LOS ÁNGELES -- Ni Matías Almeyda dejó de ser Harry Potter, ni Pumas fue superior a Chivas. Pero, el veredicto cotiza aparte: 1-0.

Y el resultado condena a uno, aun siendo mejor. La victoria hace justicia en la simplicidad de la red, no en las victorias intrascendentes en los 7,140 metros cuadrados de la cancha.

Chivas conquistó el campo de batalla, pero Pumas asaltó el castillo. La Princesa Victoria viste de universitaria.

Y Almeyda no dejó de ser Harry Potter, porque nunca llegó a serlo. No hubo magia, porque los milagros se atribuyen a los dioses, pero los consuman los humanos.

Tipo serio, inteligente, con sentido común, Almeyda descubrió que tenía la mesa puesta, la mesa servida. Pasaba, sólo, que su antecesor le tenía más miedo al postre que a la ensalada.

Y el argentino, sin nada qué perder y mucho qué ganar, se atreve masculinamente, donde el Chepo se refugiaba en la faldas sexistas de sus pánicos.

No hay derrotas honorables ni honrosas. Acaso, en algunos casos, podrá haber honor y honra en los derrotados. Este puede ser el caso. Obvio, no cura, narcotiza, anestesia.

Aunque debe ser exiliado de ese linimento inútilmente reconfortante, un jugador: Carlos Salcido, quien regresaba de un castigo para perpetrar dos penales en una acción. Afortunadamente sólo se puede marcar uno.

La veteranía se vuelve sabiduría o decrepitud, según lo que hagas con ellas. Con Salcido, ya se sabe. Sus intenciones ya no alcanzan, lesionan.

Pero Chivas responde al ADN de la vieja academia de Westerhof, clonada para el mexicano de la vieja escuela holandesa: intensidad, velocidad, resistencia, consistencia, marca, anticipación, transición, despliegue y fe.

Y a pesar de sus espectros bajo la cama, Chepo puso por momentos, a jugar así al Guadalajara. Pero, reitero, cuando Chivas anotaba, se asustaba más su banca que la del adversario.

Almeyda no se espanta de ello. Llega de un futbol donde los dueños no son frágiles ni timoratos en las kermeses domingueras de la familia, donde un mal comentario los hace correr al técnico. Y El Pelado L'Oreal (seguro la señora Fuentes lo habría firmado para Angelíssima) se ha atrevido, se atreve.

El futbol del Guadalajara, ese del Rector Westerhof debió haber prevalecido como biblia, porque a pesar de los suicidios repetitivos de Jorge Vergara, emboba, embauca, desespera al adversario, obligándolo a cerrar filas.

Por eso Chivas ya se atreve a proponer los encuentros. Y lo hace mucho mejor de visitante, cuando el dueño de casa, lo que menos espera es la descortesía del huésped.

Este domingo, curioso, pasó algo similar al juego ante León, en el mismo Nou Camp. Chivas sólo cometió un error defensivo, en el complot de Toño Rodríguez y Oswaldo Alanís, y perdió 1-0.

Esta vez, ante Pumas, esa desesperación vetusta de Salcido entrega la pelota en el manchón a Lalo Herrera. El 1-0 sobrevivió al aluvión rojiblanco.

El inescrutable Pikolín Palacios parece haber dejado al Tribilín bobalicón de turno en el vestuario, y se engalanó consagratorio en un torneo en el que no ha permitido que se mancille su meta en seis encuentros.

Y ni Bravo, ni Fierro ni Alanís pudieron contra el contorsionista puma, que encima montó sociedad extraña con los invitados de acero, para que los postes fueran sus guardaespaldas. La vistosidad del adversario le hizo crecer al Pikolín la cutícula, diría aquel cronista tapatío Nacho González.

De acuerdo: no crucifiquemos sólo a Salcido. Marco Fabián sigue jugando mejor en las manos hábiles de un granuliento adolescente con el FIFA 16, que en su propia realidad.

Pero, téngale paciencia a Marquito: cualquier día volverá a hacerle tres al Atlas y vivirá otro año sabático bajo el arrullo del fanático villamelón. Per secula seculorum.

Así, Almeyda no dejó de ser Harry Potter. Sencillamente porque nunca lo fue. Ahora tendrá tiempo de trabajo en Fecha FIFA. Para que los trucos que se le atribuyen los ponga en ideas en la cancha.

¿Y Pumas? Cómo dejar de lado que ante ese elenco de veteranazos, ya Memo Vázquez se rebela, grita. Y hasta hace berrinches, cierto, acaso uno por partido, pero ya dejó de ser aquel monumento a la ecuanimidad resignada.

Y agrego un saldo de pura ociosidad: entre titulares y cambios, Chivas utilizó a diez canteranos. Con tres jugadores prestado a la Preolímpica.

Y entre titulares y cambios, Pumas usó a siete no nacidos en México y su promedio de edad roza la Sub 40.

¿Dónde quedó la que fue la mejor cantera del futbol mexicano? Cierto: en la paz, en la tranquilidad, puede reconstruir su cunero. Y hoy en el Everest de la Liga, Pumas sólo se habla con Dios.

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LOS ÁNGELES -- Tuca Ferretti eligió a sus combatientes para una guerra ante Estados Unidos que ni le interesa ni le pertenece.

Él está al frente de la Selección Mexicana para dar las gracias con "el futbol de un país que me ha dado tanto".

La forma más genuina, inocente, honesta, franca, sincera, y "humana" que existe, de dar las gracias, no es de humanos: el ronroneo de un gato o el menear de la cola de un perro.

Eso es agradecimiento, no la ascensión oportunista al manejo del Tri, sin la devoción que debe representar.

En ese sentido, su mejor amigo, consejero, íntimo y solidario fue muy claro: "Para dirigir a la Selección hay que tener amor y pasión por todo lo que representa para los mexicanos".

La frase es de Miguel Mejía Barón y pertenece al prólogo del Mundial de 1994. Hoy es asesor del que está ahí por agradecimiento. Sólo por agradecimiento. Ronroneos, pues. Colas que se baten, pues.

¿Sorpresas en la lista del Tri? No puede haberlas. Le toca la misma legión con la que fracasó el Chepo de la Torre, y con la que enderezó el rumbo Miguel Herrera, antes de que él lo torciera con sus aviesas reacciones.

Recibe Tuca al grupo convocado en el mejor momento posible, para el compromiso más importante, comercialmente, para el futbol mexicano, porque lo realmente trascendental comienza con El Salvador en el Estadio Azteca y con Honduras en San Pedro Sula, es decir, la eliminatoria mundialista.

Y sí, aquí comparto la inquietud de algunos lectores: ¿no le alcanza, entonces, tanto agradecimiento que tiene Ferretti, como para atreverse, como para osar, como para sacrificarse por México en la eliminatoria mundialista?

No. Los gatos se cansan de ronronear y los perros de mover la cola. El agradecimiento caduca fácilmente.

Hablar de que dispondrá de sus convocados en el mejor escenario posible es establecer que México juega de local, porque en EEUU, excepto en Columbus, la presencia mexicana en las tribunas es superior.

Además, hasta el factor psicológico y esotérico, por aquellos supersticiosos, juega con México: el Rose Bowl de Pasadena fue la sede del poderoso y humillante triunfo de México por 4-2 sobre EEUU en una Final de Copa Oro.

Vaya, ese día hasta a Tim Howard le salió ese Donald Trump que todavía muchos llevan dentro en este país, y criticó agriamente que la ceremonia de premiación fuera en español, a pesar del predominio latino en la tribuna y mexicano en la cancha.

Howard no entendió que la victoria habla sólo un lenguaje, y es el del vencedor, ese domingo, claro, México.

Es decir, con tiempo para entrenar; con sus dos capitanes sanos, como lo son Andrés Guardado y Rafa Márquez; con el aliciente de la Copa Confederaciones, y con el desafío de colapsar, finalmente, el mito Klinsmann, México debe asumir el rol de favorito y protagonista.

Ferretti sin embargo no se atreve, como nunca lo ha hecho en su carrera de entrenador, a apostar por lo inesperado.

Visto en la cancha el concierto y entendimiento que hay entre Elías Hernández y Chapo Montes con los convocados Gullit Peña y Gallito Vázquez, ¿por qué no atreverse a instalar todo ese engranaje ofensivo y elaborar en torno a él?

El León tiene la mejor aplanadora del torneo mexicano y es de los pocos equipos que aún valen la pena el boleto. Ah, pero, primero, el miedo a improvisar, y segundo, recordemos, a Elías Hernández, el Tuca nunca le permitió explotar en Tigres.

¿Y Omar Bravo? Hoy es más veloz táctica y técnicamente, y casi en igualdad física que Oribe Peralta y Javier Hernández, además de su racha con el gol. Nunca lo tomó en cuenta. Jamás.

Y la Concacaf, en su reglamento, tiene una laguna que le hubiera permitido llevar a todos ellos ante Estados Unidos.

Pero, claro, el que sólo está agradecido no arriesga, no apuesta su tranquilidad otoñal por grandes hazañas. Los comprometidos, diría Mejía Barón, por amor y pasión al Tri, no temen a juguetear con los parámetros del Kamikaze.

Hay quienes tienen más miedo a subir al segundo escalón que a bajar del primero. Así son los agradecidos. Ronronear no pone en riesgo a nadie.

Porque, insisto, al final, si Tuca fracasa, volverá a tomar posesión del feudo asustadizo de pies a cabeza que son sus Tigres.

Y gracias, Tuca, por ser tan agradecido de no arriesgarte a algo más que ronronear o menear la colita.

Y si triunfa, hasta puede aspirar a que le entreguen El Águila Azteca, la mayor condecoración que entrega el gobierno mexicano a un extranjero, y que en su momento le fue concedida a Bora Milutinovic por no triunfar en el Mundial México 86.

Aunque, debe quedar claro, el fracaso y el triunfo, como valores absolutos, corresponderán, absolutamente, a los jugadores, porque, seamos también claros, ya están grandecitos, corriditos, fogueaditos, como para poner ese amor y esa pasión de los que habla Mejía Barón, y no culpar al devaluado concepto de agradecimiento de su entrenador.

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FILADELFIA -- Ha sido un vértigo de versiones. Fiscalizar de oídas -- o de leídas --, mediante esa inmediatez precipitada de los heraldos despiadados del Twitter, puede llegar a ser injusto con ambas partes.

Quienes acusan a Miguel Herrera hablan de un golpe en el cuello, a mansalva, sobre Christian Martinoli, y una bofetada sonora de su hija sobre Luis García.

'El Piojo' acepta la agresión. Trata de suavizarla asegurando que no hubo golpe, sólo un empujón, y que lo hizo estrictamente por reclamar las embestidas del narrador sobre la popularmente llamada 'Pioja'.

El hecho es espinoso. Quien lo quiera tomar por cualquiera de sus ángulos saldrá lastimado. No puede haber un lado amable, suave, pachoncito, en el entorno de una agresión.

1.- POR SU PROPIA BOCA...

El domingo por la noche, Miguel Herrera había asegurado que "no soy un hombre rencoroso", y que no reacciona por venganzas pendientes ni afrentas personales.

Ni doce horas pasaron para que traicionara su propio sermón, incluso dentro de los rangos extremos de quienes lo acusan de atacar con premeditación, alevosía y ventaja, o, por sus propias palabras, sólo fue un empujón y un reclamo.

Dijo, en esa alocución extraordinaria, ya ajena a la conferencia de prensa patrocinada por Concacaf, que nunca piensa en hacerle daño a nadie, y que la relación entre medios y selección debía comenzar de cero, de inmediato.

Ni 12 horas pasaron, antes de que su discurso fuera dinamitado por su explosiva reacción, propia, se sabe ya de su explosivo carácter, reacción además inesperada, porque ya tenía en sus manos la Copa Oro, y el derecho a disputar su boleto a la Copa Confederaciones. Era inmune, en ese momento, a cualquier artillería. Estaba blindado con la carta suprema del entrenador: los resultados.

2.- ¿DEBE SEGUIR EN LA SELECCIÓN?

Él mismo se encarga de ponerse la soga al cuello. Él mismo elige el camino belicoso del asalto, en este caso, conforme a los compañeros de Martinolli, con premeditación, alevosía y ventaja.

Desperdició una oportunidad maravillosa de quedar como un caballero. Eligió convertirse en gañán.

Con un guante blanco, pudo saludar al narrador de TV Azteca, pudo invitarle un café -- o un té de pasiflora con azahares, para calmar al basilisco que llevaba dentro -- y ante los ojos de los seleccionados, el resto de los medios, y de sus propios patrones (como llama a Héctor González Iñárritu y Justino Compeán), comprar buenas voluntades.

Con ese guante blanco, de paz y de elegancia, habría ratificado que es el técnico perfecto para manejar tempestades en un seleccionado al que le gusta la turbulencia generada desde dentro, y si no baste recordar que los jugadores eligieron un silencio estampa ante los medios, sin que Herrera ni Iñárritu mostraran autoridad sobre ellos.

Aún así, si es capaz de treparse al suplicio de una tribuna y reconocer sus errores, pedir que le traigan a su mejor domesticador, Ricardo Peláez, para que le ayude en esos ataques de ira recurrentes, sus condiciones de técnico le sentarían bien al Tri.

3.- CONTAMINACIÓN...

Hay un mensaje equivocado. Un líder de grupo, un líder de opinión, un líder deportivo, pierde autoridad cuando traiciona su discurso. Si no es capaz de respetar sus propias retóricas, ¿puede esperar que sus dirigidos respeten su propia homilía? Complicado.

La prueba de su impacto en el grupo, la da de manera inmediata Giovani dos Santos, ese jugador notable que el futbol mexicano sigue esperando que se atreva a madurar. Gio colocó en su cuenta de Twitter: "Grande Miguel", en evidente ovación a la agresión -- de la dimensión que haya sido--, sobre Martinoli.

Un ataque a mansalva lo dejó fuera de la selección con Miguel Mejía Barón. Una agresión a mansalva, puede, de nuevo, dejarlo fuera de la selección.

Quiere decir que las experiencias duras, brutales, no logran cambiarlo, porque además, en un lapso corto ha desencadenado campales a través del barril de pólvora que es el Twitter, donde lejos de existir pacificadores, existimos azuzadores.

4.- ¿CUÁL ES LA LECCIÓN?

Pueden encontrarse muchas. Pero ninguna será asimilada. Podrá circunscribirse a Martinoli como un provocador. Sin embargo, más allá de su eventual locuacidad, de un estilo que a muchas fascina y a otro repele, la mejor forma de combatirlo es confrontarlo, pero no agredirlo.

Los argumentos son una solvente vía donde si no existe una reconciliación perfecta, al menos hay una tregua saludable.

Es mejor que queden cicatrices, a que permanezcan heridas abiertas.

¿Y el técnico? El mismo Miguel Herrera lo ha dicho. "Siempre estaré expuesto en este trabajo. Los resultados son el mejor argumento que tengo".

Insisto: tenía, como estandarte para controlar batallas pacíficas, haber ganado, pulcra e inmaculadamente la Final de la Copa Oro, más allá de que eventualmente el camino haya sido percudido, estercolado, por las peculiares y tendenciosas decisiones arbitrales, que lejos de despertar sospechas, desataron el dolo.

Y el escenario se vuelve más complicado. Seguramente en esa habilidad promiscua de la FMF, para dejar que el tiempo sepulte y solucione los problemas, fingirá demencia, se encogerá de hombros y hará de su complicidad un veredicto aprobatorio.

Aunque, también, conociendo a Decio de María, quien asumirá en agosto funciones absolutas de su reinado en el futbol mexicano, podría entonces enviar un mensaje populista, advenedizo -- su especialidad, pues --, e imponer una severa sanción a Miguel Herrera.

Lo más grave, al final, sería que la versión genuina de Miguel Herrera sea esta, y no la que durante años se apresuró a entregarnos. Porque estas manifestaciones de rabia, queda claro, llenan de tinieblas la razón, pero transparentan la autenticidad del hombre.

Séneca editó una frase magnífica para advertir sobre el suicidio de la ira. "Es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena, que en cualquier cosa sobre la que se vierta".

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FILADELFIA -- Pedro Chaluja sabe más de lo que dice. Y dice menos de lo que sabe. No se le puede culpar. Se rebeló a la anterior dictadura oligarca de la Concacaf. Y se reveló como adicto al cambio de esa dictadura oligarca en la Concacaf.

Pero el presidente de la Federación Panameña de Futbol igual sabe más de lo que dice. Y dice menos de lo que sabe. Y la crucifixión arbitral de su selección ante México le forzó a subirse al estrado. Con medias verdades, aunque sin medias mentiras.

Dos penaltis que no debieron marcarse acuchillaron a Panamá y bendijeron al finalista urgido y ungido: México, que este domingo tratará, sin ayuda extraordinaria, de vencer a Jamaica en el Lincoln Field de Filadelfia.

Y tiene razón Chaluja: no puede culparse a ningún integrante de la selección mexicana del cadalso montado en el Georgia Dome. Acaso, coincide, desperdiciaron esa maravillosa oportunidad histórica Andrés Guardado, Miguel Herrera y el Tri de lavarse la cara, echando el penalti afuera.

El 'Bolillo' Gómez tiró la primera piedra. Cuando su equipo ya olía a formol y crisantemos, con su tumba expuesta con una manta que decía "Concacaf ladrona", como mortaja plena de dignidad dijo "será importante saber quién ordenó esto".

Chaluja lo sabe. Sunil Gulati lo sabe. La Concacaf lo sabe. Este viernes saltó una plática aleccionadora.

Convengamos: las teorías del complot tienen dos virtudes que son sus defectos. Mientras más irreales parecen, más genuinas son y mientras más irreales parecen, más fascinantes son.

1. En la pasada entrega de este patibulario espacio, nos mofábamos casi de la ingenuidad de los nuevos de Concacaf para empujar, como se empuja a un lisiado, como se arrastra a un desahuciado, como se guía a un ciego, a esta selección mexicana a la Final.

2. Y eran el hazmerreír Gulati, Justino Compeán y Víctor Montagliani. Con un desproporcional descaro habría parecido que llevaron ante el altar finalista, con un frac demasiado grande, al novio despistado pero elegido por conveniencia: México.

3. Y mientras la Concacaf lanza un pronunciamiento en el que afirma que investigará hasta sus últimas consecuencias si hay, acaso, algún acto de corrupción -nótese el candor-. Mientras tanto, los poderosos de Concacaf, aspirantes a ser poderosos en FIFA a partir de abril de 2016, saben los orígenes.

4. La versión al interior de Concacaf es que si hay acaso algún acto de manipulación promiscua y perversa -nótese de nuevo el candor-, es un acto de venganza perfectamente teledirigido por Jack Warner y Jeffrey Webb.

5. Saben ambos, y así ha sido, que la mejor manera de desprestigiar aún más a quienes se han presentado como los policías inmaculados de la zona es precisamente con actos ominosos, pero descarados para que México, con méritos o sin méritos futbolísticos, llegue a la Final... y tentativamente la gane.

6. Además, el acto de venganza, y eso sí se atreve a exponerlo públicamente Chaluja, contra Panamá es más que por no votar a favor de Joseph Blatter, por botar al desagüe las indicaciones de Webb, Eduardo Li y Sanz. ¿Y Costa Rica? Li se siente traicionado.

7. Concacaf lo sabe ahora, según lo expuesto a este reportero. Es evidente que después de 21 años de gobernar de manera asfixiante, terrorista casi a toda la zona, el control en áreas importantes aún lo mantiene oscura y ocultamente Warner, y tan fue evidente ese manoseo que logró que su heredero fuera su también albacea: Jeffrey Webb, del que incluso se dice fue ayudado financieramente por el mismo trinitario para financiar su fianza, pues sus cuentas estaban intervenidas por el FBI.

8. En un fenómeno de cohecho, sabotaje y conspiración, que en México se conoce muy bien porque el país ha sufrido históricamente a una escala aún mayor bajo el control del PRI, con prácticas similares cuando ha sido relevado en el poder, la versión en la Concacaf es que los exdirigentes, hoy presos, prófugos o bajo fianza aún mantienen saludables los tentáculos que durante 21 años consolidaron. Y los usan.

9. "¿Crees que sería tonto alguien en la Concacaf de ordenar una operación tan descarada? Los millones de dólares que pueda dejar un juego México y EEUU en el repechaje para la Confederaciones es nada comparado con lo que pierde de credibilidad. Han intentado hasta boicotear patrocinadores. Recuerda que ellos iniciaron la Copa Oro, entonces creen que es de su propiedad", dijo el mismo confidente.

10. ¿Qué el árbitro que guillotina a Panamá, Mark Geiger, es estadounidense? Esa es, precisamente, la cereza del pastel.

11. De ser creíble. De ser real, de ser producto de indagaciones con sus afiliados, esta versión de la Concacaf, lo cierto es que es un golpe oportunísimo lo ocurrido en Cuartos de Final y Semifinales en los juegos de México. Porque Gulati, Montagliani y Compeán prometieron transparencia, pureza, orden, honestidad, juego limpio, en su proclama pública a través de un comunicado. Hoy son los tontos de la película. O los villanos de esta Copa Oro.

12. ¿Y habrá aún más de estas acciones de guerrilla? Este domingo se sabrá. Por lo pronto, recordemos que el árbitro Joel Aguilar Chicas, técnicamente uno de los mejores de la Concacaf, de los mejor preparados, fue el mismo que perpetró aquel vergonzoso veredicto de poner a Costa Rica a jugar la eliminatoria ante EEUU sobre una escarchada cancha de hockey.

Insisto, es lo delicioso de las teorías del complot. Mientras más demenciales, más resultan verídicas. Y mientras más fantasiosas que reales parecen, más morbosamente divertidas son.

¿Pretende en verdad la vieja Concacaf servirse un plato frío de venganza con la nueva Concacaf? ¿O la nueva Concacaf pretende culpar a la vieja Concacaf? ¿O, al final, son tan parecidas launa y la otra?

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ATLANTA -- Cicatriz, eterna, por definición. Envejecerá, pero se fortalecerá cada dos años. Cada Copa Oro despertará las memorias dolorosamente mezquinas.

Y se hablará de que México llegó a la Final con tres penaltis -dos de ellos prestidigitaciones arbitrales- y con alcahuetes fariseos.

Y las víctimas saldrán de sus criptas y llorarán sus heridas. El ex Gigante de la Concacaf perpetró en 2015 el más gigantesco latrocinio de la Copa del indec-Oro.

Pero, al final, México tiene otras, varias, muchas, cosas de qué avergonzarse, con un equipo que, como dijo su técnico, El Piojo Herrera, "no juega a nada".

Al final, los sicarios arbitrales no son su culpa. Son embajadores del emporio millonario de la Concacaf.

Ya se ha dicho: si las celestinas de este torneo están presas, en fuga o bajo fianza, qué se puede esperar de su engendro. Los cuervos crean y crían cuervos. Los buitres crean y crían buitres.

Mark Geiger era considerado el mejor árbitro de EE. UU. Y seguramente lo es. Tal vez, y sólo tal vez, prostituyó su conciencia para equivocarse tanto a favor del Tri y tanto a favor de Panamá. Hay terroristas del silbato. Mercenarios, pues. Y de esos en México, hasta por catálogo.

En octubre, la Concacaf espera recolectar 8 millones de dólares en total (televisión, taquilla, patrocinios, esquilmos, etc.) por la batalla, si es México ante EE. UU., en que se defina el boleto a la Copa Confederaciones.

Y el FBI puede investigar todo lo que ocurra en las oficinas, pero no en la cancha. Ahí podrá sospechar, indagar, pero... ¿comprobar? La historia ha exonerado de corrupción a la humanidad, desde la sentencia aquella: "Errare humanum est... (errar es de humanos...)".

Pero la sentencia completa es: "Errare humanum est, perseverare diabolicum". Errar es humano, perseverar en el error es diabólico. No es el lema, es el libro de conductas de la Concacaf. Y Geiger, al servicio leal, o al servilismo íntegro, podría decir al FBI: "Me equivoqué, porque errar es de humanos".

Para la nueva era de la Concacaf, que supuestamente había llegado, justo en esta Copa Oro con credibilidad de oropel, tenía la oportunidad de vestirse con mantos blancos y purificarse.

La nueva Concacaf con Sunil Gulati, Víctor Montagliani y Justino Compeán, en un triunvirato, y Alfredo Hawit como su valet, colgaron en el tendedero mundial un magnífico escrito acerca de un provenir lleno de limpieza, de transparencia, de ética, de juego limpio, de pulcritud financiera y moral, y hasta prometieron ser policías de sí mismos.

Con los Warner, los Li, los Webb, los Blazer fuera de la cocina, ellos prometieron un menú de prosperidad absoluta para la Concacaf. Y la Copa Oro era el momento de demostrarlo. Y fallaron. Es más, se inmolaron. Un suicidio público.

Hoy, en este momento, al menos a nivel de competencia, esa trinidad precursora del cambio está implicada bajo sospecha. Hoy, este trío, en su primer gran desafío, en la competencia estelar de su área, demuestra que no es, al menos en la búsqueda descarada de sus urgencias e intereses deportivos, mejor que sus antecesores.

De hecho, con las descaradas y procaces decisiones arbitrales en el minuto 121 ante Costa Rica, y en el minuto 88 ante Panamá, dejan la sospecha, la suspicacia de que son igualitos a sus predecesores, sólo que más torpes, más burdos, más vulgares, en el eventual ejercicio de que ellos urdieran esta trampa.

Warner, Li, Webb, Blazer, deben estar convulsionándose a carcajadas y llamando novatos a quiénes han girado las instrucciones de impunidad para favorecer al Tri.

Los inocentes, los cándidos, preguntarán por qué entonces EE. UU. no fue rescatado ante Jamaica. La respuesta es evidente para semejantes papanatas: sólo si México es campeón de esta Copa Oro, podrá asegurar el tesoro proyectado para octubre en el desenlace por el boleto a la Copa Confederaciones.

Citaba El Bolillo Gómez en la deliciosa rueda de prensa post mortem de su equipo, que en las aberraciones arbitrales, marcadas por su presunción y por sus conjeturas de que habían sido ordenadas, que "no culpo ni al futbolista mexicano ni a su cuerpo técnico ni tampoco al futbolista panameño ni a su cuerpo técnico, ellos no tienen nada de responsabilidad en lo que pasó hoy. Ellos están limpios", explicó.

Irrefutable, sin duda, la consideración del técnico colombiano.

Y ahora, de cara a la Final, estos novicios, estos novatones que manejan a la Concacaf, sean quienes sean, muy probablemente, para tratar, torpemente de higienizar sus perfiles basureados, muy probablemente ordenarán que el arbitraje castigue a México ante Jamaica.

Pero lo dudo, a estas alturas, para ellos, es más importante la mina de oro de octubre que un poco más de estiércol en su mejilla bronceada o en su cuenta bancaria.

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Al menos en las estadísticas del torneo de la Concacaf, El Tri y su capitán aparecen en los tres primeros puestos de varios de los renglones de productividad ofensiva

ATLANTA -- México aparece encabezando varios apartados de las estadísticas de la Copa Oro, cumplida ya la fase de Cuartos de Final. Y su jugador más dominante es Andrés Guardado en varas categorías.

Si bien algún filósofo de feria dijo orondo, las estadísticas son como los bikinis, solo descubren una parte de la verdad y ocultan otra, al final marcan tendencias.

El Tri es el equipo con más goles marcados. Un total de 11 en su cuenta, uno más que Estados Unidos y la ya eliminada Trinidad y Tobago.

México también encabeza el renglón de disparos, con un total de 83, casi el doble de Haití (49) y Jamaica (48).

En asistencias, EE.UU. suma ocho, por siete del Tri y seis de Trinidad.

Curiosamente en faltas cometidas y sufridas, el equipo dominante es Panamá. Le han marcado 68 infracciones por 67 que ha perpetrado.

El equipo con más fueras de lugar es el Tri, con 12, por diez de Haití y EE.UU.

La selección del 'Piojo' Herrera acumula 29 tiros de esquina, por25 de Hiatí y 23 de Panamá.

Sin embargo en tarjetas amarillas, Costa Rica sumó 12, por 10 Trinidad y ocho de México, En el renglón individual, el capitán de México, Andrés Guardado, es el jugador con más pases entregados con 204, por 200 de Michael Bradley de EE.UU., y Paul Aguilar con 190.

En disparos al arco, son tres mexicanos los que encabezan la lista general de la Copa Oro. Carlos Vela suma 14, por 13 de Oribe Peralta y 11 de Guardado.

Entre los goleadores, Clint Dempsey parece inalcanzable con 6, por los tres de Andrés Guardado y de Kenwyne Jones.

En asistencias, Michael Bradley domina con tres, por dos de Jones y Guardado.

Entre los jugadores que más faltas han sufrido aparecen dos mexicanos: Paul Aguilar y Carlos Vela con 12, y Andy Nájar con 11.

Y entre los jugadores que más tiros de esquina han cobrado, Jonathan dos Santos totaliza 18 por 13 de Garath McCleary y 12 del capitán mexicano.

Y en relación a los contendientes de semifinales, México ha dado 1,364 pases correctos y 335 incorrectos. Mientras que Panamá suma 1,041 balones entregados correctamente y 272 de manera incorrecta.

Y México ha estrellado seis balones en los postes, por ninguno de Panamá, mientras que el Tri suma 11 tantos marcados, por sólo cuatro de los canaleros, es decir, un promedio de un gol por juego. México hizo seis goles a Cuba y cuatro a Trinidad y Tobago.

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Paola Espinosa y Paola LongoriaGetty Images

Mientras el deporte mexicano intenta "sobrevivir" a la justa canadiense, ellas "viven" una maravillosa realidad. Las dos atletas más poderosas de México sonríen: una podría ser la mejor clavadista en la historia del deporte mexicano y la otra es la atleta más dominante del momento. De Paola Espinosa a Paola Longoria, dos "joyas", dos pretextos y dos estímulos para creer en un deporte de México.

TORONTO, CANADÁ.- La sonrisa de una contagia la sonrisa de la otra. Y el deporte mexicano vive de sus hazañas, de su potencial, de su capacidad casi innata para vivir en un mundo donde generalmente al atleta mexicano le bastaba con sobrevivir.

Ellas viven su propio "mundo", es el "mundo" de las dos "Paolas", donde una impulsa su gracia, su elasticidad y su imaginación desde el trampolín y la otra empuña con fuerza la raqueta y trata de encontrar el rincón adecuado para enviar la pelota más allá de la posición del rival.

Paola Espinosa debe ser la mejor clavadista en la historia del deporte mexicano. Paola Longoria debe ser la mejor deportista mexicana del momento. Las dos suspiran, juntas, desde la villa panamericana del Rio Don.

En un país donde el deporte, como muchas otras cosas, no recibe un apoyo vehemente y donde la mujer, históricamente, ha sido marginada, ellas, casi, son un milagro de su naturaleza.

Espinosa tiene 28 años y ella sabe o presiente que sus días en la fosa de clavados se están agotando. Ha ganado la impresionante cifra de 30 medallas entre Juegos Olímpicos (Bronce en plataforma sincronizada 10 metros en Beijing 2008 y plata en la misma prueba en Londres 2012), Juegos Panamericanos y Centroamericanos, además del campeonato Mundial del 2009. Su personalidad y su fuerza mental le han mantenido en un sitio preponderante desde hace más de 20 años, cuando se tiró por primera vez desde la plataforma. "Esa primera vez que me lancé fue algo entre risas y nervios. Pensé que a lo mejor me iba a doler, pero me gustó y yo me seguí. Mi hermana me había jalado, ya no quiso lanzarse más", cuenta.

En un deporte completamente distinto, México descubrió hacer un par de años a una de sus grandes fortalezas deportivas. La mejor raquetbolista del mundo, pero no solo eso: Paola Longoria ha logrado ejercer tal hegemonía sobre el juego y sobre sus oponentes que saca una gran distancia sobre su más "cercana" perseguidora. Una jugadora de tenis que por "accidente" tomó el camino del racquetbol. Y a partir de ahí, raquetazo a raquetazo, pelotazo a pelotazo, se ha convertido en todo un mito dentro de su disciplina. "En los últimos meses hemos competido por el segundo lugar. El primer puesto está definido", dice la jugadora norteamericana Rhonda Rajsich, quien en octubre pasado logró ganarle por primera vez a Longoria tras 14 meses, 152 partidos y 37 títulos al hilo de la potosina. "Ella se ha transformado en una obsesión".

"Sé que han repetido este pensamiento en muchas ocasiones", dice Paola Longoria. "Pero lo más complicado no fue llegar a esta posición, sino mantenerse en el sitio. Es una lucha física y mental en la que tengo que sacrificar muchas cosas".

Las dos son favoritas aquí en Toronto. Paola Longoria se ríe... Paola Espinosa la alcanza con una carcajada. ¿Presión por ganar? Sí, puede que exista, pero ellas lo esconden, lo disimulan, lo guardan bien, porque en el "Mundo de las Paolas" se vive no se sobrevive.

@Faitelson_ESPN

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PHOENIX -- El 6-0 a Cuba reduce las urgencias, pero aumenta las obligaciones, las exigencias, para Miguel Herrera y la selección mexicana.

Entre la escandalosa perfección del marcador (6-0), son insoslayables las imperfecciones del funcionamiento del Tri. Especialmente, la capacidad fehaciente, evidente, para desperdiciar oportunidades de hinchar el morbo de esa pizarra beisbolera o tenística.

1.- DESFILE PRECIPITADO... Ahora, ante Guatemala, vapuleada por Trinidad y Tobago, entre la ansiedad ciega de la afición, se entenderá el reclamo de un silogismo desmesurado.

Al final, el fanático paga porque se hagan realidad sus fantasías, no para que lo abofetee la realidad. Para esto último, le basta la rutina de su vida. Por eso mismo elige el escapismo de su selección de futbol.

Queda claro que la versión más próxima a la Guatemala de este domingo será la que dio patadas de ahogado en el segundo tiempo, y habría podido llegar a la orilla, pero su legendario #NoTeMeMuerasNunca Pescadito Ruiz, dejó escapar, al 78y al 88, la lombriz y el anzuelo a centímetros de la línea de gol.

¿A esa Guatemala del segundo tiempo le puede hacer México seis goles o más? Por supuesto, porque los chapines salieron desesperados y sin recato defensivo. Los huecos que dejaron atrás y que los trinitarios perdonaron, México podría sacarles factura.

Pero Guatemala será distinta. Ni tan desaliñada ni distraída como en el primer tiempo, como tampoco tan obsesiva de gol como en la segunda parte. Con el compromiso del complemento y la concentración lógica de un juego que será para ellos de vida o muerte, alcanzará para complicarle al Tri su quehacer.

2.- AUTOMPLACENCIA... Cuba y su epitafio de 6-0, deben ser vistos por México como un inesperado entrenamiento agregado, al que ninguno de los otros diez de la Copa Oro ha tenido acceso.

Ningún otro adversario esperará resignado. Los otros saldrán a morder, en todos sentidos. La tolerancia de espacio y de tiempo que tuvo el Tri no la encontrará en otro contrincante, porque ninguno otro se refugiará como guajolote resignado a que el machete lo despescuece.

México cojeó ante Honduras. Los catrachos fueron con dureza y rudeza, que es un código de juego casi oficializado en la Copa Oro, y al que el Tri debe estar acostumbrado. Guatemala jugará con la misma vehemencia y sin ningún prejuicio.

El espacio y la paz que Cuba le dio a México no la va a encontrar ni en el túnel de vestidores cuando este domingo se midan en Phoenix a los guatemaltecos.

3.- 'ÓDIAME MÁS'... Históricamente, las goleadas, narcotizan, adormecen. Marcadores escandalosos, en torneos cortos, aletargan, anestesian.

La transición de la fantasía del 6-0 a la realidad inmediata, necesita hasta de bofetadas. Y deben darse dentro, para no recibirlas fuera.

En ese sentido, sabemos que El Piojo tiene la sangre liviana y la mano pesada. Porque, aunque lo niegue el mismo Miguel Herrera, sus jugadores sí se dejaron llevar por ese delirio de grandeza que inflama de manera cínica un marcador abultado. O de otra manera, comprometidos, conscientes, voraces, el marcador pudo, debió, tener dos dígitos.

Y al Tri le va a sentar bien que le aprieten la pierna. Que el vaho caliente de desprecio le entibie la nuca, como seguramente lo hará Guatemala. No hay peor amenaza que la que no se hace, sino que se siente.

La afición y la prensa chapinas le perdonarán a sus seleccionados el dislate y la dislexia ante T&T, con un resultado favorable ante México, que además podría restablecer la ilusión de ir a Cuartos de Final del torneo estelar de la menesterosa Concacaf.

Las seis cucharadas de miel que se sirvió ante los antillanos pueden convertirse en hiel amarga. La diferencia estará en entender que Cuba fue un oasis, porque, por delante, le espera el desierto.

Por eso, si el 6-0 a Cuba parecía reducir la presión y la tensión, en realidad se incrementa, especialmente por el desfiguro chapín ante los trinitarios.

El beneficio para México será que Guatemala pondrá de nuevo en perspectiva el verdadero coliseo en el que se juega la Copa Oro. Es decir, un hábitat despiadado, ajeno al que presentó Cuba, que sabe que su más duro invierno, su más duro infierno, lo vive fuera de la cancha.

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Las 42 medallas de oro de hace cuatro años prometen transformarse en poco para los 510 atletas mexicanos que en la próximas horas comenzarán a competir en Toronto 2015. El potencial del motivado dueño de casa -Canadá-- y la cercanía de los Juegos Olímpicos de Rio -Brasil-- prometen enardecer la batalla en la lucha por las medallas. México no busca emular lo de Guadalajara y se concentra en tratar de perseguir la marca de 20 oros de Mar de Plata 1995...

LOS ANGELES -- El viento sopla en dirección hacia al norte y algunas nubes tapan el horizonte del Lago Ontario. El verano siempre caprichoso del Canadá, saluda a más de siete mil atletas de 41 países que competirán a partir de este viernes en 36 especialidades. Los Juegos Panamericanos más caros de la historia serán inaugurados esta noche en el Roger Center de la capital económica canadiense.

La bandera mexicana ondea ya a las orillas del Rio Don, en la imponente villa de deportistas. El cobijo, la motivación y hasta cierto tipo de "magia" de hace cuatro años en Guadalajara parece demasiado lejana frente a lo que el deporte mexicano afrontará este verano. Una delegación grande --más de 500 deportistas-- tratarán de emular la mejor participación mexicana en unos juegos realizados fuera del territorio nacional, que se remonta a Mar de Plata, Argentina, en 1995, con 20 medallas de oro conquistadas.

Dejando de lado las 42 medallas de oro de Guadalajara, el interés de México en los Panamericanos se habría concentrado en tratar de sostenerse entre las cinco grandes potencias del evento. Hay dos problemas que son evidentes ahora: el primero es que Canadá, como dueño de casa, se siente con el derecho absoluto de avanzar en la tabla de medallas y enviará a su delegación más grande e importante de la historia. Los canadienses quieren mostrar todo su arsenal deportivo y la intención abierta, admitida por ellos, es la de desbancar a Estados Unidos del primer sitio general. El otro problema de México podría ser Brasil. Con solo trece meses por delante para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio, el deporte brasileño intentará mostrar sus mejores condiciones en la mayor parte de la disciplinas, incluso en aquellas donde histórica y culturalmente no ha tenido un gran predominio.

Aunque 20 ganadores de medallas de oro de Guadalajara repiten, está claro que las "condiciones del juego", aquí en Toronto, han cambiado para México. Las posibilidades más poderosas siguen siendo parte de deportes individuales que de alguno u otro modo, se han convertido ya en una tradición importante en la última época: los clavados, con los veteranos Paola Espinosa y Rommel Pacheco; México tendrá una gran batalla ante los representantes canadienses y estadounidenses y al mismo tiempo tratará de dar el paso generacional hacia atletas como Alejandra Orozco, Alejandra Hernández y Jahir Ocampo; el tae kwon do, con la medallista olímpica de oro María del Rosario Espinosa al frente, que como deporte siempre entrega resultados concretos; el atletismo, la vieja escuela de la marcha reflejada en Horacio Nava --Raúl González es su entrenador-- y por supuesto, el raquetbol, con la numero uno del ranking mundial y ganadora de tres preseas doradas en Guadalajara, Paola Longoria, como la gran figura, capitana y abanderada de la delegación.

El deporte es generalmente el reflejo de un país. No lo fue hace cuatro años en Guadalajara, porque la maravillosa sensación de seguridad que significa estar y sentirse en casa suele cambiar los parámetros de la competencia. Lejos de Guadalajara, México tratará de sobrevivir. Necesitará de mucho esfuerzo, de una gran motivación y sí, por qué no, de algo de suerte...

@Faitelson_ESPN

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La selección femenil de Estados Unidos aprovechó el nublado domingo de Vancouver para conseguir su tercer campeonato mundial en los últimos 24 años, con lo que se confirma, sin duda, como la gran potencia mundial del futbol femenino, pero la pregunta es: ¿Podría ocurrir lo mismo en el futbol varonil? O mejor dicho: ¿Cuánto tiempo pasará para que ocurra lo mismo? Como sea, lo que ocurrió al oeste de Canadá puede ser un aviso para México y para el resto de los contendientes de la Copa Oro.

LOS ANGELES -- Puede que muchos no capten el mensaje o que otros lo entiendan pero terminen desechándolo por un descuido, por ignorancia y quizá hasta por miedo a enfrentar la realidad. Las imágenes, las expresiones y los sonidos que llegaron procedentes de Vancouver el domingo podrían ser una clara advertencia para la Copa Oro que arranca en las próximas horas y para todos los competidores en el área de la Concacaf.

Estados Unidos volvió a ser campeón mundial de futbol y parece fácil decirlo: campeón mundial de futbol femenil, pero detrás de ello hay todo un proceso de trabajo, una escuela, una estructura, una infraestructura, un conocimiento y al mismo tiempo una pasión. Un deporte que, desde hace algunas décadas, logró abrirse camino en un país de poderosas expresiones tradicionales del béisbol, el fútbol americano, el básquetbol y hasta el hockey para llegar a un sitio donde alcanza el nivel de una potencia mundial. Las primeras informaciones destacan que el nivel de audiencia del juego final del domingo entre norteamericanas y japonesas habría superado el “rating” del sexto juego por la final de la NBA. La selección femenil de Estados Unidos ha ganado tres campeonatos mundiales desde 1991. Impresionante. La pregunta es: ¿Podría ocurrir lo mismo en el futbol varonil? O mejor dicho: ¿Cuánto tiempo pasará para que ocurra lo mismo?

A mediados de la década de los ochenta, la US Soccer, la Federación Estadounidense de Futbol, había planteado un proyecto que en 10 años debía llevar a los Estados Unidos a convertirse en una potencia mundial del futbol. Para ellos no había distinción de géneros. Se trataba de ser potencia mundial del futbol y en mujeres, el tema está finiquitado. Entre los varones, ese proyecto, plan o deseo debió haber culminado en el Mundial de 1994. No resultó del todo correcto, pero al final del día, lo que sí logró, satisfactoriamente, es elevar su nivel de competitividad. Estados Unidos juega hoy al futbol ante México y ante una potencia mundial y lo hace con otro tipo de fundamentos y condiciones. Puede ganar, perder o empatar, pero los tiempos en que le pasaban por encima, quedaron sepultados en el pasado.

La Copa Oro del 2015 está por comenzar y desde el minuto inicial, la mente del futbol mexicano parece enfocada en “arrebatarle” el medio boleto que queda disponible para la Copa Confederaciones a la selección de los Estados Unidos. Y ganarle no será nada sencillo. Requerirá de un mejor nivel futbolístico del que ha mostrado hasta ahora y de una concentración absoluta.

El recordatorio llegó desde Vancouver. Lo hicieron las mujeres, las más poderosas del mundo para jugar al futbol.

@Faitelson_ESPN

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