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The Last Dance: Michael Jordan no pasa de moda

Pocos deportistas pueden compararse a Michael Jordan en cuanto a impacto global, generacional e histórico. Su nombre, su logo, son reconocidos en el mundo deportivo; marcó a toda una generación, son solo en Chicago, no solo en los EE.UU., sino en todo el mundo; y toda esa influencia no ha terminado pese a que Michael Jordan se retiró definitivamente en 2003.

Con la serie documental ‘The Last Dance’, ESPN confirmó que Michael Jordan sigue siendo relevante. Rotten Tomatoes tiene la serie con una calificación de 97 % con una puntuación de 8.68/10. Metacritic lo tiene con 91 de 100. Es el documental más visto (en su estreno) en la historia de ESPN y en Netflix es el segundo más visto en su semana de estreno en la historia de la plataforma –Netflix México, desde su estreno, lo ha tenido entre los 10 más vistos.

Sin quererlo, pero seguramente, el documental se vio beneficiado por la cuarentena debido a al brote de coronavirus (COVID-19), que ha contenido a las personas en sus hogares, dejando tiempo para ver la serie y porque no, ver una y otra vez algún capítulo para amarrar bien alguno de los tantos temas que expone la serie.

Sin embargo, el atractivo sigue siendo la figura de Michael Jordan que, a lo largo del documental, expone sus opiniones o sus recuerdos desde la comodidad de una silla y acompañado de un generoso vaso de whisky y un cigarro –seguro habrán ayudado para calmar las emociones de Michael Jordan, quien no pudo esconder sus sentimientos al recordar a su padre cuando se abordó el tema de su asesinado y cómo hubo muchas historias queriendo ligar la muerte del señor James Jordan y el hábito de apostar de MJ.

El tema de las apuestas solo es uno de los muchos en los que Jason Hehir mete al espectador: el hilo conductor es la temporada 1997-98, la última de aquellos Bulls liderados con puño de hierro por MJ y gestionados por Phil Jackson, quien, al enterarse que sería su última temporada en los Bulls debido a la controvertida decisión de Jerry Krause, tituló su programa de temporada, The Last Dance.

Con este 1998 como hilo conductor, el director va y viene en el tiempo para hacer un comparativo del Michael Jordan de los 80’s y la primera dinastía de los noventas, con el Jordan del 98 para que finalmente el Jordan de 2020 puntualice sobre las situaciones del pasado –por ejemplo, quedó claro que el Jordan 2020, considera, como el Jordan del pasado, que los Pistons e Isiah Thomas fueron unos malos perdedores.

El impacto de The Last Dance se seguirá midiendo con ratings, críticas y discusiones a través de distintos medios, tanto virtuales como físicos, una vez la cuarentena pase y la gente pueda volver a reunirse para opinar, recomendar y todas las cosas que hacemos al comunicar. Se hablará de este documental y de Michael Jordan de quien no se ha dejado de hablar desde… hace mucho.