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Jasper Philipsen se impuso en el G.P Escalda

EFE

MADRID -- El belga Jasper Philipsen (Alpecin Fenix) rompió los pronósticos con un inapelable triunfo al sprint ante Sam Bennett y Mark Cavendish (Deceuninck), en la 109 edición del G.P Escalda, disputado entre Terneuzen (Países Bajos) y Schoten (Bélgica), con un recorrido de 193.8 kilómetros.

Philipsen (Mol, 23 años), fue el más rápido en un sprint disputado entre los 30 corredores que marcaron la fuga del día, donde se encontraban la mayoría de favoritos. Respondió a los ataques del Deceuninck con una fuerza descomunal que le permitió levantar los brazos con un tiempo de 4h.03.28.

"He ganado a sprinters muy buenos y eso me da confianza", dijo Philipsen en meta. Razón tenía para la alegría, pues superó al irlandés Sam Bennett y al ilustre británico Mark Cavendish, dos de los 5 representantes del Deceuninck en la fuga, batidos por el belga.

Philipsen, de la hornada de jóvenes esprinters con futuro y compañero de Van der Poel en el Alpecin Fenix, se anotó la sexta victoria de su carrera profesional y la octava de su equipo en esta temporada. En la Vuelta 2020 se presentó en sociedad imponiéndose en la meta de Puebla de Sanabria.

La carrera más antigua de Flandes es propicia para los esprinters y el vaticinio se cumplió. En la salida no estuvo el equipo Groupama por un caso de covid-19; tampoco el francés Nacer Bouhanni (Arkea Samsic), afectado por la polémica racista en la que recibió insultos por su origen argelino, lo que ha hecho que la UCI condene "enérgicamente" el incidente.

El comienzo fue supersónico, con los sprinters intentando entrar en todos los intentos de fuga. En la primera hora se cubrieron 50 kilómetros. Al final salieron 30 corredores al frente, con Philipsen, Bennett, Ackermann, Nizzolo...faltaban entre los grandes, principalmente, el noruego del UAE Kristoff.

En el grupo delantero 5 hombres de la "manada de lobos" del Deceuninck y otros 5 del Bora, mayorías absolutas para maniobrar a su antojo.

Con el pelotón alejado a 1.40 minutos a 17 kilómetros de meta, la victoria estaba delante y empezaron las estrategias. Algunos, los equipos más modestos, a la desesperada intentando el despegue, como el neerlandés Havik y el belga Van Moer, pero los hombres de Bennett los pararon en seco.

Deceuninck quemó a Senechal en la aproximación, le relevó Van Lenberghe, y Morkov trató de imponer el tren definitivo, pero la rebelión llegó desde lejos con un Jasper Philipsen ambicioso, veloz y oportuno a la hora de soltar el ataque definitivo. Así batió a Bennett y rompió el pronóstico. Un gran éxito personal y para su equipo.