¿De qué le valieron a Los Angeles Angels los 45 jonrones y las 104 carreras impulsadas de Mike Trout?
Para nada. Cero. A los efectos del equipo, tuvieron el mismo peso que las estadísticas de Zack Cozart, quien bateó para .124, con siete remolcadas y ningún vuelacercas.
Los Angelinos terminaron penúltimos en su división, con registro de 72-90, a pesar de lo cual, Trout fue seleccionado por tercera oportunidad en su carrera como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana.
Nadie duda que el jardinero central del “otro equipo de Los Ángeles” es el mejor pelotero de su generación. Pero ¿valioso?
Ni siquiera este año fue primero en la sacrosanta estadística de la sabermetría, el WAR, pues sus 8.3 puntos, según los cálculos de Baseball Reference, fueron inferiores a los 8.4 de Alex Bregman, el tercera base de los Houston Astros, quien terminó segundo en la votación.
De acuerdo con FanGraphs, el WAR de Trout fue de 8.6, por 8.5 el del jugador de Houston, lo cual confirma la inconsistencia de semejante estadística.
¿Qué hubiera sido de los Astros sin el aporte de Bregman? Difícilmente hubieran ganado 107 juegos, la mejor marca en la historia de la franquicia.
¿O qué hubiera pasado con los New York Yankees, llenos de lesiones desde los entrenamientos primaverales, si no hubieran contado con D.J. LeMahieu, quien, por cierto, ni siquiera quedó entre los tres finalistas al premio?
Hay excepciones, como, por ejemplo, cuando alguien gana la Triple Corona, aun cuando su equipo no clasifique a la postemporada.
Pero no fue el caso de Trout, que tuvo una muy buena campaña, como es habitual, pero tampoco fue extraordinaria como para hacer la excepción.
El de los Angelinos consiguió 17 votos de primer lugar y 13 de segundo, para totalizar 355 puntos, mientras que Bregman llegó a 335, con 13 de primero y 17 de segundo.
Marcus Siemen, de los Oakland Athletics, fue el sorpresivo tercer puesto con 228 unidades.
Al final, los dos MVP quedaron en Los Angeles, pues Cody Bellinger se llevó el galardón de la Liga Nacional.
Bellinger, de Los Angeles Dodgers, fue valiosísimo tanto con el madero, como con el guante, lo mismo en los jardines, como en primera base, para ser la primerísima figura de un equipo que también superó el centenar de triunfos y dominó la división Oeste de principio a fin.
Obtuvo 19 votos de primer lugar y diez de segundo, para sumar 362 puntos.
En el viejo circuito también lo hubieran merecido Christian Yelich, de los Milwaukee Brewers, o Anthony Rendon, de los Washington Nationals, pero en este caso haber pesado el hecho de que los Dodgers ganaron su grupo, mientras los otros dos llegaron a los playoffs en condiciones de comodines.
A Yelich le costó perderse el último mes y medio de competencia por una fractura en la rodilla y eso lo relegó al segundo puesto en los votos de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA).
El de los Cerveceros recibió diez votos de primer puesto, 18 de segundo y uno de tercero, para totalizar 317 unidades, mientras que Rendón, líder en carreras impulsadas en todas las Grandes Ligas (126), recibió un primer lugar, un segundo y 24 terceros, para 224 puntos.
¿Mike Trout con mejor campaña que Mookie Betts? ¿En serio?
En su afán por tratar de reinventar el béisbol desde una computadora, algunos sabermétricos, esos adultos que cuando niños eran los dueños del bate, los guantes y la pelota y ni aun así los pedían para jugar un partido de barrio, aseguran que Mike Trout se encamina a tener la mejor temporada de bateador alguno en la historia.
Para sustentar semejante afirmación apelan al WAR, esa inexacta estadística que arroja una cifra distinta si es calculada por Baseball-Reference.com o por Fangraphs y que compara el supuesto rendimiento de un jugador con lo que pudiera hacer su reemplazo, en caso de ausencia.
Según ello, Trout, jardinero de los Angelinos de Los Angeles, va en camino a terminar la temporada con un WAR de 14.2, una cifra única, pues nadie ha llegado a 12 en medio siglo.
El jugador considerado el más completo de todo el béisbol en la actualidad tiene el WAR más alto en ambas ligas, con 4.0, a pesar de no aparecer entre los líderes de casi ninguna categoría ofensiva.
Trout es vigesimocuarto en hits en la Liga Americana (48), va en el lugar 47 en dobletes, séptimo en triples (3), vigésimo en carreras impulsadas y decimoséptimo en average (.294).
Solamente figura entre los tres primeros del joven circuito en jonrones (segundo con 14), carreras anotadas (segundo también con 38), bases por bolas recibidas (primero con 41) y promedio de embasamiento (primero con .440).
Además, en 163 turnos al bate se ha tomado 40 ponches, que representa casi el 25 por ciento de sus apariciones en el plato por la vía de los strikes.
Entonces, con esos números y sobre todo, con la temporada que están teniendo Betts y Martínez, asegurar que la de Trout es la mejor de la historia es insultar la inteligencia de quienes entienden que el béisbol no es una ciencia exacta que pueda determinarse en el estrecho marco de la pantalla de una computadora.
Betts, el pequeño jardinero derecho de los Medias Rojas, encabeza la Liga Americana en average (.365), dobletes (19), carreras anotadas (48), slugging (.760) y es colíder en jonrones (15).
Además, es segundo en hits (61), OBP (.438), tercero en bases robadas (11) y décimo en impulsadas (32), a pesar de desempeñarse como primer bate en la alineación de Boston.
Que venga alguien con sentido común y me explique cómo es posible que su WAR de 3.8 sea inferior a los 4.0 de Trout y sobre todo, en qué sentido puede ser mejor la campaña que está teniendo el de los Angelinos, comparada con el de los Medias Rojas.
Vamos ahora a J.D. Martínez. Colíder en cuadrangulares, segundo en average (.343), impulsadas (41) y slugging (.680), y tercero en hits (60).
A palo limpio ha sido factor fundamental en la trayectoria de su equipo en lo que va de campaña y sin embargo, su WAR es de apenas 2.3, como evidencia de cuán inconsistente en esta estadística moderna.
Pero aún hay más. El dominicano Manny Machado entra en la conversación también, con números extraordinarios, tal vez los mejores de su carrera, que deben garantizarle un obeso contrato cuando llegue en el invierno a la agencia libre.
Machado es puntero en remolcadas (43), en hits (62) y colíder en jonrones (15), segundo en average (.343) y tercero en slugging (.663) y en OBP (.420).
No se trata de negar lo positivo que puedan tener las nuevas estadísticas, pero lo que molesta es que actúan como esos revisionistas de la historia que quieren borrar el pasado e incluso el presente para imponer sus criterios de manera forzada, como si fueran los dueños de la verdad absoluta, muchas veces sin haber tomado en su mano jamás una pelota de béisbol.
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La desmitificación progresiva de las estadísticas defensivas
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2017: -6 Y casos como el de Trout se mutiplican de forma dramática. No podemos atrevernos a esperar la perfección por parte de una estadística defensiva; sin embargo, por lo menos nos gustaría creer que la misma sirve de instantánea fidedigna del valor relativo que tiene a la defensiva el mejor pelotero del béisbol. En toda su carrera, Trout tiene plus-1. Entonces, ¿realmente Trout termina siendo un fildeador ubicado apenas dentro del promedio de la liga? Sus números, año tras año, van desde lo excelente hasta lo terrible, y no pudiera entonces intentar apostar cómo terminaría dicha cifra en 2018. Voy a ser enfático nuevamente: DRS es una métrica solvente. Mismo caso con la métrica UZR (rating definitivo de zona), el sistema para medir jugada tras jugada, desarrollado por el analista Mitchel Litchman y el cual también está disponible en FanGraphs. (Según la métrica UZR, Trout tiene 6.5 carreras sobre el promedio durante toda su carrera). Esas herramientas son muy superiores a todo lo que tuvimos disponible antes de su llegada. Aunque, tampoco nos dejan en el sitio al cual queremos llegar. Baseball Info Solutions presentó su sistema DRS mejorado en la conferencia, al cual denominan "PART". Lo cual utiliza las siglas en inglés "(P)ositioning, (A)irballs, ( R)ange, (T)hrowing", o sea, "Posicionamiento, pelotas en el aire, rango, lanzamiento". Este nuevo sistema fue diseñado a fin de medir cada destreza defensiva de forma aislada y luego combinarlas para concluir con una nueva versión de la métrica DRS. Utilizará los datos originados por Statcast con respecto al posicionamiento de peloteros y hará un trabajo muy superior a la hora de evaluar el rango de los jugadores en situaciones de cambio. ¿Suena excelente, verdad? Pues, aquí lamento ser el portador de malas noticias. Este sistema está siendo comercializado entre los equipos de Grandes Ligas pero, a primeras de cambio, no estará disponible al público. En lo que a nosotros respecta, seguiremos recibiendo la misma versión de la métrica DRS que hemos estado utilizando en años recientes. Esto refleja un problema inherente cuando cubrimos béisbol desde una perspectiva analítica. Al final, las mejores herramientas siguen cubiertas tras un velo de misterio. Los equipos están colocando sus datos en nuevos sistemas y forma de desarrollo interna a fin de conseguir cualquier ventaja para dejar atrás al resto. No es algo malo, pero es una forma de vacilar. Esto no significa que el resto de los mortales no tendremos juguetes nuevos a nuestra disposición esta temporada. En la Conferencia SABR, los chicos brillantes de la división de MLB.com que maneja Statcast presentaron una versión extendida de la presentación que nos dieron en la sede de ESPN el mes pasado. Hay muchas cosas emocionantes que veremos gracias a toda la data que han capturado las cámaras que registran los movimientos de los peloteros en cada estadio. Para mí, lo mejor de todo serán las nuevas herramientas defensivas. Primero que todo, lograron resolver el problema que tenía Statcast con las llamadas "pelotas contra muro", aquellas que parecían ser de rutina en las tablas estadísticas, porque el sistema no reconocía que el fildeador tenía que lidiar con un muro cercano. Eso ha sido rectificado y debería redundar en una serie de estadísticas de probabilidad de atrapadas más precisa de ahora en adelante. Aún mejor: el equipo de Statcast se encuentra muy cerca de presentar su sistema para medir la actuación de los jugadores del cuadro con pelotas bateadas. En otras palabras, esta temporada ya deberíamos contar con data tan precisa con respecto al juego en el cuadro como la que ha generado Statcast para medir el juego en los jardines. Ademas, Statcast va a presentar nuevas herramientas para medir a los receptores (tiempo que tardan en reaccionar a un batazo, tiempo de lanzamiento, etc.). Estamos muy cerca de contar con una serie de estadísticas completas que nos servirán para analizar el desempeño de los fildeadores en el campo de juego, basándonos en un rastreo muy juicioso de cada movimiento hecho por ellos. Tal como bien lo demostró el dilema de las "pelotas conta el muro", siempre habrán sutilezas imprevistas que deberán servir para correcciones posteriores. Un tema que surgió en la conferencia gracias a la pregunta de un asistente fue con respecto al "efecto Manny". El hecho de contar con un jugador con un rango sobrenatural como Manny Machado, ¿en cuánto afecta el desempeño y posicionamiento de los peloteros que están a su lado? En estos momentos, no lo podemos determinar con certeza, aunque sospechamos que no les hace daño precisamente. Estas nuevas métricas estadísticas siguen, lenta y progresivamente, su camino hacia la madurez. La utilización de la data de posicionamiento provista por Statcast en el sistema BIS debería ser de mucho beneficio y aspiramos que pronto podamos constatar si esto redunda en contar con una mejor correlación temporada a temporada dentro de la métrica DRS. En lo que respecta al propio Statcast, debemos recordar que esta data de rastreo es aún muy reciente. No contamos con suficientes datos año tras año para saber exactamente qué podemos hacer con ellos. ¿Cuáles son los valores de carreras que podemos concluir? ¿Cuánta correlación existe en los promedios de atrapadas entre una temporada y la siguiente? ¿Cómo se puede comparar la curva de envejecimiento de un campocorto con la de, digamos, un jardinero central? A un nivel más alto, ¿cuán volatil es el desempeño defensivo, comparado con el bateo o el pitcheo? Mi instinto me dice que es menos volátil, aunque no contemos actualmente con un instrumento que nos pueda decir con precisión si eso es cierto o no. Cuando las estadísticas defensivas alcancen todo su potencial (sea cual sea), podrían tener un efecto tremendo que cambie nuestra idea del rol que tiene el fildeo en el béisbol. Quizás termine siendo más importante de lo que jamás hayamos pensado. O quizás su efecto termina siendo minúsculo, ya que un pelotero debe tener cierto nivel de agudeza para poder llegar a las Mayores. Y cuando sepamos que nuestras métricas actuales funcionan perfectamente, podremos mirar hacia atrás y perfeccionar nuestras métricas más antiguas y así poder responder interrogantes que nos han merodeado durante décadas. Sabremos que las métricas defensivas alcanzaron la madurez cuando hayan logrado ciertos niveles de estabilidad. El primero vendrá con la previsibilidad: cuando contemos con una serie de correlaciones entre temporada y temporada, además de curvas de madurez medibles y tangibles, junto con la confianza en nuestras métricas actuales de carreras salvadas y costo de carreras. Entonces, podremos hacer una labor mucho mejor a la hora de predecir el orden de los equipos desde una perspectiva defensiva. Otra forma en la cual podremos saber si las métricas defensivas han madurado será cuando los distintos sistemas comiencen a concordar más frecuentemente en sus criterios, algo muy distinto a lo que vemos en la actualidad. Cuando eso ocurra, quizás podremos saber final y definitivamente si Mike Trout es, o no, buen fildeador, o uno dentro del promedio o, por el contrario, uno mediocre.
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Increíble Big Papi en 2016, Trout no para de progresar
2014: .295
2015: .175
2016: .311 .335: Fue el promedio de bateo del MVP de la Liga Nacional Kris Bryant ante las rectas la temporada pasada. Y si incluyes las sinkers y los cutters, su promedio fue .340. ¡Ay de cualquier lanzador que cayerá detrás de Bryant en el conteo de bolas, dado su dominio de las bolas rápidas. Su promedio de bateo ante conteos específicos fue en 2016 asó: 1-0: .521, con un OPS de 1.646 (dos dobles, tres triples, siete cuadrangulares en 48 turnos al bate)
2-0: .353
2-1: .353, con cuatro cuadrangulares en 34 turnos al bate
3-1: .381, con cuatro cuadrangulares en 21 turnos al bate
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La noticia que parecía que nunca llegaríamos a escribir finalmente sucedió.
Murió Fidel Castro. El hombre que gobernó con mano durísima a los cubanos por más de medio siglo falleció en La Habana a los 90 años de edad.
Castro fue una presencia omnipotente en la vida de varias generaciones de sus compatriotas y su poder de injerencia alcanzó todos los sectores de la sociedad cubana.
El deporte fue quizás uno de los campos en los que el gobernante dejó una huella más profunda, marcada por contradicciones, logros y fracasos.
Bajo su prolongado mandato, el deporte cubano se elevó a niveles superlativos, convirtiéndose en una potencia a nivel mundial.
Antes del triunfo de la revolución de 1959, los éxitos del deporte cubano se circunscribían principalmente al béisbol y al boxeo, con algunos logros esporádicos individuales, como los de José Raúl Capablanca en el ajedrez o Ramón Fonst en la esgrima.
En los últimos 56 años, Cuba ha tenido campeones olímpicos o mundiales en voleibol, béisbol, lucha libre y grecorromana, esgrima, levantamiento de pesas, atletismo, taekwondo, judo, tiro, boxeo y canotaje.
Pocas naciones del planeta pueden vanagloriarse de tantos logros en disciplinas tan diversas. Castro aprovechó las millonarias subvenciones que recibió por décadas de la Unión Soviética y creó un entramado de escuelas deportivas en toda la isla que captó a cuanto muchacho con talento había, para formarlo hasta convertirlo en campeón.
Ahí están las cifras y las medallas para demostrar que desde 1959, el deporte cubano recibió un empujón único, cuyo impulso ya ha perdido por diferentes razones y posiblemente nunca más volverá a tener.
Son hechos que no pueden negarse, aunque sea cuestionable el costo económico y sobre todo, humano, en que se incurrió por usar los triunfos del llamado "deporte revolucionario" como una bandera de propaganda política del régimen.
Castro eliminó el profesionalismo del deporte y cerró de golpe el flujo de peloteros a las Grandes Ligas en un momento en que Cuba era por mucho la principal fuente de jugadores extranjeros en la Gran Carpa.
El mejor béisbol del mundo se perdió a la generación más brillante de peloteros que ha dado la isla, como Omar Linares, Luis Giraldo Casanova o Antonio Pacheco, por sólo citar tres de cientos de nombres que podían haber deslumbrado a las Grandes Ligas.
Al abolir el deporte rentado, el gobernante proclamó "el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava". En realidad, Castro esclavizó no sólo a los peloteros, sino a todos los deportistas de cualquier disciplina, quienes eran obligados a dedicar sus triunfos al "invicto Comandante".
Atletas que pudieron brillar como profesionales y haber asegurado una existencia sin carencias económicas eran obligados a subsistir con míseros estipendios y algunos de ellos, los más privilegiados, eran premiados con pequeños departamentos o pequeños autos Lada de fabricación soviética.
Algunos de los más fieles exponentes del deporte cubano en el último medio siglo, como el tricampeón olímpico de peso pesado en boxeo, Teófilo Stevenson, o la bicampeona mundial de 800 metros planos Ana Fidelia Quirot, fueron manipulados a su antojo por el gobernante.
Por razones políticas, Castro les negó a Stevenson y Quirot el sueño de coronas olímpicas, al sumarse al boicot soviético a los Juegos de Los Angeles 1984.
Cuatro años más tarde, el propio gobernante trató de probar su liderazgo a nivel internacional y convocó a un boicot a la edición de Seúl 1988, que sólo fue secundado por Nicaragua y Norcorea.
Stevenson habría ganado un cuarto título en 1984, tras sus triunfos en Munich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, mientras que Ana Fidelia no tenía rival en el mundo en 1988, ni en 800, ni en 400 metros planos.
Pero un caprichoso Castro los dejó a ambos en casa, mientras el mundo celebraba la fiesta olímpica por todo lo alto.
Stevenson y Quirot son dos de los ejemplos más notables, pero junto a ellos, el gobernante les cortó de golpe los sueños a una generación de deportistas, sin importarle los años de esfuerzos y entrenamientos, muchas veces en condiciones bien distantes de las ideales.
Y ¡ay! de aquellos que osaran escapar en busca de decidir su destino por sí mismos. Sobre ellos caía el repudio del gobierno, que los trataba como traidores a la Patria, como desertores, como si se tratara de un ejército.
Pero la fuga de deportistas se hizo cada vez más frecuentes y la prensa oficialista dejó de reseñar en sus páginas las constantes escapadas. Los esclavos comenzaron a abrir los ojos y a romper el cerco para decidir por sí mismos su vida.
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Angelinos no deberían pensar en comerciar a Mike Trout
2º -- 70
3º -- 6
4º -- 1
5º -- 2
7º -- 2 Kris Bryant ha tenido un comienzo increíble en su carrera, ganando de manera unánime el premio de Novato del Año en su primera temporada y el Premio MVP de la Liga Nacional en su segunda temporada. Trout es sólo 150 días mayor que Bryant, y ha ganado dos MVPs y terminó segundo en sus otras tres temporadas, y hay evidencia de que Trout, al igual que muchos jugadores de 25 años, está mejorando. El número de base sobre bolas que recibe tiende a aumentar: 2012 -- 67
2013 -- 110
2014 -- 83
2015 -- 92
2016 -- 116
2º -- 1.015
3º -- .995
4º -- 1.160 Trout es un pelotero duradero, apenas ha perdido un total de 16 partidos durante las últimas cuatro temporadas, y él sigue siendo muy joven. A menos que Trout sufra la primera lesión grave de su carrera a principios de la próxima temporada, alcanzará su hit número 1.000, su jonrón 200, los 500 boletos, su doble 200, su base robada 150 y 700 anotadas en el año en que cumple 26. ¡Veinte seis! Así que no, los Angelinos ni siquiera tendrán la idea de comerciar a Trout. Tampoco deberían. Más bien, estarían más cercanos a ofrecerle de forma preventiva un contrato que reflejara su posición en la organización, en el deporte y en la historia. Los Angelinos no son un equipo de mercado pequeño y pagarán a Trout. Porque el béisbol nunca ha visto a nadie como él. Trout podría terminar su carrera como el mejor jugador de todos los tiempos.
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La sabermetría le ganó la batalla a las estadísticas tradicionales en la elección del Jugador Más Valioso de la Liga Americana.
El premio recayó en el jardinero de Angelinos de Los Ángeles Mike Trout, quien venció en la votación al guardabosque de los Medias Rojas de Boston Mookie Betts y al segunda base venezolano José Altuve, de los Astros de Houston.
Betts superó a Trout en hits (214 a 173), dobletes (42 a 32), jonrones (31 a 29), carreras impulsadas (113 a 100) y average (.318 a .315).
El de los Angelinos anotó una carrera más (123 a 122), robó 30 bases, por 26 el de los Medias Rojas, recibió más bases por bolas (116 a 49), pero se ponchó 57 veces más (137 a 80).
Ambos quedaron empatados en triples, con cinco y Trout tuvo las cifras más altas en el inexacto WAR (10.6), algo inexplicable al sentido común, si Betts (9.6) lo superó en los principales indicadores.
Por si fuera poco, el aporte de Betts fue fundamental para que los Medias Rojas regresaran a la postemporada, tras dos campañas previas en las que el equipo terminó último en la división Este de la Liga Americana, algo que los Angelinos no consiguen desde el 2014.
Para Trout fue su segundo galardón en cinco años, con tres segundos lugares, uniéndose a Johnny Bench, Mickey Mantle, Stan Musial y Jimmie Foxx como los únicos ganadores del premio en par de ocasiones antes de cumplir 25 años.
Lo de Kris Bryant en la Liga Nacional se veía venir.
Novato del Año en el 2015, el antesalista de los Cachorros de Chicago se burló de la maldición de la segunda temporada, en que incrementó sus números.
En el 2014 había sido elegido el mejor jugador de las Ligas Menores y en el 2013 el más sobresaliente del béisbol colegial.
Bryant disparó 39 cuadrangulares y remolcó 102 carreras, anotó 121, cifra máxima en el viejo circuito. Además, acumuló 35 biangulares y tres triples.
Daniel Murphy, de los Nacionales de Washington, terminó segundo en la votación, mientras que Corey Seager, de Dodgers de Los Ángeles, designado Novato del Año unánimemente cuatro días atrás, finalizó tercero.
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