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Chivas deberá darle una manita al América

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Siboldi se sincera con miras al título del Guard1anes 2020 (4:18)

León Lecanda y el estratega de Cruz Azul habla sobre el presente y futuro de la Máquina en el torneo. (4:18)

LOS ÁNGELES -- No es una rivalidad envenenada ni adulterada. No hay bajas pasiones, pero sí altas expectativas. No necesita sobrenombres oportunistas. Chivas y Cruz Azul legitiman su rivalidad sólo en la cancha. De momento, eso basta.

En tiempos de Jurassic Park, protagonizaron una de las mejores finales del futbol mexicano. Chivas terminó campeón ese 1987. Brioso, Cruz Azul dignificó el desenlace. Es, pues, una rivalidad generosa y genuina, sin farsas mercantilistas.

Este domingo, ambos equipos llegan acuciados. La Máquina empieza a tirar aceite y en tiempos poco oportunos, con destino incierto: el andén de la Liguilla o la burocracia del repechaje. Un tropiezo y puede caer de la zona VIP en lo que sólo caben cuatro.

Chivas aún balbucea. La victoria sobre un timorato y penoso Atlas no borra su timorata y penosa jornada en el Clásico ante el América. Define más al Guadalajara,en este momento, su abulia ante las Águilas que su abuso ante los Zorros.

Con esas urgencias mordisqueando los tobillos de ambos clubes, se enriquece la rivalidad pura entre estos equipos que, además, han sido lacerados por COVID-19, con más recato y discreción por parte de los celestes, que en las jornadas etílicamente bochornosas en el Guadalajara.

Ahí, irrumpen los contrastes. Mientras a Cruz Azul se lo tragó vivo el gran candidato al título, el marrullerísimo Tigres, en el Rebaño hay síntomas de redención y de reivindicación de esos mismos jugadores que entre palenques, fiestas arrabaleras, bacanales en jacuzzi y vodka adulterado con tamarindo, están con el ultimátum apergollándoles las anginas.

La victoria es el botiquín de emergencia en este caso. Cruz Azul puede curar las heridas acumuladas, mientras que algunos jugadores del Guadalajara pueden corroborar que aprendieron, de mala manera, las obligaciones de pertenecer al equipo más popular de México.

Chivas debería cargar con la obligación de protagonizar el partido. Pero, Víctor Manuel Vucetich lleva una vida exitosa como técnico, dedicándose a explotar las eventuales calamidades del adversario, y de ello vivir el resto del juego.

Cruz Azul ha elegido una ruta más generosa: jugar bien al futbol, tratando de respetar su esencia, el espectáculo. Cierto, más que por referencia del apetito del entrenador Robert Dante Siboldi, por la misma vehemencia de los jugadores.

Aquí, necesario hacer énfasis: el pizarrón le sigue perteneciendo a Siboldi, pero el vestuario se ha convertido en un santuario que manejan estrictamente los jugadores. Esto reivindica al técnico, pero emplaza a los jugadores. Desde aquel viejo pasaje en que ellos echaron a Víctor Garcés del vestidor, ellos encienden la caldera del compromiso de este equipo.

Por eso, el descenso en el rendimiento de los jugadores, especialmente esos momentos de bulimia espiritual ante Tigres, debieron preocupar a todos en el plantel. Eso ha perdido Cruz Azul: la devoción voraz por el balón, la presión constante, el auxilio al compañero en desventaja y el despliegue al ataque como un ritual festivo de jugar con alegría al futbol.

Debería ocurrir que ante la talla –histórica, claro–, del adversario, Cruz Azul recuperara la rabia para jugar al futbol. Porque el grupo de futbolistas tiene talento con la urgencia de generar mejores oportunidades para un par de atacantes que han perdido el instinto asesino, especialmente, Santiago Giménez, y que Jonathan Rodríguez vuelva a poner la Cabecita en la cancha.

Con nueve puntos por disputarse, y una Fecha FIFA antes de la Liguilla, con actividades de las selecciones nacionales de por medio, con todos sus riesgos, ambos, Cruz Azul y Chivas, deben agregar esa urgencia de victoria a este partido.

Hay que recordar que la fase de repesca será a sólo un partido y la sede será la del equipo mejor ubicado. Por eso, los nueve puntos en disputa representan el salvoconducto a la ventaja de jugar como local para esos ocho involucrados en el repechaje.

Al margen de los brincos que puedan darse en la Tabla de Posiciones en esta Fecha 15, Cruz Azul tiene la ventaja de estar entre los cuatro primeros y únicamente con el León tomando una distancia respetable como amo del pent-house, pero América está metido en cazar a La Máquina o a los Tigres… y va con el Atlas que, seguramente, dará el partido del torneo para que algunos jugadores cínicos logren salvar sus contratos.

¿Le hará Chivas el favor a las Águilas de facilitarle su escalada hacia los cuatro primeros? Sería por necesidad, pero no sería por gusto.