LISBOA -- Ronald Koeman se sabe ya sentenciado. El discurso del entrenador holandés en la sala de prensa, minutos después del desastre ante el Benfica, dejó patente un hundimiento absoluto y aunque sus jugadores, Busquets y Frenkie de Jong, afirmaron que su despido "no es la solución", alrededor del club se da por hecho que su continuidad está descartada. Aunque ese despido que se espera, se sospecha y hasta se contempla seguro, no se producirá, se aseguró a ESPN Deportes, en las próximas horas.
No debería ocurrir al menos de acuerdo a lo explicado desde el club. "No se tomarán decisiones en caliente" fue el mensaje concluyente, relatando que Joan Laporta, al acabar el partido, bajó al vestuario para dar ánimos a la plantilla, aunque no conversó con Koeman, con quien, se supone, debería coincidir durante el viaje de regreso a Barcelona, que ya se sospechó con los ánimos más fríos pero las intenciones indiscutibles.
El Barça, sus dirigentes, hace semanas, y no pocas, que fueron perdiendo la confianza en el técnico, que presentaba su gestión con los jóvenes y la necesidad de adaptarse a un cambio lento de proyecto como mejor argumento. Pero los resultados, más aún lo ofrecido en el terreno de juego, los ridículos que se repiten en Europa, dejaron a Koeman sin ninguna defensa posible. Y si el 3-0 del Bayern podría resistirse por el potencial, evidente, del campeón alemán, el atropello sufrido en Lisboa ya fue definitivo.
"De mi futuro no puedo decir nada porque no sé qué piensa el club en este sentido. No está en mis manos y ya veremos qué pasa" reveló, lacónico, el técnico en la sala de prensa mientras entre los dirigentes se multiplicaban las voces tensas y la exigencia, en voz baja, de la necesidad urgente de dar un golpe de timón.
PLAZOS Y SUSTITUTOS
Escuchar a Koeman dio la sensación de que el propio entrenador se sabe sentenciado. Y lleva a pensar que el partido del sábado en el Wanda Metropolitano ante el Atlético de Madrid (en el cual, sancionado, no podrá sentarse en el banquillo) será el de su despedida.
A partir de ahí, vendrá el segundo parón por selecciones y será entonces cuando se contempla, ahora mismo, el momento determinante para cumplir la sentencia. Aseguró hace pocas semanas el vicepresidente Eduard Romeu que el club estaba en condiciones de enfrentarse, económicamente, al despido de Koeman, pero el problema, a partir de ahí, sería, será, encontrarle el sustituto. Y convencerle tanto deportiva como económicamente para hacerse cargo del banquillo.
No quiere Laporta un entrenador de urgencia, solo para salir del paso hasta final de temporada, y sí contratar a uno con futuro por delante. Y en ese escenario, obvio, Xavi Hernández es el favorito. Lo es para buena parte de la junta directiva, lo es, aún más, para los aficionados y se contempla como el favorito número uno para acudir al rescate de un equipo hundido en todos los órdenes.
Robert Martínez, seleccionador de Bélgica, es el otro técnico señalado como candidato, con un perfil muy distinto al del ex centrocampista y actual entrenador del Al-Saad, y a partir de ahí, sin existir demasiados nombres sobre la mesa sí hay técnicos que están en la órbita del club azulgrana.
Se habló, y se habla, de Antonio Conte, de Thierry Henry, de Frank de Boer, de Óscar García, Ten Haag, Andrea Pirlo e incluso de Peter Bosz... Y la decisión está en manos de una directiva, de Joan Laporta, que medio año después de hacerse cargo del club se enfrenta al peor escenario deportivo que podría imaginar.
Nunca el Barça perdió los dos primeros partidos de la fase de grupos de la Champions. Nunca enlazó esos partidos sin rematar ni una vez entre los tres palos de la portería rival y nunca se vio en una situación como la actual. Desde la temporada 2000-01 no queda eliminado a las primeras de cambio y ese riesgo es hoy más real que nunca.
Se tome por donde se tome, Ronald Koeman está sentenciado.