*Nota del Editor: Esta historia se publicó en octubre de 2019 y fue parte de la preparación de la nueva temporada de la NBA. Carmelo continúa sin tener equipo, pero aún piensa en que puede jugar al más alto nivel.
SE PREPARA para lanzar su 20,361er disparo al aro, pero no tiene idea de que muy bien podría ser el último. Es el 8 de noviembre del 2018, y con sus Houston Rockets abajo 86-64 ante el Oklahoma City Thunder con 8:54 por jugar en el último cuarto, Carmelo Anthony aseguró un rebote ofensivo. Dos segundos después, observa el aro que se encuentra a 23 pies de distancia desde un punto en la cancha irónico para él.
La esquina.
Para un tirador de volumen a media distancia, un hombre considerado la antítesis del movimiento analítico que revoluciona la NBA, Anthony está a punto de tomar lo que ese mismo movimiento ha declarado rotundamente como el tiro más eficiente y valioso del baloncesto: un triple desde la esquina.
Hasta este punto del juego, los 10 intentos de Anthony no han encontrado el fondo de la malla; su último resultó en una canasta solo por un bloqueo ilegal. Cinco de esos disparos fueron más allá de la línea de tres puntos. También presente en Oklahoma City, donde su equipo ahora pierde por 22 puntos, está el gerente general de los Houston Rockets, Daryl Morey, quien en unas 24 horas se reunirá con Anthony en un hotel en San Antonio. Morey le dirá a Anthony, quien esperaba jugar al día siguiente contra los San Antonio Spurs, que los Rockets, después de solo 10 juegos, ya no necesitan sus servicios.
Después de eso, Anthony pasará el resto de la temporada al margen mientras los jugadores de la NBA profesan su amor por él en redes sociales y entrevistas, exigiendo en esencia que Anthony, que cumplió 35 años en mayo, pertenezca a los 450 jugadores de la liga. Este ciclo continuará en el verano, un coro cada vez más fuerte a medida que el futuro integrante del Salón de la Fama y 10 veces All-Star, permanece sin equipo. Se espera que otros jugadores considerados como proyectos de recuperación, como el enigmático centro Dwight Howard y el alero Joe Johnson de 38 años, logren estar en un plantel de NBA. Anthony incluso frente a una audiencia nacional, por ESPN, y hará campaña por un desenlace diferente.
"Siento que todavía puedo jugar", le dijo Anthony a Stephen A. Smith. "Yo sé que todavía puedo jugar".
En este momento, sin embargo, todo eso se encuentra en el futuro de Carmelo Anthony. En este día, él todavía tiene 34 años, todavía está en la liga, en un juego, y con el balón en sus manos. Como ha hecho 20,360 veces antes, dispara al aro. Ha tomado muchos tiros en su carrera que ahora se consideran pobres, porque se desarrolló jugando el estilo de sus héroes antes que él, pero este tipo de tiro es defendible cuantificablemente.
Irónico, entonces, que este tiro sí encuentra el fondo de la malla, dándole dos puntos en 1 de 11 disparos mientras una audiencia de televisión nacional lo observa. Un tiempo de espera se llama dos segundos después y Anthony sale del juego. No vuelve a entrar.
Después de una derrota por 98-80 que deja a Houston con marca de 4-6 en la temporada, Anthony aborda el avión chárter de los Rockets. Toma vuelo por el cielo frío de la ciudad de Oklahoma City hacia el sur de Texas mientras una luna creciente parece flotar en lo alto. Varios integrantes del personal a bordo no tienen idea de que acaban de presenciar el último juego de Anthony. No tiene idea de que acaba de jugarlo. Mañana hay otro juego, y Anthony no sabe qué se acabó.
DESPUÉS QUE SE PIDE EL TIEMPO, pero antes de que se retire del juego, Anthony permanece en el tabloncillo del Chesapeake Energy Arena, mirando detenidamente hacia la banca del Thunder. Una temporada antes, durante el día a finales de septiembre en que Anthony fue presentando por el Thunder, le preguntaron sobre el prospecto de salir a jugar de esa misma banca tras ser titular en cada juego de su carrera. Sentado en su conferencia de prensa introductoria, Anthony usó una sudadera con capucha y se encontraba de brazos cruzados. Se inclinó hacia el micrófono con una sonrisa en su rostro.
"¿Quién, yo?"
Esa frase se amplificaría cuando, en su entrevista de salida después de una temporada decepcionante en Oklahoma City, se le hizo una pregunta similar. "Sí, no voy a sacrificar ningún rol saliendo de la banca, así que puedes - eso está fuera de discusión". Así fue la narración: una estrella envejeciendo que no podía dejar el rol o relevancia que disfrutó, deshecho por su resistencia a dejar lo que a última hora lo retenía.
Anthony declinó participar en esta historia, y sus representantes dirigieron comentarios a entrevistas anteriores. Pero muchas personas cercanas a él y dentro y alrededor de las organizaciones donde jugó estaban dispuestos a discutir su rápida caída. "Su nombre es una bendición y una maldición", dice una fuente cercana a Anthony.
"Y en este momento es más una maldición".
La inmersión precipitada de Anthony en el exilio del baloncesto es en parte la historia de la dramática evolución del juego que lo colocó en el lado equivocado de la historia. Pero también es en parte la historia de la caída de grandeza, y cómo las estrellas a menudo declinan tan abruptamente a un ritmo similar como cuando alcanzan la elite del deporte.
"Cuando eres uno de los 10 mejores jugadores de nuestra liga durante 10 años, crees que estarás allí para siempre", dice uno de los ex entrenadores de Anthony en la NBA. "Ellos siempre son los últimos en enterarse".
LAS SEÑALES DE ADVERTENCIA primero llegan al suroeste de Louisiana, donde los Rockets se presentaron para su campamento de entrenamiento en un complejo en Lake Charles. Es finales de septiembre del 2018, y después de años de adular a Carmelo Anthony, los Rockets finalmente lo tienen. Los funcionarios del equipo creen que su talento ofensivo compensará la pérdida del francotirador Ryan Anderson, quien fue cambiado el mes anterior. Creen que Anthony, con un nuevo comienzo, puede recuperarse de una mala temporada en Oklahoma City.
Lo que no quiere decir que no haya preocupaciones. Existen dudas entre algunos miembros del cuerpo técnico y otros integrantes de la organización acerca de la dinámica entre Anthony y el entrenador de los Rockets Mike D'Antoni; los dos tuvieron una historia fracturada durante su tiempo juntos en los New York Knicks unos años antes. Existe la preocupación de que Anthony, un tirador a media distancia, tendrá dificultades dentro de una ofensiva de los Rockets analíticamente impulsada y basada en triples, tiros libres y tiros alrededor del aro.
No obstante, los Rockets sienten plena confianza en el sistema impuesto por D'Antoni. Creen que la misma es capaz de enfatizar los aspectos positivos y minimizar los negativos de las destrezas de un jugador; no solo en el caso de Anthony, sino en el de cualquier jugador. La filosofía conlleva riesgos. Pero bajo Morey, los Rockets se han caracterizado por su agresividad; siempre intentan batear un jonrón.
Como indicó una fuente ligada al equipo: "Necesitábamos contar con capacidad para anotador".
En las conversaciones con Anthony, según indican fuentes del equipo, se le explicó con detalle su rol: sería suplente. Esas mismas fuentes comentan también que Anthony asumió dicho rol, comportándose como todo un profesional. Entendía su papel en un plantel que incluye al Jugador Más Valioso vigente James Harden con Chris Paul de segunda voz, y que tiene ambiciones de llegar lejos en los playoffs tras ganar 65 juegos la campaña anterior y quedar a una victoria de ir a Las Finales.
Sin embargo, durante el campo de entrenamiento en Louisiana, surgió una nueva cuestión que, según indican ejecutivos de los Rockets, no contemplaron del todo hasta que vieron a Melo en la cancha: el jugador de 34 años tiene dificultades para adaptarse al esquema defensivo del equipo, que requiere que los jugadores cambien de posición frecuentemente al defender el pick-and-roll. (Según Second Spectrum, los Rockets hicieron cambios en el 44% de las cortinas en la temporada pasada, la cifra más alta de la NBA por mucho. Los Warriors fueron segundos con 33%. Ningún otro equipo superó el 25%).
El hecho de que Anthony no sea un defensor excepcional no es noticia; sin embargo, el estilo de juego en la NBA ha cambiado ... de forma sustancial.
Cuando Anthony incursionó por primera vez en la liga durante la campaña 2003-04, se intentó un total de 35,492 triples a través de todo el circuito. En la temporada 2018-19, esa cifra aumentó a 78,742 intentos, un incremento del 121%.
Como respuesta a esta tendencia, los equipos comenzaron a armarse con encestadores especializados de la larga distancia, y por ello, defender el perímetro se convirtió en prioridad fundamental, especialmente en lo que respecta a cambios de posición contra el pick-and-roll para así negarle espacio a esos francotiradores. Según la data de Second Spectrum, las defensas hicieron cambios frente al pick-and-roll en el 7.2% de las oportunidades durante 2013-14; ese promedio ascendió al 16.5% la temporada pasada.
Un ejecutivo de un equipo rival nota que la revolución del triple en la NBA dificulta más que nunca esconder jugadores que no son fuertes en defensa. Se refiere a Carmelo Anthony, alguien, que según él, es "incapaz de defender, no puede cerrar espacios, sus pies son lentos y es desbordado fácilmente". Más que nunca, los equipos en ofensiva intentarán aprovechar la presencia de ese jugador débil en defensa del pick-and-roll, prosigue el ejecutivo.
Esa fue precisamente la situación que se desarrolló en tiempo real para Anthony en Oklahoma City, siendo el caso más notable lo ocurrido durante la serie de primera ronda de los playoffs contra el Utah Jazz.
En dicha serie, la cual el Thunder perdió en seis juegos, Anthony fue el defensor en cortinas 157 veces, según Second Spectrum; fue objetivo de la ofensiva del Jazz que buscaba obligar cambios defensivos. Esa cifra fue la segunda mayor para un jugador del Thunder en la serie, sólo superado por Steven Adams (186). Entonces, en el Juego 5, Anthony fue sustituido en el tercer periodo con el Thunder en desventaja 71-52. Con Anthony en el banco, el Thunder remontó y tomó ventaja de 88-87, lo cual representó mayor evidencia de una tendencia que continuó: el Thunder tuvo rating de -9.7 en la postemporada con él en la cancha y +5.3 con Anthony fuera.
Si bien es cierto que los Rockets estaban conscientes de las debilidades defensivas de Anthony antes de su contratación, fuentes ligadas al equipo aseguran que la organización no anticipaba lo limitado que estaría Anthony dentro de su defensa agresiva que gira en torno a los cambios de posición; esquema que le obligaba a correr y reducir espacios contra jugadores en la línea de 3 puntos. Una fuente del equipo especula que de haber sabido que Anthony tendría tantas dificultades en el sistema defensivo, no habría sido contratado por el equipo. "De verdad, tuvo muchas, muchas dificultades con eso", afirma la fuente.
Sin embargo, a principios de la campaña 2018-19, hubo otros factores que contribuyeron a su despido. Por ejemplo: Después de perder su primer partido contra New Orleans, los Rockets vencieron a los Lakers en su segundo encuentro y Chris Paul es suspendido dos partidos luego de una trifulca con el base de los Lakers Rajon Rondo. Con Paul fuera de acción, los Rockets pierden sus próximos cuatro compromisos; en ese mismo periodo, Harden se lesiona el tendón de la corva izquierda. Anthony suma partidos con 22 y 24 puntos durante la seguidilla negativa, pero con marca de 1-5, los Rockets sienten desesperación dentro de una Conferencia del Oeste sumamente competitiva. "Fue la tormenta perfecta dentro de esos primeros 10 partidos", indica una fuente de los Rockets.
Anthony logra otra actuación clásica de él en su partido siguiente, sumando 28 puntos en 9-12 tiros de campo, para llevar a los Rockets a una victoria sobre Brooklyn del 2 de noviembre para así romper la mala racha. Pero los problemas defensivos de Anthony siguen manifestándose. Durante las primeras cinco derrotas de los Rockets, los rivales encestaron un asombroso 54% de sus tiros con Anthony como el defensor más cercano. "Simplemente, no podíamos colocarlo en la cancha en defensa", expresa una fuente vinculada al equipo.
Después de ser titular en todos sus partidos de carrera hasta esta temporada, Anthony coopera en su nuevo rol, sirviendo como suplente en 8 de 10 juegos en Houston. Sin embargo, los Rockets están conscientes de que no pueden simplemente sacarlo de la rotación: si lo hacen, enfrentarían una tormenta mediática. "Debido a que su nombre es Carmelo, lo tratamos de forma distinta", afirma una fuente del equipo. Y tras dos triunfos que dejan a los Rockets con marca de 4-5 de cara a un próximo encuentro en Oklahoma City (que servirá de reunión para Anthony contra su exequipo), el panorama de los Rockets por fin luce prometedor.
No obstante, cuando Anthony confronta problemas en ofensiva durante la derrota ante del Thunder por 18 puntos, el tema central de las conversaciones internas dentro de la organización de los Rockets se solidifica: el equipo tiene problemas, se necesitan hacer cambios, no hay tiempo para esperar. Los Rockets esperan que una rápida ruptura con Anthony le permita unirse a otro equipo. Morey le da la noticia a Anthony en San Antonio el día antes que los Rockets se enfrenten a los Spurs; aunque ante público, el equipo se limitará a decir que Anthony estuvo fuera de acción durante tres partidos debido a una "enfermedad".
En los días y semanas por venir, surgen rumores de una incorporación de Anthony a otras franquicias. Una fuente ligada a Anthony dice creer que Melo se unirá a los Lakers a mitad de temporada. Múltiples fuentes vinculadas con la situación afirman que el Miami Heat expresó interés en adquirir los servicios de Anthony antes de que firmara con Houston. No obstante, cuando todo estuvo dicho y hecho, no se concreta ninguna opción.
EN RETROSPECTIVA, una pregunta permanece sin respuesta: Si los Rockets son un equipo tan analíticamente riguroso y sabían de antemano que este Anthony entrado en años era un jugador notablemente mediocre en defensiva, que no encajaría en sus esquemas de constantes cambios defensivos, ¿por qué lo contrataron de un principio?
En la temporada 2018-19, Anthony tuvo un índice ofensivo de 102.3 y un rating neto de -9.9, ambos los peores de su carrera. "Ya no puede defender al nivel de NBA", dijo una fuente de los Rockets, aunque fueron las deficiencias ofensivas las que finalmente consolidaron el pensamiento de los Rockets de que perdieron su apuesta con Anthony. Aun así, permanece cierto sentido de culpa dentro y cerca de la organización y en los círculos cercanos a Anthony.
"Me siento terrible de que haya terminado de esa manera", dijo otra fuente de los Rockets. "Hubiese estado mejor uniéndose a Miami o sencillamente no jugando. Pero esos diez partidos ... básicamente lo arruinaron".
Han pasado tres meses desde la última vez que se puso un uniforme, y Anthony se dirige a una cena llena de luminarias durante el receso del Juego de Estrellas para honrar al estelar jugador del Heat Dwayne Wade en medio de su gira de despedida en su 16ta. y última temporada. En la actividad, muchas estrellas del pasado y presente elogian a Wade, sentado en una silla similar a un trono. Cuando le llega su turno, Anthony alude a cómo ambos se conocen desde sus tiempos universitarios y de cómo son como una familia.
"Una de las conversaciones que más recuerdo haber tenido entre ambos en 16 años fue cuando me revelaste que estabas a punto de retirarte", dice Anthony. "Te respondí, 'no puede ser'. Te dije, 'no te puedes ir de esa manera'. Y ahora, mírate".
En ese momento, Anthony tenía 34 años y Wade 37. Una fuente de la liga que estaba presente dijo que las palabras de Anthony sonaron genuinas en expresar su aprecio a un gran amigo y de ninguna manera envidiosas por la gira de despedida que disfrutaba Wade. Y es que, según la fuente, mientras todos honraban al MVP de Las Finales de 2006, Anthony no creía que su carrera de la NBA hubiese terminado. Pensaba que sería llamado por algún equipo - y pronto.
"Es cuestión de que las piezas caigan en su lugar", dijo Wade. "La parte más difícil -para gerentes generales, presidentes, propietarios y jugadores- es cómo manejar una superestrella que va entrando en años en este deporte. Todo tiene que encajar a la perfección. Todo el mundo tiene que hacer el sacrificio correcto, tiene que ser el grupo y el dirigente preciso. Tiene que funcionar a la perfección cuando se trata de manejar a una estrella de mayor edad en este juego".
Unas semanas antes del Juego de Estrellas de la pasada temporada, Wade se dirige a los reporteros en Nueva York antes de que el Heat enfrente a los Knicks. Sentado en las gradas a orillas de la cancha está Anthony, ya dejado libre por los Rockets. Unos meses más tarde, Wade jugará su último partido en la NBA, esta vez en Brooklyn, y nuevamente Anthony, quien permanece libre, acudirá. En cierto momento a mediados del cuarto periodo, el balón rebota hacia donde está sentado Anthony, en ropa de uso diario. La atrapa y pretende que va a ejecutar un tiro al canasto, pero no lo hace. La fanaticada enloquece. El video del instante se hace viral. Tras el partido, Wade le entrega su camiseta a Anthony, y los dos viejos amigos y miembros del sorteo colegial del 2003 comparten un largo abrazo.
El final, y lo que éste conlleva, es muchas veces brutal, usualmente porque sucede en público. Y en muchos días recientes, en la Ciudad de Nueva York, muchos observadores se alinean junto a las grandes ventanas de cristal, mirando hacia el interior de una cancha de básquet cerca de la esquina de la Avenida 11 y la Calle 42, en el área de Hell's Kitchen. Para ello, han afirmado al empleado en la recepción de un lujoso complejo de apartamentos que están considerando adquirir la membresía del Lifetime Athletic Gym y desean echar una mirada al lugar, pero los empleados saben más que eso. Saben que los curiosos merodean por allí para ver los juegos informales que antes vieron hacerse viral en Instagram, donde participa un quién-es-quién de estrellas de la NBA: Harden, Russell Westbrook, Kevin Durant, LeBron James, C.J. McCollum.
Y es aquí donde también ven a Carmelo Anthony jugar.
Ya no observan al Carmelo Anthony que mejor recuerdan, porque esa versión fue vista por última vez a una milla de distancia, hace seis años, durante la temporada 2012-13. Para aquel entonces, Anthony tenía 28 años, era un siete veces All-Star en su segunda temporada completa con los Knicks. Y ese año, algo inusual ocurrió para los Knicks: se encendieron. Pero la razón para ello bien describiría la inminente dificultad de Anthony para encajar en una liga cambiante que finalmente lo dejaría atrás.
Anthony, dicen varios integrantes de esos Knicks ahora, siempre se había imaginado a sí mismo como un alero pequeño; él tercamente prefería jugar ese puesto, a pesar de que los miembros del cuerpo técnico y la oficina de gerencia dicen que lo habían visto durante mucho tiempo como un ala-pívot que podía espaciar la duela con sus disparos. Pero los conocedores de los Knicks dicen que los dueños, es decir, Jim Dolan, quería que Anthony jugara la posición de delantero pequeño con A'mare Stoudemire como ala-pívot.
Esto frustró a algunos miembros del cuerpo técnico, que lo vieron como impulsado solo por el deseo de Dolan de tener una estrella de poder en la duela, según fuentes de esos equipos de los Knicks. Pero en 2012-13, Stoudemire estuvo fuera de juego durante la mayor parte de la temporada con problemas de rodilla. Para acomodarse, Anthony acordó cambiar de posición. "La lesión de ese año forzó las manos de todos, las de Jim y Carmelo", dijo una fuente de los Knicks.
Con Anthony en un papel de ala-pívot y con el esquema ofensivo en su lugar, los Knicks, a menudo desafortunados, prosperaron. En una especie de anticipo de la revolución de triples que encontraría su forma más completa tres años más tarde con los Warriors, esos Knicks intentaron 2,371 triples. Promediaron 110.5 puntos por cada 100 posesiones esa temporada y tuvieron una calificación neta de +6.2 con Anthony en la cancha.
Anthony lideró a la NBA en puntos esa temporada: 28.7 puntos por partido. Logró el 37.9% de sus triples, la segunda mejor marca de su carrera, mientras intentó 6.2 por juego, sus mayores intentos por juego en una temporada completa.
Los Knicks ganaron 54 juegos en la fase regular, terminaron con el segundo mejor récord en la Conferencia Este, lograron su primer título de la División Atlántica en casi dos décadas y ganaron una serie de playoffs por primera vez en 13 años.
Una fuente de los Knicks dijo: "Lo único de lo que tenía que preocuparse era de anotar, así que fue perfecto".
Pero tan rápido, o accidentalmente, como se unió, se vino abajo. ¿La razón? El cuerpo técnico quiso quedarse con varios de los jugadores veteranos, pero Dolan, dicen las fuentes, no. "Cada vez que mencionamos nombres de veteranos, él dijo: 'No quiero recuperar a ninguno de esos tipos'", reveló una fuente de los Knicks. Y el gerente general Glen Grunwald fue despedido pocos días antes de que comenzara el campamento de entrenamiento. "Eso arrojó todo, dijo la fuente de los Knicks. "Eso, creo, comenzó el principio del fin".
Stoudemire regresó de lesión, Anthony regresó a la posición de alero y los Knicks volvieron a la tierra, registrando un récord de 37-45. No han vuelto a los playoffs desde entonces.
"Fue un ajuste perfecto para (Anthony)", dijo un ejecutivo de la oficina central sobre los Knicks del 2012-13. "Y lo abandonaron".
SEIS AÑOS DESPUÉS, Anthony ahora juega en gran medida ante una audiencia de seguidores y espectadores de Instagram que se reúnen fuera de las ventanas que miran hacia un gimnasio en Hell's Kitchen. Sus allegados se han referido al gimnasio como un santuario para él, un lugar donde puede refugiarse en el juego que ama y escapar de las crecientes dudas de que nunca volverá a jugarlo profesionalmente.
Aquellos en el círculo más íntimo de Anthony desconfían profundamente de cualquier información o narrativa que pueda afectar su habilidad para jugar nuevamente en la liga.
Y aunque cree -o eso dijo en ESPN- que estaría 'en paz' si no juega nunca más en la liga, sabe que este final lo perseguirá, como dijo un ex compañero de equipo durante varias temporadas: " No quiere salir así ". Wade y Kobe Bryant, ambos amigos cercanos de Anthony, recibieron una gira de despedida. LeBron James, otro amigo de toda la vida, probablemente también recibirá uno. "(Anthony) se quiere ir así", afirmó su ex compañero de equipo.
El gimnasio donde Anthony juega tan a menudo no está lejos del Madison Square Garden que ayudó a electrificar hace seis años. Son solo unas pocas avenidas hacia el este, tal vez una caminata de 20 minutos. Pero la distancia desde donde estaba hasta donde está ahora no es nada menos que una eternidad.