Con su victoria sobre la francesa Amelie Mauresmo, Serena se ha convertido en la undécima jugadora que consigue el trono del tenis femenino, derrocando del mismo a su hermana Venus, una afrenta que no parece haber sentado mal a la mayor.

Rivales en la final de Roland Garros hace cuatro semanas, las Williams han disputado tres de las últimas cuatro finales del Grand Slam, prueba de su dominio, y la de mañana será además emotiva, pues nunca desde 1884, con Maud Watson derrotando a Lilian Watson, dos hermanas luchaban por el título en el All England Tennis Club.

"Será una final rápida", predijo Serena, que ha perdido cinco de los ocho enfrentamientos contra su hermana, pero que ha ganado los dos últimos en Cayo Vizcaíno y Roland Garros este año, y que además ha reforzado su "mente espiritual" leyendo mucho más la Biblia.

"Siempre he intentado que mi hermana tenga lo mejor", añadió Venus, quizás sugiriendo que es la hora de que Serena anote por primera vez su nombre en Londres, pues desde que su padre Richard predijo sus destinos haces seis años, el rumor de que controla sus meticulosamente sus resultados, eligiendo quién gana y en donde, parece aumentar cada vez que sus hijas se miden en la lucha por un título.

Venus, no obstante puede unir su nombre al de la alemana Steffi Graf, la última jugadora que ganó aquí tres veces consecutivas, y ese récord no quiere perdérselo. Serena tampoco quiere desaprovechar la oportunidad y pasar a la historia, al ser la primera desde Chris Evert en 1974 en ganar el "Triple del Viejo Continente" (Roma, París y Londres en la misma temporada).

Venus, 5 - Serena, 3