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¡Entiéndelo, Emilio, aún hay tiempo! Tienes cinco candidatos

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Gerardo Martino: "Hemos hecho una primera media hora que nos ilusiona mucho" (1:59)

El entrenador de la selección mexicana habló tras el duelo amistoso ante Perú. (1:59)

GUADALAJARA — México no cambia. Ni mejora. ¿Será que aún hay tiempo para cambiar al que no cambia y que con el cambio mejore? Entiéndelo, Emilio (Azcárraga Jean), sí, aún hay tiempo.

1-0 sobre Perú. La victoria es un pañuelo desechable para una lágrima de equipo. Pero, enjugar el llanto con tan patético despojo, es también un gesto patético de resignación al fracaso inminente.

Gerardo Martino, en un estado de enajenación, asegura que la primera media hora le estremeció las ilusiones para el Mundial de Qatar. También a Argentina, Polonia y Arabia Saudita, porque si esa es la mejor versión posible del Tri, también debe despertarles muchas ilusiones a los tres rivales directos de México.

Insistíamos en el Podcast de Raza Deportiva en que si ante Perú y Colombia, dos selecciones sin fuero mundialista para Qatar, se ratificaba el nivel paupérrimo del Tri, aún había tiempo para buscar una solución y –claro-- un viaje sólo de ida a Argentina para el Tata.

Es una magnífica oportunidad para explicar a Newton y la teoría de la relatividad del tiempo. A casi dos meses del debut en Qatar (noviembre 22, Polonia), hay más tiempo para esperanzarse sin Martino, que con Martino. A casi dos meses del debut en el Mundial de Qatar, es más factible cambiar, cambiando a Martino, que –diría Einstein--, perpetrar la “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.

Sí, Emilio, entiéndelo, aún hay tiempo para cambiar. Insisto, en el mismo lapso, en la relatividad del tiempo, es más probable que alguien de fuera genere un cambio, a que alguien de dentro, parte de la crisis, epicentro del problema, genere un cambio.

El Tata ha caído en el círculo vicioso de su propia incompetencia. Sus corifeos, y eventuales y asalariadas plañideras, le festejan la presencia de Luis Chávez, cuando el jugador del Pachuca tenía al menos ya tres torneos jugando de manera sobresaliente. Martino el visionario, quien apenas descubre también a Kevin Álvarez.

Pero, claro, 2020, por capricho, por berrinche, a pesar de tener prácticamente un hospital sanitizado a la puerta de su casa, se negó a viajar a México, y eligió su año sabático. Y en este mismo 2022 desatendió la Liga Mx, y alargó sus vacaciones en Argentina, para cambiar pañales ajenos, sin ser capaz de ver lo que se acumulaba en los propios.

Curioso que los defensores de oficio de El Tata estén de acuerdo en que haya visto en directo el juego de Argentina goleando a Honduras, pero lo justificaban por estar al tanto de la Liga Mx a través de compendios y condensados de los partidos en los que debía buscar y observar a sus seleccionados. Que bajo cotizan sus neuronas y sus hormonas los porristas de Martino.

Ante Perú, no hubo mejoría. México no genera futbol. El chiripazo del gol fue más generosidad bobalicona de los incas, que de una aseada demostración del Tri. Antes, los peruanos habían pisado el área varias ocasiones, pero sus yerros ratifican porque sus asientos de Qatar están en las estancias de sus hogares.

Sí, Emilio, entiéndelo, aún hay tiempo para cambiar.

Más allá de tu miopía futbolística, y de tu devoción centavera hacia La Rosa de Guadalupe, debes entender Emilio que hoy, en realidad, a pesar de cuatro años de proceso, con Martino, el Tri comienza de cero a cada convocatoria. Definitivamente, empezar de cero, con alguien más, tiene más posibilidades de salir de ese estancamiento, que amenaza con ser regresivo.

A dos meses del Mundial, más allá del partido ante Colombia, es más probable que alguien de fuera sacuda, que sea un revulsivo, ante esta parálisis, este estado catatónico del Tri, que creer que lo consiga Martino, más preocupado por Argentina, que de Argentina, y entiéndase la diferencia.

¿Nombres? Ciertamente no hay abundancia en el horizonte. Tampoco es que Thomas Tuchel, relevado del Chelsea, se desviva por caer en el sitio celestial del inframundo de la Concacaf, pero, candidatos hay, los hay.

1.- ¿Acaso no fue Martino a suplicarle a Guillermo Almada que le explicara cómo conseguir esa intensidad, ese compromiso, esa devoción de los jugadores mexicanos en Pachuca? “Es que yo no puedo”, le dijo el Tata al técnico que ha presentado al equipo más espectacular y efectivo del último año, a pesar incluso del Síndrome de la Subcampeonitis. Entiendo que detrás de Almada, hay un tipo repulsivo para Emilio y su “altar boy”, Alejandro Irarragorri. Jesús Martínez es luzbel para los amos del poder, y sería resucitarlo, de su demonizado retiro.

2.- Fernando Ortiz es un candidato natural para los titiriteros del sistema. Al menos, por ejemplo, ha conseguido que lleguen balones y posibilidades de gol, al mejor delantero mexicano del momento: Henry Martín, quien, ante Perú, vivió en el desamparo. Intentó, buscó, se ofreció, entró a terrenos sin marca, pero no había un equipo con idea que le generara una posibilidad de gol. El chiripazo, clave en el estilo de Martino, no es aceptable como plan de juego.

3.- Y claro, el menos querido en el entorno, pero que ya demostró que es capaz de tener ascendencia sobre un grupo de seleccionados. Miguel Herrera ya vivió un Mundial, y después por sus desplantes tan piojosos, arruinó su proyecto y el proyecto con el Tri. Tiene dos ventajas: más allá de su simplona personalidad, es bastante simple en establecer una forma de juego. Nada de frases estrafalarias, mensajes a medias, o recurrir a bravucones para ejercer el mando, como lo hace Martino con su mastín Jorge Theiler.

4.- Nicolás Larcamón saca agua de las piedras. Tiene dos inconvenientes: ha necesitado de una plantilla fortalecida por extranjeros, la mayoría de medio pelo, pero los ha llevado a un rendimiento extremo. Significaría para Emilio e Irarragorri, abrir compuertas que no le agradan, a Ricardo Salinas (dueño del Puebla) y a su televisora, que mantiene dominio ya de por sí, en los ratings en tema de selección nacional.

5.- Diego Cocca renunció al Atlas. Seguramente ya tiene un proyecto definido. Ya sea en España con el Sporting de Gijón, o en otras latitudes. Ya hace meses habíamos advertido que si México no llega siquiera al cuarto partido en Qatar, el mismo Irarragorri se hará cargo de la presidencia de la FMF y su gallo es el hombre que hizo el milagro del Bicampeonato atlista.

Algo queda claro, Emilio. Hay que ser muy candidote, para no entender que estos cinco candidatos tienen más fe en el jugador mexicano, que tu entrenador de bisutería, impuesto desde la impericia, ignorancia y glamour, de tus Godínez de la FMF, incluyendo, claro, a los que están y a los que se fueron.

Insisto, ni Newton ni Einstein pueden estar equivocados. En el mismo lapso en que se puede seguir partiendo de cero con Martino, se puede comenzar de cero con alguno de los cinco mencionados. Y bajo la tan mexicana idiosincrasia, no se puede estar peor de lo que ya se está. Y claro, Emilio, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferente”.

¿Por qué dirigirse a Emilio y no a Yon de Luisa? Porque el primero sigue al mando, y el segundo, ya fue humillado, en todas sus batallas, por Gerardo Martino. Un presidente que no puede mandar se convierte en un achichincle de su propio desgobierno.