La historia de Guillermo Ochoa dirá que sólo jugó en equipos medianos o mediocres del futbol europeo. Algunos creen que la razón primordial de ello fue el no contar con un documento comunitario. Yo creo que hay algo más en esa historia, donde se mezclan decisiones equivocadas en momentos trascendentales. Me niego a suponer que un simple pasaporte fue el obstáculo de Ochoa con los niveles máximos del juego. Sea como sea, el extraordinario portero mexicano ha regresado al América y también abandonó su sueño y quizá el de muchos aficionados mexicanos: verlo jugar al tope del futbol mundial...

Guillermo Ochoa
GettyGuillermo Ochoa vuelve al América, luego de jugar en Francia, España y Bélgica.
 

CIUDAD DE MÉXICO -- La última excusa en la que se resguardó el futbol mexicano fue un pasaporte. Sí, en la mente de muchos, prevalecía la idea de que la carrera de Guillermo Ochoa no fructificó más allá de equipos medianos del futbol europeo por no tener acceso a un documento comunitario. Quitarles esa mentira de la cabeza promete ser una tarea ardua y complicada.

La realidad es otra, pero es difícil de aceptar y decir: Guillermo Ochoa no optó al siguiente nivel del juego en Europa porqué jamás convenció totalmente a los clubes de mayor poderío europeo. El mejor ejemplo está concentrado en otro jugador de la misma posición que procede de la misma área futbolística que Ochoa. Keylor Navas, el portero costarricense, llegó al Real Madrid sin un pasaporte comunitario. El documento lo obtuvo en el 2014, cuando ya era portero del club merengue y tras cumplir más de tres años en España, a donde había llegado para el modesto Albacete de la segunda división española en el 2010. Pero bueno, si queremos vivir engañados, lo podemos hacer.

“Ochoa ha llegado porque no tuvo ofertas en Europa”, dice el entrenador del América, Miguel Herrera.

¿Por qué no hubo ofertas por un portero que ha tenido momentos sobresalientes, memorables a nivel internacional con la Selección Mexicana? Esa es la pregunta que podría responder Ochoa o tal vez su representante, Jorge Berlanga. ¿En realidad ha sido un documento el que ha frenado la posibilidad de que Ochoa trascienda más allá en el futbol internacional? Cuesta creerlo, porqué cuando un club europeo aprecia y se convence de la calidad de un futbolista, va por él, sin importarle el precio o los obstáculos migratorios --como sería en este caso.

Yo no tengo duda de la calidad de Ochoa. Los hechos son contundentes; desde Copa Oro y hasta Mundiales. El problema es que su historia como portero dirá que no pasó más allá de una franja imaginaria que delimita a clubes medianos o mediocres --Ajaccio, Málaga, Granada y Standard de Lieja-- de los más competitivos de Europa y por ende del mundo.

Me niego a creer que Guillermo Ochoa no dio el paso de calidad en Europa sólo debido a un documento. Tiene que existir algo más de fondo en esa hipótesis. Quizá decisiones mal tomadas, como cuando dejó al Ajaccio francés por la creencia de que el Málaga le daría la oportunidad de ser el titular, pero se apareció el camerunés Carlos Kameni, hoy jugador del Fenerbahçe turco; cuando decidió abandonar España para ir a Bélgica cuando tenía ofertas del futbol francés. Su nombre coqueteó siempre con la posibilidad de jugar en un ‘grande’ o ‘clase A’ de Europa --Liverpool, PSG, Roma, Inter de Milán-- sin que nada se llegara a concretar.

Pensar o suponer que Ochoa no fue más allá por no poder acceder a un pasaporte --por más que ello tenga un valor especial al tratarse de un portero-- me parece un demerito a las cualidades del guardameta mexicano.

La realidad es que Guillermo Ochoa llegó hasta donde pudo llegar. Hoy, ha abandonado el sueño...

@Faitelson_ESPN

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"Para mí lo de Ochoa es un retroceso"
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No debe existir otra forma de verlo desde un ángulo meramente futbolístico. Regresar de Europa para jugar en el América es retroceder, es bajar de un nivel mayor del juego. Puedo entender el júbilo y la efervescencia del aficionado americanista, pero lo que ha hecho el América es truncar la carrera europea de uno de los mejores porteros mexicanos de la historia. Para mí, una lástima…

Arte América Guillermo Ochoa.
ESPN
 

SAN DIEGO, California.- Es un retroceso. No hay otra forma de verlo a partir de un ángulo puramente futbolístico. Volver de Europa para jugar en el América cuando, sobre todo, tienes presente y futuro europeo, significa bajar de nivel de juego.

 

Y estoy seguro de que Guillermo Ochoa lo sabe. La necesidad y el dinero del América se han interpuesto en el camino de uno de los mejores porteros de la historia del futbol mexicano. El mismo personaje que hace ocho años se marchó de Coapa “a empujones”, entre insinuaciones y gritos abiertos de que cometía un error al dejar al famoso club mexicano para ir a un club inexistente en Europa y en Francia llamado Ajaccio. El mismo Ochoa que hace ocho años nos dejó con la boca abierta a todos buscando un mejor futuro futbolístico y desechando la 'zona de confort' que le proponía ser el portero y la figura del América. Ese mismo Ochoa que picó piedra en Córcega, que calentó la banca en Málaga, que tuvo que tragarse goles y un descenso en Granada y que había encontrado la felicidad o quizá la estabilidad en el Standard belga, el mismo Ochoa, cuyo nombre coqueteó casi siempre con las ligas de Inglaterra, Italia y Alemania, ha claudicado hoy a la aventura del primer portero mexicano que se atrevía a cruzar 'el charco' por una vida futbolística más honrosa y gloriosa. Ochoa ha vuelto. No veo nada que tengamos que festejar.

El América lo ha traído para 'tapar un hueco'. La salida de Marchesín, el dinero que se recaudó por el argentino y por el colombiano Mateus Uribe, ambos vendidos al Porto, ha dejado al América en la boyante posición de pagarle una 'miseria' al equipo de Bélgica y negociar con Ochoa uno de los contratos más altos que jamás se hayan registrado por un futbolista mexicano o extranjero en esta Liga.

América bienvenida a Guillermo Ochoa.
@ClubAmerica
 

La realidad es esa. El júbilo del aficionado americanista está justificado y es totalmente acertado, pero lo de Guillermo Ochoa es retroceder, abandonar el sueño y las ambiciones de un futbol de mayor nivel tentado y finalmente seducido por los dineros que, como lo que es, una figura, puede devengar en casa.

Si el mercado mexicano no pagara esas cifras en su industria futbolística, Guillermo Ochoa no volvería. Seguiría 'tragándose el polvo europeo'. Pero, luego se preguntan por qué nuestro futbol permanece anquilosado y sin dar el paso de calidad.

Yo lo veo como retroceso, pero quizá desde la óptica americanista exista una percepción muy distinta…

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- América encontró el mejor remedio para la peor enfermedad. La llegada de Guillermo Ochoa es el generoso legado de la lamentada partida de Agustín Marchesín. Miguel Herrera no puede estar más complacido.

El Nido no está para titubeos. Ni para experimentos. Ni para dudas. Ni para jugar a la rayuela o a los volados con su destino. América debe conjugar el mañana como ayer.

La llegada de Guillermo Ochoa fortalece a todos. Es el ejemplo perfecto de todos ganan. Todos. Marchesín se convierte en anécdota. Y Memo Ochoa, a continuar el protagonismo de su propia leyenda.

Todos ganan. Enfático en ello. El bienestar absoluto es del futbol mexicano. Detallemos…

1.- GANA AMÉRICA

El Nido había perdido a un caudillo. Una voz de mando. Una arenga. Una fortaleza. Era necesario, era preciso tener a alguien más poderoso. No hay tiempo para vacío de poder en la cancha.

Guillermo Ochoa tiene una jerarquía por encima de todos sus compañeros. Mundialista. De hecho, dos veces figura mundialista. Una personalidad bruñida en la adversidad. Y el castigo lo hico más humilde incluso.

Viñeta Rafa Ramos

2.- GANA OCHOA

Las cifras oscilan: entre tres y cuatro millones de dólares, más bonos. Guillermo Ochoa recibirá el mejor salario de su carrera. Cuando nazcan, sus nietos, agradecerán la generosidad de su abuelo.

Tendrá que equilibrar su vida. La familia es la prioridad y seguramente estrechará la seguridad en torno a ella. Mientras mejor custodiada esté la familia, mejor custodiado estará el arco de El Nido.

(En un pésimo chiste de los “chivahermanos”, si la delincuencia en la Ciudad de México es capitaneada por americanistas, quién de ellos se atrevería a levantarla la mano : ¡Sacrlegio!)

3.- EL AMERICANISMO

Uno de sus ídolos ha regresado. Algún día estará a la altura de Cuauhtémoc Blanco, Enrique Borja y Carlos Reinoso.

Entre la vistosidad de este nuevo América, este el #Trabuco de Miguel Herrera, y la presencia de Ochoa, la convocatoria rimbombante para acudir al estadio, llega a sus máximos decibeles.

4.- EL FÚTBOL MEXICANO

Este tipo de figuras escasean en casa. Guillermo Ochoa se encargará de llenar estadios y de agregar lava bullendo en sus visitas.

La misma afición de Chivas ya se regodea voluptuosa y obscenamente con la aparición de Ochoa el 28 de septiembre en el Estadio Azteca en el Clásico Nacional. Irónicamente, cuando amateur, Ochoa fue observado por el Guadalajara, pero no le vio facultades para ficharlo.

Incluso, Ochoa no debe adaptarse a nada y a nadie. Visto, en condiciones extremas, el América se preocupará, gentilmente, por adaptarse lo más pronto posible a Ochoa. Los grupos siempre agradecen la llegada de un líder.

Getty Images

Recordemos, en una situación en extrema complicada, Miguel Herrera elige a Guillermo Ochoa como su portero titular para el Mundial de Brasil, por encima de Jesús Corona.

Desde entonces, hay lazos de agradecimiento mutuo. Un pacto de sangre, de sangre de lealtad. Ochoa no defraudó a El Piojo, porque El Piojo no le defraudó a él.

Y el técnico debe tener dentro del vestidor a un hombre de absoluta confianza. Lo era Marchesín. Ahora lo serán Guido Rodríguez (mientras emigra a Europa en 2020) y Memo Ochoa.

Todos ganan. Sólo pierden los 18 adversarios, que esperaban que América tuviera problemas para cubrir el arco.

Ojo. Para los que sientan urticaria por este texto, y aunque dicen que explicación no pedida, acusación manifiesta, los que siguen este espacio, lo saben: las Chivas, ni en birria, porque apestan. Y el América usurpó y chantajeó esa estrellita del Prode 85. Aquí sólo se venera a un muerto: el Atlante. Punto.

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Puede que no sea el número 1, el 2 o haya que discutir donde ubicarle, pero su vertiginosa y triunfante carrera con Tigres y en el futbol mexicano lo ha elevado a un nivel donde se habla de tú con la leyenda y la inmortalidad futbolística. Pero para reconocer a Gignac y hay que conocer también el pasado y, sobre todo, respetarlo. El francés el mejor jugador que ha llegado a México en los últimos 10 años está en una lista de grandes nombres foráneos que han llenado de valor, de gloria y de orgullo nuestro futbol…

SAN DIEGO, California.- Vivimos en tiempos donde la prisa está por delante de cualquier otra cosa. La tecnología, el internet, las redes sociales lo agilizan todo y es fácil declarar, de pronto, que lo que vemos y atestiguamos es, simple y llanamente, lo mejor que existe y que ha existido.

Pero para entender mejor nuestro presente y afrontar el futuro, hay que conocer el pasado. Al calor de un agónico tanto en el Olímpico Universitario, el gol 105 en su vertiginosa y también exitosa carrera como jugador de Tigres nos conduce a señalar que André Pierre Gignac es el mejor futbolista extranjero que ha jugado en el futbol de México. Calma, pongamos el balón en el piso, tomemos aire, levantemos la cabeza y observemos el panorama completo.

Los números, los títulos, las estadísticas, lo hechos señalan irrefutablemente que el francés es uno de los mejores que ha venido a México. Tiene un gol más que Tomás Boy y algunos creen que está por encima de él en la historia de Tigres.

Hasta ahí todo bien, pero llamar a Gignac el mejor futbolista foráneo en la historia del futbol mexicano nos lleva a otra lista, mucho más engrosada y llena de calidad, de héroes y de leyenda. En esa lista, aparecen Carlos Reinoso, Miguel Marín, Cabinho, José Cardozo, Alex Aguinaga, Héctor Miguel Zelada, ‘El Pata’ Bendita y otros más que seguramente se escapan de mi memoria en este momento. Es verdad que, con sus logros, Gignac entra para competir en esa lista, pero habría que discutir si en realidad es el mejor de todos. Yo no lo creo, porque al final del día, en cualquier comparación, existe el riesgo de cometer grandes injusticias. La posición del campo, los tiempos, el nivel de competencia y las características de cada persona.

Nadie tiene duda del terreno que pisa Gignac en la historia de Tigres y del futbol mexicano. Lo más trascendente ha sido, sin duda, la forma en que se ha comprometido desde el primer día en que llegó a México; cómo entendió su papel, a qué ciudad, a qué equipo y a qué afición representaba. En ese sentido, es la ‘receta perfecta’ de un club cuando quiere contratar a un futbolista.

Decir que es mejor que Reinoso o que Cabinho o que Cardozo es entrar a una zona peligrosa, donde yo no recomiendo entrar.

La velocidad con la que vivimos hoy nos lleva a hacer y decir muchas cosas de las cuales no podríamos arrepentir. Gignac tiene su lugar en la historia, respetando a aquellos que jugaron antes que él y que eran igual de buenos, poderosos y legendarios, aunque no tuviesen las redes sociales como aliadas.

@Faitelson_ESPN

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“Tercos” por Guillermo Ochoa. Le han ofrecido todo lo que pueden ofrecerle: dinero, casa, seguridad y hasta un plan de vida. El América lo quiere de vuelta en Coapa. El portero y su familia se resisten. Espera un pasaporte comunitario y una oferta atractiva para quedarse en Europa. Lo único seguro es que Oscar Jiménez, un chihuahueño de 30 años, con actuaciones “estelares” en Lobos BUAP y Chiapas, será titular a partir de la fecha-3 y hasta que el guardameta de la selección mexicana diga “sí” o baje el pulgar de forma definitiva...

Guillermo Ochoa
Getty

El América quiere, a cómo de lugar, a Guillermo Ochoa. El problema es que Guillermo Ochoa no está tan convencido o seguro del paso que debe tomar.

Por lo pronto, Oscar Francisco Jiménez, 30 años, Chihuahua, con poco más de 100 juegos en primera división (Lobos BUAP y Chiapas) será el portero titular del América este sábado en la fecha 3 del Apertura 2019 ante Xolos de Tijuana.

El América tendría que haber estado listo con anterioridad para la salida de Agustín Marchesín. Era una posibilidad que se cocinaba desde el inicio de la pretemporada. Los nombres que se han manejado como posibilidad para suplir al hoy guardameta del Porto se han ido diluyendo poco a poco: Volpi, Gallese, Armani, Campaña, Andrada, Jeremías Ledesma y hasta el chileno Claudio Bravo. La razón de la incertidumbre alrededor de la portería americanista obedece al hecho de que el equipo, empezando por su propietario Emilio Azcárraga, están totalmente convencidos de que el único que puede hacer olvidar a Marchesín es el portero titular de la selección mexicana.

Ochoa no está convencido totalmente de volver a México por temas personales que tienen que ver con la seguridad. Podría tener un año más de contrato en el Standard de Lieja belga, pero también puede zafarse de esa situación. Se especula que esta por recibir su pasaporte comunitario, lo cual le abriría las puertas de un contrato interesante para quedarse en Europa.

El América ha tirado, prácticamente, ‘la casa por la ventana’ para tratar de atraer a Ochoa. Un contrato que le pondría al nivel de André Pierre Gignac como el mejor pagado del futbol mexicano y algunas otras concesiones que le ofrecen, en la medida de lo posible, seguridad a su familia y un plan para retirarse, algún día, como directivo del club. El América sabe lo que quiere. Y ese es Guillermo Ochoa.

“No, no estamos tan lejos”, dijo esta mañana Miguel Herrera.

La realidad es que el América esta tan lejos y tan cerca como sea la voluntad de Guillermo Ochoa. El portero quiere quedarse en Europa, su familia también, pero el América, hoy con las arcas llenas por las recientes ventas a Europa, lo ha tentado de forma inquietante. Tanto así que, descartar su regreso a Coapa, no es algo que se puede hacer hoy con mucha contundencia.

@Faitelson_ESPN

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La decisión no es del América, ni del aficionado, ni del periodismo, ni del 'Piojo', ni de Baños, ni de Berlanga y quizá tampoco del propio Guillermo Ochoa. La decisión será tomada por la familia y cualquiera que sea, será la mejor y punto. El América estaría buscando ya un portero por la aparente y casi definida salida del argentino Marchesín. Suplirlo es casi imposible, a menos de que ese nombre sea el de Guillermo Ochoa.

Getty Images

SAN DIEGO, California.- ¿Es realmente Guillermo Ochoa una posibilidad para el América si Marchesín se va? Solo los futbolistas inteligentes saben cuándo es el momento exacto para volver. Al final, la decisión, no será ni del aficionado, ni del periodismo, ni del América, ni del Standard de Lieja, ni de Miguel Herrera, ni de Santiago Baños, ni de Jorge Berlanga, y quizá tampoco del propio Guillermo Ochoa. La decisión la tomará en familia. Ellos decidirán si es tiempo de volver o no a casa.

Miguel Herrera ha sido muy claro la mañana de este martes en el programa ESPN AM: “Estamos buscando un portero”. El América ha entendido que, tratándose de quien se trata, la decisión del futbolista está siempre por encima del deseo y de los intereses de un club o del propio futbol. Si Marchesín quiere irse, va a ser difícil detenerlo. El América está haciendo algo con lo que de ninguna manera contaba: buscar un portero, apenas en los inicios del campeonato.

Y da la casualidad o no que Guillermo Ochoa, una de las últimas figuras mediáticas y sentimentales del americanismo, no tiene bien definido su presente en el futbol. Parece una oportunidad maravillosa para que el guardameta titular de la selección mexicana, a los 34 años de edad, decida por un regreso 'a casa'.

“Fue una decisión complicada”, me comentaba hace un par de semanas en Monterrey Miguel Layún, quien en el invierno pasado decidió poner fin a su aventura europea para aceptar una oferta de Rayados. “Al final, tengo que confesarte que la decisión no fue mía…La tomo mi familia”. Layún rechazó una oferta muy interesante del futbol italiano.

A Guillermo Ochoa le costó mucho trabajo llegar al futbol de Europa. La decisión no es sencilla. Pesa el hecho de que actualmente no tiene equipo ni, aparentemente, una oferta atractiva. Mantenerse en Europa, futbolísticamente, sería una gran opción, sobre todo para un portero donde la edad no es tanto factor. Regresar a México, seguramente, le significaría en un contrato importante. El América cuenta o contaría con el dinero en el que vendería a Marchesín y a Mateus Uribe.

La otra opción americanista radicaría en el exportero del Gallos Blancos de Querétaro, Tiago Volpi. Cualquiera de las dos opciones, Ochoa o el brasileño, serian el paliativo apenas adecuado para suplir lo que Marchesín ha significado recientemente en el América, tanto bajo los tres postes, como en el vestidor y en la cancha misma. El América requiere de un portero de personalidad, así como de grandes condiciones físicas y técnicas.

Estoy seguro que Guillermo Ochoa tomará la decisión correcta. La nuestra, la mía, sigue enfocándose en tratar de jugar el mayor tiempo posible en el nivel más desarrollado del juego. La que cuenta, la que debe ser la más trascedente, ocurrirá en una charla de cocina, en la sala o en la habitación, cuando en familia decida que es lo mejor…Y esa seguramente será la mejor decisión que haya tomado. Punto.

@Faitelson_ESPN

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CHICAGO -- “No pasa nada”, dice Gerardo Martino, por si acaso México no levanta la Copa Oro ante Estados Unidos este domingo en el Soldier Field de Chicago.

“No pasa nada”, dice y entonces se deduce que no tiene ni la más remota idea de lo que ha vivido con la selección mexicana en la Copa Oro y en los partidos amistosos.

“No pasa nada”, y seguramente tiene razón: su contrato con México no se verá alterado ni en una coma, ni en un cero, ni en un punto y aparte, pero su declaración merece tres puntos suspensivos…

“No pasa nada”, y en lo competitivo habría un fracaso, pero no habría un desastre. Martino tiene razón: su trabajo comienza, y hasta antes del juego con EEUU, este domingo, su calificación es aprobatoria.

“No pasa nada”, afirma, y seguramente enmendará y zurcirá y parchará donde haya que enmendar, zurcir y parchar de cara al futuro. Todo entrenador es un sastre de sus resultados.

Lo preocupante es eso, que Gerardo Martino no logró entender de lo que se trata dirigir a una selección mexicana, esa que, ciertamente, nunca ha ganado nada en las grandes tertulias.

Hoy, siete meses después de dar el sí al Tri y de vivir una Luna de Miel, el Tata Martino no tiene ni maldita idea de en qué alcoba se acuesta y en qué alcoba se levanta. Sin duda, esta Luna de Miel se vive en camas separadas.

“No pasa nada”, y lo primero que se vino a mi mente después de escucharlo fue regalarle el libro “Vecinos Distantes” de Alan Riding, un legado escrito hace 35 años y tan fidedigno y genuino hoy como entonces, e incluso, hoy, más que entonces.

“No pasa nada”, y aún cuando comparte la empatía de los resultados con el peregrino mexicano en Estados Unidos, no queda en claro si hay simpatía o antipatía por ese maravilloso entorno.

“No pasa nada”, dice Martino. ¡Sí pasa, Tata! ¡Y pasa tanto! ¿Y si ganas, Tata? ¿No pasa nada o sí pasa mucho?

Pero, habrá tiempo para entenderlo, para vivirlo, para amamantarte de tantos escenarios de esta Copa Oro y en especial de enfrentar a Estados Unidos. Y entonces se verá que sí pasa… y pasa mucho.

De darse la victoria este domingo por la noche en el Soldier Field, como debería ocurrir, Tata Martino se dará cuenta de todo lo surrealista que sí pasa, especialmente entre esos legionarios que padecen en las citas de cuatro años, y toman como cataplasmas curativas para su frustración mundialista, la dosis poquitera de eventualmente ganar la Copa Oro.

“No pasa nada”, suena irreverente, insolente, irrespetuoso. No debe saber Gerardo Martino las historias detrás del casi millón de aficionados que ha seguido a su selección en los amistosos de este año y en la Copa Oro, incluyendo esta Final ante EEUU en el Soldier Field.

“No pasa nada”, y me imagino el rostro contraído, la mueca inescrutable, en Gerardo Torrado, hoy, su jefe directo en la selección. Y en Rafa Márquez, Andrés Guardado, Javier Aguirre, Jared Borgetti, Pável Pardo. Es que en la Copa Oro, ya ha pasado tanto…

Lo habíamos mencionado: simplemente como un gesto de agradecimiento, de cortesía, de generosidad a ese casi millón de fieles que han seguido al Tri, en sólo este año, la selección mexicana debe entregarles la Copa Oro.

Tal vez Gerardo Martino ignora ese arrebato dramático, a veces histérico, tan pasional, por beberse un momento de felicidad, entre migrantes mexicanos que montan su propia parafernalia, cierto, a veces patriotera, con México levantando la Copa y especialmente ante EEUU.

Seguramente ignora que en estas situaciones, lúdicas, intrascendentes, terrenales, para el aficionado mexicano, en testimonios de muchos de ellos, ganar significa un probete de felicidad, un dedazo de miel.

“No pasa nada”, y pasa, porque muchos de ese casi millón de idólatras tricolores, irresponsablemente sin duda, se embarcó en esa odisea de saciar su nostalgia, endeudándose, dejando de pagar la renta, mintiendo en su trabajo sobre eventual enfermedad, todo, por 90 minutos de dicha.

“No pasa nada”, y para cada mexicano radicado en Estados Unidos, otra eventual derrota ante EEUU, como retribución amarga por comportarse arrogante, sele viene una burla descarnada y encarnizada de manera multinacional y multiétnica.

“Todos mis compañeros en el trabajo, que son centroamericanos o estadounidenses, se van a burlar de mi, por meses”, ha sido el comentario recurrente especialmente mientras el Tri vivió bajo el estigma del “2-0” ante Estados Unidos, hasta que con Juan Carlos Osorio, en Columbus mismo, se dio el funeral.

Así es, Tata. Decir que “no pasa nada” si México pierde este domingo la Final de la Copa Oro ante EEUU es defenestrar a su gente, a sus migrantes, a los que viven en México. Es ignorar la historia. Ignorar el escenario político, social y financiero.

Y es también ignorar a Alan Riding, quien explica que cuando el mexicano huye de “una realidad que no puede manejar y entra en un mundo de fantasía donde el orgullo, el idealismo y el egoísmo social florecen con seguridad además de que la pasión domina sobre la razón”.

Ahí, Tata, justo ahí, especialmente ahí, es dónde entra el universo perfecto de la fuga: el futbol.

“No pasa nada”. Pero pasa, Tata. Y ojalá que no pase, para que a esos, a los que si les pasa algo, no tenga que pasarles.

Alan Riding establece que “los mexicanos necesitan pocos amigos porque tienen muchos parientes”. El marcador del Soldier Field será más explícito.

Una victoria este domingo, ante EEUU, desatará ese coro: “Martino, hermano, ya eres mexicano”. Es decir, pariente.

Tampoco te confíes, Tata. Lo mismo le cantaron a tu antecesor, Juan Carlos Osorio, y…

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Viñeta Rafa Ramos

CHICAGO -- Ungido ante Haití como atracador por la mismísima Concacaf, con el arbitraje como el benemérito de su urgida voracidad financiera, México se presenta ante Estados Unidos en la Final de la Copa Oro.

Las condiciones y las obligaciones no han cambiado para el Tri de Gerardo Martino: es el favorito.

Ojo: la condición de finalista de México no acepta réplica. A lo largo del torneo fue mejor que sus adversarios, y cuando se metió en problemas y sufrió de soponcios, como ante Costa Rica, por una torpeza arbitral, lo resolvió trémula pero eficientemente desde el manchón penal.

Ante Haití, con momentos de 80 por ciento de posesión de la pelota, el Tri se metió en sudoraciones víctima de su propia incapacidad para marcar alguna de las numerosas oportunidades de gol que tuvo.

Haití hizo gala del amontonamiento burdo, de una devoción estoica y de una fortuna compasiva, para mantener en cero en marcador y al tope la desesperación y los estremecimientos del equipo mexicano.

Llegó sin embargo, embozado de juez, el árbitro catarí Al-Jassim Andulrahman para que su mano pederastamente futbolera, le meciera la cuna al ya casi histérico equipo mexicano, marcando una falta inexistente sobre Raúl Jiménez.

Los defensores, a sueldo o por culto… o por incultos, se apoyan en la pifia arbitral a favor de los ticos o incluso una clara mano en el área al minuto 8 por parte de un jugador haitiano, para, entonces sí, súbita y convenientemente, canonizar la ley de la compensación.

Indemnizar una injusticia con otra injusticia es una doble prostitución de la justicia. Claro, la perversidad tiene otro tipo de interpretación.

Pero, Al-Jassim Andulrahman pagó la generosidad de ser invitado al torneo estelar de Concacaf para que la Final fuera tan estelar como era posible: México contra EEUU.

Promete ser un banquete. Tal vez más por el entorno que se apodera de estos enfrentamientos, que, a falta de mayores y mejores protagonistas, es el Clásico de la Concacaf. El uno para el otro.

Será útil este choque para Gerardo Martino, itinerante alguna vez, y muy poco exitoso, de otro tipo de Clásicos, como un Barcelona- Real Madrid o un proyectado Argentina-Brasil.

Getty ImagesMéxico cuenta con futbolistas de protagonismo en diferentes ligas, algunos con títulos regionales, y también con un recorrido solvente en sus equipos.

Afortunada y lamentablemente para el Tata, las circunstancias que confluyen en esta Final –escribiría hace 30 años Guillermo Chao en el ESTO—Cokakafkiana, azuzan pero amortiguan, la condición de favorito del Tri.

Más allá de jugar como local, con el Soldier Field abarrotado, y de esa sonrisa coquetona de la Concacaf a través del silbante catarí, México cuenta con futbolistas de protagonismo en diferentes ligas, algunos con títulos regionales, y también con un recorrido solvente en sus equipos.

De mortal a mortal –porque el jugador de Concacaf no es de otros hemisferios de grandeza–, es evidente que México cuenta con mejor plantel que el reconstruido cuadro estadounidense, que aún paga la cuota y la resaca de los desórdenes patrocinados por las aberraciones de Sunil Gulati y Juergen Klinsmann durante años.

Pulisic parece ser el jugador extraordinario de la zona y de esta Final, pero –él mismo lo sabe–, de no jugar por la selección de EEUU no lo haría por ninguna de Europa, como alguna vez intentó especular, como por ejemplo, con la de Croacia.

A Michael Bradley le queda grande la felpa de Capitán América, que mediáticamente portó Landon Donovan, y a Altidore se lo devoraron las comparaciones, y en general este equipo estadounidense, imberbe y gestacional, tal vez no entienda aún lo que representa enfrentar a México, como ocurría en otras épocas.

Al final, sin duda, en dos procesos en maduración, el de Martino y el de Gregg Berhalter, la conquista de la Copa Oro, de la manera más legítima posible, será un impasse de generosidad para la Liga de las Naciones y el largo camino clasificatorio al Mundial.

Lo más relevante, en la batalla de este domingo, es que es beligerancia arrebatada e implacable en la cancha, entre cada uno de los jugadores, no se pierda. Esa esencia de odio deportivo es lo que vale el precio del boleto.

Y si el arbitraje le hizo perder crédito a México ante Haití, en esta Final de la Copa Oro, puede recuperar totalmente su credibilidad y hasta con un poquito de superávit.

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PHOENIX -- Instinto. Intuición. Experiencia. Fortuna. Malicia. Fe. Y más fe y un poquitito extra de fe. Aunque, en la pila bautismal del momento, él lo nombra simplemente “suerte”.

En la vorágine aturdida y aturdidora de la noche, tras 120 minutos de forcejeo, con el drama jugando rayuela en la incertidumbre del manchón penalti, en ese oleaje de silencio y estruendo de 71 mil gargantas bajo el colapso de la angustia placentera del placer angustiado, el héroe de la noche se fue sin su corona de laureles.

Mientras en el graderío se abrazaban al quietecito estallido del marcador fabricado desde el manchón penal, el cuerpo técnico de México se fundía en abrazos y los jugadores ejercían la saludable catarsis de aspirar, respirar y suspirar, porque Costa Rica los puso en aprietos.

Como antes, como esta noche del sábado, como siempre, Guillermo Ochoa mantenía ese perfil bajo, en rebeldía contrastante, claro, con la rebelde cabellera de rebeldes rizos.

“Es mérito de todos. Lo importante es que estamos en Semifinales”, dice a los medios con derechos de transmisión del Tri.

“Tuve suerte”, asegura con ese estribillo casi clandestino que ha esgrimido tantas veces, como cuando estirando el ya estirado esqueleto atajó aquel cabezazo hecho obús de Neymar en Brasil 2014.

Sí, el héroe de México se fue sin guirnaldas. Fue tan poderoso el clímax de eliminar a Costa Rica, que el egoísmo se tragaba a puños la lealtad de un festejo colectivo. En todos. Mi éxtasis es más importante que el tuyo. La dicha no se conjuga en plural.

Y claro, ahí tenía la razón Memo Ochoa: “Lo importante es la felicidad de todos, de toda esta gente, de que México está en Semifinales”, dijo a los medios que tuvieron acceso a entrevistarlo al término del juego en el NRG Stadium de Houston.

El futbol tiene esa mordaz forma de repartir sus bonos.

En Costa Rica había felicidad extrema sacando a pasear el “ya merito eliminan a México”, tras el desazón de la fase de grupos y en el altar de la admiración, el respeto y el desprecio, arrimaban cortejo a Guillermo Ochoa.

“(Guillermo Ochoa) cambió la historia. Hizo grandes atajadas en el juego y la forma en que para el penal es impresionante”, dice Bryan Ruiz en zona mixta.

“(Guillermo Ochoa) fue la diferencia, porque cualquiera pudo haber ganado. Hicimos un gran partido ante una selección con grandes jugadores”, reconoce Joel Campbell.

Gerardo Martino, sin embargo, habló tanto de Ochoa en la conferencia de prensa, que parecía entonar salmos de agradecimiento.

“Memo atajó ese disparo que nos salvó y llevó a la definición por penales y después, bueno, ataja el decisivo”, relata el director técnico.

“Claro. No sólo él tuvo una gran actuación sino todo el grupo, todos, incluso en la jugada del penal (la cual, aclara, sólo existió en la demencial imaginación del árbitro John Pitti), perdimos el balón, pero luego nos rehicimos y no se comete falta. Campbell patea a Chaka (Rodríguez)”, agrega El Tata Martino como para bajar un nicho del santoral a #PacoMemo.

Hombre marcado por desgracias (7-0 ante Chile) y por heroicidades innumerables, Guillermo Ochoa sabe que esa es la vida agitadamente versátil del portero. Ninguna victoria dulcifica todas las tragedias, a veces candilejas, a veces cirios.

El portero vive en las antípodas del futbol. Si es el salvador, permanece en el altar hasta que alguien cree que se equivoca, y si es el culpable, vive en el foso de los leprosos hasta que herculinamente rescata al Titanic en turno.

Vida de arquero, pues. Héroe incidental siempre, héroe accidental a veces.

La gratitud, en el futbol, se calza pocas veces los guantes.

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Guillermo Ochoa no encuentra su “zona de confort” ni tampoco la “tierra prometida”... Ni siquiera lo tendrá si en las próximas horas finalmente se concreta su pase al futbol italiano. Llegaría al Nápoles con la única garantía que ha tenido en toda su carrera: el trabajo, la constancia y el esfuerzo, pero nada más. La extraña historia de un portero lleno de calidad y de resultados que sigue sin encontrar el nivel para el que siempre ha apuntado su carrera.

Guillermo Ochoa
Getty Images
SAN DIEGO, CA.- Hay, en el futbol como en la vida misma, personajes que nacieron para luchar eternamente por un sueño.

Entiendo, también, que en el futbol hay muchas cosas que no alcanzamos a comprender o a explicar del todo. Aquí, en lo particular, sigo sin entender el… ¿por qué?

Guillermo Ochoa (33 años) ha sido, por mucho, el mejor futbolista mexicano de los últimos dos mundiales. Se ha ganado en la cancha, bajo los tres postes, el reconocimiento de propios y extraños, pero ello no le ha servido para llevar su talento al siguiente nivel del juego. Si alguien realmente ha sufrido y ha luchado para establecerse en un futbol de mayores dimensiones al del mexicano, ese ha sido Ochoa. Ha dejado en el camino una zona de confort donde seguramente hubiese ganado mucho más dinero, habría estado más tranquilo -por lo menos en la parte deportiva- y sería una de las grandes figuras históricas de un club como el América. Tras su irrupción a Europa a través del futbol francés y de un equipo de poca categoría como el Ajaccio, Ochoa intentó afianzar su carrera desde España. No es que los días en el Málaga o en el Granada hayan sido del todo malos, pero tan sólo le permitieron desarrollarse en un tono mediano. El Standard de Lieja ha sido, hasta ahora, el equipo de mayor poderío en el que ha jugado el guardameta mexicano en su periplo europeo.

Las cosas como son: El Nápoles, el subcampeón italiano y con boleto asegurado para la Champions, ha levantado la mano por Ochoa. Los italianos quieren al mexicano, pero lo quieren para suplir la ausencia por lesión de Alex Meret, un joven de 21 años por el que el Nápoles pagó recientemente una gran cantidad de euros para que sea el portero del presente y del futuro en el club. Carlo Ancelotti, el nuevo entrenador napolitano, necesita un portero seguro para comenzar la Champions. No tiene a Meret en este momento. Pretende a Ochoa para que llene ese hueco. El club italiano la ha sugerido al Standard un préstamo muy bajo sin la obligación de comprarlo al finalizar ese trato. La entidad belga respondió con un “no” rotundo.

Pero el futbol da vueltas de un momento a otro. El Standard comenzó este martes su eliminatoria para llegar a la Champions ante el Ajax holandés. El resultado, en territorito belga, no fue el mejor. Falta el juego de vuelta la próxima semana en Amsterdam. Está claro que, si el Standard no logra el pase a la Champions, estaría en condiciones de negociar a Ochoa, pero también esta claro que el Nápoles le ofrece un panorama incierto donde el mexicano llegará como un suplente de lujo hasta la recuperación de Meret.

Nada ha sido fácil para Ochoa desde el momento mismo en que decidió dejar al América para buscarse la vida en un futbol de mayores repercusiones. Hoy, sigue peleando por algo que en realidad le corresponde y que se ha ganado con trabajo, regularidad y concentración. Siempre he pensado que el tiempo pone a cada quien y a cada cosa en su lugar. Ochoa sigue luchando por un sueño y, tal parece, que su lucha será eterna…

@Faitelson_ESPN

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