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Decenas de millones en juego en la carrera de la NBA hasta el final

EL PRÓXIMO MES, se llevará a cabo una de las votaciones a premios que ha tenido mayores repercusiones dentro de la historia reciente de la NBA. Valdrá decenas de millones de dólares para un puñado de jugadores y podría tener efectos drásticos en la agencia libre tanto este año y en el futuro próximo.

Y será decidido por un grupo de personas quienes, según expresó esta semana Kevin Durant, “realmente no conocen este deporte”.

El equipo All-NBA de esta temporada (especialmente el tercer equipo) verdaderamente conlleva mayor intriga y sustancia que los premios al Jugador Más Valioso o Novato del Año. No hablamos de un contexto histórico: los ganadores de los premios individuales más importantes tendrán sus momentos para brillar y serán recordados durante mucho mayor tiempo que cualquier roster All-NBA.

El equipo All-NBA ni siquiera es objeto de un programa especial de premiación anual. Se anuncian con anticipación sin mayor alboroto, al igual que esos premios Oscar técnicos que no forman parte de la transmisión televisiva. Son decididos por 100 miembros de los medios de comunicación que cubren la liga y son seleccionados por la oficina del comisionado.

Somos los tipos quienes, tal y como dice Durant, realmente no conocemos de baloncesto. A pesar de lo cierta que pueda ser esa afirmación, estamos conscientes de la importancia de esta tarea. Y cualquiera a quien se le confiera la responsabilidad de votar y no entiende las implicaciones de su decisión, debería sentirse avergonzado.

Una cosa que Durant (y cualquier otro que desee salir y descalificar tan fácilmente a los desalmados periodistas) debe admitir es que existe una razón por la cual los reporteros y comentaristas fueron conferidos con esta misión: porque los equipos, jugadores y aficionados no se confían mutuamente.

La votación hecha por jugadores y aficionados para el Juego de Estrellas es un inmenso desastre repleto de compromisos y caos con elementos de política, popularidad y artimañas, al punto que la NBA se vio obligada a incorporar a los medios de comunicación en la votación como punto de equilibrio en años recientes. Tener a los periodistas votando para estos premios anuales es imperfecto y también es la mejor opción disponible.

Existen dos elecciones ultra importantes en la boleta de votación este año: quienes conseguirán los cupos como escoltas en el tercer equipo y quién será el pívot en el tercer equipo. Esas respuestas cambiarán fortunas.

Kemba Walker, Klay Thompson y Bradley Beal son todos candidatos para formar parte del tercer equipo All-NBA. A pesar de que ellos se mantienen tranquilos en público cuando se le pregunta al respecto, créanme, les importa mucho. Como es costumbre, el puesto de base cuenta con profundidad. Stephen Curry, James Harden, Kyrie Irving y Damian Lillard son fuertes candidatos para conformar los primeros dos equipos. Eso dejará una competencia sumamente reñida para esos últimos lugares tan valiosos. Beal, Walker y Thompson estarán en competencia con Ben Simmons, Russell Westbrook, Jimmy Butler y Jrue Holiday, entre otros.

He aquí el por qué importa. Si Walker, quien fue votado como titular All-Star, termina conformando el All-NBA, se habrá ganado el premio gordo, haciéndose elegible para un contrato súper máximo cuando se haga agente libre en julio próximo. Eso significará un ingreso de hasta $220 millones durante los próximos cinco años, si decide quedarse con los Charlotte Hornets.

Si no es elegido para el equipo All-NBA, la mejor oferta de los Hornets podría ser de aproximadamente $190 millones, un descenso de $30 millones. Y si fuera a considerar partir a otro equipo (digamos, los New York Knicks, el club de su ciudad natal) su límite sería de cuatro años y $140 millones. Una variación posible de $80 millones, basada en el juicio de esos 100 votantes.

Sólo porque Walker, quien está experimentando la mejor temporada de su carrera en el momento perfecto, logre el palmarés no significa que los Hornets estarían obligados a hacer una oferta así. Sin embargo, se encontrarían bajo fuerte presión para hacerlo, en especial porque Walker ciertamente despertaría interés y recibiría ofertas de otros equipos. Los Hornets se encuentran en una posición precaria: Se esperaría que hagan campaña para rendir honor a su jugador, pero ese logro terminaría afectando seriamente sus finanzas.

Tal como dijimos, hay muchos elementos en juego de forma muy inusual.

Thompson se encuentra en la misma situación. Está teniendo una temporada fantástica a la defensiva y ostenta promedios topes personales de por vida en puntos; a pesar de que un mal bache experimentado a principios de temporada ha hecho decaer un poco sus promedios de enceste. También agente libre, no se espera verle partir de Golden State; aunque su designación dentro del equipo All-NBA viene con un incentivo de $30 millones si él quiere firmar un pacto por cinco años.

Si llega a conseguir el honor, potencialmente le costaría a los Warriors decenas de millones de dólares en impuesto al lujo adicional durante los próximos cinco años. Los Warriors confirieron un pacto súper máximo a Curry hace dos años. Thompson tendría razones para esperar el mismo tratamiento. Nadie culparía a los propietarios si en secreto aspiran que Thompson pierda con Walker y termine siendo el problema de Charlotte.

(Como un inciso, debemos apuntar que Irving también será agente libre este verano; sin embargo, no es elegible para un pacto súper máximo porque fue canjeado por su equipo original)

Beal no será agente libre, ya que le quedan dos años en su contrato. Aunque, si llega a ser designado como All-NBA, será elegible para firmar una extensión súper máxima por cuatro años y $194 millones este verano. Si no logra conformar el equipo, podría firmar por apenas tres años y $111 millones. Probablemente, declinaría dicha opción y terminaría probando la agencia libre en 2021.

Los Washington Wizards no tendrían que ofrecerle una extensión, obviamente; aunque, luego de lo que hicieron por John Wall luego de que éste conformara el equipo All-NBA hace dos años, probablemente Beal espera algo similar. La circunstancia amarga dentro de la candidatura de Beal para formar parte del All-NBA es que ésta recibió un impulso por la lesión de Wall. Wall pudo haber sido candidato para el All-NBA de no haber requerido someterse a una cirugía que puso fin a su carrera en enero pasado y dicha lesión ha liberado el camino para Beal en algunos aspectos.

Beal ha estado jugando el mejor baloncesto de su carrera desde la partida de Wall, promediando 30 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias por partido desde el receso por el Juego de Estrellas. Es líder en la NBA en la categoría de minutos jugados, exigiéndose hasta el límite, mientras que los Wizards se dirigen a la lotería. El entrenador Scott Brooks así lo ha permitido, utilizando a Beal por amplia cantidad de minutos y apoyando de forma explícita sus crecientes argumentos para ser designado All-NBA.

Beal ha vendido su desempeño como un esfuerzo extremo a fin de hacer una carrera milagrosa para clasificar a los playoffs, pero éste conoce bien la situación. En parte bromeando y en otra, como un esfuerzo para dar a entender su posición, Beal les preguntó a los periodistas si él se merecía su designación dentro del equipo All-NBA luego de haber hecho actuaciones consecutivas sumando al menos 40 puntos la semana pasada.

“Todos a favor digan ‘Si’”, expresó Beal, preguntándole al grupo de reporteros.

Luego, tenemos el caso del pívot del tercer equipo, en el cual sale a relucir el nombre de Karl-Anthony Towns. Si Towns forma parte del tercer equipo (Nikola Jokic y Joel Embiid son prácticamente fijos para los primeros dos equipos), esto desata automáticamente un bono por $31 millones en la extensión contractual que éste firmó en el otoño pasado. Esta es una regla antigua que ha estado presente durante un buen tiempo, conocida como “la Provisión Rose”, para los jugadores que han firmado extensiones contractuales a nivel máximo que entran en vigor inmediatamente después de sus pactos de novato.

Hace tres años, Anthony Davis se encontraba en la misma posición de Towns. De haber sido designado en el equipo All-NBA, habría obligado a aplicar una cláusula dentro de su contrato por $23 millones. No logró hacerlo, quedando a tres puestos (las lesiones lo limitaron durante ese año) y no consiguió ese dinero.

Davis pasó a formar parte del primer equipo All-NBA durante las dos temporadas más recientes (dicho de otra forma: si la vida fuera justa, Davis habría recibido esa compensación); sin embargo, con la exigencia hecha por éste de un canje y la decisión tomada por los New Orleans Pelicans de reducir sus minutos de juego, es muy probable que no forme parte del equipo All-NBA esta temporada. Eso le abre un cupo a Towns y él lo tiene presente. Durante los 10 partidos más recientes, Towns está jugando el mejor baloncesto de su carrera, promediando 33 puntos y 13 rebotes. Nuevamente, él puede decir que forma parte de un esfuerzo (fallido) para clasificar a los playoffs.

Pero Towns está consciente de lo que hay en juego. Cuenta con competidores de la talla de Rudy Gobert, Andre Drummond y Nikola Vicevic. No obstante, en el caso de Towns, al igual que con Beal y Walker, dependerá de los votantes evaluar el peso del éxito colectivo de sus equipos para otorgar el honor, considerando que ninguno de los tres se encuentra jugando actualmente en un equipo en posición para clasificar a los playoffs.

Todos los equipos All-NBA son elegidos por un panel global de periodistas deportivos de prensa escrita y medios audiovisuales, elegidos por la Oficina del Comisionado. Existen tres equipos y los votantes deben elegir dos bases, dos aleros y un pívot para cada equipo. La NBA establece que, para cada posición se deben elegir jugadores que “jueguen dicha posición regularmente”. Existe cierto espacio para la interpretación y en algunas ocasiones, la liga ha decidido aceptar votos para un mismo jugador en múltiples posiciones. En estos casos, los jugadores son reconocidos en la posición para la cual recibieron la mayor cantidad de votos.

El sistema de puntos confiere cinco tantos para un voto al primer equipo, tres puntos para el segundo equipo y un punto para el tercero. Los jugadores que recibieron mayor cantidad de votos en cada posición respectiva conforman los equipos.

Los votantes son elegidos faltando pocas semanas para terminar la temporada regular y la fecha límite para entregar dichos votos es de un día posterior a la conclusión del torneo. La votación se hace mediante una página web protegida por contraseñas, manejada por la firma auditora Ernst & Young.

Los votantes tienen una gran tarea. Una responsabilidad significativa. Y es un proceso transparente. Todos los votantes y sus respectivas boletas son dadas a conocer al público.

Mejor que comencemos a aprender de baloncesto.