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Regresa el robo de bases al béisbol de Grandes Ligas

Esteury Ruiz, de los Oakland Athletics, encabeza la Liga Americana y la MLB con 20 bases robadas en los primeros 45 juegos de su carrera. Thearon W. Henderson/Getty Images

Cuando se ha jugado una cuarta parte del calendario de la actual temporada, 14 jugadores cuentan con cifras dobles de bases robadas, al menos ocho están en ritmo para acercarse al medio centenar y dos para al menos superar las 60, algo que no ha ocurrido en Grandes Ligas (MLB) en más de una década.

El novato dominicano Esteury Ruiz, de los Oakland Athletics, encabeza la Liga Americana y la MLB con 20 bases robadas en los primeros 45 juegos de su carrera, mientras que el estelar jardinero venezolano Ronald Acuña Jr., de los Atlanta Braves, es el primero de la Liga Nacional con 18. De mantenerse en juego y en igual ritmo, ambos podrían terminar con más de 70 robos.

La última vez que dos jugadores tuvieron 70 robos en una misma temporada fue en 1991, cuando Marquis Grissom, de los Expos de Montreal, fue primero con 76, y Otis Nixon, de los Atlanta Braves, lo escoltó con 72, en el liderato de la Liga Nacional.

Que los líderes de ambas ligas superen las 70 estafas no ocurre desde 1988. En esa ocasión, el legendario Rickey Henderson, de los Oakland Athletics, encabezó la Liga Americana con 93, mientras que Vince Coleman, de los St. Louis Cardinals, terminó primero en el viejo circuito con 81.

Dee Gordon (60), de los Miami Marlins, y Blly Hamilton (59), de los Cincinnati Reds, formaron el último par, en el 2017, con 50 o más bases robadas. En el 2009, los jardineros de los Boston Red Sox, Jacoby Ellsbury, y los Houston Astros, Michael Bourn, superaron los 60 hurtos.

El robo de base fue un elemento esencial en la fabricación de carreras en las primeras décadas del béisbol profesional y aunque se redujo conforme el jonrón adquiría más notoriedad, mantuvo su importancia en el tiempo, alcanzado su punto más alto en la década de los ochenta, para luego tocar fondo en los últimos tiempos.

En 1987, Coleman lideró el béisbol con 109 bases estafadas y otros siete jugadores tuvieron al menos 50, y MLB registró 3,585, la mayor cantidad en un siglo. Entre 1982 (el año anterior se jugó temporada recortada por huelga) y 1989, el total de robos superó la barrera de 3,000 cada año en las ligas mayores.

La temporada pasada solamente un jugador, Jon Berti, el líder de la Liga Nacional con 41, superó los 40 y apenas seis pasaron de 30. En sentido general, se registraron 2,486 hurtos, una media de 0.51 por juego, un ligero incremento con relación a las tres temporadas anteriores, pero bastante lejos de la era dorada del robo de base.

En el aspecto colectivo, los Texas Rangers (128) y otros seis clubes superaron los 100 robos en el 2022.

Almohadillas más grandes y limitaciones a la cantidad de veces que un lanzador puede tirar a las bases en medio de un turno están incentivando a los corredores rápidos para retomar el robo como un arma vital de la ofensiva. Si a eso agregamos las otras nuevas reglas del béisbol que entraron en vigencia este año y que facilitan llegar a las almohadillas, entonces tenemos el ambiente propicio para el regreso de una herramienta que estaba en peligro de extinción.

En el 2023, los clubes de MLB se han combinado para estafarse 915 bases en 1,161 intentos, para un porcentaje de efectividad de 78,8%. Esas cifras muestran un importante incremento en los intentos y los éxitos con relación a la temporada pasada, en la que se registraron 2,486 robos en 3,297 intentos, equivalente a un 75.4%.

El promedio de robos por juego este año es de 0.70, el más alto desde 1999 (0.70). La proyección apunta a que se pasará de 3,000 robos, algo que no sucede desde las temporadas del 2012 (3,229) y 2011 (3,279).

Por equipo, los Pittsburgh Pirates tienen 50 robos en sus primeros 47 juegos, mientras que Tampa Bay Rays (47), Cleveland Guardians (43), Oakland (42) y Baltimore Orioles (41) superan los 40 hurtos en un poco más del 25% del calendario.

Aún es muy temprano para cantar victoria, pero los indicios del primer cuarto de la temporada ofrecen razones para estar optimista sobre un potencial regreso triunfal del robo de bases.