas, pero permitió 90 carreras limpias y 30 jonrones, las mayores cifras de su carrera en esos departamentos.

Sus estadísticas todavía son bastante buenas, pero ya no son de élite. Su declive es gradual y todavía no resulta tan evidente, pero el tiempo se encargará de demostrar cuán equivocada estaba la gerencia de un equipo que ni siquiera se ve como un contendiente inmediato.

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En términos beisboleros, a Scott Boras no se le puede acercar la pelota por estos días, porque con cualquier lanzamiento, la saca de jonrón.

Ahora le tocó a otro de sus encumbrados clientes, Anthony Rendón, firmar un megacontrato, éste por siete temporadas y $245 millones con Los Angeles Angels.

De esta manera, entre el lunes con Stephen Strasburg, el martes con Gerritt Cole y el miércoles con Rendón, el agente más poderoso de toda la industria ha conseguido pactos por un monto total de $814 millones.

Boras explotó la desesperación y frustración de Arte Moreno, el dueño de los Angels, por haber perdido la puja por Cole y le presentó al antesalista como la última Coca-Cola del desierto.

Moreno mordió el anzuelo y le dio a Rendón un contrato que no tiene dinero diferido y tiene una cláusula absoluta de no cambio.

El pelotero de 29 años está en el pico de su carrera y en las últimas tres de las siete temporadas con los Washington Nationals bateó para .310, promedió 43 dobles, 28 cuafrangulares y 106 impulsadas por campaña con un OPS de .952.

Si vale ese dinero o no es cuestionable, pero la cifra la dicta el mercado y las necesidades del equipo que lo contrató o en este caso, más que las necesidades, los deseos de dar un golpe de efecto para impresionar al nuevo manager Joe Maddon, aunque la pregunta es: ¿qué puede representar Anthony Rendón en las aspiraciones “del otro equipo de Los Angeles”?

Además de este pacto que los ata a Rendón hasta 2026, los Angels tienen comprometidos $390.5 millones hasta 2030 con Mike Trout, $72 millones hasta 2022 con Justin Upton, $59 millones hasta 2021 con el dominicano Albert Pujols y $15 millones en 2020 con el curazaleño Andrelton Simmons.

Al menos lograron sacarse de encima los $12.6 millones que ganaría Zack Cozart la próxima temporada al conseguir canjearlo a los San Francisco Giants, sin embargo, el equipo sigue sin lucir realmente competitivo, con un cuerpo de serpentineros que fue el cuarto peor de toda la Liga Americana con efectividad colectiva de 5.12 y que hasta el momento no ha recibido ninguna mejoría en el mercado.

Si la temporada comenzara ahora mismo, los Angels serían incapaces de plantarle cara en la División Oeste del Joven Circuito a los Houston Astros o a los Oakland Athletics. Quizás ni siquiera a los Texas Rangers. Tal vez su competencia sería con los Seattle Mariners por no quedar en el sótano del grupo.

Todavía tienen Moreno y la gerencia tiempo para pescar un par de abridores y relevistas de buen nivel en el mercado, pero no se trata de gastar dinero a lo loco y a manos llenas sino de hacerlo con inteligencia.

Basta mirar a la acera de enfrente, a sus propios vecinos de Los Angeles, que han abierto la billetera de par en par por cuanto agente libre les pasa por al lado y para nada.

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La vida es “timming”. No pudo llegar más oportunamente el momento en que el contrato de Stephen Strasburg le permite salirse y buscar un nuevo pacto.

Viene de su mejor temporada, cuando lideró la Liga Nacional en victorias (18) y entradas lanzadas (209), además de lograr la mayor cantidad de ponches en su carrera (251).

Además, tuvo una postemporada de ensueño, con cinco triunfos sin derrota, una efectividad de 1.98 y el merecido premio de Jugador Más Valioso en la Serie Mundial.

Strasburg debería salirse de su contrato, aunque ello no signifique necesariamente que abandone las filas de los Washington Nationals.

A sus 31 años, el derecho mostró estar saludable y perfectamente podría conseguir en la agencia libre mucho más de los 100 millones de dólares que le restan de su actual pacto con los Nacionales hasta el 2023.

Con Scott Boras como agente, la movida parece lógica y podría representarle un nuevo acuerdo por seis o siete campañas y entre 150 y 200 millones.

Pero da la impresión que Strasburg se siente a gusto en Washington, donde ha jugado la totalidad de su carrera desde que fue escogido como número uno en el draft del 2009.

Él sabe —y Boras también— que tiene el sartén por el mango y puede sentarse a pedir plata a granel.

Podría hacer un descuento a la casa si los Nacionales quieren retenerlo, pero en caso contrario, no faltarán ofertas para hacerse de sus servicios y complacer sus exigencias financieras.

El serpentinero tiene tres días desde el final de la Serie Mundial para decidirse.

O se mantiene dentro de su contrato, que le pagará 25 millones en el 2020, 15 millones en el 2021, otros 15 en el 2022 y 45 en el 2023.

O prueba el mercado por primera vez en su vida y le asegura el futuro a varias generaciones de Strasburg con mucho más dinero del que ya tiene garantizado.

Parecería que el arreglo sería similar al de Clayton Kershaw con Los Angeles Dodgers, cuando se salió de su contrato y volvió a firmar con el mismo equipo por 93 millones entre 2019 y 2021.

Ya pasaron las primeras 24 horas y en los próximos dos días, muchos gerentes generales, incluido Mike Rizzo, el de Washington, estarán pendientes de la decisión de la estrella, con la mano en el bolsillo lista para sacar la chequera.

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Es el 3 de abril de 2017, en Washington, D.C., y por primera vez en tres años, Stephen Strasburg es el abridor del Día Inaugural de los Nacionales. Pero eso no es todo lo que es diferente. A medida que Strasburg pisa la goma de lanzar en la parte alta de la primera entrada y se prepara para medirse al primer bate de los Marlins de Miami Dee Gordon, lo hace desde la cintura. Lejos quedó el movimiento que ha utilizado durante toda su carrera - el movimiento que él y la inmensa mayoría de los abridores de Grandes Ligas suelen utilizar cuando las bases están vacías. Retiró a los Marlins 1-2-3, tirando strikes en 13 de 17 lanzamientos. Los 17 envíos fueron desde la cintura.

No se equivoquen, Strasburg está preparado para hacer lo que sea para mantenerse saludable. Incluso si eso significa lanzar de esa manera siempre. Por primera vez en su carrera, Strasburg está lanzando exclusivamente desde la cintura. Es una decisión que tomó en el pasado invierno luego de otra temporada frustrante en la que su asombroso talento no pudo llegar de abril a octubre sin incidentes gracias a su perpetuamente adolorido cuerpo.

"Las lesiones son parte del béisbol, y yo he tenido mi buena cuota", dijo el serpentinero de 28 años, que el año pasado comenzó tan fuerte como pocos lanzadores en la historia del béisbol lo han hecho (se convirtió en el primer abridor de la Liga Nacional en más de un siglo en ganar sus primeras 13 decisiones), solo para quebrarse a medida que progresaba la temporada. Fue enviado en tres ocasiones diferentes a la lista de lesionados - una a finales de junio por molestias en la espalda alta, una a finales de agosto por dolencias en el codo, y una a principios de septiembre por una torcedura en un tendón que terminó con su temporada de forma prematura y por la que le tocó vivir desde lejos la eliminación de sus compañeros a manos de los Dodgers de Los Angeles en la SDLN. En la pasada temporada baja, con el mal sabor de boca de esa derrota todavía presente, decidió que era tiempo de hacer un cambio.

"Yo no estoy diciendo que lanzar desde la cintura va a curar todo", dijo Strasburg. "Pero yo creo que los chicos que se mantienen saludables, ellos son muy buenos repitiendo su mecánica. No hay compensación, no hay variación en donde ellos aterrizan, como su brazo va trabajando a través de su envío, si están cambiando la posición del brazo o cayendo demasiado o dejándolo abierto. Pienso que si sigo trabajando en ser tan consistente y eficiente posible con mi forma de lanzar, pienso que eso pone mi brazo en la mejor posición posible para recibir menos castigo. Esa es la mejor oportunidad de ser duradero".

La durabilidad es algo de lo que ha carecido la carrera de Strasburg. Un ex primer seleccionado procedente de San Diego State y posiblemente el prospecto universitario más aclamado en la historia del juego, él electrificó el deporte como novato en 2010 antes de desgarrarse el ligamento ulnar collateral y ser sometido a la cirugía Tommy John ese mes de septiembre. Aunque ha sido uno de los mejores abridores del béisbol cuando está saludable - desde su debut, se ubica octavo en efectividad (3.17), tercero en WHIP (1.09) y primero en ponches por cada nueve entradas (10.5) - es la parte de la salud la que ha sido traicionera.

En poco más de ocho temporadas en Grandes Ligas, Strasburg ha sido colocado nueve veces diferentes en la lista de lesionados. Aparte de la temporada 2014, en la que pudo lanzar cada cinco días por seis meses y lideró la Liga Nacional en ponches, él nunca ha tenido una temporada en la que haya abierto más de 30 partidos o trabajado más de 200 entradas. Quizás lo más importante, es que aunque Washington ha llegado a los playoffs en tres ocasiones en los últimos cinco años, Strasburg tiene un gran total de una apertura en postemporada en su carrera. En noticias relacionadas, los Nacionales siguen en búsqueda de su primera victoria en postemporada en su historia. Todo lo cual tiene a Strasburg en búsqueda de mantenerse alejado del cuarto de preparadores físicos.

"Yo soy un creyente de que realmente no importa como sea tu mecánica", dijo el derecho de 6 pies 4 pulgadas, quien firmó una extensión de contrato por siete temporadas y $175 millones en mayo pasado. "Todo el mundo se va a fijar en detalles sin importancia, especialmente chicos que se lastiman fácilmente. Es como que, oh, hay una falla en la mecánica. Pero uno ve a algunos jugadores a quienes no se les puede enseñar otra forma de tirar, y se las arreglan para mantenerse saludables. Son muy poco ortodoxos, pero son buenos haciendo lo mismo cada vez".

Así que en esta pasada temporada baja, Strasburg decidió que la forma más fácil para él hacer lo mismo cada vez era alejarse del movimiento completo del brazo. Solo que optó por no decirle a nadie. En febrero, cuando llegó a los entrenamientos primaverales en West Palm Beach, Florida, y lanzó sus primeras sesiones de bullpen (un modo de trabajar común en febrero donde cuatro lanzadores trabajan uno al lado del otro al mismo tiempo), el cambio pasó desapercibido. Cuando los Nacionales llevaron a cabo su primer partido intraescuadras y Strasburg trabajó una entrada enteramente desde la cintura, el coach de pitcheo Mike Maddux asumió que el lanzador estaba haciendo algunos ajustes. Mantenimiento de rutina en la primavera. Pero poco tiempo después, quedaba claro el cambio permanente en la forma de lanzar del pitcher. Justo así, Strasburg lanzaba desde la cintura, todo el tiempo. En lo que vale, el coach estuvo de acuerdo con el ajuste.

"Nos tomó a todos por sorpresa", dijo Maddux. "Pero una vez nos enteramos de lo que pensaba hacer, le di mi apoyo".

Es un camino que Maddux ha transitado antes. Un ex lanzador que pasó 15 años en las mayores, dejó de utilizar el movimiento completo a mediados de su carrera y trabajó desde la cintura hasta que se retiró. Junto con grandes abridores como Yu Darvish y Carlos Carrasco, quienes también suelen trabajar desde la cintura, Maddux está consciente de los beneficios de mantener las cosas simples. "Con el movimiento completo al plato, es difícil conseguir el punto de equilibrio. Nada ocurre hasta que logres ese punto de equilibrio. Todo lo demás no importa nada. Todo lo que importa es conseguir ese punto de equilibrio y entonces lo demás saldrá solo".

Sin embargo, llegar a ese punto de equilibrio ha demostrado ser cada vez más difícil para Strasburg. "A medida que envejezco", dijo el veterano de ocho temporadas, "sea mi transición, o poner mi pie en la misma posición cada vez, por la razón que sea se ha convertido en un problema el tener el mismo sentimiento en la goma de lanzar en cada turno. Conseguir ese punto consistente donde te sientas cómodo en la goma, para entonces levantar tu pierna y soltar la pelota".

Basado en las primeras muestras de la temporada 2017, Strasburg se ha sentido bastante cómodo. Por primera vez en su carrera, ha durado al menos siete entradas en cada una de sus primeras tres aperturas. En esas salidas, ha hecho un total de 301 lanzamientos - apenas la segunda ocasión que ha llegado a la marca de los 300 en sus primeros tres compromisos. Obviamente, queda por verse si el cambio en la mecánica se traducirá en durabilidad a largo plazo. En el interín, le está proporcionando beneficios adicionales.

"El bateo es cuestión de ritmo, y el pitcheo trata de alterar ese ritmo", dijo Maddux. "'Él está cambiando la forma en que luce, mezclando la patada alta con el paso lateral. Eso evita que los bateadores puedan enfocarse en lo que el lanzador hace cuando está con su movimiento. Está consiguiendo muchos swings favorables".

Los números respaldan la observación de Maddux: En sus primeras tres aperturas, la tasa de líneas permitidas por Strasburg de 13.8 por ciento estuvo entre las primeras 10 entre los abridores de la Liga Nacional y muy por debajo de su marca de por vida de 21.2 por ciento. En 21 entradas, tuvo una tasa de ponches a boletos de 19-5, y tuvo un WHIP de 1.00. Más aun, contrario a la percepción que menos movimiento equivale a menos poder, la velocidad de Strasburg sigue siendo tan buena como siempre: De acuerdo a Brooks Baseball, su recta está promediando 95.8 mph, la más alta en sus primeras tres aperturas en una temporada desde la campaña 2013. En otras palabras, cuando se habla del Proyecto re De Renovación Strasburg, hasta ahora, todo bien.

"En cuanto a la fortaleza de su brazo, el repertorio sigue ahí, y cuidado si mejor que antes", dijo Strasburg. "Realmente nunca me gusto el movimiento completo hacia el plato, el de la vieja escuela. Realmente no estaba intentando ganar momentum. Ese paso completo y la transición realmente no estaban generando nada. Para mí, cuando caigo en una posición cómoda y balanceada con la patada de mi pierna y tengo el movimiento bajo control, entonces al final lo dejo ir - eso es dejar que mi cuerpo haga su trabajo".

Los Nacionales solo pueden esperar que el cuerpo de Strasburg siga respondiendo.

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Tony Gwynn se inscribió en la Universidad de San Diego State en el otoño de 1977 y realmente nunca se fue de allí. Fue seleccionado en el sorteo por los Padres, y Gwynn eligió jugar toda su carrera en San Diego, firmando en ocasiones extensiones de contrato por menos dinero que lo que habría conseguido en otro equipo, una elección que dijo que le causó problemas con líderes de la unión que hubiesen preferido que se fuese al mercado.

Pero Gwynn valoraba la felicidad que sentía al vivir en San Diego y criar a sus hijos allí. Tuvo el mismo casillero en la misma esquina del camerino, conversó con el mismo guardia de seguridad en la puerta del Jack Murphy Stadium y conocía a todos los empleados del terreno por su nombre. Luego de retirarse de las Grandes Ligas, volvió a San Diego State para ser entrenador, y su mejor en su tiempo allí fue un lanzador derecho llamado Stephen Strasburg, con el que habló con respeto y afecto. Él respetaba los esfuerzos de Strasburg por mejorar, y pensaba que Strasburg era un chico maduro, que no estaba realmente interesado en buscar la fama.

Así que si Gwynn hubiese estado vivo en su cumpleaños el lunes, probablemente habría asentido con convicción y en señal de aprobación al conocer que Strasburg había dejado pasar la oportunidad de hacer más dinero como agente libre y en cambio se quedaba en un lugar que conoce y en el que se siente cómodo. A unos meses de tener la oportunidad de llegar a la agencia libre y convertirse en el mejor lanzador disponble en el mercado, Strasburg acordó una extensión de contrato por siete temporadas y $175 millones con los Nacionales.

Los amigos de Strasburg hablan de cómo a él le encanta la estabilidad, y cuando se anuncie oficialmente el acuerdo este martes, él explicará exactamente por qué aceptó la oferta de los Nacionales en vez de esperar para conseguir más dinero. Si Strasburg hubiese jugado de esa forma, guiado por su agente Scott Boras, es posible que hubiese conseguido ofertas de más de $200 millones, a pesar de haber sido sometido a una cirugía Tommy John. Para cualquier equipo de mercado grande que buscara mejorar su rotación en el invierno próximo, Strasburg habría sido la única opción importante.

Pero Strasburg optó por tomar el acuerdo con mucho dinero ahora, en vez de esperar por más dinero. "Es difícil rechazar una oferta como esa en mayo", dijo un evaluador rival.

La eliminación de Strasburg significará que el mejor abridor en el mercado de agentes libres podría ser R.A. Dickey, o quizás Bartolo Colón. Significa que cualquier equipo que quiera mejorar su rotación de forma significativa debe tomar la ruta de la vieja escuela y comenzar a mirar el mercado de cambios.

Y significa que cualquier equipo que tenga en su rotación a un lanzador joven con valor debe por lo menos sopesar la posibilidad de aprovechar las condiciones del mercado y las ofertas en el terreno. Como se menciónó en este mismo espacio hace unas semanas, el resto del mundo del béisbol se pregunta cómo y cuándo Oakland hará disponible en el mercado a Sonny Gray (quien ha tenido un pésimo arranque de temporada, con efectividad de 6.00 luego de ser apaleado por Boston el lunes, como escribe Susan Slusser).

La hambruna por abridores en el mercado podría provocar que los Mets, que están repletos de pitcheo, ponderen la posibilidad de hacer disponible en el mercado Matt Harvey, quien será elegible para la agencia libre luego de la temporada 2018, a ver que consiguen por él a cambio. Parece poco probable que los Marlins se queden con José Fernández más allá del 2018, cuando se puede convertir en agente libre; podría ser inteligente para ellos colocarlo en el mercado en este verano. Los Indios discutieron la posibilidad de intercambiar uno de sus abridores en el pasado invierno, pero no se sintieron motivados por las ofertas recibidas; escuchar ofertas por Danny Salazar podría hacer el mayor de los sentidos en el invierno que viene, porque contrario a Corey Kluber o Carlos Carrasco, él no tiene un contrato a largo plazo y no va a ser elegible para arbitraje hasta la próxima temporada baja. Muchas cosas le han salido mal a los Bravos en el arranque de esta temporada, pero las fuerzas del mercado probablemente hayan fortalecido sus probabilidades de conseguir algo bueno en un cambio por Julio Teherán, quien está amarrado a un contrato que estará vigente hasta el 2019, con una opción de $12 millones para 2020.

En teoría, los Rays tienen un superavit de abridores, especialmente Blake Snell esperando en las menores porque se abra un puesto en la rotación y Alex Cobb trabajando en su regreso de la cirugía Tommy John. (Los problemas del zurdo Matt Moore podrían alterar los planes del equipo).

Rich Hill, que está lanzando bien de nuevo, podría convertirse en una opción interesante para cambios a mediados de la temporada para algún equipo. Juan Nicasio tiene contrato de una temporada con los Piratas, y a medida que Pittsburgh siga integrando algunos de sus mejores lanzadores prospectos en las mayores en las semanas venideras, podrían explorar el valor de Nicasio como ficha de cambio. Los Filis tienen a Jeremy Hellickson. Los Padres están mercadeando a Andrew Cashner, dicen evaluadores rivales.

El nuevo contrato de Strasburg es un recordatorio de cuánto se valora el pitcheo abridor en el béisbol - y lo escaso de dicho material a principios del 2016.

La extensión de Strasburg es asombrosa, pero hace sentido, según escribe Barry Svrluga.

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BRISTOL -- Llegó el día esperado.

Los Rays de Tampa Bay se miden a una selección de peloteros cubanos en el estadio Latinoamericano de La Habana, en medio de la primera visita de un presidente de Estados Unidos a Cuba en casi 90 años.

Que los históricos acontecimientos políticos-deportivos levanten reacciones opuestas, es algo normal y comprensible. De acuerdo al filósofo griego Heráclito, el padre de la dialéctica: "la contradicción no paraliza, sino que dinamiza".

"Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", dijo el ex presidente mexicano Benito Juárez, la principal figura del liberalismo de su país en el siglo XIX. Basándonos en la frase de Juárez, es fácil entender porque muchos cubanos, diseminados por el mundo, no aprueban el acercamiento del gobierno estadounidense y la oficina de las ligas mayores con las actuales autoridades de su país.

Después de todo, Cuba tiene un sistema de gobierno que no acepta oposición, elemento obligatorio en una sociedad democrática, y que ha provocado la separación de miles de familias en más de medio siglo de control absoluto de los movimientos y pensamientos de sus ciudadanos.

Para los cubanos en el exilio, un exilio compuesto mayormente por una generación que nació en los países donde recalaron sus ancestros, que Estados Unidos esté restableciendo relaciones diplomáticas con Cuba sin poner condiciones es una especie de traición. Así lo ven ellos. Es su derecho y hay que respetarlo.

Pero por otro lado, tenemos el punto de vista del "borrón y cuenta nueva" tan efectivo en el pasado para poner en la mesa del diálogo a antiguos enemigos y resolver diferencias políticas y hasta filosóficas de diferentes temas y materias.

"Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes", dijo alguien hace mucho tiempo -- aunque se atribuye la frase al científico Albert Einstein, está más que demostrado que no es suya -- y ese pensamiento sigue teniendo una vigencia eterna.

En un momento ideal de su carrera, cuando no está haciendo campaña para mantenerse en el gobierno, Obama se embarca en un proyecto para cambiar un método que claramente no ha dejado resultados favorables. Algo parecido a lo que hizo el presidente Jimmy Carter en 1979, cuando reconoció el gobierno comunista de la República Popular China como el único representante legal del ahora gran aliado económico de Estados Unidos.

Seguro que los chinos residentes en Estados Unidos y otros lugares del mundo, con sus razones, criticaron agriamente el reconocimiento de Carter. Hoy, es tema enterrado que no se menciona con mucha frecuencia.

En lo que respecta al béisbol, históricamente, el talento cubano ha sido muy apreciado por las Grandes Ligas norteamericanas, pero el sistema actual para reclutar al pelotero de la mayor de las antillas es altamente costoso para los equipos, peligroso para los jugadores e inaceptable desde el punto de vista humano.

La aventura de hombres valientes como Orlando Hernández, que se lanzó a aguas infestadas de tiburones en una rústica balsa para tratar de cumplir el sueño de jugar en Grandes Ligas, fue sustituida por sórdidas historias de traficantes de seres humanos, que aprovechando la necesidad de los cubanos, los sacaron de sus países en modernas embarcaciones para venderlos como esclavos en el mercado del béisbol.

Más de un caso terminó en cortes de La Habana y Miami y otros ni se llegaron a conocer porque los protagonistas simplemente desaparecieron antes que se convirtieran en noticia.

Grandes Ligas lo sabe y quiere desmantelar esa industria ilegal y denigrante antes que la granada le explote en las manos, ya que el velo político que la cubre, se cae por su propio peso. El presidente Obama le está dando las herramientas para hacer posible la creación de un sistema más práctico, más lógico y más humano y lo más inteligente es que MLB aproveche la oportunidad.

Todos los cubanos -- y todos los seres vivos de buena voluntad -- los que están a favor y los que están en contra, sueñan con una situación en la que los ciudadanos de Cuba, sean peloteros o cualquier otro oficio, puedan tener libertad de trabajo, de religión, de pensamiento, de movimiento. Pero ni siquiera Dios pudo hacer el mundo en un solo día. Vamos a darle tiempo.

Cuba no es "Utopía", la isla perfecta de la magistral obra del mismo nombre del teólogo y escritor inglés Thomas More, pero tampoco lo es China, ni Estados Unidos, ni Japón, ni ningún país del mundo.

La visita de Obama y el partido entre Rays y Cuba debe ser visto como lo que es: El genuino intento de conseguir con el diálogo y el intercambio deportivo, lo que no se ha podido conseguir con el embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba.

Un bloqueo que más que minar el poder absoluto del gobierno, ha dado herramientas a los que están en el poder para perpetuarse, ayudó a deteriorar la calidad de vida del ciudadano, al tiempo que estancó a Cuba en el pasado.

Obama y MLB merecen un voto de confianza en esta iniciativa de sembrar la semilla de lo que con el tiempo podría convertirse en el florecimiento de una situación más próspera para nuestros hermanos cubanos y más justa para los peloteros que salen del caimán caribeño.

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ORLANDO, Florida -- Los Nacionales de Washington no cumplieron con las enormes expectativas que generaron la temporada pasada, pero un equipo que cuenta con Bryce Harper en medio de la alineación y el dúo de Max Scherzer y Stephen Strasburg al frente de la rotación abridora y que se reforzó con el manager Dusty Baker, no debería ser descartado para pelear en el 2016.

Los Nacionales (83-79) tuvieron una temporada decente, pero no la que se esperaba después que firmaron a Scherzer por $210 millones y dispararon su nómina general del 2015 al tercer lugar de Grandes ligaas, solamente detrás de Dodgers de Los Angeles -- que impuso un récord al pasar de $300 millones -- y los Yankees de Nueva York.

Los capitalinos terminaron el año a siete juegos de los New York Mets en la División Este y en el séptimo puesto de una liga que supuestamente debieron representar en la Serie Mundial, de acuerdo a la mayoría de vaticinios de pretemporada.

Ahora, esos mismos vaticinadores dan a los Mets para ganar la división, pocas probabilidades a Washington y los Marlins de Miami y ninguna a los Filis de Filadelfia y los Bravos de Atlanta. ¿Y si ocurre exactamente lo mismo, pero en sentido inverso entre Mets y Nacionales?

Washington no fue exactamente un desastre el año pasado, cuando fue tercero en carreras anotadas y sexto en promedio de efectividad, pero una epidemia de lesiones y problemas en el camerino costaron la clasificación al club y el puesto al manager Matt Williams.

Entonces llegó Baker, quien tiene 20 temporadas de experiencia como dirigente con los Gigantes de San Francisco, los Cachorros de Chicago y los Rojos de Cincinnati, pero que estuvo en televisión los dos años anteriores. Baker, de 66 años, tiene la responsabilidad de conseguir que algunas de las grandes estrellas del juego funcionen como una sola entidad. Washington es el mejor equipo de primer año que ha tenido Baker en su carrera.

"Cuando tomé a los Gigantes, habían quedado en penúltimo lugar, y cuando hice lo mismo con los Cachorros, habían quedado en el sótano. Cuando llegué a Cincinnati, pienso que venían de quedar últimos también. Este es el mejor equipo que he recibido y espero que podamos retener a los peloteros que tenemos y podamos pelear", dijo Baker durante su aparición en las Reuniones Invernales de diciembre.

En realidad los tres equipos anteriores de Baker quedaron en el penúltimo lugar de sus divisiones el año anterior a su llegada, pero la idea general no cambia. Washington está lejos de ser considerado un equipo en reconstrucción o cuyo ciclo de éxito tomó la curva descendente.

El líder ofensivo de los capitalinos es un jardinero que viene de ganar el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional luego de batear .330 y liderar el circuito en jonrones (42), anotadas (118), OBP (.460), slugging (.649) y OPS (1,109); impulsar 99 carreras y recibir 124 boletos a los 22 años de edad. Harper tuvo 97 jonrones y 98 dobles y ganó los premios de Novato del Año y Jugador Más Valioso antes de llegar a los 23 años. Lo bueno apenas está por llegar.

Si el jardinero Jayson Werth, el inicialista Ryan Zimmermann y el antesalista Anthony Rendón pueden mantenerse alejado de lesiones graves y la nueva combinación de doblematanzas compuesta por el intermedista Daniel Murphy y el torpedero Danny Espinoza pone los números que se esperan de ellos, los Nacionales no tendrán muchos problemas para seguir anotando carreras como el año anterior.

Werth, Zimmermann y Rendón se perdieron un total de 215 partidos de forma combinada, mientras que el jardinero central Denard Span, quien se marchó como agente libre, visitó tres veces la lista de lesionados y no jugó el último mes de la temporada pasada.

Baker planea jugar en partidos consecutivos a sus jugadores más veteranos esta semana por primera vez en la pretemporada, pero su plan a largo plazo es mantener la alineación regular lo más fresca que se pueda para el inicio de la serie regular.

"La primavera es para probar algunas cosas, pero más importante, para prepararse para la temporada. De eso se trata", dijo Baker.

Mientras el pitcheo abridor de los Mets, indudablemente el más sexy del béisbol, se roba la atención, el grupo de Washington podría ser uno de los mejores de ambas ligas. Después de Scherzer y Strasburg seguirán el zurdo Gio Gonzalez y los derechos Tanner Roark y Joe Ross, entre otras opciones menores. El súper prospecto Lucas Giolito estará en las menores atento a lo que ocurre en la capital.

Scherzer (14-12, 2.79, 276K, 228.2 IL), quien lanzó dos partidos sin hits y estuvo cerca de un juego perfecto en su primera temporada en Washington, ha dejado establecido que es un verdadero caballo. El penúltimo día de la temporada regular, el derecho lanzó, contra los Mets, una de las joyas más impresionantes de la historia del béisbol, ponchando 17 sin otorgar boletos y el único rival que se le embasó fue por un error de Yunel Escobar en la sexta entrada.

Strasburg es la carta debajo de la manga para Washington. Strasburg, quien no ha cumplido por completo las enormes expectativas de ser el próximo Nolan Ryan del béisbol, parece estar saludable este año. Un Strasburg saludable podría ser más dominante que Scherzer saludable. Así de bueno es el tipo.

Si el derecho mantiene un ritmo cercano al que tuvo en la segunda mitad del 2015 (6-2, 1.90, 12.5K por cada 9IL) podríamos tener un sólido candidato al premio Cy Young en su último año de contrato. Si Strasburg se presenta como el de la primera mitad (5-5, 5.16, pero con 11.50K por cada 9IL) entonces Washington estará en serios problemas.

El veterano Jonathan Papelbon, quien tuvo una pelea con Harper frente a las cámaras de televisión al final de la temporada pasada y tiene fama de ser un elemento desestabilizador en el vestidor, es el cerrador. Controlar a Papelbon, manejar mejor que Williams el bullpen y sacar lo mejor de su banca, son algunas de las responsabilidaes que asumió Baker cuando aceptó el trabajo de dirigir a los Nacionales.

En resumen, Washington tiene mejor equipo de lo que muchos anticipan y si la salud les acompaña, entonces no sería una sorpresa si juegan pelota más allá de la serie regular en el 2016.

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El Este de la Liga Nacional se ve muy diferente de como lucía hace un par de días después de que el cubano Yoenis Céspedes accedió a firmar con los Mets de Nueva York en lugar de los Nacionales de Washington. Un jugador no inclina la balanza de poder, pero los Mets tienen que ser felices de haber conseguido a Céspedes en lugar de los Nats, incluso si es sólo por una temporada, si él opta por salir después de 2016 y busca la agencia libre de nuevo. Mis 10 jugadores más intrigantes de la división para el 2016:

1. Bryce Harper, RF, Nacionales de Washington

No culpes a Harper de lo que pasó a los Nacionales en 2015. Él encabezó las Grandes Ligas con un porcentaje de OBP de .460 y .649 de slugging. Su wRC + fue 197, el más alto desde Barry Bonds en 2004 y la 16ta mejor marca desde 1950, a la par de la temporada de casi .400 de George Brett en 1980. Y lo hizo a los 22 años, coronándolo con una selección unánime como Jugador Más Valioso. Fue tan bueno que los votantes no pudieron sostener contra él que los Nacionales se perdieron los playoffs.

Ahora y de forma adicional. ¿Cómo no encontrar esto intrigante? O esto: Harper destruyó mucho picheo malo y mediocre la temporada pasada en el Este de la Nacional. En contra de los Marlins, Bravos y los Filis bateó .344 con 21 jonrones en 54 juegos; contra los Mets bateó .254 con cuatro jonrones en 18 juegos (y dos de esos jonrones vinieron durante el último fin de semana, después de que los Mets ya habían asegurado). Esos enfrentamientos Harper-Mets van a estar entre los más entretenidos de la temporada 2016.

2. Matt Harvey, lanzador derecho, Mets de Nueva York

El circo que rodeó el límite de entradas de Harvey, gracias a Dios, está en el pasado. Él y el manager de los Mets, Terry Collins, tendrán que olvidar la novena entrada del Juego 5 de la Serie Mundial. Esas polémicas aparte, Harvey regresó de su cirugía Tommy John y se reestableció en el año 2015 como uno de los lanzadores de primera clase en las Grandes Ligas. Una gran diferencia de 2013, cuando registró una efectividad de 2.27 en comparación con su marca de 2,71 en 2015: permitió 18 jonrones la temporada pasada, frente a sólo siete en un número similar de entradas antes de la cirugía. Una de las razones fue la ineficacia de su cambio. En 2013 Harvey permitió apenas .438 OPS en su contra; en 2015, permitió un .702 OPS. Estoy siendo quisquilloso, pero ese es el punto: Harvey puede mejorar.

3. Giancarlo Stanton, RF, Marlins de Miami

Solo permanecer saludable.

4. Yoenis Céspedes, CF, Mets de Nueva York

Esta no es una firma que garantiza terminar ganando muy buenas críticas. En 2013 Céspedes registró un OBP de .294 y en 2014 su porcentaje de embase fue de .301. Desde que los Mets tienen a Michael Conforto en el jardín izquierdo y a Curtis Granderson en la derecha, Céspedes tendrá que jugar la mayoría de sus juegos en el jardín central donde va a ser un defensor por debajo del promedio. Pero si puede acercarse a los 35 jonrones y .542 de slugging que produjo en 2015, con los Tigres y Mets, te tiene que gustar esta alineación de Nueva York: RF Granderson, 3B David Wright, LF Conforto, CF Céspedes, 1B Lucas Duda, 2B Neil Walker, C Travis d'Arnaud, SS Asdrúbal Cabrera, además de sólidas opciones en el banco con Wilmer Flores, Juan Lagares y Alejandro de Aza. Eso es una alineación que puede liderar la Liga Nacional en carreras anotadas.

5. Noah Syndergaard, lanzador derecho, Mets de Nueva York

Ponchó a 26 bateadores en 19 entradas en la postemporada, Syndergaard hizo una declaración de que él, y no Harvey o Jacob deGrom, puede ser el as de los Mets en 2016. ¿Importa? Siéntese y disfrute de los tres. A menos que su equipo favorito esté jugando ante Mets.

6. José Fernández, lanzador derecho, Miami Marlins

Sí, esta división tiene algunos lanzadores. Ni siquiera podía encajar a deGrom o Max Scherzer dentro de mi top 10, que no tiene nada que ver con su capacidad o excitante nivel. Fernández regresó de su cirugía Tommy John y mostró la misma materia dominante como antes. Él perdió un mes por una lesión del bíceps derecho y fue bateado un poco en par de aperturas en septiembre, pero se espera que esté muy bien de cara a 2016. Los Marlins firmaron al abridor agente libre Wei-Yin Chen, que es su manera de decir que ellos pueden competir en esta temporada, pero eso es ciertamente basado en un Fernández sano produciendo una monstruosa temporada.

7. Stephen Strasburg, lanzador derecho, Nacionales de Washington

Es difícil de creer, pero Strasburg estará listo para la agencia libre luego de la temporada de 2016. ¿Adónde se fue el tiempo? Él sigue siendo una especie de enigma, que es un poco injusto porque ha tenido algunas temporadas muy buenas, pero todavía hay esperanza de que él pueda juntar todo y poner números de Cy Young. Strasburg luchó con algunas lesiones persistentes el año pasado e hizo sólo 23 aperturas, pero abanicó 155 en 127.1 innings. Entre los lanzadores con al menos 100 entradas, solo quedó por detrás, en la tasa de ponches, de Clayton Kershaw, Chris Sale y Scherzer. Strasburg tuvo un gran retroceso el año pasado, pero que no ha sido norma en su carrera, permitió un promedio de .316 con corredores en posición de anotar. Esta ha sido su norma en su carrera: .258 en su carrera en comparación con un promedio global permitido de .228. Los ponches son fenomenales, pero él tiene que conseguir más de ellos cuando los corredores están en la base.

8. Maikel Franco, 3B, Filis de Filadelfia

Franco es, obviamente, una gran parte del futuro de los Filis después de una temporada de novato prometedora en la que bateó .280/.343 /.497. ¿Tiene potencial de estrella? No estoy completamente entusiasmado con eso, pero si puede reforzar la defensa y mejorar la tasa de boletos, se convertirá en una estrella.

9. David Wright, 3B, Mets de Nueva York

Los Mets parecen finalmente haber llegado a la conclusión de que no pueden esperar a que Wright sea el jugador que era antes. Mientras que perdieron a Daniel Murphy, que se marchó a los Nacionales a través de la agencia libre, negociaron por Neil Walker para hacerse cargo de la segunda base y firmaron a Asdrúbal Cabrera para jugar el campo corto. Wilmer Flores todavía está alrededor y el segunda base Dilson Herrera está listo, así, a pesar de regresará a Triple-A para la próxima temporada. El punto es que los Mets tienen opciones dentro del cuadro, con Cabrera o Flores capaces de jugar la tercera base si es necesario. Aun así, la esperanza es que Wright se mantenga en el medio de la alineación ofensiva. Ha sido un buen jugador, odio ver como la segunda mitad de su carrera va en la ruta de Ken Griffey Jr.

10. Christian Yelich, LF, Miami Marlins

El poder probablemente nunca vendrá, Yelich realmente no tiene suficiente fuerza en su swing para convertirse en un hombre de 20 jonrones - pero él golpeó .300/.366/.416 a los 23 años, incluyendo .342 en la segunda mitad mientras disminuyó su tasa de ponches. Dee Gordon ganó el título de bateo el año pasado por los Marlins, pero no se sorprenda si Yelich es contendiente para este año.

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¿Quiénes tendrán la mayor presión en el 2016?

FECHA
29/12
2015
por Buster Olney, Escritor Senior de ESPN.com
El antiguo lanzador de los Yankees, David Cone, experimentó algunos de los peores fracasos y más grandes éxitos en su paso por ambos equipos de Nueva York, convirtiéndolo en un gran recurso de perspectiva. En los playoffs de 1988, fue el autor anónimo de una columna que inspiró el resurgimiento de los Dodgers, y más tarde con los Mets, fue la figura central en una jugada que formaría parte del video de errores más grandes en la historia del béisbol.

También fue líder de posiblemente el más grande equipo de todos los tiempos, los Yankees de 1998, y en 1999, Cone lanzó un juego perfecto. Así que, cuando se dirigía a los jugadores más jóvenes, Cone les daba el mejor consejo (y esperamos que la Asociación de Jugadores y algunos equipos se beneficien de eso, en sus programas de desarrollo de jugadores) y decía esto sobre la presión: significa que los fans se preocupan por ti.

¿Los abucheos? Así demuestran su preocupación. Quieren que ganes, explicaba, están esperando que triunfes, pero cuando pierdes, esta es la manera en la que expresan lo mucho que se preocupan.

Decide por ti mismo si esto es verdad o si en realidad es un truco de Jedi necesario para compartimentar las respuestas negativas. Mientras tanto, te presentamos nuestra lista anual de las personas del mundo beisbolístico que estarán sometidas a terrible presión durante la próxima temporada.

1. David Price, Medias Rojas de Boston: El zurdo obtuvo la mayor cantidad de dinero garantizada para un lanzador en un contrato, al aceptar el acuerdo de 217 millones de dólares con los Medias Rojas y, a cambio, ha asumido la responsabilidad de dirigir al equipo que ha terminado en el sótano de las últimas dos temporadas de la División Este de la Liga Americana. Price viene de una temporada en la que registró el peor ERA de su carrera, 2.45, con 225 estrocados en 220 1/3 entradas. Pero más allá de la parte deportiva, nunca ha eludido la responsabilidad de ser el mejor lanzador de su equipo; y en Boston, uno de los mercados de béisbol más importantes, el peso de este reto es aún mayor.

2. Andrew Friedman, presidente, Dodgers de Los Angeles: Está en sus segunda temporada completa al frente de las operaciones beisbolísticas de los Dodgers y su trabajo está bajo tremenda vigilancia, por la forma en la que el equipo comprado por el más alto precio y operado con una nómina récord ha sido superado en lo que se refiere a ofertas, en los últimos seis meses. Los Rangers sacaron a los Dodgers de la jugada y contrataron a Cole Hamels en julio, y después los Dimondbacks presentaron una oferta tardía por Zack Greinke; según los informes, los Dodgers también participaron en las negociaciones por Johnny Cueto y Mike Leake, y no consiguieron a ninguno.

Con el tiempo, es posible que se justifique la decisión de Friedman de apartarse de los contratos excesivos. Pero, mientras tanto, los Dodgers deben continuar el negocio de intentar alargar el récord de éxitos establecido bajo el antiguo gerente general Ned Colletti y el manager Don Mattingly, quienes ganaron la División Oeste de la Liga Nacional en repetidas ocasiones: 2013, 2014 y 2015.

Huelga decir que si los Dodgers continúan su relativamente tranquila offseason, los fans del equipo vigilarán de cerca los eventos del 2016. Sin embargo, también lo hará la gente dentro del edificio: desde los jefes de Friedman hasta el lanzador Clayton Kershaw, quien tendrá la oportunidad de optar por rescindir su contrato después de la temporada 2018.

3. Mike Rizzo, gerente, Nacionales de Washington: Comenzando con la decisión de despedir a Matt Williams, el gerente cuidadosamente seleccionado por Rizzo, los ejecutivos rivales han observado cada uno de los movimientos de los Nacionales este verano y han buscado las huellas de los propietarios del equipo, tras una terriblemente decepcionante temporada en el 2015. El cuerpo de lanzadores nunca dominó como hubieran esperado los Nacionales, y a medida que avanzaba el año, las lesiones y los problemas de rendimiento afectaron seriamente la alineación y el bullpen, lo que dio lugar al intercambio de Jonathan Papelbon y la relegación de Drew Storen. A finales del año, la imagen de los Nacionales más célebre fue aquella de Papelbon agarrando a Bryce Harper por el cuello en una pelea en el dugout.

Harper se encuentra entre los mejores beisbolistas, y con Max Scherzer, Stephen Strasburg, Anthony Rendón y ahora Daniel Murphy, Washington tiene un excelente núcleo de jugadores, al tiempo que compite en una liga cargada de equipos que están perdiendo como estrategia o llevando a cabo completas restructuras que han reducido sus presupuestos. Así que los Nacionales podrían recuperarse.

Pero si no lo hacen, como bien lo sabe Matt Williams, el gerente y el gerente general son los responsables.

4. Stephen Strasburg, Nacionales: El próximo otoño será agente libre y, como cliente de Scott Boras, es muy poco probable que llegue a un acuerdo con Washington antes de llegar al mercado. Además, considerando la escasez de lanzadores el próximo otoño, no existe motivo para que no salga a subasta. Strasburg cumplirá 28 años en julio, y Price, Scherzer, Zack Greinke y otros le pueden decir que ser un lanzador de élite de la libre agencia estos días puede ser muy lucrativo.

5. Brett Anderson, Dodgers: Nadie en el béisbol tiene más que ganar con una sólida temporada 2016, que el zurdo de los Dodgers, quien cumplirá 28 años en febrero. Es considerado como un lanzador talentoso, aunque propenso a las lesiones, motivo por el cual los Dodgers le extendieron una oferta calificada a principios de la offseason, y al aceptar el acuerdo por un año, Anderson se consolidará como uno de los mejores y más importantes elementos de la débil clase de agentes libres del próximo otoño. Si completa todas las salidas programadas en el 2016 y lanza a nivel de un Todos Estrellas, podría estar encaminado a ganar muchas decenas de millones de dólares el próximo otoño.

6. Mark Shapiro y Ross Atkins, ejecutivos, Azulejos de Toronto: Stan Kasten, presidente de los Dodgers, habló la semana pasada sobre el control que se tiene sobre los ejecutivos de primera línea, al citar la legendaria línea de Hyman Roth en El Padrino II: "Este es el negocio que hemos elegido." Así que nadie debería sentir pena por Shapiro y Atkins, presidente y gerente general de los Blue Jays, respectivamente, en su primera temporada completa después de su cambio de los Indians a los Blue Jays.

Sin embargo, la presión que recae sobre sus hombros es ridícula y simple, por el contexto desde el que trabajan: o llegan a los playoffs o mueren en el intento.

Ese es el aparente estándar creado por el antiguo gerente general, Alex Anthopoulos, el año pasado, cuando los Blue Jays llegaron a la postemporada por primera vez en 22 temporadas.

Sin embargo, Anthopoulos sorprendió a los Azulejos al marcharse, alegando que trabajar con Shapiro no era adecuado para él. Atkins fue contratado en su lugar y ahora, si los Jays no llegan a la postemporada el próximo año, el desempeño del nuevo gerente general y presidente se comparará con el de Anthopoulos, quien nació y se crio en Canadá y adquirió enorme popularidad gracias a la participación de los Azulejos en los playoffs.

Los Azulejos cuentan con una alineación muy sólida: desde el MVP Josh Donaldson hasta Jose Bautista y el campo corto Troy Tulowitzki, y podrían predominar en la División Este de la Liga Americana; y si lo hacen, entonces Shapiro y Atkins tendrían un pequeño respiro para hacer su trabajo en el futuro, con una franquicia que necesita una inyección de joven talento. Pero si los Blue Jays tienen problemas por cualquier motivo, entonces la directiva deberá tomar la desoladora decisión de si vender a media temporada a agentes libres potenciales, como Bautista y Edwin Encarnación -en el primer año después de Anthopoulos, la directiva fue súper agresiva en los intercambios con vistas a meter a Toronto en la postemporada-.

La situación es absurda y superficial, pero también real. No puedo recordar a ningún otro grupo de directivos asumiendo un cargo en la MLB, con tanta presión inmediata para ganar.

7. Mike Trout, Angelinos de Los Angeles: Albert Pujols se sometió a una cirugía en el pie y los Angelinos no saben con certeza cuándo regresará a la alineación. Así que, aunque Andrelton Simmons indudablemente ayudará en la defensa y como lanzador, la ofensiva, que cayó del primer puesto en carreras anotadas en el 2014 al vigésimo lugar en el 2015, es una verdadera preocupación. Actualmente, hay pocos motivos para que los equipos adversarios traten de llevarse a Trout, cuyos turnos al bate con corredores en posición anotadora cayeron de 118 en el 2014, a 88 en el 2015, aun cuando tuvo más turnos al bate en el puesto número 3.

Los Angelinos deben encontrar la forma de darle mayor protección en la alineación, ya sea antes o después de él. Pero cada vez más, Trout es una isla en medio de una disminuida alineación.

El dueño Arte Moreno ha indicado que ya se realizaron los gastos más importantes del invierno, pero el mercado de bateadores disponibles continúa siendo abundante y, aparentemente, los Angels no parecen tener una solución a largo plazo para el campo izquierdo, al menos aún no. Definitivamente tienen una necesidad en la alineación.

8. Randal Grichuk y Stephen Piscotty, Cardenales de San Luis: La esperanza de los Cardenales antes de la offseason era conseguir a David Price, cuyos lanzamientos podrían disipar las preocupaciones sobre una ofensiva cada vez más disminuida. Sin embargo, Price eligió a Boston y los Cardenales trataron de contratar de nuevo a Jason Heyward, cosa que tampoco pudieron hacer, conformándose con el lanzador Mike Leake.

Dado que Yadier Molina necesitó someterse nuevamente a cirugía del pulgar y Matt Holliday está por cumplir 36 años, la alineación podría ser un problema, como lo fue en ocasiones la temporada pasada. No hay manera de ignorar esta simple verdad: los Cardenales necesitan que Grichuk y Piscotty bateen, y necesitan que bateen mucho, y que generen algo de poder para una alineación que ha sufrido una pronunciada disminución en jonrones en las temporadas recientes. He aquí el total de jonrones de los Cardenales por temporada:

2011: 162
2012: 159
2013: 125
2014: 105
2015: 137

Grichuk, de 24 años, registró 23 dobles, 7 triples y 17 jonrones en solo 350 apariciones al plato, y Piscotty llegó a media temporada y contribuyó bastante, al batear .305 con siete jonrones en 63 juegos. Heyward ya no está, Jon Jay ya no está, y no hay manera de saber cuántos juegos Holliday y Molina jugarán. Grichuk y Piscotty deben ayudar a guiar la ofensiva.

9. Zack Greinke, Diamondbacks de Arizona: Greinke esperó y esperó a que se concretara una mejor oferta que la propuesta de 155 millones de dólares por cinco años de los Dodgers, así que cuando Arizona presentó una oferta, Greinke (siendo el acumulador de información beisbolística que es) pudo proporcionar una recitación inmediata y completa, no solo del equipo de las Grandes Ligas de Arizona, sino también del sistema de sucursales de liga menor de los Diamondbacks.

Ahora ocupa el primer puesto de una rotación que quedó en el vigésimo tercer lugar en ERA en el 2015 y vigésimo noveno en entradas. Dada su edad y el tamaño de su contrato, las expectativas de los Diamondbacks son claras: fue contratado para ayudar al equipo a ganar ahora. Tan pronto como el 2016.

10. José Fernández, Marlins de Miami: El próximo año será su primera temporada completa desde que se sometiera a una cirugía Tommy John, y ya se habla de sus límites en cuanto a entradas y los planes que los Marlins tienen para él. Si Miami tiene problemas, tendría sentido que fuera nuevamente a probar suerte en el mercado, para ver qué pueden obtener de un lanzador que estará elegible para la agencia libre en el otoño del 2018. Si los Marlins ganan bajo la dirección de Don Mattingly en su primer año, Fernández marcará el camino.

Esto es mucho para un lanzador que cumplirá 24 años en la fecha límite del mercado de intercambios, el 31 de julio de 2016.

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