Un año después que el panameño Mariano Rivera se convirtiera en el primer exaltado al Salón de la Fama con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de América (BBWAA), su compañero de equipo en los New York Yankees, Derek Jeter, va en camino de imitar su hazaña.
Según Ryan Thibodaux, quien lleva el conteo de las boletas en la medida en que se hacen públicas, Jeter ha sido marcado por todos los que han revelado sus votos.
Hasta ahora se han dado a conocer 48 papeletas, que representan el 11.7 por ciento de los integrantes de la BBWAA con derecho al voto para Cooperstown.
Aunque la muestra todavía es demasiado pequeña, no existe absolutamente ninguna razón para no votar por el famoso número 2 de los Yankees.
Sus 3,465 hits lo sitúan en el sexto lugar de todos los tiempos, sólo superado por Pete Rose, Ty Cobb, Hank Aaron, Stan Musial y Tris Speaker.
Es además el líder histórico en imparables dentro de la franquicia de New York, Novato del Año en 1996, con 14 participaciones en Juegos de Estrellas, cinco anillos de campeón de Serie Mundial, Jugador Más Valioso en el clásico de octubre del 2000, ganador de cinco Guantes de Oro e igual cantidad de Bates de Plata.
Fue un hombre ejemplar, dedicado por entero al deporte, sin escándalos extradeportivos tan comunes en estos tiempos, de conducta intachable que le valió ser la cara limpia del béisbol en la turbulenta era de los esteroides.
Y después de Jeter, ¿cuándo volveremos a ver otro unánime en Cooperstown? ¿Quién sería ese al que nadie se atrevería a escatimarle su voto?
No será en el 2021. De hecho, ninguno de los que aparecerán por primera vez en las boletas reúne los requisitos necesarios para la inmortalidad.
En el 2022 les tocará el turno a Alex Rodríguez y a David Ortiz.
De antemano, hay muchos integrantes de la BBWAA que han adelantado que jamás votarían por ARod, mientras que otros dudarán en hacerlo incondicionalmente por el Big Papi, pues siempre hay quien cuestione su rol fundamental de bateador designado.
En la clase del 2023 se estrenan como principales figuras el puertorriqueño Carlos Beltrán y el venezolano Francisco Rodríguez, ambos con números sobresalientes, pero sin llegar a extraordinarios, de esos que dejan al mundo con la boca abierta.
En el 2024 le corresponde su oportunidad al dominicano Adrian Beltre, quien debería entrar en su primer año de elegibilidad, aunque dudo que lo haga con todos los votos.
Si no lo consiguió Ken Griffey Jr., difícilmente lo logre Beltré.
Tendrán entonces que pasar cinco años desde Jeter para que veamos entrar, de manera unánime, indiscutible, al gran samurái de Japón, Ichiro Suzuki.
A pesar de llegar a las Grandes Ligas con 27 años en el 2001, Ichiro, único pelotero que lucía su primer nombre y no su apellido en el uniforme, tuvo unas primeras diez temporadas excepcionales.
En su debut ganó la corona de bateo de la Liga Americana y fue elegido Novato del Año y Jugador Más Valioso.
Su excelencia ofensiva le permitió superar los 200 imparables en diez campañas seguidas, incluida la del 2004, donde impuso el récord de 262 cohetes, para eclipsar la marca de George Sisler, que databa de 1920.
Para que se tenga una dimensión real de su hazaña, téngase en cuenta que desde el récord de Sisler pasaron por las Grandes Ligas la mayoría de los mejores bateadores de la historia, como Babe Ruth, Ted Williams, Musial, Aaron, Joe DiMaggio, Mickey Mantle o el propio Rose. ¡Y ninguno logró lo que el japonés!
Además, en ese mismo lapso ganó siempre el Guante de Oro por su defensa exquisita en el jardín derecho.
De haber llegado más joven a la MLB, en lugar de pasar nueve campañas en el béisbol profesional japonés, quién sabe hasta dónde hubiera llevado su marca de 3,089 hits.
Desde ya, Ichiro tiene un voto. El mío. No creo que nadie me lleve la contraria.