BARCELONA -- Barcelona ante el Ferencvaros el martes, y Real Madrid-Shakhtar Donetsk, el miércoles. Tras la tempestad, ¿la calma? Abrumados, sorprendidos y descabezados por Getafe y Cádiz en un sábado inimaginable, Barça y Madrid cambian el chip enfocando un estreno amable en la Champions.
Los azulgrana recibiendo a un equipo que, llamado a ser la cenicienta de su grupo, regresa a la máxima competición continental después de 25 años de ausencia y los merengues enfrentados a un rival que en su única visita a Madrid, en 2015, se llevó un 4-0 incuestionable.
La suerte, la providencia, quiso que el sorteo de la fase de grupos les concediera un debut de baja exigencia como antesala al primer Clásico de la temporada que les cruzará el siguiente sábado en el Camp Nou, con los puntos, el prestigio y la serenidad en juego.
El aviso de lo ocurrido en esta jornada de Liga es, sin embargo, evidente. El Madrid perdió su primer partido desde el regreso tras el confinamiento, en junio, después de enlazar 13 victorias y dos empates que le sirvieron para conquistar el último título y comenzar el nuevo ejercicio con esa exigida regularidad que se rompió de repente; al Barça de Koeman se le rompió el encanto que había mostrado con su goleada al Villarreal o el triunfo en Vigo. Las costuras que pudieron sospecharse frente al Sevilla las dejó al descubierto absolutamente el Getafe.
Mucho tiene que estudiar Zidane y tanto o más Koeman para que lo sucedido el sábado quede en una simple anotación estadística en el resumen liguero. La falta de puntería es un dato que se apunta en el Camp Nou (8 goles en cuatro encuentros) pero que se entiende aún más preocupante en Chamartín (6 dianas en 5 jornadas) para explicar su falta de dominio en una clasificación algo falseada por la diferencia de fechas en el estreno de todos los equipos pero que muestra que, extrañamente, los dos grandes aspirantes, los favoritos, no dominen la tabla.
En cinco jornadas el Madrid se ha dejado cinco puntos, los mismos que el Barça con un partido menos y cuando asoma en el horizonte un Clásico que sin ser decisivo para la suerte del campeonato sí puede provocar un terremoto, ya se vería de qué consecuencias, en el perdedor de ese encuentro inverosímil que se disputará, sin público, en el Camp Nou.
La Champions se presenta como un bálsamo, la posibilidad de recuperar la paz para dos equipos que solo han necesitado cuatro semanas para empezar a asomar las dudas.