El "Tri" debe salir esta tarde al Estadio Rommel Fernández de Panamá con una clara intención: mostrar porque es el líder futbolístico histórico del área de la Concacaf. Y dentro de ese "nombramiento" hay una responsabilidad grande, implícita, obligatoria en la cancha: tomar el protagonismo, jugar con carácter y personalidad y no temerle a nada. Si México adopta esa postura, saldrá ganando esta noche. Si juega con cierta desconfianza, terminará sufriendo.

LOS ANGELES, CA.- La diferencia la marca la postura, el carácter, el "miedo".

¿Qué tanto miedo tienes de perder? O quizá lo que es un más impactante: ¿Qué tanto miedo tienes de ganar?

La selección mexicana saldrá esta noche al estadio Rommel Fernández de Panamá a la búsqueda de tres puntos que le permitan seguir sumando en la eliminatoria para el campeonato Mundial de Brasil 2014. En situaciones normales e incluso en situaciones anormales como la de hoy, donde México no encuentra aún sus mejores condiciones futbolistas, donde México no juega bien, deberá ser marcado como amplio favorito para salir con la victoria.

Y más allá de reconocer la bocanada de aire fresco que el futbol panameño le ha inyectado al área futbolística en los últimos meses, todo, me parece a mí, parte de la postura con la cual el equipo mexicano afronte el partido.

El martes por la noche, en Kingston, México presentó una faceta pobre y aun así, amparado en el bajo, muy bajo nivel futbolístico del área, sacó los tres puntos. La actitud de México en la cancha fue hasta cierto punto conservadora, inteligente, dirían los porristas de esta selección, con el portero José de Jesús Corona siendo la gran figura, México lo dejó todo a la suerte de que un gol jamaiquino no terminara por arruinar sus sueños y al final, sufriendo, terminó ganando tres valiosos puntos.

México debe admitir en la cancha su protagonismo y su influencia en el área. Debe tomar el control del juego, el balón, tener las mejores oportunidades y lucir como un equipo que no viene a defenderse o a especular. Se espera que Giovanni Dos Santos aparezca en la alineación inicial de México, que su mayor capacidad para generar futbol marque la diferencia y que José Manuel "El Chepo" de la Torre abra las líneas y ubique al equipo en el sitio de la cancha donde deben estar.

No entremos, otra vez, al viciado juego de que ganar los tres puntos es lo más importante de la noche panameña. No, no, lo más importante es realmente aceptar el papel de líder en el área, de un equipo que puede jugar bien al futbol y que puede trascender en otros niveles. La postura, insisto, es primordial. Si vas con miedo, te van a ganar. Si te muestras valiente, si sales a tratar de hacer tu futbol, con tus virtudes y tus carencias, pero tu futbol, tiene más oportunidades de salir con el triunfo.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Tiempos boyantes. Tiempos de crisis. Tiempos de gloria. Tiempos de ridículo. Tiempos y contrastes.

Al final, la selección mexicana de futbol termina reteniendo esa devoción noble, de memoria alzheimeriana, de su afición en los Estados Unidos.

El fenómeno no tiene lógica, pero tiene explicación. El Tri se convierte en líder pasional hasta en los momentos de menos pasión futbolística cuando se presenta en Estados Unidos.

En el fenómeno de catarsis de futbol, la selección mexicana termina siendo el más poderoso catalizador. Por eso sus seguidores le perdonan que arranque la Copa Oro perdiendo ante Panamá, que fracase en la Copa Confederaciones, y que esté caminando por la delgada línea de la incertidumbre en el Hexagonal Final de la Concacaf.

Lo dicen voz en cuello los seguidores del Tri avecindados en Estados Unidos: van a los estadios por la ansiedad voraz de satisfacer ese apetito acumulado de nostalgia: himno, bandera, voces, menús, gritos, y hasta la sociedad de ese sentimiento con el que bromea el mexicano: "somos machos porque somos muchos".

Y en ese desfile, atiborran estadios generalmente.

El Tri vive de la extorsión. Eso es claro. Y por eso, por la comunión versátil de elementos, es capaz de convocar a más de 90 mil mexicanos como en la anterior edición de la Copa Oro y casi meter 60 mil en el Georgia Dome de Atlanta.

En 2011, México fue una aplanadora que tuvo como última víctima a Estados Unidos, humillándola en el Rose Bowl de Pasadena.

En 2013, el técnico del Tri, Chepo de la Torre, terminó siendo el pararrayos de decenas de seguidores que retrasaron su regreso al vestuario al término del partido que perdieron con Panamá, por el diluvio de botellas y vasos con fluidos fisiológicos de tibia presencia.

Pero apenas 270 minutos después, con un anoréxico 1-0 sobre Trinidad y Tobago, el Chepo volvía a ser el mejor técnico del mundo y la Selección Mexicana pasaba a ser la mejor del mundo, en el ritual de inmediata satisfacción de la victoria, a pesar de ser un combinado emergente, Clase B para muchos, y otros los sacrificados enviados al patíbulo a una misión imposible.

De esa manera, la selección mexicana vive de la extorsión. El futbol es un pretexto, aunque el juego mismo no necesariamente aparezca y resplandezca en la cancha. Mientras se reproduzca el Himno Nacional en las bocinas, les permita cantarlo, derramar una lágrima, tomarse una foto mientras lo entona, con eso se ha pagado el boleto de 50 dólares, el estacionamiento de, en algunos casos, hasta 40 dólares, y por supuesto la dotación de chatarra y cerveza por otros 30 dólares al menos.

La Patria se siente, pero también se deglute a tragos y a tarascadas de la comida mexicana que circunda los estadios organizando asados en la caja trasera de camionetas.

Vaya, para que se entienda, México no necesita contendiente.

Si el Tri reúne a sus becados en Europa, es capaz de llenar cualquier estadio de Estados Unidos sin tener rival enfrente.

México no necesita adversario para que se agoten los boletos. México necesita 11 playeras verdes o negras, que son las que más se venden, tal vez por ese placer luctuoso tan mexicano por la derrotay ya está: puede organizar una fiesta, un baile, sin necesidad de pareja: igual la tribuna se llena si es Suecia C, Brasil A, Bolivia D, o un combinado de pateabalones de una liga local.

Al menos ese mérito hay que reconocerle al Tri, más allá de las deudas, de los saldos rojos que tiene en este momento en varios torneos importantes: es capaz de dar de comer al mexicano lacerado de nostalgia.

Plagiando el título de una de las obras de Taylor Caldwell, se convierte, el Tri, en un Médico de Cuerpos y Almas.

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Jose Manuel "El Chepo" de la Torre dice que México no está obligado sino comprometido a ganar la Copa Oro. A mí me queda claro que como profesionales que son los futbolistas mexicanos están obligados a entregar mejores resultados en la cancha y a mantener la supremacía que han logrado ejercer históricamente en el área. México, entre el compromiso, la obligación y la vergüenza en la Copa Oro.

Chepo
MexsportChepo de la Torre rechaza hablar de "obligación"

LOS ANGELES, CA. -- No busco ni intento confundirme en un asunto de semántica o de interpretación. Mientras "El Chepo" de la Torre habla de "compromiso" y no de "obligación", yo hablo de "vergüenza", una "vergüenza" profesional que el futbol mexicano tiene que sentir al competir en un torneo de un nivel tan flojo sin mostrar las características apropiadas para hacerlo.

Terminar segundo lugar en un grupo donde compites ante Panamá, Martinica y Canadá es una vergüenza. Punto. No hay más. Que dejen los futbolistas de buscar pretextos y salidas falsas y que deje "El Chepo" de engañarnos y de esconderse detrás de un escudo inexistente. Tan sencillo que sería ponerse ante las cámaras y decir la verdad, lo que sucede y no sucede, lo que tenemos y lo que no tenemos. Hoy, este México futbolístico, no alcanza para más.

Ganar la Copa Oro bajo estas circunstancias sería una pena, una terrible pena para el nivel de la Concacaf y una terrible pena para el nivel en que, aparentemente ha crecido el futbol mexicano en los últimos años.

Hay quienes insisten en aferrarse a ciertos avances en temas individuales. Equis jugador que muestra de pronto algunas características que lo puede conducir en cualquier momento hasta la "selección mayor". Que si Marco Fabián, que si Montes, que si Layún o que si Jiménez han destacado en esta Copa Oro. La realidad es otra. Nadie se salva en México. El funcionamiento colectivo ha sido pobre y esos "despertares" o muestras de superación de algunos jugadores se descomponen enseguida cuando uno analiza las fortalezas y las debilidades del rival que afronta México.

Obligación. Obligación es una palabra que a muchos y supongo que al "Chepo" no le gusta demasiado. Obligación es una palabra que a muchos les provoca miedo.

Yo tengo obligación de despertarme temprano para ir al trabajo. Tengo la obligación de sacar adelante el proyecto que me encomendó la empresa. Yo tengo la obligación de subirme al andamio y limpiar las ventanas del piso 36 porque de aquí sale el sueldo para llevar el pan a la mesa de mi casa. Yo tengo la obligación de salir todos los días a cumplir exitosamente con mi trabajo a pesar de que tengo frío, sueño, hambre o de plano tengo "flojera". Yo tengo la obligación de pasar el examen, de sacar buenas calificaciones porque sé que a partir de ello depende mi futuro en la vida. Obligación. Obligación es una palabra tan pesada, tan intensa, tan comprometida que, a muchos, les provoca temblores. Temblores en las piernas y en la cabeza.

La selección mexicana de futbol tiene la obligación de ganarle a rivales de muy baja calidad y tiene la obligación de ganar la Copa Oro, un torneo que históricamente ha dominado y en el que afronta a selecciones de calidad visiblemente inferior.

¿Compromiso? Yo hablo de obligación... Y de obligación paso al término de "vergüenza"...

@Faitelson_ESPN

Las cifras y las consecuencias económicas serian realmente brutales. La sola idea de México sin un Mundial ++más que de un Mundial sin México++ podría poner en "jaque" a toda una industria llamada futbol mexicano. El "golpe" existe solo hacia el interior. México resentiría profundamente una ausencia al Mundial, pero el mundial no resentiría demasiado la ausencia mexicana. Para ser clatros, el Mundial se juega con o sin México.

Por David Faitelson

LOS ANGELES, CA.- La sola idea produce una mueca de dolor, de fastidio y hasta de miedo en el semblante de Justino Compean. Hubo dos momentos en el pasado reciente donde parecía contener los mismos sentimientos. En las dos tuvo que apretar el llamado "botón de emergencia". En la primera para despedir a Hugo Sánchez y en el segundo para acabar con la "mini-era" de Sven Goran Eriksson.

Hay, sin embargo, una regla no escrita en las selecciones nacionales: ese "botón" de emergencia se aprieta tan solo cuando el negocio está en predicamento.

Las cifras y las consecuencias económicas serian realmente brutales. La sola idea de México sin un Mundial ++más que de un Mundial sin México++ podría poner en "jaque" a toda una industria llamada futbol mexicano. El precio, tanto en lo deportivo, en lo social, en lo económico, es muy alto, los intereses están juego y la presión a tope.

Un estudio periodístico logrado por ESPN establece cifras muy contundentes sobre lo que ocurriría en el eventual caso de que México no alcanzara el boleto para el campeonato mundial de futbol de Brasil 2014. Esos números calculan pérdidas de hasta 600 millones de dólares y una sacudida fundamental en el desarrollo mismo de la industria del futbol en México. Es decir, el impacto económico interno podría ser, hasta cierto punto, desastroso. Faltaría agregar a esta debacle financiera el tema deportivo, que va íntimamente ligado a la cuestión de los dineros.

Pero alguien me preguntaba directamente si el impacto de una posible ausencia mexicana en un Mundial podría tener algún tipo de repercusión hacia el futbol internacional. Es decir, qué tanto le afectaría a Brasil 2014 la no asistencia de México. Y en ese sentido, vuelvo a recurrir a la frase del poco celebre ex presidente de la Concacaf, el señor Jack Warner: "duerman tranquilos" o mejor dicho, "sigan durmiendo tranquilos": el Mundial se va a realizar con o sin la presencia de México.

Nada cambia en la participación o no de México. En la parte deportiva, México jamás ha sido un animador de los Mundiales. Salvo los que hizo en casa (en 1970 y en 1986) donde tuvo obviamente oportunidad de trascender un poco más allá de sus límites reales, pero tampoco sin nada extraordinario. Y en la parte económica, es verdad, el mexicano viaja mucho alrededor del futbol, sigue a su selección, llena bares, restaurantes y hoteles, consume, grita y canta por las calles, pero tampoco mantiene sana la economía de los Mundiales de futbol.

México es importante para México y para cierto sector de la población de los Estados Unidos. Que es un mercado grande y poderoso, sí, es verdad, lo es, pero que no tiene una influencia mundial poderosa en el futbol también es una realidad inobjetable.

A pesar del título olímpico del año pasado en Londres, el futbol mexicano sigue reclamando una presencia, un peso internacional que por ahora, nos guste o no, no tiene. México no es un animador de Mundiales, aunque para su población, para su consumo interno, los Mundiales son un parteguas, una "mina de oro", un paliativo y un negocio mezclado entre sentimientos de fe y de esperanza.

Me asusta mucho la cifra que el futbol mexicano dejaría de ganar en caso de no ir al Mundial, pero me asusta más que en tantos años de participación continua, el peso de México en un Mundial no haya cambiado demasiado. El Mundial se juega igual con o sin México.

@Faitelson_ESPN

Pero las oportunidades en el futbol y en la vida se van terminando. El ex jugador del Barcelona firma un contrato con el Villarreal, donde espera, finalmente, encontrar un sendero de regularidad. Giovani tiene grandes características como futbolista y apenas 24 años. Es tiempo de que eche raíces en un club.

LOS ANGELES, CA.- Habría comenzado como un "cuento de hadas...".

Un futbolista dotado técnicamente. Mitad brasileño, mitad mexicano. Lo mejor de cada mundo... La Cuna del Barcelona... El Mundial sub-17... El futbolista que iba a cambiar la historia, el jugador que marcaría un parteguas, que le enseñaría a la selección y al futbolista mexicano el camino rumbo a una "elite" jamás alcanzada. El jugador que no solo tenía gol, también inspiración, talento, productividad.

Giovani Dos Santos era eso y mucho más...

Algo se desvirtuó en el camino, algo se descompuso, algún atajo no fue el indicado... Y del Barcelona siguió el Tottenham... Y del Tottenham el Galatasaray... Y del Galatasaray al Tottenham... Y del Tottenham al Ipswich Town... Y de otra vez Tottenham al Racing de Santander... Y del Racing el Mallorca.

Giovani dos Santos "aborda" hoy el "Submarino amarillo". ¿Será el último descenso dentro del "tobogán" que ha planteado su carrera? El ex jugador del Barcelona llega con un contrato de 4 años y como una recompensa por lo que logró con el Mallorca la temporada pasada. Aunque el equipo descendió, Giovani tuvo una temporada aceptable tirando a buena. Marcelino Garcia Torral, entrenador del Villarreal, fue quien lo solicitó. Giovani había trabajado para él en su paso por el Racing de Santander, equipo con quien también había alcanzado el descenso.

A sus 24 años, Giovani sabe que aún tiene tiempo para "explotar" como el futbolista que alguna vez prometía ser, pero también sabe que las oportunidades en el futbol y en la vida terminan por agotarse. Tiene varias ventajas: la primera que el entrenador lo ha pedido y que va a tener tiempo en la cancha. El segundo, que es una Liga que él conoce y donde también lo conocen el tercero que estará cómodo, relativamente cerca de casa, de su padre, madre y hermanos.

Falta poco menos un año para el Mundial. Giovani tendrá muchos retos en el camino. Ponerse a los hombros a México en la parte final del proceso eliminatorio para el Mundial. Rendir con su nuevo club que seguramente tendrá como meta primordial alejarse de las posiciones de descenso y tratar de subsistir a la mitad de la tabla y luego tendrá otra vez la escena de un Mundial para mostrar su calidad futbolística.

Giovani se sube a un "Submarino amarillo". Veremos si llega finalmente a salvo al "puerto"...

@Faitelson_ESPN

Chepo de la Torre
MexsportChepo de la Torre no ha logrado los resultados que aseguren al Tri en Brasil
SEATTLE -- La cifra escandaliza: 600 millones de dólares. Eso dejaría de ganar la industria del futbol mexicano si el Tri no clasifica al Mundial Brasil 2014.

Sí: apesta a bancarrota esa conclusión, que no es un artilugio ni es una elucubración, sino resultado de proyecciones financieras de expertos, recopiladas en tres artículos distintos, en un estupendo trabajo de nuestro compañero Héctor Quispe de ESPNDeportes.com.

Obvio que quien más pierde de esa Industria es quien más explota los filones de oro que existen en torno a la selección nacional.

Es decir, si en la afición mexicana hay inquietud, angustia o desazón por ver al Tri colocado tercero en el Hexagonal Final de la Concacaf, pero tan lejos y tan cerca de Brasil 2014 como Honduras y Panamá, imagínese la percepción de quienes invierten y quienes viven de la selección.

Es decir, si Usted vio la lamentable escena, el deplorable comportamiento de ciertos aficionados que trataron de agredir al Chepo de la Torre desde la tribuna, cuando abandonaba la cancha del Rose Bowl de Pasadena, arrojándole botellas y líquidos de dudoso color, sabor, olor y procedencia, imagínese lo que serían capaz de arrojarle los patrocinadores del Tri, comenzando con sus gruesos libros de contabilidad y hasta con engrapadoras.

Si el aficionado se siente frustrado, en los fariseos del futbol hay pánico, hay terror, hay desesperación.

¿Quiénes serían los damnificados de esa Industria que ha florecido generosamente en torno a la selección mexicana?

1.- Perderían los patrocinadores de México, y el Tri perdería la capacidad de negociar nuevos, cuantiosos y mejores patrocinios.

2.- Perdería el mismo futbol, porque hay que recordar que después de los Mundiales de Alemania 1974, España 1982 e Italia 90, la asistencia a los estadios y la atención a los partidos por TV, se desplomó hasta en 37 por ciento, especialmente en los dos primeros casos, cuando el Tri no clasificó por incapacidad, mientras que al tecero no acudió por tramposo.

3.- Recordemos que la Liga MuyEquis lleva un año de lucha, incluso entregando pagos anticipados de derechos por TV a algunos clubes, para tratar de fortalecer la competencia, porque cada vez va menos gente a los estadios y en el fin de semana, hasta programas cómicos o películas de hace 40 años, rebasan el impacto del futbol doméstico.

4.- Por supuesto que en la renovación de contratos que se dan después del Mundial, si México no acude, se vendría una cohibición financiera de los habituales anunciantes de la Liga Muy Equis, reculando en sus inversiones en los juegos de México, y en algunos casos, hasta renegociando descuentos drásticos para mantenerse en esa línea.

5.- Y el efecto deportivo, que tarde o temprano repercute en el financiero: el jugador joven se siente golpeado; los aficionados se sienten engañados, y para los mismos futbolistas veteranos es complicado convencer a su entorno de que fue un descalabro pasajero.

6.- En su artículo, Héctor Quispe menciona a nueve empresas mexicanas involucradas con participación financiera en la selección mexicana. Ojo: habría que agregar a esa lista a 12 empresas de rango estadounidense que también enriquecen las arcas de la FMF, de las televisoras y de los clubes, además de, por supuesto, a los jugadores.

7.- Y los que están al acecho. Ya les habíamos comentado que la empresa Nike ha hecho una oferta formal a la FMF, rebasando poderosamente a Adidas, para un contrato de exclusividad después del Mundial 2014.

Concluida la Copa de Brasil, termina el contrato de Adidas, y aunque por ley tiene privilegios de renegociar, tendría que superar los más de 110 millones de dólares con los que Nike intenta ya seducir a México.

Obvio si el Tri no va al Mundial, Nike puede desde retirar y hasta devaluar esa propuesta, y Adidas no tendría que cumplir el requisito de aumentar al menos en 20 por ciento una propuesta de renovación.

Por eso hay miedo entre quienes administran al Tri. Y por supuesto, en semejante hecatombre, se desplomarían no sólo el cuerpo técnico y directivos involucrados con el proceso actual, sino que rodarían cabezas de albina caballera, una, y de desordenada pelambre, la otra. Sí, nadie salvaría a Bati-Decio y a Justi-Robin.

Vamos, hasta Brasil se vería afectado.

Recordemos cifras puntuales y redondeadamente oficiales: 30 mil mexicanos acudieron al Mundial de Francia; 25 mil al Mundial de Corea del Sur/Japón; 35 mil al de Alemania, y 15 mil mexicanos se pasearon por Sudáfrica. Recientemente, la Embajada de México en Brasil detectó 6 mil mexicanos en la Copa Confederaciones.

Por eso, si la sola cifra de que el futbol mexicano dejaría de ganar 600 millones de dólares si el Tri no va al Mundial de Brasil, es apenas una punta del iceberg, en esta revelación hecha por Héctor Quispe en su consulta a diversos especialistas.

Y según reportó Decio de María hace 13 meses a los propietarios de equipos, los cambios generados por la Liga MuyEquis eran urgentes, porque después del Mundial de Brasil podía venirse un colapso, una bancarrota en clubes, si el nivel doméstico de competencia no mejoraba.

En ese entonces ni remotamente se contemplaba que el Tri no fuera al Mundial.

¿Cómo hacerlo si por esa época de jauja el Tri era campeón mundial Sub 17, tercero Sub 20, campeón Panamericano, monarca de Toulón, jeque de Copa de Oro y semidios de oro de Juegos Olímpicos?

Hoy, la realidad es otra. Brutalmente distinta. Bancarrota es el nombre de la bestia.

José Manuel de la TorreGettyMéxico inició la Copa Oro con una derrota ante Panamá.

Lo más común o más sencillo será pedir la cabeza del entrenador, pero alguien acaso garantiza que ese paso le daría a México la solvencia futbolística que ha perdido en los últimos meses. Por ahora, aunque parezca extraño y un tanto contradictorio, la mayor fortaleza que tiene el futbol mexicano es la postura de los dirigentes de ondear la bandera de la continuidad por encima de la gran presión que les agobia.

LOS ANGELES -- Lo más común y también lo más fácil parece pararse en el estadio y gritar "Fuera 'Chepo'" o aprovechar la era tecnológica de las redes sociales para caer en el "hashtag" "#FueraChepo" (que la noche del domingo fue tendencia mundial). Lo más difícil es aguantar.

Hay un "nuevo himno" para los partidos de la selección mexicana. El "Fuera 'Chepo'... fuera 'Chepo'" se está convirtiendo en un escenario muy normal al término de los 90 minutos en cada partido de México y la presión, a través de las redes sociales, arrecia sobre el entrenador nacional y el entorno del equipo mexicano.

En medio de toda esta "tormenta", una Federación que parece aguantar como nunca el hostigamiento, pero que podría estar ya buscando un plan alternativo de emergencia para los siguientes días o quizás hasta horas. Ni la "A", ni la "B", ni la "C" ni nada que vista de verde y que pretenda jugar bien y de manera efectiva está resultando alrededor de José Manuel "El Chepo" de la Torre.

La crisis agobia de tal forma y profundidad a las selecciones mexicanas que a esta altura nadie garantiza que el entrenador nacional permanecerá en su puesto para cuando haya que definir, muy pronto, el boleto al campeonato mundial del 2014. En los dirigentes hay preocupación y entre algunos dueños de equipos empieza reinar la impaciencia. ¿Cuánto más puede estirarse esa liga sin romperse? Esa es la pregunta más importante pero no la más difícil de contestar en el entorno del "Chepo" y de su cuerpo técnico. La otra, la otra pregunta, aún más indescifrable y recóndita tiene que ver la cancha y sus terribles ausencias.

Ni un nuevo grupo de jugadores (una selección conformada por futbolistas de la liga local) ni un nuevo nivel de competencia (el de la Copa Oro) ha sido capaz de transformar el panorama en la cancha. El México que vimos --o no vimos-- el domingo en Pasadena volvió a ser un equipo que no tiene ni pies, ni cabeza, ni corazón, ni idea futbolística. Un México que no va a ninguna parte a pesar de las constantes promesas del entrenador de que las mejoras llegarán.

Por ahora, y aunque parezca extraño y contradictorio, la mayor garantía que tiene el futbol mexicano ha sido la fortaleza con la que la Federación o los dirigentes o "el sistema" han soportado el vendaval y han mantenido, contra todo, ondeando la bandera de la "continuidad". Espero que me entiendan bien: No estoy diciendo que "El Chepo" tenga en estos momentos la capacidad de solucionar los problemas que tiene México en la cancha, pero sí creo, fervientemente, que romper con un nuevo proceso será un terrible error para el futbol mexicano.

@Faitelson_ESPN

LOS ÁNGELES -- Clima de linchamiento. Desde la tribuna del Rose Bowl. Desde la Inquisición en la Conferencia de prensa. Piel de rinoceronte del Chepo de la Torre. O tal vez epidermis de cinismo.

Ha sido claro: no renuncia y no le queda grande el puesto como técnico de la selección mexicana. Claro: es su interpretación.

Y claro, ¿responde con sentido común o como un acto desesperado de supervivencia o como un tributo petulante a su megalomanía?

Con la rebaba de la derrota del 2-1 ante Panamá, Chepo de la Torre se presentó 45 minutos tarde en la Conferencia de Prensa, pero se presentó. Vale decirlo: con aplomo ¿o descaro? ¿o desafío? ¿o sarcasmo?

Sólo él lo sabe. O tal vez vive en ese limbo de inconsciencia del que pervive muriendo en estado de coma de sus propios reveses. Una reacción catatónica de resistencia al destino.

Cierto, no toda la culpa es de él. Es una hecatombe colectiva en culpabilidades.

Veamos: en Panamá hay jugadores que pro problemas contractuales no tienen equipo y otros enfrentan, con valor absoluto, el desafío de ser protagonistas en esta Copa Oro.

Veamos: en el Tri hay campeones mundiales, campeones olímpicos, campeones de Liga y premundialistas.

Es decir, entre ambas escuadras hay dos grandes diferencias: México rebasa y rebosa en experiencia. Pero Panamá lo rebasa y rebosa en testosterona.

Y refleja también problemas de trabajo. Es posible que en casi dos semanas de entrenamiento, algunos jugadores aún no sepan a qué juegan: o cómo deben pararse en la canch; o que acepten la magnitud de sus compromisos.

Es decir se equivoca el cuerpo técnico y se equivocan los jugadores. Unos no adiestran y los otros viven en la inercia, en la marea titubeante de ser o no ser libertadores de su propia desgracia.

Chepo no varía su discurso. Promete trabajo y asegura que conoce las falencias de su equipo.

El problema es que esa retórica del Chepo ya no es sólo un reiterado e infundamentado pretexto, que no ha servido como referente clínico ni operativo en la selección mexicana que trastabillea en pleno Hexagonal Final de la Concacaf, y que fracasó en Copa Confederaciones.

¿Cómo creer que ante jugadores más experimentados, de roce europeo, entre los que no ha podido encontrar ecos firmes de su mensaje y discurso, podrá alcanzar ese grado de excelencia con el puñado de improvisados citados para la Copa Oro?

Dice Chepo que no piensa renunciar y que no le queda grande la misión de técnico nacional. Asegura que renunciar es falta de carácter.

Antes que la valentía está la nobleza y la honestidad.

¿Pensará que es más meritorio y colosal llevarse al matadero a toda una legión de jugadores que atreverse a hacerse un lado en un acto consciente de sus limitaciones? ¿Prefiere ser mártir de una catástrofe masiva, que inmolarse en un acto personal de valor?

¿Genocida antes que mártir?

La Copa no tiene el futbol para perjudicar a nadie. Es inofensiva, combina ausencias con mediocridad, "hambre" futbolística, carencias, vacíos. México, como este, tiene la obligación de ganarla y punto. La llama de la esperanza futbolística mexicana vive ahora de algunos momentos en la parte final de la Copa Confederaciones. La derrota ante Brasil, el triunfo ante Japón. De esos momentos futbolísticos en territorio brasileño, se mantiene encendida la vela del "Chepo" y de su deseo de mejorar.

LOS ANGELES -- Acabo de escuchar alguien preguntándose si había que exigirle al "Chepo" de la Torre que la selección mexicana gane la Copa Oro y la simple duda o pregunta me provoca un fuerte dolor de la cabeza.

José Manuel de la Torre
MexsportSe mantiene encendida la vela del Chepo

Es decir... ¿Ni una cosa ni la otra? ¿El verano inconcluso del futbol mexicano parece proponer ahora la idea de un fracaso en la Copa Confederaciones y otro más en la Copa Oro? ¿Acaso alguien puede tener dudas de que México debe imponer condiciones en el torneo regional?

La Copa que comienza el domingo en Pasadena, es un evento de baja calidad, con selecciones que no asisten con sus grandes figuras --incluyendo a México-- pero que históricamente ha dominado el futbol mexicano en un duelo ante Estados Unidos que se ha cerrado más en los últimos años. Ganarlo no es un privilegio, es una obligación.

Los resultados de los últimos días no favorecen a este equipo conformado totalmente por elementos que juegan en la Liga local. El funcionamiento en la cancha es prácticamente nulo, hay mucho desorden y tal parece que la apatía y la crisis futbolística que vive la "selección mayor" se ha trasladado ahora a este grupo de jugadores.

"El Chepo" promete que esta selección Copa Oro mejorará y así tiene que ser, en un grupo inicial que comprende a Panamá, Canadá y Martinica, y en un torneo que en general no cuenta con las principales figuras futbolísticas en las "potencias" del área como Estados Unidos, Costa Rica y Honduras. Con el nivel que tienen o que no tienen esos futbolistas mexicanos, deben alcanzarles para "pelear" y para "ganar" el medio boleto a la Copa de las Confederaciones del 2018.

En camino a lo que será la reanudación de la eliminatoria mundialista y los cuatro partidos decisivos, México parece "vivir" por ahora de cierto despertar que la selección tuvo en la parte final de la Copa Confederaciones, donde perdió "compitiendo" --al menos en el marcador y cierta intención-- ante Brasil y donde venció al campen asiático Japón que venía de una gran exhibición frente a Italia. De esos momentos futbolísticos en territorio brasileño, se mantiene encendida la vela del "Chepo" y de su deseo de mejorar.

La Copa Oro no tiene el nivel para perjudicar a nadie. Es inofensiva, combina ausencias con mediocridad, "hambre" futbolística, carencias, vacíos. México, como este, tiene la obligación de ganarla y punto.

SIN "EL CHUCHO"
Ricardo Peláez dice que con Raúl Jiménez, Luis Gabriel Rey, Narcisco Mina y "Tony" López, el América será capaz de suplir la ausencia del ecuatoriano Christian Benítez. La realidad es otra.

Los números son contundentes. La aportación del ecuatoriano parece imprescindible si el América quiere cumplir los sueños de un bicampeonato y comenzar con una hegemonía en el futbol mexicano.

Ha sido una larga telenovela de verano para el América. Que si se va, se queda, que si hay ofertas europeas, que si son de Qatar. El América se ha "protegido" contratando al veterano delantero colombiano-mexicano Luis Gabriel Rey, a quien Herrera conoce bien de sus días en el Atlante y espera que con la relevación de Jiménez, más la colaboración del "otro" ecuatoriano, Narciso Mina, tenga el poder ofensivo necesario para aminorar la posible partida de Benítez.

Sea a cual sea el remedio, el "golpe" de perder al "Chucho" promete ser impactante en la estructura americanista de la cancha. El ecuatoriano se distinguió en las últimas temporadas como un jugador decisivo para lograr puntos, ganar partidos, maquillar derrotas y alivianar periodos de crisis. "Chucho" dio resultados certeros en la cancha que terminaron llevando al América al ansiado campeonato. Suplirlo, en el mercado mexicano o en el extranjero --para los jugadores que vienen a México-- va a ser imposible.

El América sabe que puede comenzar el torneo con la soga en el cuello. Por eso suplica, implora, pide casi de rodillas que el milagro ocurra.

@Faitelson_ESPN

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