<
>

Preguntas legítimas: ¿Puede UFC producir otra megaestrella como Ronda Rousey o Conor McGregor?

Kamaru Usman estaba ganando de forma contundente, enrumbado a vencer por decisión unánime hasta que Leon Edwards lo atrapó con una patada a la cabeza que lo dejó inconsciente tras el impacto. El nocaut en el quinto asalto le valió a Edwards el título UFC del peso welter y rompió la increíble racha de 15 combates invictos, la segunda más larga en la historia de la promotora.

Nueve semanas después, Islam Makhachev arrolló a Charles Oliveira por la vía del sometimiento por asfixia, con triángulo de brazo en el primer asalto para ganar el título del peso ligero UFC. Oliveira llevaba 11 triunfos al hilo. Y solo tres semanas después, Alex Pereira detuvo a Israel Adesanya en el quinto asalto. Al igual que Usman, Adesanya iba camino a imponerse en el combate hasta caer por nocaut técnico. Pereira se llevó a casa el título UFC del peso mediano, poniendo punto final a la racha de 12 triunfos de Adesanya en esta división.

Usman, Oliveira y Adesanya eran tres de los cinco mejores peleadores "libra por libra" del mundo. En cuestión de 12 semanas, sus oponentes finalizaron a los tres, que les privaron de sus respectivos títulos de UFC.

Todo lo anterior sirve para decir lo obvio: las Artes Marciales Mixtas son un deporte brutalmente difícil. Uno en el cual es muy complicado generar un impulso y en el que, fácilmente, todo lo construido puede desaparecer de golpe. Las rachas victoriosas de larga duración son casi imposibles de obtener y se detienen violentamente. La constancia, que puede ser más fácil de obtener en otras disciplinas deportivas, es prácticamente insignia de honor en MMA. Así de difícil es lograr una.

Con esto, les presentamos nuestra última edición de Preguntas Legítimas y la pregunta más interesante de la semana del veterano periodista especializado en deportes de combate Jonathan Snowden.

¿Tienes una pregunta relacionada con las Artes Marciales Mixtas? Envíame un tuit a la cuenta @marcramoindi, con la etiqueta #ESPNMMAmailbag o un correo electrónico a espnmmamailbag@gmail.com.


El proceso de la creación de estrellas es fascinante porque no existe ningún proceso. No existe una fórmula definida. A veces, puede ser completamente orgánico y en otras, los atletas que parecen cumplir con todos los requisitos no logran conectar de esa forma con los aficionados.

Una de las cosas que McGregor y Rousey tenían en común es que la UFC pudo reconocer su potencial de inmediato y los promocionó con mucha fuerza desde el inicio de sus trayectorias en la UFC. El segundo combate de McGregor en la UFC fue estratégicamente escenificado en Boston, ciudad con una enorme población irlandesa-estadounidense. Su tercera pelea en la UFC encabezó un programa celebrado en Dublín.

En el caso de Rousey, la UFC le concedió el primer título femenino del peso gallo en la historia de la promotora sin tener que ganárselo en la jaula. Su primer combate en la UFC fue una pelea estelar: el primer enfrentamiento femenino en la historia de la UFC. Nunca volverá a ocurrir algo similar para una peleadora, considerando el contexto.

Esto no quiere decir que el trayecto que McGregor debió cruzar sea más fácil. Para nada. Tanto Conor como Rousey entendieron que las Artes Marciales Mixtas son un medio de entretenimiento, quizás por encima de todo. Les ayudó el hecho de que ambos fueron aficionados a la lucha libre profesional en su infancia y tenían una idea innata de cómo convertirse en (básicamente) personajes, con personalidades elevadas a la undécima potencia. Dedicaron mucho tiempo al aspecto promocional de las Artes Marciales Mixtas, desde las redes sociales hasta conceder una cantidad de entrevistas que raya en lo absurdo. Emprendieron giras mediáticas a nivel mundial y abrieron las puertas de sus gimnasios para la cobertura de sus entrenamientos, algo que la UFC no hace normalmente con otros peleadores.

Sin embargo, McGregor y Rousey también tenían que seguir ganando peleas. Todo lo demás solo te lleva a la mitad del camino. Las victorias (y en múltiples casos, victorias espectaculares) convierten a alguien que recibe clics en redes sociales en superestrella. Ambos cumplieron en ese aspecto, con triunfos y finalizaciones de antología.

Se podía ver que la UFC intentaba una jugada similar con Sean O'Malley desde el inicio. Pero los primeros años de O'Malley en la UFC estuvieron llenos de lesiones y dolores de cabeza con la USADA. Luego, perdió ante Marlon "Chito" Vera tras lesionarse la pierna. Su impulso se detuvo en ese momento, aunque ha logrado recuperarse y actualmente es el contendor número 1 por el título del peso gallo.

Para ponerlo en perspectiva, McGregor encabezó una UFC Fight Night en su tercer combate en la UFC y peleó por el título en el sexto. O'Malley, muy popular entre la Generación Z y que prácticamente es la versión UFC de un hermano Paul, tiene 10 combates en la UFC y no ha logrado tanto.

Por largo tiempo, existió la percepción de que el estrellato en las Artes Marciales Mixtas se ganaba al inicio de la carrera. Si no se manifestaba temprano, no llegaría nunca. Ya no es así. Tanto Nate Díaz como Jorge Masvidal se apoderaron de todo (tomando prestado un término de la jerga de la lucha libre profesional que define "popularidad") tras una prolongada trayectoria en la UFC, convirtiéndose en figuras de culto gracias a sus actitudes anti-sistema y la disposición a entrar en guerras sangrientas con sus rivales. Para ambos, ganar peleas no fue tan importante como la autenticidad de sus personajes; aunque los nocauts propinados por Masvidal a Darren Till y Ben Askren lo propulsaron al estrellato.

La gente conectó con Masvidal y Díaz, al punto de que la UFC creó el mítico título del "Tipo Más Malo" para que ambos lo disputaran en el Madison Square Garden en 2019. Para darle al evento un ambiente similar al de la lucha libre profesional, Dwayne "The Rock" Johnson estuvo presente para ponerle el cinturón a Masvidal, el eventual ganador.

Puede que Díaz y Masvidal no hayan logrado taquillas y audiencias en el sistema "pago por evento" tan importantes como los de McGregor o Rousey; sin embargo, tampoco contaban con toda la fuerza de la maquinaria promocional de la UFC apoyándoles. Los aficionados decidieron que eran estrellas, a pesar de sus récords. Es un caso muy similar al de la WWE cuando Daniel Bryan y CM Punk se ganaron a la audiencia, a pesar de que la promotora impulsaba fuertemente entre las masas a John Cena y Roman Reigns.

Siento curiosidad de si alguna vez volveremos a ver estrellas de la talla de McGregor y Rousey en la UFC, aunque varios peleadores se acercarán a esa jerarquía. Ningún peleador de la nómina actual de la UFC es candidato obvio para convertirse en heredero aparente, aunque Khamzat Chimaev y O'Malley cuentan con el potencial para alcanzar un alto nivel. Francis Ngannou tiene la oportunidad de convertirse en alguien especial. Parece salido de una película de Marvel, atropella como un camión y se comporta bien. Adesanya y Usman son figuras similares a Georges St-Pierre y Anderson Silva, basados en sus actuaciones constantemente óptimas durante un periodo prolongado y su actuación como profesionales de primer nivel. Brandon Moreno también tiene cierto potencial.

Bo Nickal es un peleador incipiente que podría hacerse grande dentro de poco. Y si Vera tiene la oportunidad de convertirse en el próximo Díaz o Masvidal, alguien que la UFC nunca ha impulsado necesariamente, pero que fue acogido por los aficionados. En este momento, podemos percibir como esa conexión entre Vera y los aficionados crece en tiempo real.

Formar una estrella es un proceso bastante confuso y no existen instrucciones uniformes, aplicables a todos los peleadores. Por largo tiempo, Demetrious Johnson fue uno de los mejores peleadores "libra por libra" del mundo, pero los aficionados se marchaban antes de sus peleas estelares. Por el otro lado, tenemos a un peleador de la talla de Jake Paul, prospecto marginal del boxeo. A pesar de su escasa experiencia boxística, es uno de los peleadores más comentados (y mejor pagados) de ese deporte, debido a su historial como influencer en las redes sociales y habilidad promocional.

Nada de lo anterior tiene sentido. Pero supongamos que surge un luchador, con una personalidad exageradamente caricaturizada que conecta con los aficionados, dispuesto a construir su marca a través de múltiples medios y capaz de noquear a sus rivales con saña. En ese caso, la UFC podría poner a disposición de ese atleta su maquinaria de mercadeo y tentativamente convertirle en la próxima mega estrella de la promotora. Esa clase de peleador no aparece a menudo, y tampoco puedes hacer que gane cada vez que salga al ruedo, como podría ocurrir en la WWE.


No puedo imaginar una situación radicalmente distinta. Especialmente en la actualidad, la UFC es una maquinaria bien engrasada y la visión de Dana White ha sido perfectamente ejecutada. Si White dejara la promotora (algo poco probable en el corto plazo) seguiría funcionando de forma muy similar, si no completamente igual. White tiene a toda su gente a cargo, y su mano derecha (Hunter Cambpell, director de negocios de la UFC) participa de la mayoría de los acuerdos y decisiones importantes.

Es una pregunta interesante, considerando lo que actualmente ocurre en la WWE. Vince McMahon se retiró y su hija Stephanie, junto a su nuero Paul Triple "H" Levesque, han tomado las riendas de la empresa de la mano del presidente Nick Khan. En los últimos meses, hemos visto algunos cambios sutiles (y otros no tanto) en la WWE, sobre todo en la filosofía creativa: cómo se reservan o posicionan algunos luchadores o títulos, la disposición a mencionar los historiales de luchadores con otras promotoras, etcétera.

Podríamos ver cambios similares si White dejara la UFC, pero este es un caso en el que se aplica a la perfección el viejo dicho de "si no está dañado, no lo repares". La UFC vive un momento excepcionalmente positivo mientras salimos de la pandemia, con 27 programas consecutivos con la boletería agotada. La calidad de sus programas transmitidos mediante el sistema de "pago por evento" ha sido alta, al igual que sus enfrentamientos, produciendo recientemente retadores interesantes ante veteranos campeones, al extremo de que estos retadores han noqueado a dichos campeones.

La promoción cruzada, aumentos en la remuneración a los peleadores y cambios en las categorías de peso son cosas que interesarían a un pequeño segmento de la afición. Pero ¿cómo beneficiarían esos cambios a la UFC en lo práctico? La UFC no necesita hacer promoción cruzada: la empresa ya cuenta con una porción de mercado enorme, acaparando gran parte de los mejores peleadores del mundo. Y en cuanto al pago recibido por los peleadores, ¿cuándo una empresa ha decidido sinceramente pagar más dinero a su fuerza laboral de forma sincera? Así no funcionan las cosas: esos cambios deben lograrse a través de la negociación colectiva, la promulgación de leyes, o ambas cosas. De todos modos, eso no depende de White. Si fuera a dejar la promotora, la diferencia más notable en la UFC sería la presencia de un presidente que utilice menos palabrotas en sus entrevistas.


Probablemente le iría muy bien, pero no me puedo imaginarle dando ese salto. Si Díaz quisiera estar contratado con una promotora, se habría quedado en la UFC. Cuando entrevisté a Díaz previo al UFC 279, una de sus declaraciones que más me impactó fue: "lo más genial es que un ca---- sea capaz de hacer lo que quiera". A mi criterio, eso descarta que Díaz termine contratado por una BKFC, una Bellator, o una PFL. ¿Por una pelea? Quizás, pero deberán ofrecer el precio y el rival apropiados y en estos momentos, no hay nadie que se destaque en el segundo aspecto.

Luego que Jake Paul se impusiera a Silva en un combate boxístico el mes pasado, todo parecía indicar que se produciría un enfrentamiento entre Díaz y Paul. Los entornos de Díaz y Paul pelearon tras bastidores y Paul criticó a Díaz. Pero hoy en día, si las redes sociales nos sirven de indicador, Paul juega con la idea de que, finalmente, su próximo combate será contra Tommy Fury en el Reino Unido. ¿Cómo queda Díaz en todo esto? Pues bien, no está en la agenda de nadie con excepción de la suya, y su promotora Real Fight Inc. sigue en formación. Su entorno cree que surgirán varias oportunidades lucrativas no relacionadas con Paul. Podríamos ver más movimiento a principios de 2023.


Si Islam Makhachev vence a Alexander Volkanovski en el UFC 284, ¿se convertiría en el nuevo No. 1 "libra por libra"? --@gaming_mario_official

Tendría que serlo. En este momento, ESPN tiene a Volkanovski como número 1 de nuestro ranking "libra por libra" y Makhachev es segundo. La pelea estelar del UFC 284 debería ser histórica, ya que probablemente será un choque entre los dos mejores peleadores "libra por libra" del mundo. Eso no suele ocurrir a menudo, si acaso ocurre. Será un evento especial, una verdadera súper pelea.

A pesar de ello, entiendo que la gente sienta reparos en coronar a Makhachev como rey "libra por libra" tan temprano (si se impone a Volkanovski). El compañero de equipo de Makhachev y actual entrenador Khabib Nurmagomedov tuvo que esperar literalmente hasta la última pelea de su carrera en las Artes Marciales Mixtas para ser finalmente considerado como el mejor peleador "libra por libra" del mundo. Normalmente, esa distinción se reserva para alguien que ha poseído un titulo UFC por largo tiempo y mantiene una racha de triunfos histórica. Makhachev lleva 11 victorias al hilo, pero apenas ganó el título del peso ligero el mes pasado.

Si logra triunfar sobre Volkanovski, que ha sido sublime campeón del peso pluma, no se le puede negar la distinción a Makhachev. Otro elemento para tomar en cuenta: el regreso de Jon Jones. Si Jones vuelve a principios de 2023 y gana el título del peso pluma: ¿cómo no podría volver a ser el número 1 "libra por libra"?