LA VISTA DEL PAISAJE en Shanghái es impresionante. La Torre de Radio y Televisión "Perla del Oriente" parece una gigantesca pistola de rayos que apunta a los cielos. La Torre de Shanghái gira y alcanza un total de 128 pisos hacia las nubes. El World Financial Center de Shanghái ostenta en su punta una apertura con forma de trapezoide, tan inmensa que un helicóptero podría atravesarla en su vuelo.
No obstante, mientras los miembros de los equipos Los Angeles Lakers y Brooklyn Nets veían por las ventanas del comedor del hotel Ritz-Carlton Shanghái, Pudong, el miércoles 9 de octubre, era difícil que ellos vieran algo distinto a las pancartas de 30 pies de altura con sus imágenes, mientras eran removidas de la fachada de un centro comercial ubicado frente al establecimiento hospitalario.
Con ambos equipos prestos a jugar el primero de dos partidos de exhibición al día siguiente, sin explicación disponible del por qué estaban siendo desprendidos los afiches promocionales, un estado de confusión (y hasta miedo) envolvía el salón, según cuentan a ESPN fuentes que estuvieron presentes en China la semana pasada.
"Nadie sabía qué hacer", explicó una fuente. Tal como lo sabe bien la mayoría de los aficionados de la NBA, todo comenzó con una imagen publicada en Twitter el 4 de octubre pasado por el gerente general de los Houston Rockets Daryl Morey, en muestra de apoyo por los manifestantes en Hong Kong. Rápidamente, Morey borró su tuit; no obstante, el daño ya estaba hecho. Lo que había comenzado en Twitter se estaba convirtiendo en una debacle internacional.
"Si esto hubiese sido publicado en Twitter por el Gerente General de los Grizzlies o el de Phoenix, no hubiese causado la misma repercusión", comentó un empleado de NBA China a ESPN. Los Rockets, el mismo equipo que eligió en el draft a la exfigura de la NBA Yao Ming, oriundo de China, es el club de baloncesto estadounidense más popular en ese país.
El tema de la soberanía de China ha sido objeto de insistentes preguntas hechas a los jugadores de la selección de Estados Unidos que viajaron hasta China para disputar el Mundial FIBA semanas atrás. Un jugador del equipo nacional estadounidense comentó a ESPN que "no puedo creer" que Morey comentara sobre el tema por Twitter después de que la selección de Estados Unidos había sido advertida ampliamente con respecto a las complicaciones que podrían derivar después de cualquier comentario.
En medio de este panorama, los Lakers y Nets se abrocharon los cinturones en sus prolongados vuelos.
LOS LAKERS PARTIERON desde el aeropuerto de Los Ángeles el 7 de octubre para un viaje de 14 horas y media de duración... y su avión no contaba con conexión WiFi. Mientras ambos equipos cruzaron 15 zonas horarias y la línea internacional del cambio de fecha, las reacciones al tuit de Morey seguían cobrando auge.
"Teníamos cero conocimientos del tema antes de despegar", afirmó LeBron James con respecto a las fuertes reacciones generadas por la publicación de Morey. Para el martes, aproximadamente al momento en el cual los Lakers aterrizaron en Shanghái, el comisionado de la NBA Adam Silver conducía una rueda de prensa en Japón en la cual defendía el tuit publicado por Morey, considerándolo una muestra de "libertad de expresión".
La posición de Silver no ayudó a calmar las tensiones.
Mientras los Lakers se subían al autobús que los llevó hasta el hotel de concentración del equipo, se enteraron de que el evento benéfico NBA Cares, programado y organizado por los Nets, había sido cancelado previamente ese mismo día por parte del gobierno chino. Cuando los Lakers llegaron al Ritz-Carlton, se enteraron de que la recepción de bienvenida para ambos clubes, a celebrarse esa misma noche, también había sido cancelada.
"Comenzamos a tener una percepción de lo que estaba ocurriendo", expresó James en la jornada del lunes.
El segundo evento NBA Cares, organizado por los Lakers y pautado para el miércoles, también había sido cancelado por las autoridades chinas. Sin inmutarse y con la esperanza de mover sus piernas, afectadas por el desfase horario, y salvar un día de campo de entrenamiento para un grupo lleno de nuevos rostros, los Lakers se dirigieron al Mercedes-Benz Arena para practicar.
El baloncesto no duró mucho tiempo.
Aproximadamente a los 30 minutos de haber iniciado la práctica, los Lakers fueron desalojados de la cancha por trabajadores de la arena, según cuentan fuentes vinculadas al equipo a ESPN. Los empleados tenían la tarea de arrojar arena y revestir el tabloncillo para remover los logos de los patrocinadores de los "China Games", porque dichos auspiciadores se habían retirado del evento.
A medida que estos partidos perdían los fondos provenientes de las corporaciones, los jugadores también comenzaron a sentir el impacto en sus carteras.
James, Anthony Davis, Kyle Kuzma y Rajon Rondo, por mencionar algunos, fueron objeto de cancelaciones de apariciones que tenían previstas en eventos promocionales diversos. Un jugador de los Lakers, según comentan fuentes a ESPN, había pactado un contrato de patrocinio por $1 millón con una empresa china antes de viajar a ese país. Cuando llegó, por arte de magia, el contrato había sido rescindido. Una ganancia financiera por el orden de las siete cifras terminó desvaneciéndose como arena entre los dedos.
James, después de hacer 15 viajes consecutivos a China durante el verano, decidió no asistir este año para así completar la filmación de la película "Space Jam 2", anticipando que los China Games servirían como sustituto. Algunas de sus apariciones promocionales más importantes del año (incluyendo dos con la fabricante de ropa deportiva Nike y una con Beats by Dre, especializada en productos electrónicos de audio) fueron canceladas durante el periplo a China.
Según los recientes estados financieros publicados, las ventas de zapatillas de baloncesto de Nike y otras empresas se han mantenido relativamente estancadas en trimestres recientes en América del Norte, aunque han ascendido fuertemente en China, donde millones de adolescentes ahorran sus mesadas para comprar los últimos modelos de sus estrellas favoritas.
Mientras comían un almuerzo tempranero dentro del hotel, los jugadores veían cómo las pancartas con sus imágenes (y los logos de empresas que hasta esa hora habían patrocinado su gira) eran removidas hasta quedar en un rincón al lado de los cimientos del edificio. Los deportistas sólo podían mover sus cabezas ante semejante imagen.
"Todo estaba siendo cancelado justo antes de que (se suponía) ocurrieran los eventos", expresó James. "Lo estaban cancelando todo".
Apenas tres semanas antes de los sucesos, Silver había viajado a Beijing para presenciar la final del Mundial de Baloncesto FIBA, encabezando una delegación de buena voluntad, conformada por personeros del baloncesto. Asistió a distintas reuniones y cenas con algunos de los socios de la NBA en ese país y concretó negocios valorados en al menos 10 cifras, que habían sido negociados durante el verano con el objetivo de expandir la presencia económica de su liga en China.
Ahora, Silver estaba volando desde Tokio hasta Shanghái con la incertidumbre, según revelan fuentes, de que el gobierno chino siquiera le permitiera entrar al país.
A primeras horas de la tarde, el comisionado de la NBA había salido de la aduana, siendo sometido a escaneos de huellas digitales y tecnología de reconocimiento facial. Varios jugadores y ejecutivos le esperaban en el hotel.
La NBA adelantó para las 2:30 p.m. su reunión entre Silver y los viajeros de Nets y Lakers, programada originalmente a las 4 p.m. La urgencia crecía con el paso de los minutos.
"Un viaje demasiado largo para enfrentarse a un nivel tan alto de ansiedad", afirmó una fuente vinculada a los Nets.
Lo que se suponía iba a ser un mero encuentro cordial entre el comisionado y los jugadores se convirtió en un momento definitorio para la celebración de los China Games.
SILVER SE PARÓ frente a un micrófono en pleno Gran Salón 2, en el mismo piso del comedor improvisado dispuesto en el Ritz-Carlton. Con techos altos e hileras de sillas en filas perfectamente rectas, el salón parecía haber sido dispuesto para una convención de una cámara de comercio a celebrarse al día siguiente.
En este entorno normal, el comisionado detalló la extraordinaria situación, pasando entre 10 y 15 minutos, según una fuente presente en la reunión, mostrándose "vulnerable y transparente" mientras informaba de los problemas y retos a los cuales se enfrentaba la NBA.
Silver expresó a los jugadores que lo mejor para la liga era que los Nets y Lakers se convirtieran en embajadores del deporte, que mostraran un aspecto positivo y se enfrentaran a las preguntas que harían aproximadamente 200 periodistas que llegarían al hotel en cuestión de pocas horas. Uno de los valores principales para la NBA es la libertad de expresión, afirmó Silver. "Es algo que ustedes defienden". Y mantenerse callado, indicó el comisionado, podría derivar en críticas negativas ante ese silencio.
Silver dio paso a las preguntas de los asistentes. James alzó su mano.
Su pregunta tenía que ver con Morey y la forma en la cual el comisionado gestionaría el tema con el gerente general de los Rockets. En líneas generales, James dijo a Silver que él estaba consciente de que si un jugador hubiera causado semejante revuelo con algo que hubiese dicho o publicado en redes sociales, el jugador no podría liberarse de una posible sanción. Se produciría alguna clase de repercusión. Por eso, James quería saber, ¿qué medidas tomaría Silver con respecto a Morey?
Silver respondió enérgico, recordándole a los jugadores que la liga nunca ha impuesto sanciones disciplinarias cuando éstos critican públicamente al presidente de Estados Unidos Donald Trump. Morey ejerció la misma libertad de expresión cuando retó al gobierno chino. Independientemente de las consecuencias financieras de una situación en comparación con la otra, eso no era lo importante. Quizás a Silver no le agradaron las consecuencias del tuit publicado por Morey, pero defendió el derecho que éste tenía al expresar su opinión.
No obstante, James no había terminado.
"Nunca hablo sólo por mí, en cosas que solo me benefician a mí. Trato de informarme lo mejor posible y hablo desde un corazón sincero, buscando proteger, no sólo a mi persona, sino al resto de los jugadores, en dicha situación" LeBron James
Morey no estaba presente para responder las interrogantes de los medios, argumentó. Silver tampoco había hablado con los periodistas en China. Entonces, ¿por qué los jugadores tendrían que dar la cara en este asunto?
James dijo a los presentes que esa era una exigencia excesiva para con los jugadores en ese momento: explicar un tema complicado con aristas raciales, socioeconómicas y geopolíticas mientras visitaban China. Era hora de seguir el ejemplo de la liga.
"Obviamente, cuando (James) habla, los demás prestan atención", indicó a ESPN una fuente vinculada a los Nets.
Kyrie Irving, según comentan fuentes que estuvieron presentes en dicha reunión, cuestionó si valía la pena jugar estos partidos en un ambiente tan convulso. Afirmó que estaba allí para jugar al baloncesto y si tener que lidiar con las consecuencias del tuit de Morey era una de las exigencias para salir a la cancha, prefería no jugar.
Luego de aproximadamente 30 minutos, Silver y otros ejecutivos dejaron el salón, permitiendo así un mitin exclusivamente entre jugadores. Una vez que los demás salieron del lugar, los jugadores trabajaron con el objetivo de lograr un consenso. James indicó a los presentes que su deseo era que ambos equipos estuvieran en total acuerdo con respecto a cómo asumirían el resto de este viaje. Su instinto era el de proteger a sus colegas de una crisis de relaciones públicas casi imposible de evadir.
"Siempre es una responsabilidad, en lo que a mí respecta, proteger a los jugadores", afirmó James el pasado lunes. "Es algo que tengo siempre (presente). Nunca hablo sólo por mí, en cosas que solo me benefician a mí. Trato de informarme lo mejor posible y hablo desde un corazón sincero, buscando proteger, no sólo a mi persona, sino al resto de los jugadores, en dicha situación".
SILVER SOSTUVO una sesión en la cual intercambió opiniones con dueños de equipo y personal gerencial mientras los jugadores tenían su propio cónclave.
El gerente general de los Lakers Rob Pelinka, según indican fuentes, se hizo eco de la posición de James ante el comisionado. Abogar por la causa de los jugadores, pensaba el ejecutivo, constituía una oportunidad de construir unidad. Si a final de cuentas, sus 15 jugadores creían que su gerencia tenía en mente defender sus intereses, se podía conseguir una confianza mutua. Sería una victoria menor dentro de una situación sumamente complicada.
Eventualmente, Silver respaldó a los jugadores: Si ellos no se sentían preparados para afrontar a los medios de comunicación, la NBA no les obligaría a hacerlo. Fin de la historia.
Sin embargo, todas las partes involucradas querían rescatar los partidos a disputar en China.
"Ansiábamos jugar un poco de baloncesto", expresó James el pasado lunes. "Independientemente de lo que ocurre en mi vida o lo que ha pasado en cualquier situación, el deporte del baloncesto siempre ha puesto a la gente en un espacio maravilloso. Por eso, ansiábamos poder salir y jugar un poco".
El veto autoimpuesto a los medios terminó siendo innecesario. El gobierno chino canceló las ruedas de prensa previas y posteriores (incluyendo una con la participación de Silver) al encuentro de Shanghái, de la misma forma en la cual canceló los eventos complementarios. La sensación entre los ejecutivos de la NBA era que China había considerado esos partidos como la joya de la corona. Cualquier situación que terminara atentando contra la celebración de estos (por ejemplo, si un jugador se hiciera eco de lo dicho por Silver en Tokio cuando apoyó a Morey) necesitaba ser eliminada.
Luego de días de agitación constante, las autoridades chinas parecían transigir y dar señas de que ellos también querían que los partidos se celebrasen. Si bien no ofrecieron garantías ese día, esencialmente "asintieron" su conformidad, según dijo una fuente vinculada a NBA China.
A pesar de todas las incomodidades, la liga sí contaba con un elemento de poder: después de todo, existen cientos de millones de aficionados a la NBA en China.
A medida que un tumultuoso miércoles llegaba a su fin, todos se fueron a dormir confiados de que se disputaría un partido de baloncesto al día siguiente.
SI BIEN se disputaría un primer partido, los Lakers no estaban seguros de la clase de bienvenida que recibirían por parte de los asistentes al Mercedes-Benz Arena.
¿Se producirían protestas? ¿La arena estaría vacía? ¿Se sentiría como si fuera cualquier otro partido de pretemporada?
"Solo fuimos hasta allá para jugar", expresó el escolta de los Lakers Kentavious Caldwell-Pope en la jornada del lunes. "Incluso, si los aficionados hubiesen asistido o no, aún teníamos que jugar un partido de baloncesto".
Casi se sintió como si fuera otro partido de la NBA... con la excepción de que no lo fue. Se veían parches en la cancha producto de la remoción apresurada de los logos. No se escucharon los himnos nacionales (ni de Estados Unidos ni de China) previos al pitazo inicial. Y muchos de los 16,000 asistentes que llenaron el estadio ondearon banderas chinas en miniatura, distribuidas a las afueras de la arena. (Un jugador de los Lakers, según indican fuentes, autografió una bandera que se le colocó en frente cuando estampaba rúbricas para los aficionados, motivando a algunos personeros de la organización a preguntarse si el gesto, bienintencionado, sería asumido como un irrespeto a la bandera nacional).
Dos días después, los Lakers y Nets terminaron su serie a dos partidos en Shenzhen.
Los Lakers se aprestaron a hacer su viaje de hora y media en autobús hasta el aeropuerto inmediatamente después de la conclusión del partido, esperaron una hora en la fila de la aduana y abordaron el avión del equipo para volar a casa... no sin antes esperar más de dos horas adicionales, debido a una tormenta tropical.
Mientras se abrochaban los cinturones, más que listos para regresar a su tierra, algunos empleados de los Lakers bromeaban entre ellos, diciendo que el gobierno chino controla tantas cosas que hasta el clima se encuentra bajo su influencia. Es la clase de chiste que la gente es capaz de hacer cuando están delirando: Es más gracioso en el momento que a la hora de volverlo a contar, claramente.
A pesar de ello, la demora demostró ser toda una metáfora. Si bien Lakers y Nets están nuevamente en territorio estadounidense, la historia está lejos de acabar.
Morey espera ver si realmente pudo sortear la tormenta o si aún hay incertidumbre con respecto a su permanencia en el puesto. Si los daños financieros causados por la ruptura de contratos de derechos televisivos y patrocinios corporativos abandonados llegan a sumar miles de millones de dólares, ¿aumentará la presión sobre Morey a pesar del apoyo inicial expresado por la liga?
Nike espera estimar la cantidad de dinero que dejará de entrar a sus arcas debido al retiro de las camisetas de los Rockets de los estantes de las tiendas en todo el territorio chino, además de saber si sus pérdidas terminarán allí.
Los Lakers esperan ver si esta gira ayudará o perjudicará a la química de su equipo con miras a la nueva temporada. "Sólo el tiempo nos dirá. Esperaremos", afirma James. "Obviamente, no será tan grandioso como todos desean al comienzo, pero si hay algo que me caracteriza... es que me encanta el proceso. Estoy sumamente enamorado de mi participación dentro del proceso que vive este club".
Por otra parte, la NBA espera ver si en alguna ocasión vuelve a ser bienvenida en China.
Ohm Youngmisuk y Adrian Wojnarowski, de ESPN, colaboraron con la presente nota.