No fue una actuación para el elogio desmedido, más allá del 5-1 lapidario, pero River Plate supo reaccionar a tiempo y luego se despachó con una goleada sobre Barracas Central en el Monumental, donde consiguió su primera victoria en la Copa de la Liga.
El actual campeón del fútbol argentino aún está en el proceso de digestión de la eliminación de la CONMEBOL Libertadores. Se nota que todavía convive con ese malestar, que necesita hallar nuevas motivaciones. Sin embargo, después de un debut muy malo contra Argentinos Juniors en este torneo, se recuperó en casa, donde gana siempre.
Es el 18vo triunfo consecutivo en el Monumental. La racha impresiona y también sirve para describir este momento bipolar del equipo de Martín Demichelis, que en su hogar encuentra respuestas anímicas y futbolísticas que como visitante no consigue.
Todavía está lejos de aquel River que fluía y que dominaba los partidos sin dejar dudas. El de este semestre es un equipo intermitente. Que por momentos pierde concentración y dejar jugar. Pero contra Barracas demostró que también puede reencontrarse con su juego. Y con los goles.
Lo más destacado de esta victoria fue su capacidad de reponerse tras comenzar abajo. Sufrió un nuevo gol desde la pelota detenida, un flagelo cuya solución debe ser prioridad para Demichelis. Es como si todo River se autoconvenciera de que cada vez que tiene tiro libre peligroso en contra hay muchas posibilidades de que sea gol. La marca en zona no funciona y si además hay un buen ejecutante como Rodrigo Herrera y un definidor astuto como Bruno Sepúlveda se complica aún más.
La reacción fue inmediata. Luego de un gol anulado por el VAR, Nicolás De La Cruz envió un centro venenoso que el propio Sepúlveda anotó en su propio arco. El uruguayo fue, una vez más, el más claro e inteligente del equipo. Su ausencia se sufrió en La Paternal, porque los mejores momentos del campeón argentino parten de los pies de De la Cruz, que además convirtió el 2-1 en el comienzo de la segunda etapa.
Demichelis, sin urgencias en esta etapa del torneo, está en plena prueba de variantes. Santiago Simón jugó como lateral derecho y cumplió, aunque esa variante necesita mucha práctica. El joven de 21 años no tiene oficio de marcador pero es rápido para anticipar y se suma con criterio al ataque. Es una posibilidad interesante en un puesto problemático, sobre todo ante rivales de este tipo en casa.
También volvió a darle la titularidad a Agustín Palavecino, quien no estuvo preciso, a diferencia de lo que había sido en varios momentos contra Argentinos. En tanto, Manuel Lanzini jugó desde el comienzo por primera vez y, aunque casi no pudo generar peligro de forma directa, sí empieza a conocer a Esequiel Barco, De la Cruz y Miguel Borja. Cuando se afirme, el diez sacará diferencias.
En el segundo tiempo ingresaron Facundo Colidio y Pablo Solari. El exatacante de Tigre mostró energía y ganas. Revitalizó el ataque y le dio el pase del tercer gol al propio Solari, también autor del quinto. Si algo tiene River son variantes en ataque. El gol de Salomón Rondón tras un gran pase de Nacho Fernández también explica esto.
La eliminación de la Libertadores cambió todos los planes de River en el semestre. Solo tiene como objetivo retener el título nacional, pero encontrar motivación también requiere un proceso. En eso está y ganar partidos ayudará en el camino.