El favorito al Jugador Defensivo del Año con frecuencia ha sido objeto de críticas y burlas por parte de jugadores estrella, fanáticos e incluso miembros del Salón de la Fama. La pregunta es por qué.
RUDY GOBERT NECESITABA reflexionar después de la eliminación de los Minnesota Timberwolves en playoffs la primavera pasada.
Fue un año difícil y estresante para Gobert. Quería pasar toda su carrera con el Utah Jazz. A pesar de ello, fue cambiado a Minnesota cuando el Jazz tomó la decisión de emprender un proceso de reconstrucción. Aceleraron el proceso recibiendo cinco selecciones de primera ronda como parte de la transacción. Esa importante cantidad de piezas recibidas a cambio, normalmente reservada para encestadores superestrellas, causó que el ancla defensiva de 7 pies y 1 pulgada (2,16m) fuera objeto de fuerte escrutinio por parte de periodistas y aficionados.
Minnesota se vio en problemas mientras Gobert lidiaba con molestias en su rodilla y una lesión de gemelos causó la salida de su compañero Karl-Anthony Towns por gran parte de la temporada. El equipo de Minnesota terminó con récord 42-40, requiriendo del segundo cupo en el play-in para asegurar el octavo sembrado de la Conferencia Oeste. Y Gobert no recibió votos para los equipos All-Defensive, rompiendo así con una racha de seis selecciones consecutivas al primer equipo.
Por eso, Gobert se puso en contacto con el mariscal de campo de la NFL Aaron Rodgers, buscando la opinión de uno de los jugadores más polarizadores de este deporte tras ser presentados por un conocido de ambos.
Pero Gobert no quería hablar de retos profesionales con Rodgers. El quarterback acababa de ser cambiado a los New York Jets luego de 18 años de trayectoria legendaria con los Green Bay Packers. Gobert quería preguntarle a Rogers sobre su experiencia en los retiros a oscuras de Sky Cave en el sur de Oregon.
Gobert siempre ha sido un hombre “ecléctico”, de acuerdo con la descripción de su dos veces compañero Mike Conley. El pívot suele vestir collares y anillos que presuntamente poseen poderes de curación y aportan energía. Por mucho tiempo, Gobert se sentía interesado por la idea de un retiro a oscuras.
“Estamos tan distraídos por todo lo que se nos interpone”, indicó Gobert a ESPN. “Todo lo que escuchamos, vemos, miramos en el teléfono, escuchamos. Por eso, a veces no solemos estar realmente a solas con nosotros mismos”.
Para Gobert, toda esa información externa suele reiterar con excesiva frecuencia lo que él califica como “la falsa narrativa”. Se había convertido en un eco incesante, a menudo emitido por sus pares de la liga o exjugadores con tribunas de alto perfil. Le atraía la idea de la paz y tranquilidad totales.
Poco después de conversar con Rodgers, Gobert hizo reservaciones para finales de mayo, poco antes de volar rumbo a Francia para reportarse a los entrenamientos de su selección previos al Mundial FIBA.
Gobert pasó 64 horas a solas dentro de una pequeña cabina en penumbra absoluta (sin teléfonos, libros ni otras distracciones), a solas con sus pensamientos y los sonidos de la naturaleza. Vio bien el interior de la choza antes de apagar las luces. Así, Gobert vio dónde se ubicaban la cama, el lavabo y el inodoro, pero tuvo que buscarlos con su tacto durante los tres días de su estancia.
Para ejercitarse, hizo algunas flexiones y sentadillas, pero Gobert pasó la mayor parte del tiempo profundamente inmerso en sus pensamientos más íntimos, describiendo su retiro como “una meditación multiplicada por mil”. Se le suministraban comidas a través de una ranura en la puerta.
“Fue una experiencia muy poderosa”, expresó Gobert. “Parecía un reinicio inmenso y también un poderoso punto de control. Sentía mucha gratitud. Repasé todas las cosas que había experimentado hasta este momento, todas las cosas por las que he pasado y las grandes personas que tengo a mi alrededor. Me di cuenta de que me encontraba exactamente donde se suponía que debía estar en mi trayecto…”
“Cuando estás a oscuras, eso muestra las cosas que tienes dentro de ti. Si eres negativo, ves cosas negativas. Y si eres positivo, ves cosas positivas. Entonces, te das cuenta de que al final del día, tú creas tu propia realidad”.
Y durante prácticamente la totalidad de esta carrera de 11 años en la NBA, esa realidad para Gobert suele someterlo a un escarnio casi implacable.
Parte del desprecio ha sido autoinfligido. Ejemplo de ello fue lo ocurrido en marzo de 2020, cuando Gobert tocó en son de broma todos los micrófonos y grabadores durante su primera comparecencia con los medios de comunicación en medio de las medidas de distanciamiento social… para convertirse en el primer jugador de la NBA en dar positivo por COVID-19 pocos días después. Donovan Mitchell, que entonces era compañero de Gobert en el Jazz, lo culpó de haberle contagiado con el virus. Varios extraños en redes sociales le atribuyeron la llegada de la enfermedad a Estados Unidos.
“Ahí fue cuando aprendí mucho de la gente”, indicó Gobert. “Cómo la gente puede lanzarte al autobús, o cómo la gente no tarda en intentar enterrarte cuando ya estás caído”.
Gobert llegó a la NBA desde Francia, siendo un jugador desgarbado, tosco y relativamente anónimo de 2 metros que se sentía subestimado por su elección en el puesto 27 del draft. Eligió el número 27 para su camiseta, con la única intención de llevar consigo un recordatorio diario de aquellos que no creían en él. Mientras crecía el perfil de Gobert y se convirtió en una de las fuerzas defensivas más dominantes de esta generación, también se convirtió en el receptáculo frecuente de burlas y ridiculización por parte de jugadores, aficionados… y hasta miembros del Salón de la Fama.
Gobert indica haber ponderado las posibles razones de estos desprecios a través de los años, discutiéndolos con miembros de su círculo íntimo: las diferencias culturales, su personalidad peculiar, su estilo de juego, el estatus y dinero que ha ganado.
“A su criterio, soy el tipo raro de Francia que gana muchos premios, y eso puede molestar a la gente”, expresó Gobert. “Repercuto en los encuentros de forma muy peculiar. Quizás no sea tan cool ni llamativo como otros jugadores; por eso, a veces es más difícil que lo respeten”.
“Creo que, en mayor medida, soy un incomprendido. Y creo que eso desata muchas cosas en ellos”.
DURANTE LA MAYOR PARTE DE LA VIDA DE GOBERT, éste se ha sentido como un extraño.
Los epítetos racistas que solía escuchar cuando era niño, criado por su madre blanca y soltera en Francia le afectaban y confundían. Luego que sus padres se separaran cuando Gobert era bebé, no vio mucho a su padre Rudy Bourgarel, exjugador profesional de la liga de 7 pies (2 metros) de altura en la liga francesa. Después de la separación, Bourgarel volvió a su tierra natal en Guadalupe, territorio francés ubicado en el sur del Caribe, a más de 4.000 millas (6.400 km) de su casa en Saint-Quentin.
“Fue más difícil para mi mamá, porque fue duro para algunos miembros de nuestra familia aceptar que ella tuvo un hijo con una persona de raza negra”, indicó Gobert. “Por eso, ella rompió con algunos familiares en aquel momento para protegerme. Siempre me protegió, me dio la gran educación que tuve, y siempre me apoyó mientras perseguía mi sueño. Siempre me sentiré muy agradecido por ello”.
El apoyo de Corinne, madre de Gobert, se manifiesta en forma de simpatía. Ese fue el caso cuando él la llamó entre lágrimas hace más de cinco años, molesto porque no había recibido el reconocimiento que creía merecido.
Gobert se obligó a sonreír cuando se presentó ante los periodistas locales después de la práctica matutina del Jazz el 1º de febrero de 2019. Gobert tenía expectativas de debutar en el Juego de Estrellas; sin embargo, fue la omisión más notable durante el anuncio de los reservistas elegidos en la noche anterior.
La emoción era evidente en la voz de Gobert. Afirmó que su madre le llamó llorando en la víspera porque ella sabía cuánto significaba el reconocimiento para él. Gobert respondió algunas preguntas adicionales, manteniendo su compostura. Luego sintió cómo las lágrimas empezaron a correr por sus ojos.
“Lo siento”, indicó Gobert, cabizbajo. Se mordió el labio y sacudió la cabeza. Se cubrió el rostro con la mano, se alejó de las cámaras y se recostó sobre la tela con el logo del equipo antes de saludar con la mano mientras se alejaba, demasiado enojado como para seguir.
El video de la escena se hizo viral, convirtiendo a Gobert en el blanco de las burlas de muchos. Esto incluyó los tuits sarcásticos de dos miembros importantes de la dinastía de los Golden State Warriors. Draymond Green, cuya cadena de tres apariciones consecutivas en Juegos de Estrellas se rompió en aquel momento, escribió irónicamente que él también debería ponerse a llorar, incluyendo emoticones de caritas llorosas.
Andre Iguodala, aprovechando un diálogo famoso de la película “Todo en un viernes” se preguntó si Gobert se pondría a llorar en el auto.
Gobert era en aquel momento dueño del premio al Jugador Defensivo del Año luego que Green lo alzara en la temporada anterior. Tenía en su hoja de vida una elección al segundo equipo All-NBA y algunos honores en el primer equipo All-Defensive. De repente, las imágenes del jugador galo de 7 pies y 1 pulgada (2,16m) se convirtieron en su signo de identidad más dominante.
“A partir de entonces, la gente que ni siquiera lo conoce siente ciertas cosas por él”, expresó Conley, compañero de Gobert de Utah y Minnesota.
“Pero es notable porque es tan dominante en lo que hace… Entonces, parece que la gente hace algo que está de moda, en vez de ponerse a analizar profundamente lo buen jugador que es”.
Las burlas en público de Green hacia Gobert (y las respuestas verbales o en redes sociales de Gobert) se han convertido en tema recurrente. Difícilmente Green es el único entre jugadores activos y retirados que han criticado o gastado bromas a expensas de Gobert, pero el pentacampeón de la NBA, conocido por su franqueza verbal, ha sido el más visible y mordaz, disparando a Gobert desde sus tribunas como comentarista de la cadena TNT y anfitrión de un podcast popular.
“La inseguridad siempre hace ruido”, tuiteó Gobert en octubre de 2022, comentando sobre los golpes de Green a su entonces compañero Jordan Poole durante una práctica de los Warriors.
Seis meses después, Gobert fue suspendido del primer juego del play-in de los Timberwolves por haber propinado un golpe a su compañero Kyle Anderson, reaccionando luego que lo llamaran “p---” durante un receso en la primera mitad del encuentro final de la temporada regular de Minnesota. Green no perdió la oportunidad de molestar a Gobert.
“La inseguridad siempre hace ruido”, tuiteó devolviendo el golpe. Al día siguiente, hizo elogios irónicos sobre la mala decisión de Gobert en su podcast.
“[Anderson] dijo lo que mucha gente cree”, afirmó Green. “Personalmente, creo que Rudy Gobert es un tipo muy sereno. Se ganó un poco de mi respeto porque se defendió”.
Anderson y Gobert no tardaron en pasar la página del incidente. “Él es un gran chico, un gran compañero. Se preocupa por todos”, afirmó Anderson a ESPN.
Por su parte, Green y Gobert no han hecho las paces.
LA TENSIÓN ACUMULADA LENTAMENTE por largo tiempo dio un giro desagradable a principios de esta temporada.
Ocurrió el 14 de noviembre en San Francisco y una riña entre Klay Thompson y el alero de los Timberwolves Jaden McDaniels llevó a Green a tomar a Gobert de espaldas, haciendo gestos de estrangulamiento.
Green arrastró a Gobert varios metros en la cancha antes de que fueran separados. Gobert no respondió, alzando las manos como prueba de que no quería agravar la situación, que resultó en la expulsión de Green y una suspensión por cinco partidos.
Luego que Green golpeara al pívot de los Phoenix Suns Jusuf Nurkic en el rostro menos de un mes después, lo que redundó en una suspensión indefinida que se mantuvo por 16 encuentros, Gobert declaró a ESPN que sentía “empatía” por Green porque “no [estaba] bien por dentro y sufre”.
Cuando se le preguntó a Green por qué Gobert le molesta tanto, Green desvió su respuesta, indicando que muchos jugadores de la NBA dividen opiniones entre sus colegas. “No creo que Rudy Gobert sea un caso único”, comentó Green a ESPN.
Sin embargo, Green reconoció que Gobert recibe más desprecio que la mayoría. Green no se arrepiente de sus aportes para ganarse el escarnio de muchos, indicando que “la verdad, no soy de aquellos que se arrepienten de sus palabras”.
“Oigan, creo que, en definitiva, todo el mundo suele recibir lo que se merece”, expresó Green a ESPN. “Bien sea mi suspensión, bien sea la mi---- que él se lleva. Usualmente, a fin de cuenta, recibes lo que mereces”.
El ex pívot Shaquille O’Neal, miembro del Salón de la Fama y miembro relevante del staff de comentaristas del programa “Inside the NBA” de la cadena TNT, también figura como uno de los críticos más implacables de Gobert. Eso es especialmente cierto desde que Gobert firmara un contrato por cinco años y $205 millones que concluye con una opción para el jugador por $46,7 millones para la temporada 2025-26.
“Si yo tuviera 42 años, estaría ganando un sueldo como el de Rudy Gobert”, expresó O’Neal durante un episodio del programa digital “The Big Podcast with Shaq”, grabado en marzo pasado.
Shaq believes Bam Adebayo should win DPOY over Rudy Gobert... do you agree? 👀
— The Big Podcast (@bigpodwithshaq) March 14, 2024
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“¿Doce puntos y ocho rebotes? Yo podría hacer algo así hoy en día”.
Gobert, gran favorito de los apostadores para obtener su cuarto premio al Jugador Defensivo del Año (empatando así la marca histórica del galardón), sumó promedios de 14,0 puntos y 12,9 rebotes por partido esta temporada, su octava campaña al hilo con doble-doble. Pero las estadísticas tradicionales no reflejan el valor que genera. Sin embargo, O’Neal no reconoce el impacto causado por Gobert a la defensiva.
“¿Quieres impresionarme? Limita [a Nikola Jokic] a menos de 15 puntos. Ahora sí juegas a la defensiva”, indicó O’Neal. “Todo eso del lado débil, bloquear tiros, está bien, pero no funcionará contra chicos como yo, el Joker y [Joel] Embiid”.
Los Timberwolves ostentan la mejor defensiva de la NBA, que permite 108,2 puntos por cada 100 posesiones, 2,2 menos que el resto de los equipos. El rating defensivo de Minnesota mejora hasta alcanzar 106,3 con Gobert en el tabloncillo. Ninguna estadística avanzada que arroja luces sobre el impacto causado por Gobert (como por ejemplo su win shares defensivo de 5.3, mejor de la NBA) cambiará la opinión de muchos.
Los escépticos suelen mencionar las eliminaciones de Gobert en playoffs como muestra de que muchos exageran su dominio defensivo. Se considera como su mayor evidencia en contra el colapso sufrido por el Jazz (primer sembrado) después de ostentar ventaja 2-0 sobre los LA Clippers en las semifinales de la Conferencia Oeste en 2021.
Los Clippers promediaron 125 puntos mientras ganaban los últimos cuatro encuentros para eliminar al Jazz, jugando primordialmente con alineaciones específicamente creadas para el juego pequeño. Todo ello con la intención de generar espacios en la cancha y mitigar la presencia de Gobert como protector del aro. Terance Mann, quien era el jugador marcado por Gobert porque era el titular de los Clippers con quien el Jazz se sentía más cómodo para anular, convirtió siete triples y marcó 39 puntos en el sexto y decisivo encuentro.
Gobert asumió la mayor parte de la culpa; sin embargo, los entrenadores que conformaban el cuerpo técnico del equipo de Utah en aquel momento se muestran firmes en afirmar que la defensa perimetral del Jazz era demasiado permeable como para que Gobert limpiara a la vez que debía correr hacia la esquina para ir en contra de los tiros de Mann.
“Es uno de los pocos jugadores de la liga por el cual debes planificar tomando en cuenta su defensiva”, indica Nicolas Batum, titular de los Clippers en aquella serie y compañero de Gobert en la selección de Francia.
“Sabíamos que él era el Plan A, B y C. Así que, si encontrábamos una forma de anularlo, nos iría bien… Me sentía triste porque es mi amigo y durante la serie, sabía [cómo ejecutaríamos en su contra], pero no podía decirlo”.
Gobert confesó que solía sentirse mal con respecto a las críticas de sus colegas, pero indicó que ahora considera que las críticas en público son “una forma de respeto”.
“Pero también es el juego del entretenimiento”, expresó Gobert, quien desestimó su omisión del Juego de Estrellas de esta temporada afirmando que haría bromas durante su discurso de exaltación al Salón de la Fama sobre todo el tiempo extra de vacaciones que recibió.
“La mayoría de la gente es seguidora”, indicó Gobert. “Solo siguen la tendencia común. ¿Qué es lo más común para reírse?”
“Ahora, lamentablemente en esta generación, se trata más de la atención que genera, por encima de la verdad que se tenga… Por eso, sí, me siento tranquilo viviendo con eso”.
LAS RISAS empezaron en el banco de visitantes después de una falta cometida debajo de la cesta. Gobert fue golpeado en un intento de alejamiento, lo que llevó al pívot de los Timberwolves a la línea de tiros libres para cobrar tiros libres durante el segundo cuarto de un enfrentamiento contra los Clippers el 14 de enero pasado. Los reservistas de los Clippers sabían lo que iba a pasar… y ansiaban la oportunidad de burlarse del gigantesco rival.
Cuando el primer intento de Gobert apenas rozó el aro, Russell Westbrook, P.J. Tucker y Bones Hyland se levantaron de sus asientos emitiendo sonoras carcajadas. El lesionado pívot Ivica Zubac, sentado entre Tucker y Hyland, se reían y extendieron sus brazos hacia los lados, haciendo gestos para supuestamente contener a sus compañeros.
Cuando Gobert hizo su segundo intento, Hyland y Zubac se inclinaron hacia delante con gran emoción. Con el tiro en camino, y su destino final evidente, Hyland y Brandon Boston Jr. se cogieron de los brazos y se pusieron en pie, marchando hacia un extremo del banquillo. Era un balón aéreo.
Westbrook, sentado al final de la banca, incluso giró hacia un aficionado cercano que grababa con su teléfono y rugió mientras levantaba dos dedos. El vídeo se hizo viral en las redes sociales antes de ser borrado.
“Presté mucha atención a quienes sonreían y lo que estaban haciendo. Y sonreí”, expresó Gobert semanas después del particular momento. “Sonreí porque ese no es el primer tiro libre que envié por los aires, y probablemente no será el último. Pero de cierta forma, sonreí porque era lo que necesitaba esa noche”.
“O sea, la mayoría de los chicos que se reían, excepto Russ, no estaban jugando. Pensé: ‘Muy bien, sigan, sigan’”.
Gobert rio de último en aquella noche, sumando 15 puntos, 18 rebotes y 4 bloqueos en la victoria 109-105. El jugador galo aportó al triunfo convirtiendo cuatro tiros libres en momentos clave. No sintió la necesidad de decir algo o hacer gestos dirigidos a los Clippers, que se habían burlado a costillas de su fallo.
“Se divertían”, expresó Gobert. “A fin de cuentas, no es algo tan serio. Fue un balón aéreo. Fue un balón aéreo gracioso. Pero estaba centrado en ganar”.
Gobert también desestimó las fuertes risas de la lesionada superestrella Ja Morant y la banca de los Memphis Grizzlies tras otro tiro libre que voló por los aires en el triunfo de los Timberwolves el pasado 28 de febrero.
Esos momentos pudieron haber molestado o frustrado a Gobert en el pasado. Ahora, recuerda las lecciones aprendidas durante su retiro en penumbras, cuando permitía que su mente tomara una pausa por largos periodos.
“Es la paz”, indica Gobert. “Es importante poder tener paz cuando estás solo, cuando no tienes música, cuando no tienes ruido. Creo que esa es la paz interior. Creo que, una vez que tienes paz interior, tendrás paz casi en todas partes”.
Para Gobert, eso ha sido cierto incluso en medio del caos de una temporada de la NBA, en la cual se ha visto envuelto en algunas controversias de alto nivel: la riña con los Warriors y su gesto de dinero y comentarios pospartido del 8 de marzo en los cuales presumió que el árbitro Scott Foster había actuado bajo la influencia de los apostadores cuando sancionó a Gobert por su sexta falta en los tramos finales de un encuentro que terminó en derrota ante los Cleveland Cavaliers en tiempo extra.
Conley, que ha desempeñado un papel crucial en los Timberwolves desde su llegada en la fecha límite de cambios en la temporada pasada, afirma que nunca había visto a Gobert “tan cómodo consigo mismo”.
Gobert se siente ansioso por el nacimiento de su primer hijo, previsto para mayo próximo. Asimismo, se siente emocionado por su actual vida profesional, jugando con unos Timberwolves que registran la mayor cantidad de victorias para su franquicia en veinte años.
Gobert considera que siempre ha tenido una sensación de paz, de confianza “dentro de mí”. Entiende que no habría podido retar a tantos escépticos si no la tuviera.
“Siempre la tuve. Pero cuando oyes a la gente diciendo cosas sobre ti que no son ciertas, piensas: ‘¿por qué? Eso es injusto’”, expresó Gobert. “¿Por qué dirían eso de mí cuando no me conocen? O, ¿por qué harían tanto esfuerzo para irrespetarme cuando no les he hecho nada?”
Gobert sigue viendo cómo sus rivales se mofan de él. Puede oír a un miembro del Salón de la Fama (y mucho menos un jugador actual) le falta el respeto.
Pero ya no permite que eso le afecte. Nunca más.
“A medida que me hago mayor y todo eso, estoy tan contento con quien soy”, indicó Gobert. “No soy perfecto (crezco y aprendo todos los días), pero lo más importante es quien soy como líder, como hombre, como jugador de básquetbol”.
“Entonces, la falsa narrativa creada sobre mí es solo ruido, hombre. Solo ruido”.